martes, 24 de julio de 2007

Maquetar es informar

Javier Vidal, compañero de profesión y, por extensión, amigo, nos escribe un texto sobre el difícil arte de conjugar información y diseño, una tarea que aunque, a priori, pueda parecer simple, casi nunca lo es.

¿Qué es lo que diferencia una buena maqueta de una que no funciona? ¿Puede ser la variedad tipográfica, su equilibrio, su elegancia, la compensación en el uso de los blancos, quizá su poderoso impacto visual? Todas estas características, valiosas y necesarias, sin duda, pertenecen al campo de lo estético. Importante aliado, pero que no nos debería alejar del auténtico objetivo. Lo que realmente hace que una página, sección o periódico funcione es la información. La forma en que se presenta la información.

Las virtudes estéticas de una página son muy importantes, desde luego. Debe ser atractiva, que capte la atención. Pero si un diseño de relumbrón traiciona la información que presenta no sirve de nada. Por eso, para alcanzar la respuesta a la pregunta anterior tendríamos que pensar, en primer lugar, en criterios meramente informativos como jerarquía, orden, unidad, coherencia, valoración… edición, en definitiva. Si a eso conseguimos sumar una presentación atractiva y cuidada, tenemos la maqueta que buscábamos.

La maquetación está inevitablemente unida al trabajo de edición. Un buen maquetador tiene, necesariamente, que ser un buen editor. Porque la maqueta que funciona es la maqueta que informa. Esta labor periodística tiene que estar siempre presente para el maquetador. Todos los elementos de la página han de estar en sintonía con la información que se pretende contar. Los titulares, sus cuerpos y columnas, las informaciones secundarias, las fotografías…todo debe ayudar a contar la historia que el redactor ha trasladado al papel. De ahí que deban prevalecer los criterios informativos sobre los estéticos. Si hacemos que predominen las decisiones estéticas sobre las informativas estaremos bordeando peligrosamente el terreno de "las paginitas" o del "a mi esto no me gusta" del que ya se ha hablado, con gran acierto, en este blog. Cuántas veces habremos escuchado cosas como: "Hazlo cómo tú quieras, pero que quede bonito". Vale, se intentará que quede bonito, pero eso a mi, periodista que maqueta, me importa más bien poco. Lo que me importa es ¿queda clara la información que estamos dando? ¿La fotografía que hemos elegido es la que mejor ilustra el tema? ¿Podemos potenciar su mensaje con algún tipo de corte? ¿La página mantiene una jerarquía informativa clara en relación con el resto de su sección? Si a todo esto, la cosa te queda bonita, todos contentos.

El diseño de una página o de una sección completa debe ser un trabajo de edición conjunta entre los redactores y los maquetadores. Esto, lamentablemente, no siempre es posible, por la falta de tiempo, de material o de colaboración entre las partes. Y eso, sin duda, se nota en el resultado final. A veces, sólo unas pocas páginas al día son fruto de esta interrelación entre las distintas secciones de la redacción. Personalmente, estas pequeñas victorias son las que te hacen ver el periódico al día siguiente con cierta satisfacción. Y darte cuenta de lo mucho que se podrían haber mejorado otras páginas con un poquito más de tiempo o información.

"El diseño es un concepto orgánico, algo vivo", nos decían en la facultad. Es cierto. Como la información. Son la misma cosa. Surge al comienzo de cada página y está en constante evolución durante toda la jornada, sabiendo que lo que era una buena maqueta a las 17.00 horas no tiene porqué serlo a las 21.00 horas. El diseño, la información, no puede enlatarse, no puede prefabricarse. No se puede pretender construir un periódico desde una nevera, desde un almacén. Porque las maquetas cambian, se adaptan y rinden pleitesía a la información que contienen. Y la información es un animal cambiante, caprichoso y voluble.

Y esto que parece una reflexión de cajón es una de las grandes luchas diarias en una redacción. Y por eso muchas veces los redactores acuden a maquetación buscando soluciones estéticas a problemas que tienen su origen en la edición de la información. Y por eso hay gente que piensa que la panacea redaccional consiste en tener una ingente cantidad de modelos de páginas premaquetadas, dónde poder elegir, según qué casos. Pero se equivocan. Por que no se puede premaquetar la realidad, del mismo modo que no es factible realizar una previsión realista del flujo de información del día. Hay que adaptarse a la realidad. Y por eso, aunque pudieras empapelar un periódico entero con modelos de páginas prefabricadas, la información seguiría pillándote a calzón quitado. Porque cada tema necesita su maqueta. Porque el 11-S requería su maqueta, y porque José Tomás toreando a cámara lenta en los medios de Las Ventas necesita su propia maqueta. Porque cosas como la jerarquía y el ritmo no nacen del azar, sino de un trabajo de edición realizado página a página, sección a sección, periódico a periódico.

Javier Vidal

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien, Blasco. Lo has explicado perfectamente. Eres un crack.