martes, 27 de noviembre de 2007

Una ‘patata americana’ de muerte

Al parecer hay dos cosas que nunca tiene en cuenta un director de arte. La primera es la publicidad: a la espera estamos de ver algún prototipo en el que se incluyan alguna de las tantísimas "páginas reales" a las que invade la publicidad desde abajo, desde los lados, desde arriba e incluso desde el centro, como a la espera estamos también de que se diseñen páginas, de esas tan monas, que se puedan modificar añadiéndoles módulos de publicidad, como sucede todos los días, y que una vez modificadas sigan quedando tan monas. Mucho me temo que seguiremos esperando. La segunda cuestión que no tienen en cuenta es la inevitabilidad de la muerte, que siempre llega, tan callando.

De tener previsto que somos mortales y que la publicidad cambia no hubiera tenido que utilizar un recurso que detesto, que me parece tan mala opción que yo mismo he bautizado en este insigne blog como "patata americana", y que consiste en subir las dos últimas columnas de texto a la altura del título, o incluso más si hubiera una foto por encima de ese título como repite una y otra vez el nuevo El País con su obsesión por dar fotos a cuatro columnas, lo merezcan o no. Intenté evitarlo, pero la publicidad empezó a hacerse hueco a codazos.

¿Y la muerte? Pues la muerte se acomoda en los periódicos, además de en muchísimas de sus noticias, en forma de esquelas (esa especie de anuncios que pagan familiares y amigos cuando pierden para siempre a un ser querido) y de obituarios, que son artículos para glosar la vida y obra de un reciente fallecido. Sobre los obituarios me he visto incluso en situaciones mucho más comprometidas que la que hoy comento, porque me han llegado a pedir, y tengo testigos de ello, "una página mucho más divertida para los obituarios". La conversación no terminó bien. Pero a lo que íbamos: estos son los distintos cambios que sufrió la página de obituarios la otra tarde.


Son transformaciones debidas a la publicidad y a la muerte, esos elementos que os decía que no se suelen tener en cuenta. La publicidad, en este caso son esquelas, crece porque según avanzaba la fría tarde del sábado se iba muriendo gente, es inevitable que suceda porque ya sabéis que nuestras vidas son ríos que van a parar al mar, que es el morir. La tercera versión tuvo otro motivo menos fúnebre que también les sucede a veces no a los directores de arte sino a los redactores: la fotografía que ya estaba metida en la página, y que hemos eliminado aquí por motivos obvios, no era la del fallecido. Del fallecido, no había foto. Y, además, la muerte continuó subiendo por la página en esta su versión final en la que tenía que respetar exactamente el mismo texto sin cortarle ni añadirle ni una coma hasta obligarme a hacer lo que no quería: una "patata americana" mortal de necesidad.

1 comentario:

Encarni Hinojosa dijo...

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Gracias a Dios no me toca maquetar esquelas, porque si no, ya sí que me deprimo del todo.