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jueves, 9 de septiembre de 2010

Marcas blancas

Hemos publicado esta misma semana un amplio artículo sobre la polémica generada a comienzos del verano por el diseñador norteamericano Roger Black con su reciente proyecto de vender páginas premaquetadas para distintos medios periodísticos: periódicos, revistas y páginas web, que ahora complementamos con esta nueva entrega. Tema de gran calado para el presente, y sobre todo el futuro, de nuestro profesión, que incluso la SND llevará a una mesa redonda en Denver los días 23 y 24 de este mismo mes, tenemos la posibilidad de ofreceros el punto de vista de Pedro Pérez, uno de los más destacados expertos en diseño periodístico de nuestro país, para quien el ilustre gurú norteamericano del diseño ha decidido comercializarse como una marca blanca...




Pedro Pérez Cuadrado es periodista especializado en diseño periodístico y maestro de periodistas en general y de maquetadores en especial. Ha trabajado en los diarios Pueblo, La Verdad de Murcia, Canarias 7, La Información de Alicante, o Cinco Días; fue jefe de producción del Diario El Sol (imprescindible su tesis doctoral sobre aquel enorme desafío técnico) y posteriormente de La Información de Madrid (del que hablaremos en un futuro no muy lejano). Es el autor de los diseños originales de Canarias 7 (1982), del deportivo gallego Deporte Campeón (1994) en el que alguno le echamos una mano, y Tribuna de Salamanca (1995), realizados desde su estudio Zona Impresa, del que es director.
Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, es autor de varios libros sobre diseño de la información:
Principios Básicos de Diseño Periodístico (2001), junto a la profesora Laura González; El reto tecnológico de un diario de diseño. El Sol, 1990-1992, (2004), premio de la Fundación José Antonio Artigas; Tipos a diario: Prensa y texto fuera de contexto (2006); Cabeceras, cabezotes, rótulos, logotipos y manchetas (2007); o 30 años de diseño periodístico en España: 1976-2006 (2007), entre otros, además de infinidad de artículos especializados. Su labor se amplía ahora como uno de los columnistas más destacados del blog argentino Visualmente, sitio web de referencia en lo relativo al diseño periodístico en lengua castellana, y también en nuestro humilde encajabaja, donde ya le habéis podido leer en varias ocasiones (con su serie Centrado a la derecha).
Organizador desde 1996 de las Jornadas sobre Edición, Fotoperiodismo y Diseño de la Universidad San Pablo-CEU de Madrid junto a Laura González (que ahora sigue con esa labor para la que siempre tendremos elogios), ahora prepara las II Jornadas de Diseño Gráfico en la Sociedad de la Información desde su nuevo puesto docente en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid para el próximo mes de noviembre, sobre las que os mantendremos puntualmente informados.



Marcas blancas

La excusa, entonces y ahora, nos la proporciona Roger Black. El famoso diseñador editorial que desde los ochenta del pasado siglo vio por dónde evolucionaban los modelos de negocio alrededor del diseño periodístico. Y de diseñador de tipografías se convirtió en ‘gurú multimediático’ para todo lo susceptible de digitalizar editorialmente hablando, que cada vez ha sido más. En 1990 se presentó en Madrid con el mejicano Eduardo Danilo y parieron El Sol, primer diario completamente digital en el mundo (Pérez Cuadrado, 2004: 17).

Ahora podemos leer que se ha montado un supermercado de plantillas de diseño para publicaciones en papel y web con el objetivo de ayudar a producir buenos trabajos con pocos recursos y de una forma eficaz. Conscientes de la crisis por la que atraviesa el sector ─y que ha vaciado de profesionales los departamentos de diseño de publicaciones de todo tipo de periodicidad─ Black y sus socios han creado una serie de plantillas, tanto para clientes noveles como profesionales, empleando un software de maquetación (InDesign) y tipografías del Font Bureau Library, cuyos dueños también están implicados en el proyecto.

Lo explican muy bien en su página web: la idea es que el consumidor seleccione su plantilla, la descargue y la publique (Click.Download.Publish). Escriben: "Añade sólo el contenido. Nunca antes ha estado tan accesible, tan a la mano el diseño para medios. Un grupo de experimentados diseñadores han unido su talento para ofrecerte maquetas sobresalientes para uso impreso y en línea, dando a luz una enorme variedad de páginas. Al precio de una ridícula fracción de su coste real".

La idea del 'supermercado de maquetas', por supuesto, no es nueva. Ha venido siendo la obsesión de los gerentes de todos los diarios y revistas. Y los blog de Google las ofrecen gratis. Pero el hecho de que la ponga en marcha un diseñador reconocido a nivel mundial con un caché de miles de dólares por proyecto nos hace sospechar que Black y sus socios están pensando en futuro desde otras perspectivas. Y que el dinero llegará de otra forma a como ha venido llegando tradicionalmente a los diseñadores de medios.

Que la causa primera de esto está en la digitalización ya no lo duda nadie. Pero, ¿cómo se ha venido gestando? ¿Quién o quiénes han sido culpables?
La mal llamada autoedición que se inicia alrededor de 1985 ─lo hemos visto con anterioridad (González Díez, 1993: 372)─ no implicaba, necesariamente, "una modificación de la forma o el estilo de las publicaciones, pues también permitía elaborar trabajos convencionales". Pero, a la postre, cambió algo mucho más importante: "la filosofía y el proceso de trabajo". Se presumía que "en los diarios y revistas dotados de sistemas de autoedición se produciría una integración de los procesos de escritura, edición, diseño, incorporación de imágenes y tratamiento del color; y que de esta manera el diseñador tendría un control más amplio sobre la producción, lo que se traduciría en un mayor número de opciones de diseño".

Sin dejar de ser cierto lo anterior, lo que ha sucedido en realidad es que la digitalización ha trascendido las fronteras de la especialización del diseño de la información y ha socavado los propios cimientos del modelo empresarial que acogía a periodistas y diseñadores. Porque "lo revolucionario de las tecnologías no son éstas en sí mismas sino los efectos que su aplicación produce en determinados sectores profesionales o sociales" (Canga Larequi, 1988).

Habría que preguntarse qué parte de culpa tiene el diseño periodístico en la crisis de los diarios. Nos explicamos. Desde mediados de los años ochenta, la irrupción del desktop publishing en los periódicos ha servido, fundamentalmente, para que los gerentes fueran eliminando al colectivo más numeroso de trabajadores de los periódicos: los talleres. Y los diseñadores han sido cómplices (a veces inconscientes) de ello. Las secciones de diseño crecieron pero ni mucho menos en la medida que los operarios fueron desapareciendo. Y los diseñadores asumieron las funciones de producción.

Esto, que en sí no parece ni bueno ni malo ha tenido dos consecuencias que entendemos graves. Una, que disparó la rentabilidad de las cabeceras en base a bajas laborales y no a la oferta informativa y, dos, que en un momento determinado las redacciones se llenaron de periodistas estáticos más preocupados en la ‘cocina’ que en traer ‘los ingredientes’. Es decir, en ambos casos se olvidó que lo que los periódicos venden es información y es eso lo que tienen que cuidar: contar historias. Es lo que siempre han hecho. Ya sé que la competencia es dura, pero mientras las cadenas de radio y televisión sigan leyendo las noticias del diario al día siguiente hay un lugar enorme para la prensa escrita. Investigar, contárselo a la gente, opinar, posicionarse, defender, formar... Todo lo que ha sido el periodismo siempre.

Y aquí el diseño periodístico tiene mucho que decir. Porque hay que recordar que Periodismo no es sólo la narración aséptica de la noticia. También es Periodismo la posición que toma el medio ante determinadas noticias. Y la manera de visualizarlas. Es lo que defiende Jesús Canga (2005) cuando reflexiona "sobre el olvido frecuente de que en el contenido de un medio periodístico se integran la calidad de la información que suministra, la forma en que ésta es expresada y su presentación visual, elementos plenamente aplicables a los medios periodísticos" impresos y en Internet.

Y lo que Black propone ahora es consumir ‘marcas blancas’, que son mucho más baratas pero no aportan el valor añadido de las que son líderes en el mercado. A ciertos públicos les sirven perfectamente. Pero siempre hemos oído que el negocio de la información no sigue las mismas reglas que el resto. Si no, tiempo al tiempo.


Bibliografía
CANGA LAREQUI, J.: La prensa y las nuevas tecnologías, Deusto, Bilbao, 1988.
CANGA LAREQUI, J.: ‘Periodismo en la Red. Diseño periodístico y ediciones digitales’, en Telos, abril-junio 2005, nº 63 segunda época. En línea (2010.07.26): http://sociedadinformacion.fundacion.telefonica.com/telos/articulocuaderno.asp@idarticulo=3&rev=63.htm
GONZÁLEZ DÍEZ, L.: ‘Autoedición’ en Tecnologías de la información impresa, Fragua, Madrid, 1993.
PÉREZ CUADRADO, P.: El reto de un diario de diseño: El Sol, 1990-1992, Zona Impresa, Madrid, 2004.

viernes, 15 de enero de 2010

Sexto mandamiento de todo rediseño

Nuevo mandamiento de todo rediseño de un medio de comunicación. En esta entrega, la sexta ya, Miguel Buckenmeyer nos invita a ser sorprendentes pero sin dejarnos llevar por el libre albedrío.


Los diez mandamientos para rediseñar
un medio de comunicación (VI)


Mandamiento 6. Sé tan sorprendente como sistemático


Una de las tareas más interesantes en un proyecto de rediseño editorial y dirección de arte es equilibrar la sistematización del diseño con la búsqueda de la sorpresa.

La consistencia por un lado y la variación por otro son estrategias visuales que forman parte de una sola “técnica polar” en el diseño gráfico. En un proyecto puntual como la creación de un cartel, uno puede optar por uno o el otro. Pero en el diseño editorial en papel estas dos estrategias han de buscarse simultáneamente.

Ya hemos hablado de la importancia de la consistencia y la repetición de elementos en el diseño editorial. La consistencia en nuestro campo no sólo embellece el producto sino que también crea códigos visuales de comunicación claros que el lector o usuario intuye y le ayuda a entender la estructura y la información de una manera más rápida. Por eso es tan importante que haya una repetición estética en la imagen corporativa, la titulación y la navegación de un producto en papel o en la Web.

De igual manera, la sorpresa siempre se ha visto como una virtud en el diseño de las revistas y en la prensa diaria. El lado oscuro de la consistencia es el aburrimiento. Si un lector se acostumbra a una lectura monótona, poca jerarquizada, con noticias poco interesantes, entonces deja de leer o empieza a leer el producto del competidor.

En Newscorp, el imperio británico de medios de comunicación a la antigua, llaman la sorpresa periodística por otro nombre. Según explicó su director de proyectos especiales Alfredo Triviño en una conferencia de prensa gratuita en 2008, ellos lo llaman “serendipity”, un concepto anglosajón que significa algo como una “casualidad agradable”, lo cual es la sensación que uno provoca con el bueno diseño de una maqueta en papel. Supongo que la sorpresa o serendipity en la navegación de la Web se deriva a través de los enlaces. Pero no es igual. Por eso, en Newscorp, quieren retomar la sorpresa como valor periodístico y miran con ojos al futuro, un diseño digital más parecido al que actualmente conocemos en los medios de papel.

Hasta los diseñadores Web empiezan a añorar la sorpresa y la serendipity. En un artículo reciente en la revista Web sobre el diseño digital Smashing Magazine titulada ¿La muerte de la aburrida entrada blog?, el autor Paddy Donnelly lamenta que la maquetación en la Web es estática y pregunta por qué el diseño Web no puede ser como el diseño en papel donde las maquetas se varían continuamente.

Desde luego, donde mejor se consigue llevar acabo este equilibrio entre variación y sistematización es en el diseño y maquetación de revistas mensuales de ocio y consumo. Por eso, los diseñadores Web empiezan a mirar a las revistas como su modelo y su salvación.


Portada de Wired de octubre de 2009.



Imágenes de la revista Wired en papel y en la Web. Sin duda el mismo contenido en papel es más llamativo


Un diseñador Web muy conocido, Jasón Santa María recientemente habló en una charla en Nueva York de cómo el diseño editorial inspira su diseño Web. Curiosamente destacó el mismo ejemplo que yo iba a destacar: Wired. Esta revista americana de tecnología y cultura es líder indiscutible del diseño editorial e infografía en los últimos años y heredero de los mítico diseños de Esquire y Rolling Stone. Santa María menciona como en el diseño gráfico en papel y en el diseño editorial sobre todo prima la calidad: en el concepto, en el diseño y uso de las tipografías, en calidad de impresión, etc. y como eso inspira su diseño Web. En el discurso, contrastó la riqueza visual de un artículo en la edición en papel con la pobreza visual de ese mismo contenido llevado a la web de Wired.


Más ejemplos del diseño turbo de Wired: el primero es un reportaje sobre las nuevas reglas de la etiqueta en la era de Internet. El segundo son muestras de la tipografía Gotham Rounded diseñado por Hoefler Frere Jones y empleadas en el penúltimo diseño de la revista


La prensa también ha admirado el sector de la revistas por su buen diseño. En la última década se ha hablado mucho en la prensa diaria de la necesidad de ser más como revistas o de “arrevistarse”. Lamentablemente, pocos lo han hecho.

Irónicamente —ante la presión del medio digital dónde la sorpresa por parte del diseño también es escasa— es en la fase terminal de la prensa en papel cuando los diarios empiezan realmente a hacerlo. En su blog QuintaTinta, Diego Areso argumenta que históricamente la prensa ha tenido que someterse a una “estricta disciplina” (nosotros diremos una consistencia exagerada) en cuanto a su diseño y maquetación porque hacía falta sacar el mayor número de noticias posibles de la manera más fácil y rápida además de las limitaciones técnicas en la producción e impresión.

Areso argumenta que la respuesta de la prensa diaria está en la variación continua o “libertad del diseño" como lo llama él. Comenta: “Es el momento de buscar la diferencia, de adaptar el diseño de cada página a su contenido, de buscar nuevas soluciones tipográficas y que el periódico se reinvente cada día.” Esencialmente, esto significa, según Areso, que la prensa se convierte en revistas generalistas diarias.

Comparto la tesis de que la prensa tiene que arrevistarse. Además, pienso que los pocos periódicos que sobrevivan a la crisis actual se convertirán en revistas diarias desligadas de las últimas noticias, más enfocadas, con mejores contenidos, mejor diseño y con mejor análisis. Para los que queden, habrá suficientes recursos para adaptarse en este sentido dado la poca competencia que quedará en los medios masivos de comunicación en papel y las oportunidades de vender publicidad que eso implica.

Aún así, no creo que la visión de Areso se realizará hasta que la mayoría de los diarios hayan muerto y los que queden remonten y puedan invertir en diseño. Por la simple razón de que el diseño bien hecho es caro y hace falta bastante personal bueno para hacerlo. Por la misma razón la maquetación en la Web es tan estática: es caro cambiar continuamente el diseño y las maquetas. La Web permite la comunicación instantánea pero a coste de la variación y la sorpresa, tal y como nota Donnelly.

Aún así, hay algunos periódicos que lo están intentando y con buenos resultados en el ámbito de diseño, aunque no en el apartado de la cifras de tirada o rentabilidad. El nuevo diario generalista portugués “i” es el proyecto de diseño editorial más interesante de 2009 sin duda y es el mejor ejemplo de la corriente. La filosofía del diseño y su destacado autor, Javier Errea, es la de crear “carteles” para vender el periódico todos los días. En otras palabras: puro diseño gráfico a la antigua. Esta filosofía basada en la energía visual y la sorpresa ha sido implantada en la península ibérica gracias a Errea y Toni Cases. Debemos destacar sobre todo al trabajo de Cases porque todos sus proyectos contienen sorpresa y disciplina estética en partes iguales.

Ejemplo de la portada de “i”, diseñado por Javier Errea

Más ejemplos desde la península Ibérica: Público (España) de Toni Cases, Público (Portugal) de Mark Porter y Simon Esterson, El Economista de Miguel Buckenmeyer y Javier Errea.


Este mandamiento—sé tan sorprendente como sistemático—me fue muy útil cuando era director de arte del diario de economía español El Economista. En aquella época (2006), me aseguré de tener un sistema de maquetación muy estándar y flexible que el equipo pudiese sacar rápida y eficazmente. Así tuvimos tiempo para enfocarnos en diseñar portadas o páginas especiales. Gracias en buena parte a esta filosofía ganamos el premio World’s Best Designed Newspaper de la Society of News Design.

Esta regla vale oro, empléala.

martes, 3 de noviembre de 2009

De lo grande a lo pequeño, de lo pequeño a lo grande

Trabajar en un periódico pequeño no es fácil. Falta de medios técnicos, poco personal, presupuesto muy reducido, etcétera, etcétera. Sin embargo, desde los periódicos pequeños, aquellos que pueblan los kioscos de multitud de provincias españolas, se puede hacer un magnífico trabajo. Si no, que se lo digan a Lola Gómez, responsable de Diseño del Heraldo de Soria y habitual ganadora de premios de la SND.


Hablar de Lola Gómez es hablar de Maquetación y Diseño periodístico con mayúsculas. Ha participado en multitud de proyectos editoriales, desde la que ha llevado a cabo una labor muy fructífera. En 1986 se incorporó al extinto Diario 16, desde donde pasó, como tanto otros, a participar en la fundación de El Mundo en 1989, donde trabajó en el departamento de diseño del diario y del Magazine. Ocho años después, deja Madrid y viaja hasta las frías tierras castellanas para incorporarse al Heraldo de Soria como diseñadora de Suplementos. Actualmente ocupa la dirección de Arte del Heraldo. Trabajando para ese pequeño periódico ha sido galardonada en dos ocasiones por la SND y en cinco (de seis ediciones) por los ÑH, capítulo español de la Society of Newspaper Design.

De lo grande a lo pequeño, de lo pequeño a lo grande.
Mis comienzos en esta profesión fueron en Diario 16. Allí se dibujaba la maqueta con un lápiz rojo, otro negro y con un tipómetro transparente, y en los textos se contaban matrices para después hacer una regla de tres. Conocí la mesa de luz y los primeros ordenadores donde se componían las galeradas que más tarde iban a talleres.

Después, en su fundación, pasé a formar parte de la plantilla de El Mundo. El periódico nacía y yo, como maquetadora, crecía con él. Estrenamos los primeros ordenadores con Edicomp 4000, aquellas maquetas donde se visualizaban las cajas pero no los textos… Era de locos visto desde ahora. Un día, Carmelo Caderot, el director de Arte, se fió de mí y me dejó maquetar el Magazine de la primera época. Este suplemento no se hacía con el Edicomp, sino en maqueta de papel, tirando de la fotocopiadora y de la ampliadora de laboratorio de fotografía. Y allí, al cabo de poco tiempo, me pusieron un Mac delante.

Los que no han conocido todo eso no se pueden imaginar lo que sentí cuando hice mi primera maqueta en aquella pantalla. ¡Se podía hacer de todo y lo que era aún mejor: lo veías! (Parezco una abuela, pero no hace tanto tiempo de eso).

Y hasta hoy.

1. NO HAY EXCUSA
Fui de lo grande a lo pequeño. Pero si ahora comparo los medios técnicos que tenía entonces con los que tengo ahora en la redacción de Heraldo de Soria, el abismo es evidente. El saldo actual, a favor. En este momento, todos los periódicos españoles disponen de la tecnología suficiente como para desarrollar un buen diseño cuidado y de calidad, incluidos los pequeños. Así que eso no es obstáculo para no poder hacer un buen trabajo. No hay excusa. Aunque a veces, tampoco presupuesto.









2. DE TODO UN POCO
El problema llega cuando descubres que el funcionamiento del equipo de diseño es atípico comparado con diarios más grandes. No sólo se realiza trabajo de maquetación con sus respectivos suplementos, sino que además han de llevarse a cabo tareas de producción, control de planillo y publicidad -que también se diseña en la propia sección-, esquelas, anuncios por palabras, parte de la labor fotográfica, como es el tratamiento de las imágenes y el envío de los PDFs a la rotativa (que en nuestro caso, se encuentra en Zaragoza) y todo eso a cargo de cinco personas.










3. NUNCA PASA (CASI) NADA
Por si eso fuera poco, en una ciudad pequeña pasan muy pocas cosas, y todo lo que ocurre es cíclico. Año tras año se repiten por las mismas fechas idénticos acontecimientos, algo que obliga a mis compañeros redactores a echarle mucha imaginación para no repetirse. Aprovechan cada acontecimiento, por mínimo que sea, para hacer algo especial, y nosotros desde maquetación hacemos lo propio, procurando que cada día el lector se encuentre con una sorpresa visual, con un guiño, con un nuevo regalo. Ahí es donde hay que agudizar el ingenio. No hay tecnología que valga.










4. PERO A VECES, SÍ PASA
Y el día que ocurre algo importante… Ese día sabes que la mitad del periódico va a ir de eso. Entonces llegan los del departamento de publicidad y te colocan en las páginas de apertura, empezando en la 2, unos módulos a lo largo de toda la cobertura. Por supuesto, no se puede decir que no, que de eso vivimos. Ese día nos estiramos y damos más páginas a color de lo habitual porque el tema lo merece, y podemos saltar a 24 o incluso a 32 si hay además un suplemento. Lo habitual son 8 o 16 y hay que intentar que el color quede bien distribuido a lo largo del periódico, aprovechándolo en las páginas que tengan las mejores imágenes.






5. EL FACTOR HUMANO
Un periódico se hace entre todos. Nosotros no somos muchos (alrededor de una treintena) y la mayoría aporta ideas que tenemos en cuenta en la sección.
¿Qué maquetador no agradece que le den un titular de antemano, una palabra, una sugerencia? La chispa que nos haga ir, un día más, de lo pequeño a lo grande.


(El diseño de Heraldo de Soria tiene como base el de Heraldo de Aragón, grupo del que forma parte. Cuando Heraldo de Aragón fue rediseñado por Javier Errea y pasó a formato tabloide, Heraldo de Soria lo adoptó, salvo con unos pequeños cambios que Javier realizó para adaptarlo a las necesidades lógicas de un periódico más pequeño.)

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Maestro de maquetadores

A algunos nos enseñó a maquetar trabajando en el diario El Sol de Madrid, a otros muchos, muchísimos más, en las aulas de las universidades en las que ha trabajado y trabaja ahora como profesor. Le pedimos que nos escribiera un artículo porque faltaba su firma entre las que ya hemos tenido la suerte y satisfacción de poder traer aquí, todas ellas muy importantes para nosotros, y que así esta sección pudiera llamarse como se llama: Firmas en Caja Alta. Y como además de enseñarnos nos quiere mucho, más que uno nos ha enviado el primero de una serie de artículos que será bautizada con el contradictorio nombre de "Centrado a la derecha", petición real de un redactor a nuestra sección de diseño en el periódico, para que todos sigamos aprendiendo.




Faltaba el nombre de Pedro Pérez Cuadrado porque la labor de este periodista en lo que se refiere al diseño periodístico es inmensa, muy importante. Especialmente en una ciudad como Madrid, que ha dejado bastante de lado esta disciplina desde... siempre. Las Jornadas sobre Diseño Periodístico que ha organizado en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid desde 1996 con un tesón y un esfuerzo nunca reconocido, o no como mereciera, fueron durante todos estos años prácticamente lo único que tuvimos y por las que han pasado infinidad de diseñadores, fotógrafos, infografistas, periodistas de todo tipo. Antes de ello fue profesor asociado en la Universidad Complutense, y ahora es profesor en la Universidad pública Juan Carlos I, en el sur de Madrid, donde nos consta que ya está organizando y movilizando gentes y medios para desde allí generar nuevos debates, compartir conocimientos y experiencias, mostrar trabajos, convocarnos a todos...
Pedro Pérez ha trabajado en los diarios
Pueblo, La Verdad de Murcia, Canarias 7, La Información de Alicante, o Cinco Días; fue jefe de producción del Diario El Sol (imprescindible su tesis doctoral sobre aquel enorme desafío técnico) y posteriormente de La Información de Madrid (del que ya hablaremos...). Es el autor de los diseños originales de Canarias 7 (1982), del deportivo gallego Deporte Campeón (1994) en el que alguno le echamos una mano, y Tribuna de Salamanca (1995), realizados desde su estudio Zona Impresa, del que es director.
Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, es autor de varios libros sobre diseño de la información:
Principios Básicos de Diseño Periodístico (2001), junto a la profesora Laura González; El reto tecnológico de un diario de diseño. El Sol, 1990-1992, (2004), premio de la Fundación José Antonio Artigas; Tipos a diario: Prensa y texto fuera de contexto (2006); Cabeceras, cabezotes, rótulos, logotipos y manchetas (2007); o 30 años de diseño periodístico en España: 1976-2006 (2007), entre otros, además de infinidad de artículos especializados.
Es, además, columnista destacadísimo y de lujo en nuestro querido Visualmente (blog de referencia en lengua castellana en lo referido al diseño periodístico, en el que sus series de artículos sobre "El color en la prensa española" o "La homogeneización tipográfica en los diarios", son sencillamente para coleccionarlos).
Decíamos que a algunos nos enseñó a maquetar, y a quererlo, haciendo páginas en los periódicos de Madrid. Para encajabaja es todo un honor y el mayor de los privilegios tener hoy aquí a Pedro Pérez Cuadrado, periodista, maqueta, y maestro de periodistas y maquetas.




Centrado a la derecha (I)

La idea del ‘diseñario’ que viene publicando En Caja Baja desde hace tiempo es, cuando menos, loable. Incluida la puntita de humor que hace que leerlo resulte, amén de interesante, divertido.

Particularmente me seduce la idea de establecer la correcta nomenclatura a acciones, efectos y elementos que manejamos quienes nos dedicamos al diseño, ya sea en papel o en pantalla y que, como fácilmente se entiende, provienen de las artes gráficas de toda la vida y que ahora se entremezclan con otros términos, fundamentalmente de origen angloparlante.

Me refiero, claro es, a los términos ingleses que aparecen, sobre todo, en los diferentes programas (software). Es el caso más evidente para los que nos dedicamos a maquetar páginas de la palabra ‘corondel’ –no coronel–, palabra desconocida para la mayoría de los mortales y, desgraciadamente, también para muchos de los que se dedican a esta actividad que tiene mucho que ver con la tipografía. El ‘diseñario’ la define perfectamente.

La primera y segunda definiciones de ‘corondel’ en la vigésima segunda edición del diccionario de la Real Academia Española de la lengua dicen:
1. m. Impr. Regleta o listón, de madera o metal, que ponen los impresores en el molde, de alto a bajo, para dividir la plana en columnas.
2. m. Impr. Blanco producido por el uso de esta regleta.

Parece bastante obvio lo que explican las acepciones: Se llama corondel al espacio que, a la hora de armar una página, dejamos entre las columnas. Se conforma así una división horizontal de la caja o mancha que alterna columnas y corondeles y que nos sirve de guía para la distribución posterior de elementos textuales, gráficos y ornamentales.

¿Por qué entonces en los programas de maquetación al uso (Quark X Press e In Design fundamentalmente) se empeñan en llamarlo ‘medianil’?

Una de mis primera experiencias en diseño de periódicos tiene que ver con este tema. Cuando llegué al diario La Verdad de Murcia en 1980 el periódico se fabricaba aun en tipografía y tuve la ocasión de ver ‘in situ’ cómo se armaba la composición de texto en un tabloide de cinco columnas con unas rayas muy visibles entre cada una de ellas. Yo entonces ya sabía que aquellas líneas (‘column rules’ en inglés) se denominaban ‘corondel visto’ porque me lo había enseñado el profesor de Tecnología de la Información Impresa, doctor Francisco Martín González, maestro de periodistas, con quien, además, había hecho prácticas en el diario Pueblo de Madrid, también de elaboración tipográfica.

Una de las primera decisiones que tomé sobre la imagen de aquel periódico fue sustituir los ‘corondeles vistos’ por ‘corondeles ciegos’, es decir, eliminar las rayas y dejar el espacio en blanco (segunda acepción que ofrece la RAE) con la intención primera de descargar el aspecto plúmbeo del rotativo en aquel entonces. Aquello debió parecer una buena idea a quienes entonces dirigían el diario murciano y quedaron abolidas las rayas verticales. Muchas veces me he cuestionado la oportunidad de aquella decisión, máxime cuando en otras publicaciones posteriores en las que he participado he optado por la solución inversa, y he llegado a la conclusión de que los corondeles vistos son elegantes y ayudan a ‘vestir’ la página. Y lo que es mejor, bien utilizados, son útiles y sirven para valorar y ordenar la información, que es lo más importante.

Pues bien, como todo el mundo sabe, al corondel nos lo han rebautizado como medianil. ¿Qué es en realidad el medianil? Volvemos a la RAE, quien en su tercera acepción escribe:
3. m. Impr. Crucero más angosto de la forma o molde, que deja el espacio blanco de las márgenes interiores.

Está claro. Medianil es la suma de los márgenes interiores (márgenes de lomo dicen algunos) de una publicación. ¿Entonces? Dan ganas de empezar una campaña a ver si, entre todos, somos capaces de que Quark Inc. y Adobe apliquen la nomenclatura correcta a cada cosa.

Pero no echemos la culpa sólo a los programas. Hay infinidad de profesores y profesionales del diseño, de la maquetación, de Quark X Press y de InDesign que ni se molestan en indicar a sus alumnos el trastoque de términos (suponiendo que le otorguen alguna importancia) y así las nomenclaturas del idioma se van olvidando. Hay cientos de páginas webs donde consideran que el medianil es el espacio entre columnas y el corondel la raya que mancha justo al centro. He llegado a encontrar foros sesudos dedicados exclusivamente a dilucidar cómo situar “el corondel justo en el centro del medianil” ¿?

A este respecto me gustaría apuntar un detalle que –estoy seguro– muchos saben y utilizan: la raya del corondel no siempre aparece centrada respecto al espacio blanco o calle. En algunas ocasiones el maquetador, si quiere hacer énfasis en alguna de las informaciones (normalmente la más importante) deja una mayor espacio vacío de su lado con la finalidad de que éste dé resalte a la noticia.
Este recurso ni es nuevo ni supone error alguno. Ciertas publicaciones lo utilizan y punto. Muchos lo recordarán como de uso recurrente en las páginas de El Sol, entre 1990 y 1992, pero hay muchos más ejemplos.



Como en el caso de la controversia corondel-medianil, hay más casos en nuestro ámbito de actuación respecto a la denominación de los elementos, las acciones y los efectos. He formado parte de equipos de trabajo donde he escuchado, al definir las características formales de cierta revista, que utilizaba ‘filetes sangrados’ ¿?

Vuelta al diccionario de la RAE, que define sangrado como:
1. m. Impr. Acción y efecto de sangrar.
Y cuando acudimos a la opción de ‘sangrar’ nos dice en su quinta acepción:
5. tr. Impr. Empezar un renglón más adentro que los otros de la plana, como se hace con el primero de cada párrafo.

Es decir, primero, que el sangrado se aplica al texto; segundo, que tiene que ver con la posición donde comienzan las líneas (renglones), normalmente la primera (lo que se conoce como sangría de primera línea). Pero también he oído y utilizado el término sangrado para un número indeterminado de líneas dentro de un párrafo o columna. Así, decimos que un texto está sangrado cuando otro elemento de la página –sumario, fotografía, etc.– interfiere en su ancho de composición y efectúa un recorrido en el texto (otra forma de decirlo) con el que sangra un determinado número de líneas.

Total, que los filetes no pueden ser objetos de sangría ni pueden ir sangrados. Lo que nuestro interlocutor quería decir es que la revista llevaba filetes a sangre, es decir hasta el corte del papel (que es una cosa muy diferente). El ‘diseñarío’ lo explica muy bien e incluso ofrece una disculpa al protagonista de nuestra historia cuando dice:

“A la sangre también se le conoce como "sangría" o "demasía", principalmente en América Latina…” pero no era el caso.

Al hilo de lo que estamos comentando se me ocurre si no sería una excelente iniciativa (la idea no es mía) que, desde la plataforma inmejorable que nos brinda En Caja Baja, pudiéramos establecer un foro de reflexiones en torno al lenguaje utilizado en cada una de nuestras especialidades (maquetación, imprenta, infografía, fotogafía, periodismo, artes gráficas, etc.) y así poder concretar, desde una perspectiva más amplia, los usos que otorgamos a nuestros vocablos. Que seguramente no serán únicos ni cerrados y siempre nos ayudarán a tener una mayor visión del concepto.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Quinto mandamiento de todo resideño (II)

Segunda entrega del quinto mandamiento de todo rediseño que nos trae Miguel Buckenmeyer. Si queréis consultar la primera entrega podéis hacerlo aquí.


Los diez mandamientos para rediseñar
un medio de comunicación (V)


Mandamiento 5. Ve un paso más allá; usa la tipografía como un arma secreta (II)

La segunda estrategia: el punto medio

Se puede emplear la misma técnica de usar la tipografía como herramienta visual pero sin ser tan minimalista.

Esta estrategia del “equilibrio gráfico”, por así llamarlo, demuestra la misma capacidad de convertir la tipografía en un recurso gráfico principal pero sin renunciar a una gama tipográfica más amplia o al empleo de otros recursos gráficos como filetes, una paleta de color más amplia, etc. En cambio, una vez encontrada una combinación de recursos visuales adecuada, esta estrategia sí que mantiene un orden a través de la repetición de esos elementos.

Las portadas de Esquire en la última etapa de Robert Priest como director de arte cuando efectuó su rediseño usando la Vectora de Linotype.


Portadas de la época de John Korpics que amplían considerablemente el volumen tipográfico. Sobre todo, se nota una “densidad” en la tipografía y una renuncia al espacio negativo alrededor de ella. Pincha para ver las imágenes más grandes.

El mejor ejemplo del uso de la tipografía en este sentido viene de la revista americana Esquire entre los años 1999-2005 y su director de arte de entonces, John Korpics.

Aunque la mayoría de los diseñadores asociamos el diseño heroico de Esquire basado en la Mercury (que apareció por primera vez en Esquire en 1996) de Jonathan Hoefler y la Vectora de Linotype con Korpics, en realidad éste heredó un rediseño de la revista hecho por su director de arte anterior Robert Priest en 1998 que ya empleaba estas tipografías.

Korpics no solo respetó el diseño de Priest sino que lo mejoró considerablemente. Por su prodigioso cuerpo de trabajo en Esquire, Korpics ha ganado casi todos los premios más prestigiosos del sector.


Algunos reportajes de la era de Korpics empleando la Mercury de Jonathan Hoefler. Imágenes cortesía de John Korpics. Pincha para ver las imágenes más grandes.

El Esquire de Korpics era la versión “turbo” del rediseño de Priest; una versión que tomaba esteroides; mucho más llamativa y energética que la versión inicial de Priest.

Lo más notable del diseño de este dúo dinámico fue la concentración visual de la tipografía. Priest empezó a reducir el interlineado de los titulares hasta que las líneas de la tipografía se tocasen. Korpics adoptó este estilo y además empezó a apostar por un mayor contraste tipográfico además de crear masas concentradas de tipografía. Aplicó este método a casi toda la tipografía “display” (grande, de titulares, subtítulos y cabeceras) de la revista.

Además empezó a mezclar la paleta tipográfica entre serif, sans y egipcias de una manera mucho más notable. Mezcló colores vivos pero elegantes –naranjas, colores calabaza, verdes pastel, amarillos oscuros, marrones, grises azulados, etc.- y apostó por el uso liberal de filetes y cajas de varios grosores y colores además de numerosos iconos.

En suma, aplicó más diseño. En las imágenes que siguen se aprecia un estilo claro y contundente y muy consistente.


Páginas interiores del libro American Photography 18 diseñado por Korpics que emplean el estilo tipográfico y visual desarrollado por Korpics en Esquire. (Imágenes por cortesía de John Korpics.)

La tercera estrategia: barroco al máximo

Si Baron, Sánchez y Korpics son capaces de utilizar la tipografía como un arma secreta, Fred Woodward hace de ella una bomba atómica.

Portada de Rolling Stone durante la dirección de arte de Fred Woodward. (Imágenes de Rolling Stone cortesía de la AIGA.)

Woodward fue director de arte de la mítica revista americana Rolling Stone en los años 1987-2001 y es el actual director creativo de la edición americana de GQ. El trabajo de Woodward en Rolling Stone era “expresivo y ecléctico”, inspirado tanto en el modernismo como en el “vernáculo americano”, según la Asociación Profesional para el Diseño en Estados Unidos.

En su dirección de arte de Rolling Stone, buscó referencias en la propia de historia del diseño de la revista y devolvió algunos elementos característicos de su diseño original como, por ejemplo, el encuadernado de cada página con una caja “Oxford” para distinguir las páginas con contenidos editoriales de las de la publicidad.



Algunas dobles aperturas de Rolling Stone durante la época de Fred Woodward como director de arte. (Imágenes cortesía de la AIGA.)


Dobles aperturas de GQ -donde Fred Woodward es actualmente director de arte- en las que desarrolla su estilo centrado en el ajuste perfecto de tipografía y fotografía. (Imágenes cortesía de la AIGA.)


Más que cualquier otro atributo, la Rolling Stone de Woodward destaca por la fuerza de las combinaciones geniales de tipografía y fotos o ilustraciones. En muchos casos, la tipografía y la dirección de arte de los reportajes, recurrían visualmente a contextos visuales culturales e históricos. La ejecución del matrimonio entre tipografía e imagen además de la imitación de ese “vernáculo” histórico y cultural del diseño gráfico era perfecta y asombrosa. En muchos casos, contrataban a Jonathan Hoefler – a quien si no—para crear tipografías ad hoc para el reportaje en cuestión con claras referencias a tipografías históricas.

En cualquier otra revista, el uso de tantas tipografías diferentes y de maneras tan barrocas, resultaría ofensivo para el lector y llevaría a la falta de coherencia gráfica. En la Rolling Stone de Woodward, la consistencia y la perfección con que lo ejecutaba, se consolidó como el distintivo de marca de la revista.

Último consejo

Woodward dijo una vez que hay un uso apropiado para cada tipografía que se haya diseñado jamás y que su meta personal es buscarlos hasta el final de su carrera personal.

¿Cuál es el uso perfecto de tipografía para tu proyecto? Encuéntralo.