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martes, 2 de febrero de 2010

Algo tan antiguo, algo tan denostado

La irrupción de la red global, esa maraña de uves dobles y fibra óptica que a muchos nos ha cambiado la vida y a todos nos la ha hecho posiblemente más fácil o completa, seguro que más apasionante, ha traído aparejada también problemas y vicios. Y si hablamos de Internet y Periodismo podemos hablar largo y tendido de vicios adquiridos.

Está claro que la telaraña virtual ha facilitado a los periodistas el acceso a cada vez más fuentes de información, más variadas e insospechadas, de manera casi instantánea. Quisiera ver a los becarios (ojo, todos lo hemos sido) de ahora buscarse las habichuelas como los profesionales de antaño, cuando la calle, las bibliotecas, los departamentos de documentación y el teléfono -ese aliado imprescindible, anónimo e inmóvil que por entonces ni soñaba con decirnos la hora ni mucho menos indicarnos cómo llegar a un lugar- eran las únicas herramientas aparte del bagaje y acervo personal. Hoy día, a todo eso se le ha sumado Internet, con su inmediatez, con su vasta cantidad de datos e información, con su posibilidad de acceso y recopilación en cualquier momento y lugar.

Dos de los peores vicios, a los que alguna vez nos hemos referido, que se cometen hoy día son el uso y abuso del "corta y pega" indiscriminado (ausencia absoluta de selección coherente, edición y elaboración propia de la noticia) y la falta de contraste de las fuentes. Quizás una de las primeras cosas que aprendes en ese edificio llamado Facultad de Periodismo es que LAS FUENTES DEBEN CONTRASTARSE antes de dar una noticia, un dato, una declaración por correcta y publicable. Y creo que es de las cosas que más se machacan en la carrera. Pues bien, seguimos cayendo en la trampa; una veces por desidia, otras veces por la competitividad desmedida y la rapidez inusitada, por tener que llegar más lejos y antes que nadie.

Contrastar las fuentes, un clásico tan denostado hoy día... ¡Cuántos problemas nos ahorraríamos si cumpliéramos una lección tan añeja y repetida!

Tras la presentación el pasado miércoles por parte de Apple de su nuevo iPad, su llamémosla tableta multimedia, la blogosfera y la Red se llenaron, en una demostración de atención mediática increible, de alabanzas, críticas y análisis igual que semanas antes le habían dedicado su atención a base de rumores, especulaciones y expectación. El canal Cuatro llevó la presentación del iPad a su telediario y lo hizo de la peor manera, ofreciendo unas características del producto que no se correspondían con la realidad. Lo triste es que esto no sucedía antes de la presentación, sino después, ilustrando la pieza con imágenes subtituladas del evento.

Noticias Cuatro, como puede verse en el siguiente vídeo, afirmó sin rubor que el iPad contaba con "conexión de TDT en Alta Definición, reproductor de audio, pantalla de 10 pulgadas, cámara para videollamadas, cámara de fotos, dos mandos y wifi para jugar en red, conexión 3G". Bueno, no está mal, 3 de 7 aciertos, pero menos del 50%. ¿Conexión TDT? ¿Cámara para videollamadas? ¿Cámara de fotos? ¿Dos mandos? ¿Pero cuándo anunció eso Steve Jobs? Debió ser en algún momento que fui al baño... Quisiera saber si nuestros compañeros de Cuatro tuvieron a bien leerse alguna nota de prensa emitida por Apple sobre el producto, entrar en la web oficial al respecto una vez presentado el mismo, ver la presentación vía streaming como pudimos hacer todos (aún hoy puede verse en diferido) o meramente informarse en algún blog especializado serio y respetable. Pues no parece; debieron fiarse de los rumores previos, de blogs o webs que hablan de lo que han oído otros que han escuchado de los de más allá... ¿Tanto costaba confirmar las características? ¿Tanta prisa había? ¿Porqué esa manía, ese riesgo, esa pereza, esa temeridad de no contrastar las fuentes, y más si son cibernéticas, virtuales?


Que el telediario en cuestión informe de un producto que dicen que está destinado a cambiar la historia de la informática dando datos inexactos es cuando menos sorprendente.

Los que somos periodistas lamentamos hechos así, y yo prefiero que me den menos información pero al menos contrastada y veraz. No creo que sea mucho pedir.

lunes, 20 de julio de 2009

¿Un error?


¿Se trata de un error? ¿Tal vez es el capricho de alguien con mando en plaza pero conocimientos de diseño periodístico ningunos? ¿Es un guiño a algo, o hay que guiñar un ojo para verlo? ¿Es deliberado y lo que se pretende es mostrar a Aznar de manera grotesca? ¿O hacer mal una portada sobre Aznar como lectura subliminal de lo mal que hace Aznar las cosas?

¿Es posible que sea mi juicio el que falla porque no sea yo lo suficientemente "visual" y/o modernoide, o viewspaperiano? Porque quedar bien, lo que se dice quedar bien... tener equilibrio, o tan siquiera elegancia, impacto visual, algo tras el recurso fácil de un blanco y negro y una trama forzados en ese careto gigante silueteado en la portada del diario Público de ayer, domingo.

Puede que tenga alguna justificación, pero me cuesta tanto encontrarla (cuanto más la miras es peor, además) que finalmente me inclino por la primera de las posibilidades: ha debido salir impresa así por un lamentable error, humano supongo.

viernes, 17 de julio de 2009

¡Felicidades!

Exactamente el mismo día y a la misma hora en que esta pequeña felicitación en forma de post se lance a la blogosfera, Luis Blasco dejará de formar parte de la gloriosa cofradía de los diseñadores de prensa solteros para entrar en la resignada bolsa de los diseñadores de prensa casados, en la que estamos ya todos los miembros del blog menos él. Que conste que le hemos insistido, aconsejado como amigo, compañero... hasta los misteriosos miembros del comité de expertos encargados del Diseñario le han advertido de la gravedad de su atrevimiento, pero no ha habido forma. Los genes aragoneses de este miembro fundador de encajabaja, la belleza e inteligencia de su chica, el amor por encima de todo... no se podido luchar contra todo eso y, en consecuencia, no nos queda más remedio que desde estos humildes píxeles desearle mucha felicidad a él y a Judit. Porque, además, se lo merecen. ¡Enhorabuena!

La ilustración, una vez más, del genial Luis Sánchez Parejo.

¡Felicidades a Luis y Judit!

miércoles, 1 de abril de 2009

¿Nadie lee nuestras páginas?

Hace tiempo, no mucho, cometimos un error en una página que no tenemos la mínima intención de desvelar. Un error grave, tal vez de los peores que se puedan cometer porque supuso, nada más y nada menos, que no pudiera leerse el artículo a pesar de que a simple vista todo pareciese correcto, atractivo incluso para los amantes de las siluetas. Y es que precisamente fue la parte que se supone y desea transparente de una silueta la que apareció impresa en color blanco, tapando así una parte muy importante del texto, tanto que lo hacía ilegible por completo. Tenemos que apresurarnos a añadir que la culpa no es exclusiva de los maquetadores en este triste sucedido porque en el proceso están involucrados, además de nosotros, los departamentos de produccción ("talleres", para los nostálgicos), los propios redactores y la sección correspondiente que son los responsables de su texto final, e incluso la mesa de redacción, último filtro que da el visto bueno definifivo a cada página. Pero no es eso, no queremos repartir culpas y buscarnos excusas por errores cometidos (cada uno tenemos una parte), de lo que queremos hablar. Es otra cosa...

Luis Blasco y yo nos quedamos horrorizados al verlo. Pálidos. Y callados. Todo aquel aciago día estuvimos callados, cruzándonos miradas de complicidad... y acojone. Porque en los días precedentes a aquel error de hace ya un tiempo (hasta hoy no hemos podido hablar de ello, coño) se sucedieron varias broncas por detalles de acabado en algunas páginas, con la queja añadida del propio director a quien se le había quejado a su vez algún colaborador descontento con la fotito que acompaña su firma. Si aquello era motivo de reprimenda, y no decimos que no tuviera que serlo porque los detalles y el acabado son un elemento fundamental en el diseño periodístico, gráfico o del tipo que sea, por esto último de lo que por primera y última vez hablamos hoy nos pondrían directamente de patitas en la calle... ¡con la que está cayendo y nosotros dándoles motivos!

Nos quedamos callados, pues, como las ratas cobardes que en el fondo somos. Bueno, en el fondo y en la superficie. Y pasó un día, y nada. Y otro día, y nada. ¿Has oído algo?, nada. Y otro día más y nada. ¿Te han dicho alguna cosa? Nada, nada, nada... hasta que en uno de los blogs sobre diseño periodístico apareció reseñada la puta paginita. ¡Precisamente esa! ¡La madre que nos diseñó! Ahí estaba, a la vista de todos... ¡para ser elogiada! Por su forma y ¡por su contenido! Su interesante artículo ¿? Tuvimos que reírnos, Luis y yo, después de otro cruce de miradas, esta vez incrédulas. Reírnos por no llorar ya que nadie, absolutamente nadie, pero nadie fuera ni dentro ni lector ni crítico ni jefe ni amigo o enemigo, nadie, nadie, nadie parece reparar en los textos de las páginas que hacemos, en el contenido de los artículos que es el fin último de nuestra puesta en página. Y eso sí que es, o nos parece, muy grave y desalentador de cara a este futuro incierto que más que esperarnos nos amenaza desde donde quiera que esté. Mucho más grave que incluso haber cometido un error grave, que para nosotros supone sobre todo redoblar nuestro esfuerzo diario por el control de calidad de las páginas que hacemos incluso para que nadie las lea. O sí. Y es que algo en nuestro interior nos hace creer que es imposible que nadie lea nuestras páginas.

"Periódico" (1994), de Jochem Hendricks. Líneas que siguen los ojos de quien lee una página de un periódico digitalizadas y después dibujadas en papel prensa del mismo tamaño (vía NewZion). ¿No hay ojos ya que sigan estas líneas?

viernes, 7 de marzo de 2008

Los '3 por 2'

Han pasado ya unos días desde los esperados debates entre Zapatero y Rajoy. Asesores, ayudantes, secretarias, miembros del partido, simpatizantes, familiares, amigos, todos ellos uniendo esfuerzos para ayudar a su líder en la tarea de derrotar dialécticamente al otro. Minutos contados, intervenciones por orden riguroso, ora uno el primero, ora el otro. Imagino a todos esos ayudantes devanándose los sesos para preparar el camino hacia La Moncloa.

Entremos en materia, lo que nos interesa en este blog: el diseño. La presentación de las propuestas de los candidatos ayudándose de los grafiquitos. En una era en que la tecnología está tan avanzada, ¿cómo es posible que sacaran esos gráficos? Parecían las ofertas del 3x2 del Carrefour. Bueno, a lo peor, eran eso. Pero esto no era lo peor. En el primer debate se les ocurre sacar sus diagramas, la mayoría, con un fondo blanco. Si alguien vio el debate sabe de qué estoy hablando. No se veía nada por culpa de los brillos que producen los focos.


Muy claro lo que pone.


Se entiende todo.


Bueno, pues en el segundo debate, no sólo no se corrigió sino que sacaron todavía más. Era desternillante seguir las explicaciones de Zapatero o Rajoy cuando hablaban de infraestructuras, economía y señalaban una hoja en blanco. A lo mejor, eran esos sus datos, hojas en blanco. Se podrían haber hecho sobre un fondo oscuro y todo resuelto.

Me resulta muy extraño que con toda esa gente pendientes de ellos nadie reparara en el primer debate y lo corrigiera en el segundo, pero bueno estos son los políticos que tenemos y así nos venden las cosas. Como las ofertas del Carrefour.

P.D.: En encajabaja no entendemos que en pleno Siglo XXI todavía se utilice la violencia para resolver las diferencias. Un fuerte abrazo para los familiares de Isaías

lunes, 14 de enero de 2008

La tortura china

Ahora ya sé lo que es. Nos habían hablado de gotas de agua sobre la cabeza, de cosquillas en los pies durante horas, de refinadas y múltiples maneras de torturar con las que los chinos disfrutan mientras las aplican meticulosos, armados de paciencia milenaria y una sonrisa en los ojos. ¿O no es una sonrisa?

Claro que debería haber empezado saludando, porque la cortesía es imprescindible si de China se trata. Bien, ni hao, pues. En lo referente a su famosa tortura de las mil formas, hay que añadir que, además, adopta expresiones mucho menos refinadas, basta darse un paseo por el Chinatown de Madrid, que también existe. Está en los bajos de la plaza de España, en los túneles que llevan al aparcamiento subterráneo, diseminado en esos locales que se construyeron hace años y desde entonces han permanecido vacíos seguramente por el ambiente lúgubre y cutre del lugar hasta dar cobijo ahora a tiendas con todos sus carteles en el alfabeto chino de dibujitos; establecimientos donde venden comida china, pero china para chinos; bazares de ropa; puestos de libros y revistas, e incluso un bar en el que nosotros no sabríamos que pedir, en caso de que nos entendieran. Allí, entre sonidos extraterrestres y el eco lejano de un gong imaginado, encontré El Mandarín.


¿Bonito, eh? Mi primera impresión fue la que sentimos cuando entramos al restaurante chino de nuestro barrio, a uno de ellos quiero decir, y nos extasiamos con su decoración. Y tuve la misma duda inquietante, a saber, ¿son los chinos así de paletos, o son así de paletos porque suponen que eso es lo que nos gusta a nosotros? Es difícil saberlo, porque la comunicación con los chinos es imposible, incluso cuando dicen sí, que te han entendido, te queda siempre la sensación de haber chocado con una barrera transparente e impermeable. A favor de que piensen que los horteras somos nosotros está el hecho de que sus restaurantes y tiendas, los destinados a ellos mismos, no son así en absoluto, son austeros casi en exceso. Por no hablar del refinado arte de la caligrafía, la tinta sobre la seda, la poesía... ¡Qué pensarán de nosotros!

La segunda duda que me asaltó con aquel ¿periódico? en las manos fue, ¿pero cómo es posible que con tantos millones de chinos como nos dicen que hay no haya llegado hasta nuestra ciudad ninguno que diseñe un poco, sólo un poquito, mejor? Claro que esto muy bien puede haberlo perpetrado algún chapuza nacional, que también son muchos. En el staff nadie se atrave a figurar como diseñador; Cristina Chang (suena un poco a coña, ¿no?) es la directora y lo edita una rimbombante Asociación para el Fomento de la Colaboración Económica y Tecnológica entre España y China.


¡Menudo festival de sombras y color! ¡MENUDA TORTURA! ¿Pero quién le habrá enseñado a este osado imprudente lo de la sombra? ¡Que le ha puesto sombras a todos los títulos! ¡En letra hueca! ¡Cada una con un tipo diferente, con un color distinto! Por no hablar de una raya que sale como desde el interior de un apoyo hasta la mitad de la noticia contigua... No puedo seguir. No puedo hacer un análisis riguroso porque parecería que esta gente de El Mandarín me hubiera hecho algo malo y me estoy vengando. Y no, ni los conozco vaya. Lo peor de todo (yo creo que no han reparado en esto) es que el engendro lo hacen una vez, pero lo reproducen miles de veces y lo reparten por todo Madrid.


Tengo la impresión, no, tengo la firme convicción de que detrás de este esperpento con pretensiones de periódico, de esta auténtica castaña envuelta en papel prensa, no está una cultura distinta que no podemos entender, sino la incompetencia y la arrogancia de quien cree que nuestro oficio lo hace cualquiera. Que no son precisos conocimientos, ni formación académica, técnica o del tipo que sea, ni experiencia profesional. Hace falta tan sólo un programa informático y ya está, esto lo coge el cuñado de Fumanchú, que es muy apañado con su nuevo ordenador, y nos lo hace baratito. O no, lo que sería aún peor, de estafa para arriba. Una muestra más del desprecio y la falta de valoración que sufre el diseño periodístico. Que sufrimos.

Hay alguna página con un mérito añadido, las cosas como son. Porque resulta verdaderamente difícil llegar a extremos como el de tener que colocar tres fotos en una página y encontrar la combinación, una entre muchas, en la que todas esas fotos estén en el peor de los sitios posibles. Ni tirándolas desde lejos caerían tan mal.


Salgo del subterráneo con mi ejemplar chino bajo el brazo y subo hasta las aceras de la ciudad de los cielos rojos al atardecer. Me inclino con toda la ceremonia que una ocasión así merece, recomiendo lugares chinos mucho más interesantes que El Mandarín y me despido deseando salud, azar favorable y respeto para todos nuestros y vuestros antepasados. Zàijiàn.

martes, 10 de julio de 2007

Inconcebible




Gracias a un buen ojo y a leer con mucha atención podemos encontrar fallos como éstos en periódicos de alta enjundia. ¿Ponemos la excusa de que es verano y en los medios abundan los becarios? La verdad es que se ven errores así durante todo el año. Con el dinero que hay en juego, y aunque todos somos humanos, parece mentira que con tanto control se pasen por alto estas cosas.

El primer ejemplo es curioso y nos lo proporciona AlBa. Se trata de un párrafo de la página 82 de El País de ayer (sección Economía). A la derecha se ve, claramente amarillento, cómo salió ese párrafo en papel, al menos en Madrid; a la izquierda, con fondo blanco, el mismo párrafo extraído del PDF de ese número obtenido a través del servicio de suscriptores de Elpais.com. El error es claro: se ha colado un estilo de firma dentro del texto principal. ¿A quién se le pasó el estilo o un corta-pega en mal momento? ¿Al redactor o al maquetador? En cualquier caso, aunque el fallo -muy evidente- pasó los controles, se agradece que en ediciones siguientes se subsanara y no se dejara sin resolver.

El segundo ejemplo, para mí es vergonzoso. ¿Qué el texto no cabe? Pues le damos un poco de track, jugamos con la escala horizontal o, como último recurso, bajamos un poco el cuerpo (prácticas habituales, más que nada la primera). Pero hay límites. En la respuesta recuadrada de esta entrevista-faldón publicada hoy también en El País, se observa que han aplicado tanto un estrechamiento como, sobre todo, una alteración de cuerpo, lo cual no sólo es aberrante visualmente sino dice muy poco de quien lo haya promovido. Y la respuesta anterior también se aprecia algo "modificada", aunque menos. Según el medio en cuestión, los redactores pueden "trackear" los textos hasta un cierto límite (informático incluso), pero sin saber quién es el responsable último, es censurable que cosas así pasen los filtros y que simplemente no se opte por lo lógico: sintetizar. ¿Acaso el que hizo esto no observaba que se ve francamente mal?

Seguiremos cazando gazapos.

jueves, 21 de junio de 2007

La importancia de los correctores




Página de El País Semanal del pasado domingo 17. Puede parecer una chorrada, porque fallos de este tipo, como las erratas, ocurren a diario en los mejores medios, pero al nivel que hablamos, deberían perseguirse y no permitirse bajo ningún concepto.

Para el que no suela leerlo, el Ep[S] dispone en los textos de sus reportajes -a medida que avanza la lectura- algunas primeras líneas de los párrafos en negrita, como si fueran ladillos. Resaltan esa primera línea, pero no necesariamente tiene que haber un punto y seguido. En este ejemplo nos encontramos cómo la negrita no ha llegado hasta el final de la frase, con el consiguiente error.

Si un lector, aunque se dedique a este mundillo, lo ve, ¿por qué no lo ven el corrector, el maquetador, o el propio redactor?

Posiblemente la causa sea la siguiente: esa primera línea acababa con la palabra "proporción" partida, o sea, "propor-". Puede que posteriormente ese párrafo fuera modificado, seguramente recortando texto, con lo que la primera línea cambió, entrando completa "proporción". Pero como el estilo de negrita sólo estaba hasta "propor-"... el desastre apareció.

AlBa estuvo ojo avizor.