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viernes, 27 de febrero de 2015

XVIII Jornadas de Diseño en el CEU




Se acerca el mes de marzo y la agenda del diseño periodístico está marcada en rojo. Como es tradicional, se celebran las Jornadas de Fotografía, Edición y Diseño del CEU. Y van 18 ediciones. Todo un lujo para el panorama diseñil madrileño que tendrá lugar los días 17 y 18 de marzo en la Facultad de Humanidades del CEU.

Un año más, Laura González y su equipo han conseguido traer a grandes profesionales de las tres disciplinas para contar a los estudiantes sus experiencias en el mundo laboral y su forma de trabajar.

Abrirá las jornadas el que, para los miembros de este blog, es el mejor ilustrador de prensa del mundo, Ricardo Martínez, dibujante de El Mundo y padre de Goomer. Seguirá esa misma mañana Andrés Vázquez, director de Arte de proyectos digitales de La Factoría de Prisa Revistas. 

Por la tarde, Herminio Javier Fernández, ilustre miembro del blog amigo CuatroTipos, hablará del camino del papel a las tabletas y la vuelta al papel. Le tomarán el relevo Artur GalochaÓscar Abou-Kassem, que nos comentarán cómo trabajan en la revista Líbero.

El día 18, Diego Martínez, fotógrafo y editor de Esquire España hablará sobre la imagen en las revistas de lujo y Ricardo Santoja sobre las estrategias de comunicación basadas en la fotografía.

Todos los años os decimos lo mismo, estas son unas jornadas imprescindibles dentro del mundo diseñil. Pero es que no exageramos, con este cartel hay que ir sí o sí. 

Tenéis más información en la web de Icoidi.

lunes, 9 de febrero de 2015

El paso del tiempo y la Gala de los Goya

Circulaba el mismo sábado por la noche un tuit  en el que se decía que "Un minuto en aquel planeta de Interstellar son tres galas de los Goya en la Tierra" y, suponemos, que quien lo escribió no estaba en la redacción de un periódico como nosotros. Porque, con dos páginas dobles que cerrar, más una página sencilla, más la portadilla de la sección EM2 que abría con este tema, más la fotografía principal de la primera página del periódico... la gala de los premios Goya se puede hacer muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuy larga. Mucho. Mucho más que a la mayoría de quienes viéndola desde sus casas les parece muy larga, pese a la gracia y el empeño del esforzado Dani Rovira. Y es que no hay derecho a que habiendo empezado a las 10 de la noche, la ceremonia de entrega de los premios al cine español —que este año ha estado sobresaliente, una cosa no quita la otra— la cosa terminara, no a la 1 como nos habían afirmado —"que sí, joder, que termina a la una", nos había tranquilizado Manu, como si no hubiéramos vivido esto unas cuantas veces ya—, ni a la 1:30, como nos temíamos que iba a suceder, sino... ¡a las 1:45 o así!, ya ni mirábamos el reloj. Lo peor que nos puede pasar cuando se quieren imprimir muchos miles de ejemplares en un muy poco tiempo, el imprescindible para poder después distribuirlos.

Evidentemente, fuimos haciendo las páginas según nos iban llegando fotografías, pero en estas galas, los premios más importantes se entregan al final. Y el más importante de todos, al final del todo, claro. Logramos tener un cierto control, con las fotografías de los mejores actores ya en página, antes de que terminara la 'fiesta' interminable pero no teníamos una fotografía para hacer con el premio a la mejor película, la portadilla de EM2. Y en este caso, mucho más que nunca, ya sabéis aquello de que "si hay foto, hay página". Su director ha realizado la que para alguno de nosotros no es que sea la mejor película española del año, sino la mejor película del año. Una poderosa historia, unos personajes complejos fotografiado todo ello con una maestría y una creatividad... de la que carece su propia imagen personal. No es fotogénico, no sale bien en las fotos. No transmite apenas emociones, pese a todo lo que transmite su brutal película.

A la espera de una imagen que habíamos acordado con nuestro fotógrafo, en la que apareciera el equipo completo de la película ganadora, teníamos dos posibilidades en el caso de que ganara 'La isla mínima' como se preveía —"vais a tener las fotos que queráis", es otro de esos tópicos que escuchamos con la sonrisa de medio lado quienes tenemos experiencia en las redacciones—, sí, dos. Las que os mostramos:






Y estuvimos dudando, porque lo que tiene una imagen no lo tiene la otra, y al revés. El director de la película transmite en ambas lo que transmite, con todo el cariño y respeto, más o menos lo que podría transmitir una lechuga. En una de ellas tenemos el premio, en la que finalmente publicamos porque la foto que esperábamos no llegó: el tiempo pasa distinto en la gala de los Goya a como pasa en nuestra redacción. En la otra, algo confusa, la alegría de un gran triunfo. ¿Cuál hubierais publicado vosotros?



jueves, 4 de diciembre de 2014

Fotón tras fotón

Hay ocasiones en las que el material fotográfico supone un quebradero de cabeza. Normalmente porque no da la talla para levantar la página y hacer algo digno con esas fotografías se antoja una tarea hercúlea. Sin embargo, hay otras ocasiones en las que las fotografías también te ponen en un aprieto, pero justo por todo lo contrario: todas las fotografías son tan buenas que no sabes con cuál quedarte. Pongas la que pongas sabes que vas a dejar fuera un fotón, una fotografía única. 

Esto pasó hace unos días con estos auténticos fotones que hizo a Rafa Nadal nuestro compañero Carlos García Pozo, bilbaíno de nacimiento y (gran) fotógrafo de profesión (premio ÑH11 por esta imagen). En un viaje a Londres junto al experto en tenis Javier Martínez le hizo una serie de fotografías magníficas al tenista manacorí. Fotón tras fotón. Y con ese material había que hacer una página doble. 

Una tarea, a priori, sencilla porque con una buena foto hay página siempre, como ya contamos aquí. Pero a la vez una tarea complicada porque hay que elegir entre varias fotos, fotones, y sabes que vas a tener que dejar algunos de ellos sin publicar. Con el material que trajo Carlos hicimos varias páginas dobles donde las imágenes eran las protagonistas. Tras varias pruebas, nos quedamos con esta doble con dos auténticos fotones.


Pero como hemos dicho, había más, unas cuantas, todas igualmente buenas y todas, igualmente, con auténticos fotones. Juzguen ustedes mismos. 





viernes, 21 de noviembre de 2014

Un periódico de niños... y por los niños


El que tiene niños sabe que son maravillosos porque son espontáneos, impredecibles y auténticos. No les importa ni lo que piensen de ellos, ni equivocarse, ni tienen miedo cuando se lanzan de cabeza, los insensatos, contra algún muro de piedra que llevaba ahí, inmóvil como una costumbre, durante años.






Ayer, el periódico EL MUNDO, que celebra sus 25 primeros años, conmemoraba el 25 aniversario de la Convención de los Derechos del niño. Y lo hacía maravillosamente ilustrado, bellísimamente enriquecido por los dibujos (no os perdáis los vídeos de los pequeños), las ilusiones y los sueños de muchos niños de Educación Infantil y Primaria, de colegios públicos, privados, niños malitos del Hospital Niño Jesús, de un poblado de chabolas de Madrid, angelitos discapacitados de un centro de educación temprana... Niños que ayer jugaron a ser mayores, a ser periodistas, a menearse con el gesto de Ricardo por un día, o de Gallego o de Rey. A competir con Ulises por un puesto en la redacción o a ser Casimiro por un día. Niños que, a lo mejor, ayer escaparon durante unas horas de su habitación del hospital, o que conocieron una redacción por primera vez. A lo mejor ayer alguno se infectó ayer de ese veneno malo que corre por las venas de los periodistas...




Fotogramas de los vídeos que muestran a los niños dibujando con los ilustradores del periódico.


Esta idea alocada, propia de un niño o de un bombero, surge del gran fotógrafo Alberto Di Lolli.  La propuesta estaba ahí, básicamente. Di Lolli trasladó la idea a Rodrigo Sánchez, nuestro director de Arte, que fue el que le dio forma y la definió. Entenderéis que el mínimo pudor me impide adjetivar en exceso a quien dirige la sección en la que tengo la suerte de trabajar. Sólo os diré que si hay un niño que haya entrado tirando las cosas por los aires, que no le tenga el más mínimo respeto ni a las costumbres ni a los códigos, que esté siempre tramando alguna nueva trastada con una energía inagotable que échate tú a temblar cada vez que le veas entornar esos ojillos de niño cabroncete, ése es Rodrigo Sánchez. 






Entre los dos arranca esta maravillosa chiquillada. Y una vez más, y no es nada fácil, la redacción de EL MUNDO con sus jefes a la cabeza la respaldó. Lo que vino luego fue una maravillosa experiencia en la que los dibujos de mil ceras de colores y los textos negros sobre blancos fueron intimando hasta parecer inseparables. Las tribunas estaban brillantemente ilustradas. Las tiras de Ricardo y de Gallego y Rey lucían llenas de color. Incluso nuestros columnistas mutaron en cariñoso garabato infantil, fruto del talento infinito de Dario Jáuregui, de 11 años, hijo de nuestro compañero Pablo Jáuregui y de Martín Linde, un fenómeno también de 11 años que consiguió deslumbrar al mismísimo Ulises, veterano ya de cientos de guerras pasadas.

Retratos de los columnistas del periódico elaborados por Martín Linde y Dario Jaúregui . De izquierda a derecha y de arriba abajo, Manuel Jabois, Arcadi Espada, Victoria Prego y Raúl del Pozo.


Ni qué decir tiene que estas iniciativas suponen una bomba atómica en la sección de diseño. El periódico es (era) una bestia bien plantada, con sus automatismos, sus repeticiones y sus estilos y líneas rojas. De repente, todo salta por los aires. Pero esta sección de diseño está llena de niños respondones que se crecen en las adversidades. Como bien dice MAJ en su brillante texto de hoy en EL MUNDO, "la locura no se improvisa". En medio de la tormenta es cuando les bajan las pulsaciones a un grupo de trabajo del que nunca podremos contar suficientes virtudes. La paliza que se dio el miércoles nuestro Juan Carlos Caja luchando contra los folios de un periódico y siete delegaciones fue memorable. A su lado unos defendían el periódico del día y Esmeralda adelantaba el brillante despliegue del fallecimiento de la Duquesa de Alba. Todo el que pasaba por la sección salía con una sonrisa de allí. Pese a las carreras. Porque lo que ya se intuía pintaba maravillosamente. Espontáneo, impredecible, auténtico. Como los niños que lo habían hecho posible. Y como el periódico que planteó este reto en su páginas. Un periódico al que no le importa ni lo que piensen de él, que no tiene miedo a equivocarse, ni a lanzarse de cabeza, como insensatos, contra esos muros de piedra que siempre están ahi.  Y bastante cabroncete, como cualquier niño que se precie.



P.D. Tan maravilloso fue el trabajo de los niños que no sólo nos dieron una cabecera... nos dieron muchas. Y tuvimos que elegir entre varias de ellas. Salió la primera que veis aquí debajo, pero teníamos otras, igual de geniales.






Texto: Javier Vidal






miércoles, 5 de noviembre de 2014

Interviú, 2.000 semanas entre el rojo y el negro

El pasado 25 de agosto la revista Interviú llegaba a los 2.000 números. 2.000 semanas en los kioscos, puntualmente, de una publicación que ha marcado, y marca, tendencia y que ha acompañado, y sigue acompañando, a varias generaciones de españoles con reportajes de investigación, entrevistas y erotismo. Con motivo de esta efemérides, Ana de Blas, redactora jefe de diseño de la revista, nos cuenta cómo es trabajar en la revista que leen hombres pero también muchas mujeres.


Ana de Blas es licenciada en Bellas Artes y en Ciencias de la Información. Redactora jefe de diseño de Interviú y autora del blog La Venus del espejo,sobre el desnudo en el arte, en interviu.es.

Sus primeros pasos en el diseño editorial los dio en la revista Dinero, semanario de información económica –por entonces del Grupo Zeta–, pasando después al estudio DCV para abordar proyectos de infografía, cartelería e identidad corporativa, mientras diseñaba el mensual La Tierra. En diciembre de 1997 volvió al Grupo Zeta en Madrid para incorporarse a la redacción de Interviú, tras varias colaboraciones como creativa para Tiempo y la propia Interviú. En octubre de 2000 es nombrada redactora jefe de diseño tras un breve paso como jefa de sección.
En mayo de 2010 realizó el actual rediseño de la veterana publicación –nacida en la infancia del régimen democrático: desde mayo de 1976– y de su cabecera. Una cabecera que es ya historia del periodismo español y abanderada de un ejercicio del periodismo en libertad que debería ser, también, parte de su futuro.



Portada del Especial número 2.000 de Interviú (pincha en las imágenes para verlas más grandes)

2.000 semanas entre el rojo y el negro

Tengo guardada en la memoria del móvil y en la otra, más frágil, la de mi cabeza, la imagen de los cinco últimos directores de Interviú juntos en la presentación del número 2.000 de la revista, celebrada el pasado 8 de octubre. También han sido ellos mis cinco directores, con quienes he aprendido a respirar en un medio ambiente raro como el de esta redacción desde la que escribo estas notas, como siempre, a deshoras. Interviú es una revista muy veterana, es un referente emocional para generaciones de reporteros y fotógrafos y a la vez, al otro lado de la imprenta, de lectores. Ya sean urbanitas o de las cuencas mineras, de la oficina, la fábrica o el camión, público de bares y peluquerías, sindicalistas, diputados en su escaño o adolescentes en la soledad de su cuarto. Todo el mundo en este país la conoce, o más bien cree conocerla, pues se han formado a lo largo de casi cuatro décadas una idea de lo que somos. Hay a quien le resulta simpática por gamberra y atrevida, y hay a quien le da entre asco y miedo por lo mismo. Pero lo que seguramente no se ve desde fuera es que la agenda informativa de Interviú es el poliedro con más caras que se pueda proyectar en el espacio, y lo primero que aprende una aquí es a no extrañarse de nada.

Algunas de las páginas del nuevo diseño de la revista

En esa presentación, uno de esos directores y para mí maestros, Jesús Maraña –ahora al frente de Infolibre– contaba una anécdota para ilustrar esa sensación de estar trabajando en un circo de tres pistas. Nos puso el ejemplo de una de sus jornadas, en la que había tenido que desayunar con Ana Obregón para concertar una sesión de fotos, después comer con el entonces ministro Acebes, y ya por la tarde recibir en su despacho a unos ex agentes cubanos. Bueno, esa es la agenda de un director, la que tarde o temprano se materializará en trabajo también para la mesa de diseño. 

Los reportajes son una seña de identidad de Interviú

Dar forma a contenidos muy dispares y muchas veces impredecibles es pues nuestra rutina, si es que se puede llamar así a no saber lo que te espera. En Interviú tienen cabida la agenda política, el tema social, el consumo, los sucesos, la denuncia ciudadana, el reportaje internacional, temas de salud y de medio ambiente, los deportes, el sexo, la televisión, el corazón... entre los desnudos y los muertos, hay quien solo ve la vena digamos bizarra, pero no es ese nuestro único negocio y esa es la singularidad de este magazine, como apuntaba Maraña con aire pícaro: también recordaba cómo a la mayoría de sus conocidos realmente lo que parecía interesarles era qué tal le había ido con la Obregón, mucho más que las otras citas de aquel día.

Más páginas de la revista con fuerte presencia tipográfica

Dotar de coherencia y un mínimo de unidad a una publicación por esencia tan heterogénea es una de las funciones básicas de nuestro diseño, algo que nos planteamos –entre la dirección a cargo de Alberto Pozas y yo misma como diseñadora– radicalmente en mayo de 2010, cuando abordamos el último proceso de rediseño completo de la publicación.

Necesitábamos bases nuevas sólidas para ponernos al día sin perder nuestras mejores cualidades: el impacto gráfico de la buena prensa popular, la fuerza y exclusividad de las imágenes que lanzamos al mundo, el titular mordiente de los grandes reportajes –el género periodístico que nos define–. Pero en esa ocasión nos atrevimos incluso a algo más: rediseñamos, después de darle cien vueltas, la propia cabecera, a pesar del riesgo que suponía “tocar” un material que no era solo nuestro, no era ni siquiera patrimonio exclusivo del editor, era en realidad de todos los españoles que tenían retenida una imagen de ella en su memoria reciente o lejana.

Páginas de las secciones Panorama de actualidad y Apuntes

Para quien no sea diseñador, quitar o no una banda a 45º de inclinación en una portada, retocar el trazo de la ‘t‘, poner, quitar o mover la tilde de la ‘ú‘ final, unificar y definir un nuevo porcentaje de CMYK del rojo corporativo, decidir una escala... pueden parecer tormentas en un vaso de agua, pero son para nosotros verdaderos quebraderos de cabeza. El acierto o el error en esa suma de pequeñas decisiones influirá en la imagen de todo el equipo y solo se puede evaluar al cabo de un tiempo de rodaje. Ahora no tengo ninguna duda de que hicimos bien en revisar nuestra mancheta, nadie añora la anterior a pesar de que perdimos algo de su vieja identidad en banda; matizamos la energía del rojo y personalizamos el tipo original –esa Helvetica Black Oblique setentera– sin perder nuestra esencia. Seguíamos siendo reconocibles mientras nos actualizábamos y creábamos un logotipo único, ¡bingo! Sinceramente, solo por este trabajo creo que me gané el sueldo por una temporada, y no me hubiera atrevido a hacerlo sin el apoyo expreso del director que llevó las riendas de aquel cambio. Para los más curiosos, os adjunto el ‘Cuaderno de la portada’ con el que presenté mi propuesta, en la que iba incluso más allá en la transformación del logotipo; finalmente, se aprobó la opción intermedia, que es la que mantenemos hoy en el quiosco. 


Parte del cuaderno del rediseño de la mancheta

La evolución de la cabecera era un riesgo que asumimos entonces y quizá lo más llamativo del proyecto para el público, pero la renovación que abordamos en la portada y en las páginas interiores tiene otras claves que los diseñadores entienden bien. Cuando salimos con la nueva maqueta, Diego Areso, editor de Quintatinta, lo resumía así: “lo mejor del cambio: una total revolución tipográfica, y la cantidad de pequeños detalles de diseño fino que inundan las páginas de la revista, y que brillan sobre todo en las columnas de opinión, y en la sección ‘Panorama’, lo más conseguido del proyecto, para mi gusto”.

Portada con la nueva mancheta diseñada por Ana de Blas

Tenía razón Areso, el juego tipográfico es la espina dorsal que da unidad y médula a nuestro cuerpo, ya dije que la variedad algo mareante de contenidos no puede traducirse ni en monotonía ni en vulgaridad ferial, dos peligrosos extremos que nos acechan. En esta carpeta de tipografías la protagonista es la robusta y polivalente Stag de Christian Schwartz, una egipcia creada para el Esquire norteamericano. Una familia que hoy ya tiene una difusión tremenda –vaya, ahí sí que seguro que hicimos diana–, cosa que para nosotros empieza a ser peligrosa si llega a saturar al estar en todas partes. Además, estructuramos los contenidos en torno a cuatro grandes bloques: Reportajes, Chica de portada, Panorama de actualidad y Apuntes de ocio, este último mi favorito en cuanto a posibilidades creativas, donde los contenidos dan pie a mayores lujos y osadías visuales. Desgraciadamente, era un proyecto ambicioso para los tiempos que corren, en los que el papel sale caro y las planillas son cortas, y hoy, pasados cuatro años, sobreviven básicamente los reportajes propios–el ADN informativo de la publicación– las firmas y los contenidos eróticos, para los que, eso sí, nos hemos vuelto exigentes en cuanto a la calidad de producción. Así que, en resumen, no hay muchas páginas, vale, pero intentemos que merezcan la pena, es lo menos que le debemos al fiel y asombrado lector. 

Alguna de las páginas en las que destaca la edición gráfica

Junto a la solvencia redaccional, la edición de fotografía es el segundo pilar de esta revista. Después de muchos años, al menos he aprendido que dedicar buena parte de mis energías a seleccionar y valorar fotos merece siempre la pena: todo el valor de un magazine con vocación gráfica depende del acierto en este ámbito. Hablo de la calidad formal y del valor periodístico de nuestras imágenes, como denuncia y como significado.

Pero además, en estos últimos años ha ocurrido otro cambio importante en nosotros: nos hemos impuesto el reto de publicar, junto a la revista semanal, una serie de monografías especiales que aportan mucho valor añadido a la publicación. Ni que decir tiene que son, como buenos hijos nuestros, cada uno de su padre y de su madre: lo mismo hacemos uno con pura fotografía erótica para gusto de nuestros hambrientos mirones, que nos embarcamos en revisar y actualizar temas de largo recorrido como la Memoria Histórica, los horrores de la guerra –sin censura– o las tramas de los niños robados en España. Es difícil saber si este es un buen camino en un panorama tan confuso como el que vive la prensa hoy, con la eclosión de nuevos y viejos medios en soporte digital, mientras el negocio de papel se encoge. No lo es en un país sobrepoblado de smartphones y mucha, mucha manga ancha para la piratería intelectual (bueno, y de la otra). Pero es una puerta que se abre, la verdad, y otra vez un reto difícil para los diseñadores, porque hay que inventar un traje a medida para cada uno: nuevos recursos y diagramaciones, manteniendo básicamente la unidad de formato, cabecera, tipo y color. Os dejo aquí alguna muestra, para quien tenga curiosidad por alguna de estas portadas de interviú ¡sin desnudos!


Portada de los cuadernos especiales monográficos

Al comienzo mencioné la cita del número 2.000 como la ocasión en la que los de la plantilla habíamos podido tener a cinco directores juntos y cruzar unas palabras con todos ellos. Tuve ocasión también de saludar a Teresa Viejo, la única directora que hemos tenido, circunstancia que la coloca en una posición muy particular, sospecho que de merecido orgullo, pero por momentos incómoda para ella: como si tuviera que explicar qué hace una mujer dirigiendo una publicación para hombres. Como si no fuera periodista, como si no tuviera... no sé, ¿qué capacidad le falta? Yo también soy una diseñadora y periodista eligiendo o descartando fotos eróticas para varones heterosexuales, y os aseguro que no me cuesta más ni menos que elegir la mejor foto de una denuncia, de un suceso, de un terremoto, de una entrevista. Te acostumbras, te especializas. Aprendes que la sexualidad está en el cerebro, ese órgano con el que trabajas. Que los conocimientos que tienes sobre valores formales y significativos se aplican de maravilla en el género del desnudo, donde tienes mil referencias antiguas y contemporáneas para apoyarte. Por eso lo paso tan bien escribiendo mi blog sobre el desnudo en el arte, porque puedo abordar con total libertad las cuestiones de género, sexualidad y roles que acompañan a la fundacional costumbre de los humanos de representar sus cuerpos buscando siempre cosas distintas. Pero esta es otra historia.

Páginas interiores del especial número 2.000


El caso es que Teresa Viejo es además la protagonista de la portada del especial 2.000 que diseñé, y hablamos un par de minutos de ello. Me sorprendió que ella hubiera posado para esa foto sin tener todas las claves que yo tenía. También me extrañó que hubiera aceptado hacerlo: aún no sé si está bien o está mal, si es el mensaje adecuado, aunque ella lo explica mejor que yo en la entrevista que acompaña a sus fotos (que no son desnudos, pero sí tienen mucha carga erótica) del especial. Le conté que el proceso empezó con un mensaje desde la dirección: querían una imagen distinta, algo especial, lujoso, elegante; una edición única, algo para guardar. Se pensó en el color negro como vehículo para expresar esa exclusividad. ¡Negro! Al principio me confundió la idea, nosotros usamos con frecuencia el negro para expresar otras cosas: el impacto, la ocultación, la tragedia, el dolor. Claro que esos son contenidos en los que nos manejamos, por desgracia, a menudo. Por ejemplo, os dejo un par de portadas en negro recientes, de esas rarezas sin desnudos: el espanto de un rayo de luz sobre las calaveras de una fosa común en Villamayor de los Montes (Burgos) fue nuestra elección para el dossier sobre Memoria Histórica, una gran foto de Clemente Bernad. Hubiera preferido dejar hablar a la imagen sola y poner el titular mucho más discreto, pero no pude convencer a mis jefes (sí que me dejaron en cambio con la portadilla del especial con la abdicación de Juan Carlos I: ésta salió como os adjunto, sin palabras). También abrimos un rasgado sobre negro para la portada del extra de los niños robados, dejando ver la imagen de un viejo retrato infantil y dos manos femeninas, una joven y otra vieja, tirando de cada lado... esta foto no es un montaje, forma parte de la realidad, lo que le da un enorme valor. La clave se explica dentro, la portada se abre como un misterio a resolver. En este repugnante turbio asunto de los niños robados durante el oscuro franquismo y más aún, ya en democracia, el recorrido de interviú es tremendo: desde los primeros reportajes de los ochenta (María Antonia Iglesias, Germán Gallego...) hasta la actualidad, con la impecable serie de investigaciones a cargo de la reportera Ana María Pascual. Sí, también una mujer. Ya veis cómo trabajamos al otro lado del papel de la revista.


Páginas interiores del especial número 2.000

Ese día le conté a Teresa Viejo como os cuento ahora el proceso que seguimos: algo negro y brillante, me pedían, pues. Confieso que hice pruebas con fondos texturados y tipografía y no me salía nada que no tuviera un tonillo de ‘50 sombras...’ Entonces pensé en un hombre con esmoquin negro, pero nunca en ese traje de etiqueta sobre un torso femenino: yo estaba buscando algo con lo que se identificara el lector, al estilo de un magazine masculino clásico, vestido para la ocasión. Presenté una portada así y el director me dijo: ¿y si probamos con una mujer? Otra vez me descolocó, ¡habíamos quedado sin desnudos! Luego el resultado es el que habéis visto, de nuevo un mensaje oculto tras el negro: ella, la misteriosa modelo, iba a ser la ex directora. No sé de quién fue este último paso, y ya digo que me sorprendió mucho que Teresa Viejo decidiera aceptar ese reto, es su imagen y le obliga a dar más de una explicación. ¿Qué significa? ¿Supone un tratamiento sexista para nuestra única capitana? ¿O es un signo de libertad, de complicidad con sus lectores, una ruptura de las normas? Decide tú, lector, como siempre haces. 

jueves, 10 de julio de 2014

Otro caso práctico

Esta era la primera versión que hicimos de la apertura de Mundo de ayer, sobre el último y actual rebrote del eterno conflicto entre Israel y Palestina:


Y ésta era la primera página del periódico que teníamos preparada para la primera edición:



Habíamos considerado otras posibilidades para esa apertura de la sección de Internacional, como ésta...


...que posiblemente sea una mejor página doble, con una poderosa imagen de la explosión a un tamaño espectacular. Pero que repetía la explosión que ya dábamos en la portada.


Incluso habíamos probado también con otras imágenes muy buenas para no repetir la explosión:


Que aunque funcionan bien nos parecieron, no obstante, algo esteticistas. Y hablamos de una guerra.


Y llegó la realidad, otra realidad, en forma de partido de fútbol. Y la conmoción de los misiles se convirtió en la conmoción de los goles... Tuvimos que cambiar la portada. Ya no sería un alcance sino que iríamos con el partido, posiblemente uno de los más famosos ya de la historia del fútbol, desde la primera edición. Había que correr, más que los alemanes y muchísimo más que los brasileños, claro.


Lo que nos obligó a llevar la anterior fotografía del estallido del misil en la franja de Gaza desde la portada a las páginas interiores de la apertura de Mundo en las que no había explosión, recordad, porque la explosión estaba en la portada.


Que fue, finalmente, la página doble de apertura de Mundo que salió publicada.



También mejoramos la portada con un fotón en segunda edición, más tarde, muy tarde. Mucho.


Pero esa es otra historia. Otro caso práctico.

lunes, 23 de junio de 2014

Si hay foto... distinta...

No todas las portadas fueron iguales, aunque parece que hay quien sí escribe tuits siempre iguales diciendo que todas las portadas son iguales... sin detenerse a mirarlas. O mirándolas sin saber ver, que también. Y quien no ve... Claro que para que no sean iguales es necesario apostar por la calidad y contar con fotógrafos de mucho nivel que consigan fotografías que no sean la misma, únicas.  Es necesario un fotón así, por ejemplo:


¿Cómo se consigue una fotografía así? ¿No haciendo lo que hacen los demás? Nos lo cuenta el propio Carlos García Pozo, su autor, gran tipo de Bilbao y grandísimo fotero (y editor gráfico, circunstancias que no siempre se dan en la misma persona) en 'Historia de esta foto'.


jueves, 12 de junio de 2014

Si no hay foto... también puede haber página

Suponíamos que no íbamos a tener buenas imágenes el primer día en el que salieran las páginas especiales dedicadas al Mundial de Fútbol de Brasil, el lunes de esta semana. No había deporte ese día, partidos, entrenamientos...

Y, efectivamente, así fue:


Porque esta era la 'mejor' de las imágenes que nos llegaron para hacer la primera apertura de las páginas especiales. Compusimos con ella la portada y...



...como era de esperar, la cosa no funcionó demasiado. El corte no puede ser otro en este formato, lo que ocasiona un exceso de cielo, demasiado azul en la parte superior. Todo está descompensado. Tal vez utilizando el bloque de titulares en esa parte superior de la fotografía pudiéramos aprovechar mejor el espacio y repartir mejor los elementos.



Pero el resultado es mucho peor. El título y la propia cabecera de la portada 'compiten' y se anulan de manera recíproca. 'Aplasta' además a los jugadores. El desequilibrio aumenta. ¿Qué hacer? Ninguna opción es buena.

¿Y si buscamos otra foto 'peor'?



Decimos que es 'peor' porque si comparamos las imágenes antes de su puesta en página, vemos que aquí están más lejos los personajes. Ocupan menos espacio, se les ve menos y la imagen pierde fuerza. Y es entonces cuando entra en acción la edición gráfica de la que tanto os solemos hablar. Colocamos la fotografía en página, cortamos, encuadramos y...


¡Bingo! Al tener más espacio por debajo de los futbolistas, podemos colocarlos en la parte superior de la página, hay foto por debajo para editarla así y se puede eliminar el anterior exceso de cielo. La barandilla está ahora en una posición más vertical y en el centro de la imagen lo que potencia el efecto de que suben, de que España va hacia arriba en el momento de salir hacia Brasil. Por si fuera poco, la fotografía nos 'deja sitio' en la parte inferior derecha para colocar el bloque de titulares compensándolo de manera perfecta con la cabecera y equilibrando del todo la página. Para remate, que haya más imagen por debajo supone que queden en primer plano esa maravillosa estrellita de campeones del Mundo junto al logotipo de Brasil 2014 en la maleta de Diego Costa.

Aunque dominar las herramientas ayude, y sea necesario (y relativamente fácil de aprender), este trabajo nuestro no consiste en conocer todos los entresijos de Quark o InDesing, ni abarcar nosecuantosmil programas distintos con sus distintas actualizaciones; ni HTML5 o CSS3 si hablamos de pantallas, se trata de saber qué elementos utilizar y dónde colocarlos. Casi nada y en realidad prácticamente todo (y no relativamente fácil). En el caso práctico que hoy comentamos, pura edición gráfica, sacar petróleo de la nada, como solemos decir en estas ocasiones. Constatar que a golpe de edición podemos lograr que incluso cuando 'no hay foto... puede haber página'.

Hoy comienza el Mundial de Brasil, y no os perdáis todo el trabajo (muuuuucho) de diseño y contenidos que estamos haciendo en estas páginas especiales.