viernes, 20 de marzo de 2015

Del retrato sobre papel prensa al ¿fin? de los periódicos impresos

Inauguramos otro año más el repaso que desde este blog se viene haciendo a cada edición de las Jornadas de Diseño, Edición y Fotografía que organiza el departamento de Comunicación  Audiovisual y Publicidad de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU  San Pablo de Madrid. Este año la charla inaugural corría a cargo de Ricardo Martínez, compañero  de varios de los miembros de este blog en El Mundo. Además de publicar su viñeta humorística  diaria en las páginas de opinión del diario, Ricardo es autor de retratos e ilustraciones usando la  técnica del scratchboard y padre, junto al guionista Nacho, del cómic “Goomer". 

Ricardo Martínez: Rayando la realidad: la técnica del Scratchboard

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Merece la pena detenerse un poco en su trayectoria, desde sus inicios a finales de los 80 en  Miami, trabajando primero para el Miami News y luego para el Miami Herald, hasta que volvió a  España, reclutado por Carmelo Caderot y Pedro J. Ramírez para hacerse cargo del departamento  de infografía del recién fundado El Mundo. Sección que fue abandonando paulatinamente para  centrarse en sus especialidades. 

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Ricardo pormenorizó en qué consiste la técnica del scratchboard: raspar una lámina negra para 
lograr un dibujo mediante distintas líneas. Un proceso que comienza con los conceptos, una vez  que ya se conoce el tema del artículo al que acompaña la ilustración: se buscan ideas, personajes  y referencias que permitan realizar un dibujo que resuma el espíritu del texto, así como fotos que  permitan reproducir fielmente los rasgos de los protagonistas. De ahí se pasa a bocetar los bordes  de la ilustración y después los detalles, que una vez plasmados sobre el papel son la guía que se  usará para raspar y lograr el resultado final. 



Vine en el que se muestra cómo de una masa negra se consigue una portada de Metrópoli

Dentro de este proceso de raspado hay numerosas técnicas, desde la dirección que se emplea  con las líneas (rectas, paralelas, cruzadas...), el color que se emplea (normalmente el blanco  resultante de raspar sobre la tinta negra, pero sin descartar el uso de colores con acuarelas) o los  detalles (relieves, sombras) que se terminan de aplicar una vez que el dibujo está hecho. 
 Una consideración especial del trabajo de Ricardo, que nunca podremos tener en cuenta lo  suficiente, es trabajar con el diseño de la página en la cabeza. No se trata solo de realizar la  ilustración, sino también de tener en mente el diseño de la página completa, incluyendo el texto  (un reparto del 50% para cada contenido, aproximadamente) y la distribución siguiendo las 5  columnas del periódico. Que el ilustrador ya tenga esta proporción en cuenta es sin duda un gran  avance a la hora de aprovechar el espacio de las páginas (aunque sea para dejar deliberadamente blancos). La forma de trabajar también tiene en cuenta los tamaños: es valioso  realizar la ilustración al 100% de tamaño, para lograr que los detalles de los dibujos no se pierdan  al reducir o aumentar la imagen al elaborar el concepto de la página. 




Andrés Vázquez: Papel-Digital, una frontera más difusa de lo que parece

La segunda ponencia de la primera jornada corrió a cargo de Andrés Vázquez, director de arte de  proyectos digitales de Prisa Revistas. Y que, por paradójico que suene, comenzó reivindicando el  papel y recordando su trayectoria en soportes impresos, a la par que destacando el crecimiento de  las tabletas en apenas cinco años y la proyección de uso de smartphones para el próximo lustro. 

Reconocía Vázquez que el proceso de adaptación del papel al digital es arduo al principio, pero  muy satisfactorio, aunque inicialmente se pueda tender a la sobreexplotación de los nuevos  recursos que permite la plataforma digital. Expuso el caso de “El País Semanal” (EPS), la revista  dominical que acompaña al diario El País, y explicó cómo partir de un producto ya hecho y con  unas señas de identidad determinadas se pueden aplicar esos nuevos recursos interactivos que  solo se pueden utilizar en tabletas (desde el simple enlace al deslizador, que descubre una  fotogalería, por ejemplo). Pero con dos variables: el tiempo disponible, que por definición en  publicaciones periódicas es escaso, y la idiosincrasia del producto que tienes entre manos y que  estás adaptando, que desaconseja hacer un producto totalmente diferenciado y recomienda  mantener estructura, paletas de colores, tipografías y otros elementos característicos. 







El soporte digital obviamente promueve una serie de narrativas diferentes al papel, como la  eliminación -aparente- del límite físico de papel (lo de aparente porque yo también creo que las  entrevistas de JotDown son demasiado largas y no pasa nada por editarlas un poco, en serio) o la  posibilidad de poder jugar con las dos orientaciones que permite los dispositivos móviles, lo que  además permite de algún modo “reciclar” material que quizás se hubiese descartado para  concebir la edición en papel, lo que hace muy aconsejable que los diseñadores del papel sean los  mismos que los de la versión digital interactiva, o al trabajen estrechamente durante el proceso de  concepción de cada número, ya que un contenido que se descarta para una edición puede servir  para la otra. 




Concluyó Andrés Vázquez haciendo una última mención al proceso de publicación: el desarrollo  de la aplicación para dispositivos móviles que se requiere antes de subir el primer ejemplar de una  publicación, que debe cumplir los requisitos de programación y publicación de los diferentes  quioscos digitales y que constituye también un reto inicial antes incluso de sentarse a hacer el  número inicial de la publicación.


Texto: Abel España
Imágenes: Luis Blasco

1 comentario:

Anto dijo...

yo sigo en favor del papel impreso, me gusta tocar con manos la información que estoy consumiendo, ya sea un periódico, un libro o hasta un folleto publicitario, me molesta menos que un banner en una página web. pero es obvio que ya no se puede contar solo con un tipo de comunicación offline, como hace unos cuantos años. Es necesario modificar nuestros esfuerzos hacia el consumidor; y si los hábitos de los consumidores han ido cambiando, nos toca adaptarnos.