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lunes, 9 de diciembre de 2013

Un texto, un dibujo y una fotografía

Un gran texto, un gran dibujo y una gran fotografía. Nada más. Y una de las mejores dobles páginas que hemos diseñado. Nos ayudaron el azar y el gran Ricardo Martínez. Nada menos.

Los medios de comunicación, tanto impresos como audiovisuales o digitales, teníamos ya preparadas coberturas especiales porque Mandela, uno de esos hombres irrepetibles, llevaba varios meses a punto de pasar a la inmortalidad. Sucedió en la noche del jueves al viernes como suelen suceder estas cosas, siempre de noche, tarde, en el cierre. Como todos, teníamos ya preparadas bastantes páginas... pero ésta, no.


Lo que sí estaba hecho de antemano era el genial dibujo del casi siempre genial Ricardo, de quien no nos cansamos de repetir la suerte que tenemos de compartir redacción con él. Por ser una persona tan encantadora —intenten encontrar alguien que pueda decir algo negativo de él, lo que sea, la más mínima queja, e intenten encontrar alguien que conociéndole no hable maravillas de él— y por ser uno de los mejores ilustradores de la prensa mundial.

Al día siguiente, viernes, y fiesta en España con un largo fin de semana 'constitucional' por medio, Ricardo apareció por la desangelada redacción para entregar el dibujo que ya tenía preparado. Esta ¿pequeña? obra maestra.



Y aquí es donde intervino el azar para terminar de echarnos una mano. Una mano azul, como la que dibujó Ricardo sin saber que las páginas en las que iría tendrían el azul, ese azul, como distintivo de páginas especiales. El sabía que en este día de fiesta su espacio habitual en opinión le correspondía a Idígoras y Pachi, con quienes se turna. A pesar de que él es a quien podríamos llamar el 'titular', y a pesar de la calidad de su dibujo, no quiso de ninguna manera 'quitar el sitio' a sus compañeros y nos lo entregó por si podía tener cabida en alguna otra página sobre Mandela. En cualquiera, ¿no?, aunque... dónde mejor que en la doble de apertura. Sobre la foto, el fotón, no hay que decir nada. Y el texto... leánlo.

lunes, 24 de septiembre de 2012

USA Today today (1). El papel del papel

Primera página del primer número del USA Today, publicada el 15 de septiembre de 1982

Todos quisimos ser entonces el USA Today. O casi todos. En todo o en una parte. Después, la realidad siguió llegando cada día —como le sucede a Rajoy— para mostrarnos que el éxito del USA Today lo era para el propio USA Today y no necesariamente para todos los que, en todo o en parte, siguieran aquel modelo de colores y textos cortos y titulares en letras poderosas de palo combinados con otros de 'segundo grado' en letras de rasgo; la contraportada con aquel espectacular mapa del tiempo, a todo color, claro; la apuesta por la infografía, en color, y el color de fotografías que ocupaban mucho más espacio de lo habitual en un periódico que se llamara 'serio' a sí mismo. Hoy día, hay incluso quien sostiene que el diseño de las páginas home (perdón por el gilipollismo) informativas de la web le debe mucho, o casi todo, a aquel diseño periodístico ya histórico de 1982.


La mítica página del tiempo del USA Today, contraportada inicial de 1982 y evolución posterior del rediseño del año 2000

El primer número del USA Today salió a la venta el 15 de septiembre de 1982, hace exactamente 30 años, diseñado por su primer director de arte, Richard Curtis (no confundir con el director de cine), y aunque en un comienzo los diarios serios norteamericanos y del resto de los países occidentales, que se publicaban en un rigurosísimo blanco y negro por motivos tanto técnicos como de 'reputación', lo desdeñaron llamándolo incluso el "MacPaper" (y no por que se hiciera con ordenadores Macintosh, que supongo que no, sino por asimilar lo que consideraron su 'periodismo basura' de consumo rápido a la comida basura del 'Macdonal'), lo cierto es que más tarde o más pronto, todos terminaron imprimiéndose en color, todos, y más tarde o más pronto y en mayor o menor medida, todos terminaron acortando sus textos. Y, tal vez, fue un error. No lo de imprimirse en color, porque ya hemos comentado en más de una ocasión que el color es información, no más o menos seriedad o frivolidad —eso, como todo, como los titulares, depende de su uso—, sino que el error, tal vez, fue el de reducir aquello en lo único que un medio impreso es superior al resto: el texto.

El USA Today fue un proyecto de Al Neuharth para la empresa Gannett Company, dueña de la mayor cadena de periódicos norteamericanos, además de diversas emisoras de televisión y de radio. Cambió además la tendencia, muy anglosajona, del periódico como una institución local perteneciente a una ciudad queriendo ser un diario nacional con sede, claro está, en Washington DC, desde donde se enviaban las planchas vía satélite hasta diversos centros de impresión repartidos por todo el país (lo que permitía, incluso, retrasar la hora del cierre para salir con las últimas noticias). Este carácter 'nacional' fue otro de los factores que en principio suscitó dudas sobre su viabilidad entre las mentes más conservadoras del negocio. Pero su fórmula fue un absoluto éxito que llegó a vender hasta ¡cinco millones de ejemplares al día! Una fórmula que se inspiró, en parte, en la televisión, es decir, en la NO LECTURA. Como bien escribe mi maestro Pedro Pérez Cuadrado en su imprescindible serie sobre El color en los diarios publicada en nuestro blog hermano del otro lado del océano Visualmente: "El proyecto, muy elaborado, consistía en hacer un diario visual que fuera atrayente por su lectura rápida e interés. Trataron de traspasar la idea primaria de la televisión a las páginas de este periódico y emplearon textos cortos, muchos gráficos, estructuras muy modulares y, sobre todo, el color. El resultado fue sorprendente: millones de lectores. Y un diseño gráfico y tecnológico a imitar".

Pero... "tal vez nos equivocamos" siguiendo algunos principios de aquel modelo y descuidando en parte "los contenidos", escuché decir hace unos años, pocos, a Ricardo Curtis (nada que ver con el mencionado Richard Curtis por asombroso que pueda parecer) en una de las Jornadas sobre Diseño Periodístico de la Universidad San Pablo-CEU de Madrid. Curtis, nuestro Curtis, fue entre unas cuantas cosas más, muchas más, el director de arte del desaparecido y fugaz diario madrileño El Sol (1990-1992), el primer periódico en el que trabajé y donde tuve el honor de hacerlo a sus órdenes y a las del mencionado Pedro Pérez, y donde tuve la suerte de comenzar a aprender de verdad, con ellos. Fue un periódico que destacó y que es recordado por su innovador diseño, en el que el color tenía mucha importancia (y los condicionantes técnicos eran grandes y desesperantes); además de la infografía (durante la Guerra del Golfo se elaboraba un gráfico diario con las novedades de la contienda a toda página); los textos eran cortos, claro; y con la diferencia principal de que su formato era tabloide. Fue un fracaso. Y una de las constataciones evidentes de que un diseño, por sí sólo, vacío de contenidos, no sirve.

Portada del primer número del diario madrileño El Sol, 22 de mayo de 1990

También el prestigioso periodista Enric González se manifestaba en términos parecidos en una interesante entrevista del año 2009 que ya os reseñamos entonces: "Por alguna razón la industria ha supuesto que el lector de periódicos es un tipo al que no le gusta leer ¡...! Suena un poco contradictorio, porque si no le gusta leer no lo comprará aunque hagas textitos de diez líneas". Y curiosamente, por pura casualidad por suerte, porque suenen varias flautas o por lo que sea, algunos medios impresos que han hecho el camino opuesto, apostar por el texto y la calidad de los contenidos independientemente de su extensión, aumentan su tirada y aguantan la crisis. Como The Economist o el semanario alemán Die Zeit, cuyo director, Giovanni di Lorenzo, es bastante claro: "¿Cómo lo hemos conseguido? Desoyendo todo lo que nos aconsejaron los asesores de medios. Seguimos haciendo textos muy largos, no nos adaptamos a las modas y continuamos haciendo un periódico bastante difícil".


Rediseño del USA Today del año 2000 en el que se unifica la tipografía y se recorta el ancho de página (comparado con el primer número de 1982)

El USA Today original de 1982 dividía sus páginas en cuatro grandes secciones impresas en cuadernillos: Información y Opinión, Dinero, Deportes y Vida. Todas identificadas por un gran recuadro con el azul corporativo del diario (el azul de USA) con las distintas cabeceras mencionadas caladas en blanco. Posteriormente se utilizó un sistema de colores identificativo para cada una de ellas: azul para Información, verde para el Dinero (claro), rojo para (¿la pasión?) del Deporte y violeta (alguno había que poner) para eso tan vaporoso encuadrado dentro de Vida. "Una clara influencia del diseño europeo en los diarios norteamericanos y viceversa; es la globalización gráfica", reflexionaba Carlos Pérez de Rozas con motivo del primer rediseño que sufrió el USA Today en abril de 2000, también a cargo de Richard Curtis (quien anunció su retirada en 2008). Un cambio en el que se consolidó el sistema identificativo de colores, se mantuvo el formato sábana pero reduciendo cuatro pulgadas su anchura (de 54 a 50), y se unificaron todas las tipografías para utilizar exclusivamente una letra de rasgo (Gulliver).

Ahora, y con motivo de ese 30 cumpleaños, a lo que suponemos que hay que añadir el que su circulación ha descendido de la misma manera que la del resto de los diarios hasta situarse en segundo lugar con una tirada en marzo de 2012 de algo más de 1.800.000 ejemplares diarios (que no está mal, pero que sigue a la baja...), el USA Today anuncia un nuevo y revolucionario diseño que en palabras de su presidente y editor, Larry Kramer, les (¿nos?) llevará nada más y nada menos que "al siguiente nivel de la narrativa de la información" (el tan manido 'storytelling' que ahora los gurúes repiten hasta la saciedad) y a "reinventar el negocio de las noticias".

Vídeo promocional con el lanzamiento del actual rediseño

Las principales novedades de este ¿revolucionario? diseño están analizadas ya, en cinco completísimas entregas (en inglés), imágenes de las nuevas páginas incluidas, por Súper Mario García (y os aseguro que no hay la más mínima intención irónica en ese "súper" porque si de alguien puede decirse que sea el más grande de los diseñadores periodísticos, y dudamos que se pueda hacer tal escalafón, sería sin duda este cubano-norteamericano que después de tantos años sigue viajando por todo el mundo para rediseñar diarios con un saber, un amor por los periódicos y una pasión absolutamente insuperables. Su labor incansable ha contribuido como la de ningún otro a hacer de esta disciplina nuestra, y suponemos que de muchos de vosotros, una especialización PERIODÍSTICA más, respetada y escuchada, y su blog [GarcíaMedia The Mario Blog] es referencia absoluta de autoridad en todo el mundo).

El nuevo USA Today de 2012

Esas novedades se pueden resumir en el mayor peso de algunas de sus macrosecciones, como Tecnología y Viajes (porque supuestamente en "estos tiempos" interesan más), más espacios en blanco (para que "respire", ya sabéis...), más subjetividad al escribir sin llegar a convertir los textos en columnas de opinión (algo así como "cercanía" y "complicidad" con el autor, dicen), en el apartado tipográfico una nueva letra para el texto base (Chronicle sustituyendo a la anterior Gulliver) y la clásica y poderosa Futura para algunos titulares, para el logo, cabeceras... Y, sobre todo... su nuevo logo: un círculo que se convierte en... una ¡"infografía viva"!, según una expresión muy acertada del propio Mario García. Un círculo que cambia de color según la sección en la que estemos (nada nuevo, es exactamente igual a lo que sucedía con su anterior rectángulo), pero que cambia de posición e incluso de forma y contenido según las noticias que quieran destacarse. El diseño integral de la marca, web y editorial se encargó a Wolff Olins, empresa británica muy prestigiosa a nivel internacional y veterana (su fundación fue en los años 60) en el desarrollo y diseño de imagen y marcas comerciales. 









Como hablamos en esta primera entrega del papel (la próxima semana intentaremos hacerlo de las pantallas) seguro que no nos arriesgamos mucho al afirmar que este diseño no supondrá la revolución de la que ellos hablan y no se acercará, ni de lejos, a lo que supuso ese primer diseño histórico del USA Today del que os hemos estado hablando en un texto muuuuy largo, éste que leéis (hace tiempo que dejamos de preocuparnos por "la extensión de los textos e internet" y desoímos el tópico de que "deben tener párrafos y frases cortas, como corta debe ser la extensión total", tal vez porque preferimos a un lector antes que a cientos de 'miradores de páginas', o porque nos salen así cuando decimos lo que queremos decir). No revolucionará el diseño periodístico en papel, porque está hecho, con toda la intención y la evidencia, para intentar consolidar la marca USA Today en el mundo digital de la web y, sobre todo, de las tabletas.

Por eso, la pregunta del millón es, precisamente, la que formula Mario García en sus excelentes (y afortunadamente largos) análisis a quien el propio García llama "visionario creador" del USA Today, Al Neuharth: "If you were assembling a team to start your dear USA Today in 2013, would there be a print edition? For now, I have sent the question to Mr. Neuharth and wait for his reply". Estamos todos esperando.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Hockney y el iPad

La primera vez que oí hablar de David Hockney, bueno la primera vez que me interesé realmente en él porque su nombre ya me 'sonaba' como 'pintor pop', fue hace unos diez años, con la publicación de su obra El conocimiento secreto, uno de los más apasionantes y controvertidos libros sobre arte, en el que argumenta nada más y nada menos que desde el siglo XV los grandes maestros de la pintura utilizaron diversas tecnologías (principalmente ópticas, como la cámara clara y la cámara oscura) para 'calcar' la realidad. Un libro maravilloso editado sin escatimar medios, ni precio, que merece un artículo por sí sólo... como mínimo, y que por supuesto haremos.


Ahora es una exposición, "Una visión más amplia", en la que se muestra la obra reciente de Hockney la que vuelve a reclamar mi atención. Porque resulta que Hockney, a sus más de 70 años, ha vuelto a su Inglaterra natal (tengo que confesar que no pocos habíamos supuesto que se trataba de un pintor norteamericano porque después de haber conseguido cierto renombre en Londres siendo ya estudiante, su reconocimiento internacional llegó cuando en los años 60 se instaló en Los Ángeles con sus cuadros 'pop' de brillantes colores saturados), y a su regresó a Inglaterra, decíamos, al condado de Yorkshire en 2006, se interesó por la naturaleza de su lugar de nacimiento como antes lo había hecho con los grandes espacios abiertos del oeste norteamericano. En especial, por los cambios que la naturaleza sufre con las estaciones, con la luz, que en esta comarca de la nubosa Inglaterra implica distintos paisajes en apenas horas, o incluso menos. Con una energía no ya impropia de un hombre de 70 años sino para cualquiera, empezó a pintar esa naturaleza utilizando todo tipo de técnicas: al óleo, con acuarelas, carboncillos, cuadernos de bocetos, fotografías (tomadas con nueve cámaras montadas en un vehículo porque así considera que logra una imagen más cercana a lo que vemos), vídeo, Photoshop en ordenador, iPhone, iPad... hasta lograr en unos cinco años, aproximadamente, lo que parece la obra de toda una vida. Unas doscientas obras, algunas de inmenso tamaño, que llenan toda la segunda planta del monumental Museo Guggenheim de Bilbao.



Sí, iPad. Y aunque a primera oída, que no vista, pueda parecernos una 'modernidad' vacía, apuntarse a lo más avanzado para llamar la atención o incluso un querer luchar en vano contra el paso del tiempo estando a la última porque sí, nada más lejos de la realidad tratándose de un absoluto maestro que, además, ha investigado durante toda su vida todas las tecnologías del arte pictórico, poniéndolas en práctica. Su mencionado libro El conocimiento secreto no es sino una investigación de la tecnología de la pintura desde el siglo XV, por no mencionar sus impresionantes collages del cañón del Colorado realizados con cientos de fotografías polaroid en la década de los 80 y que también pueden verse en esta exposición, o sus trabajos posteriores con el fax, o con sus sistema de nueve cámaras y después con Photoshop.


Collages fotográficos de The Grand Canyon (1982) y La Autopista de Pearblossom (1986)

En 2009 comenzó a dibujar con un iPhone y en 2010 con un iPad (afirma que fue uno de los primeros en comprarse uno). Utiliza la aplicación Brushes (5,99 euros), un sencillísimo y potente software de dibujo que permite controlar trazos, colores, transparencias, ampliaciones de hasta el 3200% para acceder hasta el más mínimo detalle e incluso cinco capas que se mezclan entre ellas a la manera de Photoshop. Una de tantas apps que a pesar de su simplicidad posibilita, sobre todo en manos de un absoluto maestro de la pintura y el dibujo como Hockney, un resultado asombroso. Cuesta trabajo creer que muchos de los innumerables ¿cuadros? colgados en la sala denominada La llegada de la primavera en Woldgate, East Yorkshire, en 2011 (dos mil once), unas 70 imágenes de un metro y medio de altura cada una colgadas en dos filas, estén realizadas con la famosa tableta de Apple, porque captan la luz, los colores, texturas y hasta la atmósfera cambiante como la mejor de las técnicas tradicionales. Es increíble. Como increíble le pareció a Hockney en 2011 la posibilidad de imprimir las imágenes del iPad a ese enorme tamaño sin que se 'pixelicen' lo más mínimo. "Entonces descubrí que podía llenar paredes y paredes con mis dibujos", reconoce. La sala está 'presidida', además, por la que posiblemente sea la obra más importante de todo este período del autor, un óleo en este caso, un inmenso óleo lleno de árboles, hojas de los árboles y colores de más de nueve metros de largo y 3,6 de altura, formado por 32 lienzos, y que es la imagen que da imagen a toda la exposición, portada del magnífico catálogo incluida.

The Arrival of Spring in Woldgate, East Yorkshire in 2011 (twenty eleven). Óleo sobre 32 lienzos
365,8 x 975 cm; (91,4 x 121,9 cm, cada uno); parte de una obra de 52 piezas


Dos de la serie de 70 dibujos realizados en iPad e impresos en papel a un tamaño de 144,1 x 108 cm, que forman parte de la serie de La llegada de la primavera en Woldgate, East Yorkshire, en 2011 (dos mil once)




Es la "inmediatez" la característica más poderosa del iPad, según Hockney. Puede tomar apuntes del natural a una velocidad asombrosa con sus dedos sobre una "libreta cuyas hojas no se acaban nunca". Un dibujo, otro, otro... según avanza en el asiento del copiloto del coche por el condado de Yorkshire. Envía muchos de esos dibujos espontáneos a sus amigos desde la propia tableta por email, pero la mayor parte de los bocetos se quedan almacenados en la memoria digital hasta que llega a su estudio donde sigue trabajando en ellos para darles el acabado final, en el que además de los dedos utiliza un puntero. Logra así 'atrapar' la luz cambiante, o casi.







En la muestra hay también varios iPads en los que se ve la 'película' de sus dibujos en la tableta. Porque Brushes tiene además esta posibilidad, la de crear un vídeo con todos los pasos del dibujo que hemos ido realizando. Los trazos, la vuelta atrás, el borrado, nuestros titubeos —y los del maestro Hockney, por supuesto—, los distintos caminos de nuestros dedos sobre la pantalla de cristal. Diría que es una aplicación tan fácil de usar (tan fácil y potente que me recuerda, salvando las distancias, a nuestro querido Quark) que incluso un niño aprende a manejarla de manera intuitiva él solo, pero creo que en esto los niños nos llevan ventaja, así que diremos que es tan fácil usarla que incluso un adulto aprende en muy poco tiempo a utilizarla. Luego el resultado... pues como siempre decimos, incluso en maquetación y diseño. Que una cosa es la herramienta, y otra nuestros conocimientos, nuestro talento, lo que queremos hacer... todo eso que ningún ordenador ni software puede emular porque es pura actividad humana.





Primer dibujo realizado por Javier en Brushes con  los menús principales que ofrece el programa (colores, pinceles, capas). Finalmente, vídeo que realiza el propio software con el 'historial' del dibujo (que es exactamente lo que se puede ver en la exposición de Hockney con su autorretrato y varios trabajos más).

La exposición "Una visión más amplia" puede verse en el Museo Guggenheim de Bilbao hasta el 30 de septiembre. Todavía tenéis tiempo para hacerlo si tenéis la suerte de estar por estas fechas en esta gran ciudad. Y si a alguno de estos 'afortunados' no les gusta la exposición de Hockney, que todo puede suceder, siempre le quedan las instalaciones de hierro oxidado de Richard Serra de la planta baja del museo, el propio museo en sí, o incluso una muestra, nada más y nada menos, que de toda la serie de los grabados de Goya (tecnología sobre el grabado y el aguafuerte incluida en la propia exposición, porque también el genial, y brutal, Francisco de Goya fue un avanzado y curioso explorador de todas las posibilidades gráficas del momento) en el Museo de Bellas Artes, 'Goya, estampas de invención', unas calles más arriba en este Bilbao antiguo y vanguardista, lleno de contrastes, de vida y de cultura.




jueves, 26 de julio de 2012

Hopper, Hopper...

Ningún método de impresión reproduce fielmente los originales. Ni siquiera las fotografías por muchos millones de píxeles y procesadores ultrapotentes o moléculas de plata pigmentadas que gasten, consiguen exactamente los mismos colores que retratan, cuanto más un medio de impresión con tintas que intentan después en vano —aunque con crecientes mejoras— llevar al papel esas fotografías que previamente habían fracasado. La impresión y la fotografía son un fracaso... siendo un éxito porque, a pesar de todo, consiguen la ilusión de representar la realidad. Logran que nos lo creamos. Pero con Hopper.... hay que ver sus cuadros originales, expuestos este verano en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid para constatar mucho más que en otros casos esta derrota de las reproducciones.



Imágenes de pantalla (vuestras pantallas) de fotografías de impresiones de fotografías de los cuadros de Hopper.

María Benito nos espera en la puerta del museo y nos hace un breve y certero resumen de lo que vamos a ver: "Primero tenéis las obras de formación; después, en una pantalla se proyectan las ilustraciones que hizo para las portadas de revistas antes de ser famoso; luego están los grabados, que merecen mucho la pena, y las acuarelas, que son buenísimas y con las que empezó a ser reconocido, y al final, está el Hopper, Hopper...".










Y así fue. Y efectivamente, cuando llegas al Hopper, Hopper... sólo puedes pronunciar puntos suspensivos. Te quedas sin palabras ante la fuerza, el magnetismo y el poder de las imágenes de un auténtico maestro. Imágenes que nada, o muy poco, tienen que ver con las fotografías que antes habíamos visto de sus cuadros y que ya admirábamos sin sospechar que las originales sí que son admirables. Porque los colores... Porque la luz... Porque los encuadres... Nada que ver con esa soledad algo lúgubre de las fotografías de su obra. Es una ¿soledad luminosa?, la luz sale de los cuadros. Es una composición 'cinematográfica', llena de los famosos 'planos americanos', como fotogramas aislados de una película norteamericana... pero no del todo. Los 'planos' cortan las figuras humanas más abajo que en el cine, casi por encima de los pies, dejando mucho espacio por encima y 'aplastando' así a sus personajes; los encuadres son inverosímiles a veces (¿por qué se termina ahí lo que vemos?, ¿falta algo que nuestra imaginación debe completar?); los colores no son los de la realidad, tan brillantes, pero crean una realidad real, o soñada... En la página web de The New York Times, The Original Edward Hopper compara de manera muy interesante los lugares reales con lo que Hopper vio. El Hopper, Hopper...

Vamos a dejarlo mejor todo en puntos suspensivos y si tenéis la oportunidad, visitad esta fantástica exposición de Edward Hopper (1882-1967) en Madrid. Hasta el 16 de septiembre en el Thyssen, junto a las alambradas que la policía antidisturbios tiene colocadas de forma casi permanente en torno al Congreso de los Diputados, otra realidad paralela.