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lunes, 18 de febrero de 2008

Diseñario (V)

Nueva entrega del Diseñario elaborado por el comité de expertos en exclusiva para encajabaja, obra irreverente, colectiva y abierta a la participación de cuantos quieran aportar ideas a través de comentarios o de nuestro correo electrónico.




Cajista. Se llamaba así a los antíguos oficiales de imprenta, que componían y ajustaban los textos para su impresión. Podemos decir que es la cara más técnica de nuestro trabajo. Esta faceta aún se conserva en muchos medios, la del especialista técnico, aunque la palabra cajista empieza a caer en desuso. Si tenemos en cuenta que todos los programas informáticos de maquetación e infografía trabajan con cajas, pues en alguna medida seguimos siendo cajistas, pero en puridad es un término un tanto anacrónico con el que (nos consta) algún padre se ha fustigado con su recién licenciado hijo: "Tanto estudiar una carrera...¡para acabar de cajista!"

Capitular. Es una letra de cuerpo mucho más grande que el del texto base situada al comienzo del mismo, generalmente del tamaño de dos o tres líneas. Es un adorno, y como tal se crearon para iniciar los capítulos de los libros, de ahí toman su nombre, cuando se pintaban a mano después de que al componer el texto se dejara el hueco para ellas. Los puristas señalan que el término "capitular" es incorrecto y que debe denominarse letra "inicial", pero nosotros no somos unos puristas.
También es un adorno en la prensa y no se suelen utilizar en las informaciones normales del día a día. Se reservan para suplementos, páginas especiales o artículos de opinión, especialmente de larga extensión y con firma de prestigio a los que se supone que la letra capitular les da mayor relevancia. El problema, no muy grave y algo habitual, de las capitulares en los periódicos es que sea lo único relevante del artículo que encabeza y preside, siempre algo arrogante. Cuando la capitular es una letra "Q" entonces el problema es mucho más serio porque no hay manera de evitar que su rabito penetre en las líneas de texto. "Pues algo tendréis que hacer", suele ser la manera en que los agraciados con cargo reaccionan ante este percance creyendo que al pronunciar esa frase son ellos quienes lo arreglan.

Century. Tipografía típica del movimiento neorrenacentista de finales del siglo XIX. Linn Boyd Benton la diseñó en 1894 como un nuevo tipo para el texto de la "American Periodical Century Magazine". Durante los años 1906 hasta 1909, Morris Fuller Benton amplió la familia con un gran número de versiones de esta tipografía para la fundición American Typefounders y más tarde sería tomada por las fundiciones Linotype, Intertype y Monotype. La Century Old Style es una tipografía muy legible, apropiada para casi cualquier texto. De todas las modificaciones que Benton adaptó, destaca especialmente la expanded, desarrollada cuando Ginn & Company, dedicados a publicar libros de texto, contrató a la American Type Founders para diseñar una tipografía apropiada. Para eso, Morris buscó la máxima legibilidad creando un tipo estrecho, robusto, con poco contraste y más pesado en apariencia que muchas otras tipografías similares. Se convirtió en un estándar para libros de texto, aprendiendo a leer con ella muchos niños e incluso se puede encontrar hoy en día en algunos libros de educación primaria.
La relación de la Century con nuestro día a día es muy estrecha. En el rediseño de EL MUNDO de 1998, la Century vino a sustituir a la Times New Roman como tipografía para los títulos de las informaciones secundarias de todo el periódico. Hoy, casi diez años después, todavía algún insigne redactor se empeña en pedirnos, muy serio, dos líneas de Times cuando se refiere a una información secundaria. De nada sirve que le increpemos y que al grito de "antiguo", le animemos a reciclarse: "Jodé, la Century, la Times... ¡¡Yo me entiendo!!... ¡¡Y tú también!!", suele contestar mientras se retira en franca huida.

Chapa. Es la gran amenaza cercana al cierre. Cuando la jornada expira, y se acerca paulatinamente el momento de rematar la edición, no es raro oír este ultimátum: "¡¡O me lo das ya, o te juro por mis niños que meto una chapa!!" Y se hace el silencio. Y luego alguna tímida risilla nerviosa, porque siempre hay alguien que piensa que no serán capaces. Una chapa es la solución a una página que no termina de llegar. Si hay que levantar toda una página, por falta de tiempo, recursos o diligencia de quien en ella haya intervenido, se coloca un anuncio a toda plana y asunto resuelto. O al menos, resuelto hasta que venga el jefe a cobrarse tus testículos, porque no hay chapa que no acarree revolcón jerárquico. Una chapa es algo grave, es asumir que no se ha llegado, reconocer la derrota, demostrar al mundo que no se ha sido capaz de hacer esa página. ¿Y quién lo va a notar?, pensaréis. Se nota, se nota... Porque con las prisas de última hora, y con toda la publicidad repartida por las diferentes secciones, las chapas suelen ser de autoanuncio... y un poquito de vergüenza ajena. Algo así como anunciar a toda página que mañana cambia la hora, o que existe un teléfono directo para reclamar fascículos atrasados.

Cícero. Unidad de medida tipográfica por la que se rige de manera general el trabajo en diseño. La unidad se divide en 12 puntos, y es el equivalente a 4,5126 mm en el sistema Didot. En Inglaterra, Estados Unidos, así como en gran parte de Latinoamérica la medida es la pica y, aunque también se conoce como cícero a la unidad de 12 puntos, es algo menor y equivale a 4,2177 mm. En el sistema Fournier tiene también 12 puntos pero mide 4,200 mm y en la Imprenta Real de Turín (Italia) mide 4,776 mm.
Fue un tipógrafo francés, Fournier, en 1737, quien inventó el cícero. Se basó en una letra de 11 puntos con la que se había impreso en 1469, en Venecia, las Epístolas familiares, de Cicerón. De ahí deriva el nombre de cícero.
Por otro lado el cícero representa el gran escoyo en el temario de la asignatura de diseño de todas las facultades de periodismo mundiales. Tremendos desaguisados se obtienen cuando se intentaba aplicar la "fórmula" de conversión de milímetros a cíceros (una simple regla de tres). Ya saben, matemáticas y periodismo: aceite y agua. El problema real viene cuando empiezas a trabajar y te das cuenta de que efectivamente el rollo éste del cícero se utiliza. Y te acuerdas de todos tus antepasados, por no haber prestado atención a la fórmula de conversión. Menos mal que los ordenadores acuden al rescate, convirtiéndolo automáticamente.
Como última curiosidad, el cícero se erige en nuestro mundo como un elemento de corporativismo profesional. Si cuando estás maquetando trabajas y te expresas en cíceros, los veteranos te miran con media sonrisa, asintiendo orgullosos con la cabeza: "Éste sabe lo que hace". Si, cándido e imberbe, cometes el error de expresarte en ¡milímetros! empiezas a sentir miradas inquisidoras que se clavan en tu espalda: "¡Pero este tío de dónde ha salido! ¿Qué es, grafiquero, fotero...?".

Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.

lunes, 11 de febrero de 2008

Diseñario (IV)

Nueva entrega del Diseñario elaborado por el comité de expertos en exclusiva para encajabaja, obra irreverente, colectiva y abierta a la participación de cuantos quieran aportar ideas a través de comentarios o de nuestro correo electrónico.




Blog. Esto.

Bodoni. Uno de los sinónimos de belleza. Un tipo de letra. Si hubiera que ponerse de acuerdo en elegir cuál es el tipo de letra más bello jamás diseñado, sin duda el alfabeto grabado por el cavaliere Giambattista Bodoni aproximadamente en 1790 resultaría el elegido, pero no hay que ponerse de acuerdo, los numerosos elogios de los grandes tipógrafos que le sucedieron, de artistas y amantes de la cultura en general desde hace más de dos siglos bastan. No obstante, seguro que habrá algún memo de esos de "pues a mí no me gusta".
El muy ilustre caballero Bodoni nació cerca de Turín, en Saluzzo, en 1740, y murió en Parma en 1813, ciudad que le acogió y en la que instaló su taller de fundición de tipos y donde después dirigió la imprenta real nombrado por el Duque de Parma, ubicada en el palacio que ahora es Museo Bodoni. Allí desarrolló hasta las cotas más altas el oficio de impresor que había aprendido de su padre y no sólo diseñó el tipo que lleva su nombre y que pervive hasta hoy sino que realizó una labor titánica llegando a grabar 289 tipos distintos de letras, más de 22.000 punzones y 42.000 matrices. De su imprenta salieron las más bellas ediciones impresas hasta entonces, llevándole a la fama en toda Europa, incluso ante papas y emperadores como Napoleón. Entre ellas, destacan su celebérrima Oratio Dominica (1806), una obra de arte apabullante que consta de Padrenuestros en 155 idiomas compuestos con 250 tipos distintos de caracteres diseñados y grabados por él mismo. Fue autor también del que posiblemente sea el libro de tipografía más famoso de todos los tiempos, su Manuale Tipografico, un muestrario de 178 tipos que publicó en 1788 y que se reeditó después de su muerto por su viuda en 1818, con más de 250 tipos en una bellísima edición en dos tomos que siguen y seguirán causando admiración. No podemos imaginar qué hubiera hecho este hombre ilustrado con un Mac en sus manos y utilizando los actuales programas de edición digital de tipos... tal vez nada, no parecen ser estos los mejores tiempos para la belleza.
En su Manuale, Bodoni estableció cuatro reglas para una buena tipografía: la uniformidad o regularidad en el diseño de los caracteres en un alfabeto; la elegancia y nitidez, que procedían en parte del buen corte y el acabado meticuloso de los punzones grabados para producir matrices limpias; el buen gusto, que el cavaliere sintetiza en una "simplicidad nítida" (tomen nota de esto último, por favor, ¡simplicidad nítida!); y la cuarta y última, el encanto, realmente difícil de definir y que el propio Bodoni califica como el trabajo hecho "no a desgana o rapidez, sino con sumo cuidado, como un acto de amor".
El tipo de letra Bodoni está clasificado entre los denominados neoclásicos, se caracteriza por un extremo contraste entre los trazos gruesos y finos de los caracteres y por una fuerte modulación vertical (suben y bajan mucho los rasgos ascendentes y descendentes) lo que obliga a tener que usarlos con una interlínea amplia. Existen tantas versiones de Bodoni como firmas tipográficas, todo el mundo tiene su Bodoni (en nuestro blog ya os hablamos de la curiosa García Bodoni de uno de los mejores tipógrafos españoles en activo, el catalán Andreu Balius, como parte de su proyeto García Fonts), y hace falta tan sólo fijarse un poco, levantar la vista, hojear publicaciones, detenerse en sus cabeceras o en mil logotipos... buscar la belleza en definitiva, para encontrar por todos lados los caracteres Bodoni.




C


Cabecera. Parte superior de algunas páginas del periódico que sirve para identificar la publicación (portada) o la sección a la que pertenecen las informaciones. En el caso de la portada, incluye la mancheta, el precio, número, edición, un lema y recientemente la página web del medio. Al igual que en un cuerpo humano, los medios no pueden subsistir sin su cabeza, o cabecera, ya que es parte esencial de los mismos a la hora de identificarlos. Te imaginas un periódico sin cabecera, ¿qué estarías comprando?.
Cuando la cabecera va dentro de la publicación, se denomina cabecera de sección y engloba a todas las informaciones de esa página y las siguientes (hasta encontrar la próxima cabecera) bajo un mismo ámbito informativo. Es decir, informaciones sobre España, Deportes, Cultura, etc. No confundir con folio, que como su propio nombre indica es la parte de la página, por encima de la cabecera, en la que se folia (numera) una página y a la que acompaña la fecha de publicación.
De la misma familia es cabezón, que es el redactor que, obcecado en que tiene razón, quiere imponer a toda costa su criterio. Son fáciles de identificar por su pesadez e insistencia a la hora de solicitar algo que, normalmente no es correcto pero que ellos consideran una genialidad.

Caja. Una caja es, evidentemente, un recipiente para meter cosas. Ahora suelen ser de cartón (lo que no quita para que las fabriquen en todo tipo de materiales, como el plástico, el metal o la madera) mientras que hace ya tiempo lo normal es que fueran de madera, como cuando se ideó un recipiente para guardar los tipos de letras. A esa caja es a la que nos referimos, a la que contiene todos los caracteres para que el cajista los emplee uno por uno para componer a mano las líneas de texto. Está dividida la caja en cajetines, cada uno de los cuales contiene varias unidades de un mismo caracter. Los cajetines son de distinto tamaño según la frecuencia con que se usa cada signo, esto es, el cajetín donde están los caracteres de la "a" minúscula es muy grande, mientras que el cajetín de la "X" es muy pequeño, porque suelen hacer falta muy pocos de estos últimos.
La caja tiene además una gran división en dos partes: la superior, destinada a los caracteres de las mayúsculas o versales, motivo por el que se denominó "caja alta", y la parte inferior para las minúsculas, o "caja baja", o sea, nosotros. Contracaja era otra caja destinada a los caracteres especiales (arrobas, dólares, bolos, cruces y demás).
En el mundo digital en el que vivimos y trabajamos tal caja ya no existe, aunque pudiéramos asimilarla en cierto sentido a los mapas de caracteres. Las cajas, ahora, son esos elementos básicos de todos los programas informáticos de diseño e infografía que delimitan un espacio determinado para texto o para distintos tipos de imágenes. Es el espacio que algunos insisten en agrandar más allá de lo razonable cuando nos imploran "ábreme un poco esa caja, tiras de ahí un poquito, que no me cabe el título", algo a lo que cualquier maqueta que se tenga por tal se negará siempre, siempre, siempre.

Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.

lunes, 4 de febrero de 2008

Diseñario (III)

Nueva entrega del Diseñario elaborado por el comité de expertos en exclusiva para encajabaja, obra irreverente, colectiva y abierta a la participación de cuantos quieran aportar ideas a través de comentarios o de nuestro correo electrónico. Esta semana queremos destacar, y sobre todo agradecer muy especialmente, la aportación de Laura González y Pedro Pérez, profesores de diseño en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid, que nos han enviado ni más ni menos que su glosario de términos de diseño en prensa "preparado para los alumnos de Periodismo que tenemos aquí en el CEU y que se acercan por primera vez al diseño". Algunas de sus voces ya han sido incluidas (caso de "interlínea") y están a la espera de que les llegue el turno de ser publicadas y casi todas las demás completarán las que ya hemos elaborado o están en proceso. También se ha propuesto la voz "corondel" a través de vuestros comentarios, y seguimos abiertos a todas las que sigan llegando.



B

Bandera. Consiste en componer los textos sin justificar por uno o ambos lados, es decir, los principios o finales de líneas no están igualados verticalmente. Debe su nombre a la sensación que da el texto de estar anclado a un mástil en el lado justificado, mientras que ondea por el otro, en el lado sin justificar. La bandera aligera el peso de la mancha de los textos y ralentiza la velocidad de lectura, por lo que es muy útil para destacar morfológicamente las piezas. Puede ser de entrada (justificando el texto a la derecha y dejando ondear la bandera a la izquierda), de salida (justificación izquierda, bandera a la derecha) o centrada (bandera a ambos lados, justificación al centro del párrafo). Además, rebuscando, hay un cuarto tipo de bandera, extraño y poco usual, pero que no por ello debemos ignorar. Es la bandera en la que la composición se puede hacer forzando la desigualdad de todas las líneas. Se usa muy poco, ya que la lectura es altamente complicada, pero aun así, bandera es y como tal queda reflejada.

Baskerville. Impresor, tipógrafo y afamado grabador de lápidas inglés, nacido en Worcester en 1706 y fallecido en Birmingham en 1775. Se desconoce si grabó su propia lápida con los caracteres que le han dado fama inmortal. Es el tipógrafo inglés por excelencia. Dejó su profesión de maestro para dedicarse al muy noble arte gráfico de la tipografía con el que ¡se hizo inmensamente rico! Desde 1758 fue el impresor de la Universidad de Cambridge para quienes publicó en 1763 su obra maestra, una Biblia compuesta con tipografía e incluso el papel y la tinta creados por él. Los tipos Baskerville fueron olvidados durante 150 años debido a su sencillez, hasta que se rescataron a mediados del siglo XX, porque esa sencillez es precisamente su virtud imperecedera.
Además de por su aportación a la tipografía, John Baskerville es conocido por el perro tan chungo que tenía, y si no que le pregunten a Sherlock Holmes y, sobre todo, a su fiel Watson, quien pasó un muy mal rato por tan furioso animal, tal y como relató sir Arthur Conan Doyle en la tercera entrega de las aventuras del detective.

Blanco.

Blancos. Se conoce así al espacio no impreso de la página y a su correspondiente uso. No sólo es la mancha lo que define el diseño de una información, sino también la armonía de los espacios no utilizados. Eso en la teoría, claro. Porque luego, aquí cada uno hace lo que quiere (o puede).
Los blancos son ese gran amigo en nuestro trabajo. O ese gran enemigo. Son así de ingratos, o de agradecidos, los hijos de pica... Porque ser blanco no es fácil. Como tampoco lo es saber utilizarlos correctamente. Los blancos son subjetivos, como el morro que se puede tener al justificarlos. Depende de cada uno. Hay blancos que parecen fruto de una borrachera y hay ausencias totales de blancos. Y todo puede ser válido. Depende de qué estemos maquetando, de nuestro talento y conocimiento, y sobre todo, del morro que tengamos.

Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.

lunes, 28 de enero de 2008

Diseñario (II)

Nueva entrega del Diseñario elaborado por el comité de expertos en exclusiva para encajabaja, obra irreverente, colectiva y abierta a la participación de cuantos quieran aportar ideas a través de comentarios o de nuestro correo electrónico.



Apoyo. Se les conoce así a las piezas informativas que complementan la información de un texto general. Están vinculados con el tema principal pero no llegan a tener la entidad informativa necesaria para que se les considere información secundaria relacionada. Los apoyos son unos elementos fundamentales para que la lectura de un periódico sea fácil, ágil y satisfactoria. Confieren dinamismo a la edición, ya que trocean las páginas, y son el necesario aval al que recurrir cuando se necesita una explicación o un flashback informativo. También se les conoce como despieces o destacados. Al diseñar un periódico, y para destacar su importancia y utilidad, se les diferencia tanto tipográfica como formalmente. Son de tal utilidad que muchas veces, en las secciones de diseño, se recomiendan con tal entusiasmo que no es raro oír: "Ven, ven, que te voy a poner un apoyo... como una olla".

Arial. También conocida como la prima pobre de la Helvética, es un tipo de letra sans serif presente en varias aplicaciones de Microsoft y que fue concebida principalmente para su lectura en pantalla. Fue diseñada por Robin Nicholas y Patricia Saunders de la Fundidora Monotype como respuesta a la popularidad de la tipografía Helvetica de Linotype que no quería incluir Microsoft por considerarla demasiado costosa (será porque no tienen pelas, ja). Por eso le compró a Monotype los derechos de una (mala) copia de la Helvetica de mucha menor calidad.
Debido a que la Arial viene incluida en Windows (y a que sale la primera en la lista de tipografías, añadiría yo), se ha convertido en una de las tipografías más populares del mundo (mano a mano con la Comic Sans). Sin embargo, es considerada por los expertos como una burda y barata copia de la Helvética. Otros, los de la conspiración de Bill Gates contra el mundo libre creen que es un virus más (en este caso tipográfico) de la factoría Windows.
Total, que son pocos los que defienden estas letras. Basta con introducir "I hate Arial" en Google para darse cuenta que no cuenta con muchos adeptos. Incluso se han hecho camisetas con la famosa frase, que portan orgullosos sus detractores. Pero nada mejor para darse cuenta de la inspiración tipográfica de Microsoft que echarle un vistazo.
Quiso ser la fuente de los ordenadores, como tantos otros proyectos de Bill Gates, pero los ordenadores siguen inventando fuentes.

Artistas. Subespecie de diseñadores de prensa, alérgicos al periodismo y centrados únicamente en la forma de las páginas, en su decoración más bien, ya que consideran el contenido algo absolutamente secundario y que por tanto nunca leen a no ser que trate sobre cualquier moda pasajera, muy novedosa y esteticoide. Se les conoce en la profesión también con el apelativo cariñoso de "paginitas" (éste es un "paginitas", ése es un "paginitas", nunca yo soy un "paginitas", evidentemente). Las páginas son productos bonitos o feos, en vez de productos informativos, para estos señores que también muestran un vivo interés y centran sus elegantes esfuerzos en el arte de subir a lugares altos o poco accesibles valiéndose y ayudándose de pies y manos, trepar lo define en una palabra la Real Academia.
Pululan por doquier, nada escapa a sus redes, ni por supuesto la Red ya que el ciberespacio es guay y se suele prestar a lugares vacíos de contenido y llenos de estilo.
Un aspecto muy a tener en cuenta en lo que a los artistas se refiere es que, siempre y de manera indispensable, necesitan alguien a su lado que no sea artista para que realice el trabajo que ellos, bajo ninguna circunstancia, están dispuestos a realizar mientras le "dan otra vuelta" a esa página que tienen entre manos desde hace días. Por eso un artista siempre necesitará de alguien que no lo sea a su lado mientras que un maquetador normal puede vivir perfectamente sin artistas cerca, casi lo prefiere.

Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.

lunes, 21 de enero de 2008

Diseñario (I)

Encajabaja inicia hoy la publicación del que hemos bautizado como Diseñario, un diccionario de términos relacionados con el diseño en prensa elaborado por un comité de expertos en exclusiva para nuestro blog durante los últimos meses. El Diseñario es una ambiciosa iniciativa sin pretensiones académicas ni doctrinales que tal vez sirva de algo a quienes se inician en nuestro muy honorable quehacer o a quienes se inciaron hace ya mucho y, como nosotros, se empeñan en seguir aprendiendo cada día. Si no es así, al menos confiamos en que les entretenga. El Diseñario es, además, una iniciativa abierta y participativa, a cuantas sugerencias o aportaciones quieran hacer nuestros lectores a través de sus comentarios o enviándolas a nuestro e-mail. El mencionado comité de expertos, que casualmente coincide con el equipo de encajabaja, evaluará las aportaciones de nuevas entradas, añadidos a las existentes, rectificaciones, modificaciones, críticas y cuantas propuestas nos lleguen para la publicación posterior en la web de una versión definitiva.

Cada semana se publicará una nueva entrega del Diseñario que hoy ve la luz, hasta completar todas sus voces.




A

Aire. Elemento que permite que una página respire o no. La falta del mismo es la causa directa para que nuestro trabajo "no respire", y el exceso provoca que la página salga volando... por la ventana, abierta para que entre el aire.
También puede utilizarse con la acepción de "parecido" (ejemplo: "tiene un aire a...").

Álbum. La primera cosa en la que piensa el redactor jefe de cualquier sección de un periódico cuando el director le encarga para ya mismo, o sea siempre, que dedique muchas páginas (de tres en adelante) a un mismo tema. ¿Por qué? Pues porque un álbum, como su propio nombre indica, está compuesto por fotos, es una página hecha sólo con fotografías, y por consiguiente los redactores no tienen que hacer nada excepto poner en cada foto su pie correspondiente, labor que para algunos tampoco parece resultar fácil.
Otra de las ventajas del álbum es que si la página queda bien el redactor jefe en cuestión, y no quienes verdaderamente la hacemos, será felicitado por ello. Estas dos circunstancias unidas, no tener que hacer nada y ser felicitado por ello, son la causa directa de la proliferación de este tipo de antipáginas en los últimos tiempos con la triste excusa de que "hay que hacer un periódico muy visual".

Alinear. Hacer que dos o más objetos sigan un mismo eje visual (un borde superior, un centro físico o visual, etc.). En diseño es importante buscar la alineación de los elementos, para conferir a las páginas estabilidad. También se conoce como alineación (del inglés aligment) a la justificación de los párrafos. Pueden estar alineados a la izquierda, derecha, centro, forzados dejando la última línea libre o forzados en su totalidad. En una última acepción, es la distribución cósmica que se produce en los astros cuando no hay forma posible de plantear una página y de pronto, por arte de magia, la solución se presenta sola irrumpiendo en la inmensidad del folio en blanco. Cabe decir que los astros se alinean de este modo muy de vez en cuando, aun así, suele darse cuando el cierre se te echa encima de manera inexorable.

Antetítulo. El elemento que antecede al título y complementa su significado, aportando o clarificando aspectos informativos del mismo. Su buen uso potencia los distintos niveles de lectura de una publicación. Pero la realidad muestra que no es tan habitual usarlos bien. Abundan los ejemplos de antetítulos mal usados en la práctica del día a día. Hay quien los usa para situar una noticia (para eso ya está la data). También hay quien utiliza el antetítulo para titular directamente. Empieza por el antetítulo y termina en el título, y a lo tonto, gana una línea. Una virtud del correcto antetítulo es la concreción y la capacidad de síntesis. Bien, hemos llegado a ver antetítulos de varios párrafos. Hay quien cuenta su vida en un antetítulo y hay quien posee una sorprendente capacidad de no decir absolutamente nada en una frase con sujeto, verbo y predicado.

Anuncio. Dícese de la información comercial que normalmente se coloca en el último momento cuando ya está la página terminada y que hacer variar por completo la concepción de la misma. El contenido de estos anuncios es variado: ofertas comerciales, compra-venta de productos, contactos, etc. La variedad más odiada es la de publirreportaje por intentar parecer lo que no es: información. Normalmente se mide en módulos. Segunda acepción: lo que nos da de comer.