lunes, 28 de septiembre de 2009

Diseñario 2.0 (IV)

Extraña semana ésta en la que una revista digital satírica francesa ha decidido comenzar a editarse en papel, dejando su web como un lugar testimonial, para intentar así ser rentables, sobrevivir. Camino inverso del que proclaman tantos gurús y del que no se ha hecho eco ninguna web ni blog de los especializados en ir anunciado periódicos muertos, no porque les guste hacerlo sino porque "nosotros contamos lo que pasa". Algunas de las cosas que pasan, pues, igual que los medios tradicionales. Los miembros de comité de expertos encargados del Diseñario, ya sabéis: obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodístico y la prensa en general, no tienen el menor prejuicio o preferencia para que sus voces se publiquen en papel, grabados en piedra, madera o bronce, o en los píxeles de esta nueva entrega que os ofrecemos.





B


Background. Hay voces inglesas que no se traducen por puro esnobismo, como aquellos ridículos que te piden una línea más para el "lead" incapaces de editar su entradilla; y otras que tampoco porque tenemos que reconocer, humildes, que nuestra amada lengua no cuenta con una que exprese adecuadamente lo que nos dice el término original. O todo lo que nos dice. En esta última categoría encuadramos nosotros background.
Y es que background no es exactamente antecedentes de lo que queremos contar, o no del todo. Porque son antecedentes o datos que además de suceder antes, explican, ayudan a entender, enriquecen; "material subyacente o circunstancial relacionado con la noticia" o "infraestructura del análisis", lo han llamado distintos autores. De entre las múltiples acepciones de su traducción literal ("fondo", "segundo plano", "antecedente", y unas cuantas más) no podemos quedarnos con una sóla palabra, pues, porque ya apuntábamos que ninguna recoge todo lo que incluye este término.
Desde el punto de vista formal, del diseño periodístico queremos decir, el background puede tener un tratamiento diferenciado si esos datos no están incorporados en la propia crónica, imbricados en cada una de sus líneas, enriqueciendo cada argumento en los géneros periodísticos más interpretativos (reportajes, crónicas, incluso entrevistas y, por supuesto, en toda opinión que quiera sustentarse y aportar algo más que pajas mentales). Cuando no es así existen destacados o apoyos en los que se pueden editar estos datos complementarios, con fondos de color, tipografía distinta, ancho de columna falso, entre otros elementos combinados o por separado, para aligerar la mancha de texto a veces excesiva, el plomazo de un artículo que demasiado largo pudiera asustar al lector, a la vez que valoramos más el background. Es, además, uno de los puntales de la infografía, puesto que es precisamente background lo que aportan en muchísimas ocasiones los gráficos.
Hay voces inglesas que no tienen traducción, decíamos, como hay expresiones puramente nuestras que traducidas, o translatadas, dicen mucho de quien las traduce: como background a esta voz podemos añadir que hemos llegado a contemplar en una redacción, asombrados, sujetando la risa en las tripas, a cierto caballero español golpeando una impresora atascada mientras gritaba "¡the fucking printer!" Sí, aquí, en Madrid.


Becarios. No son lo que eran. Hablan de seres a nuestro servicio cargados de deberes y despojados de derechos, dedicados en cuerpo e incluso alma a nuestro bienestar, dispuestos a traernos café a su cargo, y bollos, a llevar a cabo con una sonrisa juvenil en los labios cualquier tarea tediosa que en la redacción hubiera que sacar adelante para ya mismo, marrón los llaman a estos encargos que se diría hechos a la medida de estos esforzados estudiantes (de periodismo en el caso que nos ocupa) que al parecer, en esa época de oro mítica que ninguno de nosotros, ni de quienes conocemos, ha vivido en persona, dedicaban sus hasta entonces aburridos veranos a divertirse deleitándonos a cambio de un jugoso salario que pagaban sus universidades, y pagan eso no ha cambiado, mientras hacían méritos para llegar a ser redactores a quienes nuevos becarios agasajarían tanto como hubieran ellos agasajado.
En otro tiempo, claro, no ahora. Que nadie se lleve a engaño ni se frote las manos cuando se anuncia que vienen, a comienzos de cada verano, porque no son lo que eran. Incluso llegamos a oír de otros países lejanos en los que alguna becaria de buen ver, apellido eslavo y poco dada a lavar sus vestidos, se arrodilló con las mejores intenciones del mundo para mayor placer, disgusto y merecido escándalo posterior por mentiroso del beneficiario de sus atenciones orales. En otros países, lejanos, en otros tiempos tal vez en los que hermosas mujeres jovencísimas, a la manera de las cien huríes del paraíso islamita, ¿o ya son menos?, se desvivían y te admiraban, y montaban fiestas a las que estabas invitado, farras donde los límites los ponías tú, sin que te importase la belleza y simpatía de los jóvenes becarios masculinos que también estarían allí sirviendo copas, y lo que hiciera falta, a quien reclamara sus infinitos servicios.
En otros tiempos que pudieron no haber sido nunca porque nunca vivimos, decíamos. Ahora, ya no son lo que eran. Ahora son un proyecto estival de redactor, o maqueta, y lo que fueron la mayor parte de los redactores, o maquetas, hace no tanto tiempo. O sí, dependiendo de la edad de cada uno.

Billete. El significado más conocido de esta palabra casi siempre se refiere a ciertos tipos de documentos con algún valor; así podemos decir 'billete de tren', que es la tarjeta o cédula que nos da derecho a ocupar un asiento en dicho medio de transporte; billete de lotería, que acredita nuestra participación en una rifa y en el que volcamos nuestra ira rompiéndolo en mil pedazos cuando verificamos que no nos ha tocado. Además de estos y otros significados más mafiosos ('le dieron billete') descubrimos en el diccionario de la Real Academia Española una acepción que lo denomina 'carta, breve por lo común'. En diseño cuando alguien te dice que le metas un billete en una página no te está pidiendo que lo sobornes sino que le coloques un pequeño apoyo a la información. ¿Por qué no llamarlo apoyo entonces? Los 'billetitos' (ya de por sí pequeños además solemos ponerle diminutivo cuando nos referimos a ellos) tienen un ancho igual o un poco más grande que la columna general de la publicación y son utilizados para expresar una opinión breve. Muchos de ellos van dentro de pequeños recuadros de distinto color, entre filetes, recuadrados, etc. para resaltar dentro del texto general, como una especie de pequeño guiño.

Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.

5 comentarios:

Eva Jiménez dijo...

¿Y cuál es la revista digital francesa que ha empezado a imprimirse en papel? ¿Podéis poner un link al sitio o a la noticia? Me interesa mucho este tema. ¡Gracias!

Anónimo dijo...

La revista se llama 'Bakchich Hebdo'. Es una especie de 'El Jueves' que ha tenido mucho éxito en la red y para HACERLA RENTABLE (con la web no ganaban un pavo) han decidido publicarla en papel. Esta misma semana daremos más datos de tan interesante tema en un próximo post.

Gracias por tu comentario.

Eva Jiménez dijo...

Gracias, Quique!

Anónimo dijo...

¿Background? ¿Por qué usarla o intentar traducirla si tenemos “contexto” que dice lo mismo pero mejor?

Mario Benito dijo...

Pues porque como decimos en la definición, consideramos que background es algo más que "contexto", o que "antecedentes", hace falta una frase en castellano para decir lo que esa sóla palabra inglesa nos dice. En las redacciones que hemos trabajado, cuya experiencia reflejamos en el Diseñario, no hemos hablado nunca de poner una pieza de contexto, y sí de background.
Un saludo