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jueves, 21 de marzo de 2013

¡Cabreaos!

 


Llevamos meses, tantos que ya suman años, en este estado. Nos levantamos por la mañana y al escuchar las noticias, al leer las declaraciones en los periódicos, al ver cómo los recortes suman y siguen, cuando nos enteramos de un nuevo desahucio o de un rescate más. Llevamos mucho tiempo en este estado, inmune a los recortes, que lejos de ir a menos crece y crece. Estamos cabreaos. Muy cabreaos



Cabreaos porque los políticos nos torean, los mercados nos chulean, la justicia nos ignora y la crisis no nos da ni un minuto de respiro. Cabreaos porque mientras unos pocos van para delante otros muchos van para detrás; mientras unos pocos suman a otros muchos les restan; mientras unos cargamos con la culpa de algo que no hemos hecho otros salen inmaculados de pufos y más pufos. Cabreaos porque esto no puede seguir así. 



Y "¡Cabreaos!" es el título del nuevo libro de Malagón (del que ya os hemos hablado aquí en varias ocasiones). Estas brillantes 134 páginas son una recopilación humorística de los Bárcenas, Urdangarines, Bankias y demás que nos hacen la vida un poco más chunga. Una vuelta de tuerca a esos eslóganes vacíos que nos mandan los políticos; un paso más alla en la realidad de nuestro país; quitarle la máscara a los farsantes; una patada en los mismísimos, suave, pero directa a los que se ríen por encima de nuestras posibilidades. Un grito de papel que sigue al ¡Indignaos! de Hessel. Es una "antorcha de la sonrisa pensante", como dice Forges en el prólogo. Un juego de palabras que te hace pensar, golpes de pincel para despertar conciencias. Es un espejo de cómo nos estafa el sistema. 



Cabreaos es una dosis de humor para que no olvidemos que el cabreo puede ser el motor del cambio. Un cambio más necesario que nunca.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Hockney y el iPad

La primera vez que oí hablar de David Hockney, bueno la primera vez que me interesé realmente en él porque su nombre ya me 'sonaba' como 'pintor pop', fue hace unos diez años, con la publicación de su obra El conocimiento secreto, uno de los más apasionantes y controvertidos libros sobre arte, en el que argumenta nada más y nada menos que desde el siglo XV los grandes maestros de la pintura utilizaron diversas tecnologías (principalmente ópticas, como la cámara clara y la cámara oscura) para 'calcar' la realidad. Un libro maravilloso editado sin escatimar medios, ni precio, que merece un artículo por sí sólo... como mínimo, y que por supuesto haremos.


Ahora es una exposición, "Una visión más amplia", en la que se muestra la obra reciente de Hockney la que vuelve a reclamar mi atención. Porque resulta que Hockney, a sus más de 70 años, ha vuelto a su Inglaterra natal (tengo que confesar que no pocos habíamos supuesto que se trataba de un pintor norteamericano porque después de haber conseguido cierto renombre en Londres siendo ya estudiante, su reconocimiento internacional llegó cuando en los años 60 se instaló en Los Ángeles con sus cuadros 'pop' de brillantes colores saturados), y a su regresó a Inglaterra, decíamos, al condado de Yorkshire en 2006, se interesó por la naturaleza de su lugar de nacimiento como antes lo había hecho con los grandes espacios abiertos del oeste norteamericano. En especial, por los cambios que la naturaleza sufre con las estaciones, con la luz, que en esta comarca de la nubosa Inglaterra implica distintos paisajes en apenas horas, o incluso menos. Con una energía no ya impropia de un hombre de 70 años sino para cualquiera, empezó a pintar esa naturaleza utilizando todo tipo de técnicas: al óleo, con acuarelas, carboncillos, cuadernos de bocetos, fotografías (tomadas con nueve cámaras montadas en un vehículo porque así considera que logra una imagen más cercana a lo que vemos), vídeo, Photoshop en ordenador, iPhone, iPad... hasta lograr en unos cinco años, aproximadamente, lo que parece la obra de toda una vida. Unas doscientas obras, algunas de inmenso tamaño, que llenan toda la segunda planta del monumental Museo Guggenheim de Bilbao.



Sí, iPad. Y aunque a primera oída, que no vista, pueda parecernos una 'modernidad' vacía, apuntarse a lo más avanzado para llamar la atención o incluso un querer luchar en vano contra el paso del tiempo estando a la última porque sí, nada más lejos de la realidad tratándose de un absoluto maestro que, además, ha investigado durante toda su vida todas las tecnologías del arte pictórico, poniéndolas en práctica. Su mencionado libro El conocimiento secreto no es sino una investigación de la tecnología de la pintura desde el siglo XV, por no mencionar sus impresionantes collages del cañón del Colorado realizados con cientos de fotografías polaroid en la década de los 80 y que también pueden verse en esta exposición, o sus trabajos posteriores con el fax, o con sus sistema de nueve cámaras y después con Photoshop.


Collages fotográficos de The Grand Canyon (1982) y La Autopista de Pearblossom (1986)

En 2009 comenzó a dibujar con un iPhone y en 2010 con un iPad (afirma que fue uno de los primeros en comprarse uno). Utiliza la aplicación Brushes (5,99 euros), un sencillísimo y potente software de dibujo que permite controlar trazos, colores, transparencias, ampliaciones de hasta el 3200% para acceder hasta el más mínimo detalle e incluso cinco capas que se mezclan entre ellas a la manera de Photoshop. Una de tantas apps que a pesar de su simplicidad posibilita, sobre todo en manos de un absoluto maestro de la pintura y el dibujo como Hockney, un resultado asombroso. Cuesta trabajo creer que muchos de los innumerables ¿cuadros? colgados en la sala denominada La llegada de la primavera en Woldgate, East Yorkshire, en 2011 (dos mil once), unas 70 imágenes de un metro y medio de altura cada una colgadas en dos filas, estén realizadas con la famosa tableta de Apple, porque captan la luz, los colores, texturas y hasta la atmósfera cambiante como la mejor de las técnicas tradicionales. Es increíble. Como increíble le pareció a Hockney en 2011 la posibilidad de imprimir las imágenes del iPad a ese enorme tamaño sin que se 'pixelicen' lo más mínimo. "Entonces descubrí que podía llenar paredes y paredes con mis dibujos", reconoce. La sala está 'presidida', además, por la que posiblemente sea la obra más importante de todo este período del autor, un óleo en este caso, un inmenso óleo lleno de árboles, hojas de los árboles y colores de más de nueve metros de largo y 3,6 de altura, formado por 32 lienzos, y que es la imagen que da imagen a toda la exposición, portada del magnífico catálogo incluida.

The Arrival of Spring in Woldgate, East Yorkshire in 2011 (twenty eleven). Óleo sobre 32 lienzos
365,8 x 975 cm; (91,4 x 121,9 cm, cada uno); parte de una obra de 52 piezas


Dos de la serie de 70 dibujos realizados en iPad e impresos en papel a un tamaño de 144,1 x 108 cm, que forman parte de la serie de La llegada de la primavera en Woldgate, East Yorkshire, en 2011 (dos mil once)




Es la "inmediatez" la característica más poderosa del iPad, según Hockney. Puede tomar apuntes del natural a una velocidad asombrosa con sus dedos sobre una "libreta cuyas hojas no se acaban nunca". Un dibujo, otro, otro... según avanza en el asiento del copiloto del coche por el condado de Yorkshire. Envía muchos de esos dibujos espontáneos a sus amigos desde la propia tableta por email, pero la mayor parte de los bocetos se quedan almacenados en la memoria digital hasta que llega a su estudio donde sigue trabajando en ellos para darles el acabado final, en el que además de los dedos utiliza un puntero. Logra así 'atrapar' la luz cambiante, o casi.







En la muestra hay también varios iPads en los que se ve la 'película' de sus dibujos en la tableta. Porque Brushes tiene además esta posibilidad, la de crear un vídeo con todos los pasos del dibujo que hemos ido realizando. Los trazos, la vuelta atrás, el borrado, nuestros titubeos —y los del maestro Hockney, por supuesto—, los distintos caminos de nuestros dedos sobre la pantalla de cristal. Diría que es una aplicación tan fácil de usar (tan fácil y potente que me recuerda, salvando las distancias, a nuestro querido Quark) que incluso un niño aprende a manejarla de manera intuitiva él solo, pero creo que en esto los niños nos llevan ventaja, así que diremos que es tan fácil usarla que incluso un adulto aprende en muy poco tiempo a utilizarla. Luego el resultado... pues como siempre decimos, incluso en maquetación y diseño. Que una cosa es la herramienta, y otra nuestros conocimientos, nuestro talento, lo que queremos hacer... todo eso que ningún ordenador ni software puede emular porque es pura actividad humana.





Primer dibujo realizado por Javier en Brushes con  los menús principales que ofrece el programa (colores, pinceles, capas). Finalmente, vídeo que realiza el propio software con el 'historial' del dibujo (que es exactamente lo que se puede ver en la exposición de Hockney con su autorretrato y varios trabajos más).

La exposición "Una visión más amplia" puede verse en el Museo Guggenheim de Bilbao hasta el 30 de septiembre. Todavía tenéis tiempo para hacerlo si tenéis la suerte de estar por estas fechas en esta gran ciudad. Y si a alguno de estos 'afortunados' no les gusta la exposición de Hockney, que todo puede suceder, siempre le quedan las instalaciones de hierro oxidado de Richard Serra de la planta baja del museo, el propio museo en sí, o incluso una muestra, nada más y nada menos, que de toda la serie de los grabados de Goya (tecnología sobre el grabado y el aguafuerte incluida en la propia exposición, porque también el genial, y brutal, Francisco de Goya fue un avanzado y curioso explorador de todas las posibilidades gráficas del momento) en el Museo de Bellas Artes, 'Goya, estampas de invención', unas calles más arriba en este Bilbao antiguo y vanguardista, lleno de contrastes, de vida y de cultura.




lunes, 23 de abril de 2012

Política y Moda


"En el transcurso de una clase universitaria de periodismo político, el profesor invitó a sus alumnos -entre los cuales me encontraba- a que opinaran sobre la indumentaria que las mujeres, 'como floreros', habían lucido en la ceremonia de entrega de los Oscar. Tras varios meses desgranando constituciones, desarmando conflictos bélicos, psicoanalizando nacionalismos, prediciendo futuras guerras y descubriendo viejas dictaduras, fue necesario recurrir a unos premios cinematográficos para hablar de ropa. '¿Acaso los políticos no se visten?', me pregunté."

De esta manera empieza el libro Política y moda y también comienza Patrycia Centeno (A Coruña, 1983) en el estudio de la imagen como herramienta política. Licenciada en Periodismo, con especialización en política, colabora con numerosos medios de prensa escrita y digital además de dirigir politicaymoda.com y trabajar como asesora de comunicación en el sector moda para distintas plataformas.

"En el pasado un rey debía mostrarse respetable luciendo uniforme y no caerse del caballo. (...) Esta familia se ha visto reducida a la más baja y plebeya de todas las profesiones, nos hemos convertido en actores", le advierte Jorge V a su hijo tartamudo en 'El discurso del rey' para incidir en la importancia de la imagen ante su pueblo. Aquí, afortunadamente, se habla de moda, del uniforme político no de la caza de elefantes. No es un libro de recomendaciones estilísticas pero se establecen los factores y cualidades que deben definir la imagen de cualquier político para resultar creíble. Una buena imagen puede vender una mala idea pero una mala imagen dificulta la percepción de una buena idea.

Patrycia denuncia el inmovilismo estilista de la mayoría de los miembros de la clase política desde más allá de los 80 o como al hombre se le impide que abandone la corbata y a la mujer se le recomienda que disimule su condición femenina. O las incoherencias de alguien que debe reflejar austeridad y lleva complementos de lujo como Rachida Dati, ex ministra de Justicia gala, o de Sarah Palin que gastó 150.000 dólares en ropa y peluquería pocas semanas antes de las elecciones en EEUU. Los trajes de Camps y el caso Gürtel, el PSOE, el PP, instituciones y personalidades nacionales e internacionales son analizadas de manera mordaz y divertida: Kate Middelton, Rubalcaba, Belén Esteban, Letizia Ortiz, la operadísima Cristina Kirchner, Duran i Lleida, la elegantísima Ségolène Royal, Sarkozy, Esperanza Aguirre y sus calcetines blancos...

Hace meses, concretamente en la campaña de las Elecciones Generales de 2011, conocí a Patrycia Centeno y trabajamos juntos en la elaboración de unos vídeos para la web de pago de El Mundo en Orbyt, en donde ya dábamos cuenta de numerosos políticos españoles. Aquí tienen una pequeña selección de ellos:



 

 Así que ya saben, si quieren introducir a sus parejas de manera divertida en el mundo de la moda no duden en regalar este libro y ¡feliz San Jordi!

 Enrique Falcón

lunes, 9 de abril de 2012

Vílchez y Vogue, en la primavera diseñil



Siguen los eventos diseñiles en la primavera madrileña. Fermín Vílchez, como os contamos hace unos días, estará el próximo miércoles a las 12.30 en el CEU presentando su libro "Historia gráfica de la prensa diaria española (1758-1976)". Seguro que aprovechará la ocasión para rendir un merecido homenaje al que fuera su compañero y, sobre todo, amigo Reinhard Gäde, creador del diseño original de El País, recientemente fallecido.


Unos días más tarde, el lunes 16 a las 12.00 y también en el CEU, Alberto Oliva y Norberto Angelletti presentarán la edición en castellano de su libro "IN VOGUE", un amplísimo repaso a la historia de la revista de moda más importante. Una oportunidad única para ver cómo es el trabajo en la revista. Si no podéis asistir a la presentación de la mañana, por la tarde tendréis una nueva oportunidad en la universidad URJC, donde también presentarán el libro a partir de las 16.00 en el salón de actos del edificio de gestión (campus de Fuenlabrada). No será por oportunidades.



miércoles, 1 de febrero de 2012

Vílchez y el presente y futuro del Diseño Periodístico, en la URJC


Fermín Vílchez, uno de los mejores periodistas-diseñadores de este país, se ha prodigado poco en los últimos años. Afortunadamente, podríamos decir, porque de lo contrario no habría visto a la luz el primer tomo de "Historia gráfica de la prensa diaria española (1758-1976)", libro que ya reseñamos aquí y que calificamos como histórico. Y no exageramos.


Ahora, tenemos la oportunidad de conocer de primera mano cómo se ha escrito, por qué y cómo es esa historia que nos cuenta Vílchez en esas imprescindibles páginas. Será gracias, una vez más, a la Universidad Rey Juan Carlos y su profesor Pedro Pérez Cuadrado. El próximo día 8 de febrero, miércoles, a las 12.00, y dentro del marco de una jornada de Divulgación del Diseño periodístico  Fermín (permítenos la licencia, maestro) presentará el libro a todos aquellos que quieran asistir al salón de actos del edificio de gestión del campus de Fuenlabrada de la Universidad. Nosotros, los encajabaja, y algún amigo más, estaremos ahí  para asistir a la jornada (una vez más, gracias Pedro), y para escuchar, de primera mano y de viva voz, la historia del diseño periodístico en España. Y seguro que alguna jugosa anécdota.

Mientras tanto, os dejamos con esta pieza que le dedicó la televisión de Castilla y León a un libro, repetimos una vez más, IMPRESCINDIBLE.

 

lunes, 14 de noviembre de 2011

Toda la historia del diseño periodístico español



Este es un artículo que puede escribirse muy pocas veces, y es un honor, todo un privilegio hacerlo. Porque sucede de mucho en mucho que aparezca un libro de historia que, a su manera y en su ámbito, haga historia también, como estamos seguros de que sucederá con la "Historia gráfica de la prensa diaria española (1758-1976)" del periodista especializado en confección y diseño de periódicos —un maquetador y diseñador, como nosotros, para entendernos— Juan Fermín Vílchez de Arribas. Un trabajo que desde el mismo momento de salir a la venta, hace muy pocos días, es ya lo que se denomina una obra de referencia, absolutamente, la primera historia del diseño periodísitico español, y una de las mejores historias de la prensa española en general de las editadas.

Portada y última página del primer número del Diario Noticioso, Curioso-erudito y Comercial Público, y Económico, de 1758. El primer periódico editado en España, que en la obra de Vílchez se reproduce a tamaño original en su formato 'cuartilla' (más pequeño que un folio)


Aunque resulte inaudito, no existía libro alguno que recogiera en sus páginas el diseño de los periódicos españoles desde su nacimiento hasta la actualidad (este primer tomo termina con el diario El País en 1976, y el autor sigue trabajando en una segunda parte que abarcaría desde ese momento hasta hoy). Pero es que no sólo es la única, es que el rigor científico y de documentación, la ambición y el ingente esfuerzo individual de Vílchez, que incluye la preimpresión del libro por parte de él mismo (es decir, la composición de textos y elección de tipografías, la maquetación del libro —"lo he hecho yo todo en mi casa con Quark y le he entregado a la editorial los 'pdfs' de las páginas, ellos sólo han hecho la portada"—, la digitalización de las imágenes con cientos de portadas y páginas interiores de periódicos recogidas en años de búsqueda en hemerotecas...) han dado como resultado una obra que no puede calificarse sino de monumental.

Cada uno de los datos que aparecen —¿miles, decenas o centenas de miles?, dejémoslo en incontables— está comprobado personalmente por el autor bien en hemerotecas, en los archivos de los medios que siguen existiendo o bien con entrevistas personales con responsables implicados que, además, lo complementan. "Prefiero equivocarme yo solo a citar errores como me ha sucedido en otras ocasiones, o como le ha sucecido a autores que citaban otros autores", con datos que supuestamente eran correctos y en los que Vílchez ha descubierto inexactitudes. Como en el caso del primer diario español impreso en offset, error repetido hasta esta obra que lo sitúa correctamente en el diario mallorquín Última hora, año 1966.

Fermín Vílchez nació en Pedro Martínez, Granada, en 1949. Titulado por la Escuela Oficial de Periodismo y posteriormente licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó en los diarios Sur, Diario de Barcelona, El País (formó parte junto a Reinhard Gäde y Julio Alonso de quienes hicieron aquel primer diseño que ha creado escuela), El Periódico de Catalunya (autor también junto a Carlos Pérez de Rozas de su primer diseño) o La Vanguardia. Fue el último director de la mítica revista de humor satírico La Codorniz y posteriormente dirigió también Panorama. Ha sido responsable del diseño de un buen número de revistas, incluidas las editadas por el Grupo Z, y ha remodelado periódicos por toda España. También ha recibido premios por su trayectoria en el diseño de medios impresos.

Portada de Última Hora, de 1935, confeccionada por José Escuder en formato 'sábana' con el estilo de los diarios norteamericanos en la que aparecen novedades como las fotonoticias

Sorprendente página en formato 'sabana' impresa en tipografía ¡en 1935! del periódico Última Hora realizada por Escuder. Un absoluto alarde técnico en el que, por ejemplo, el título calado en las dos imágenes superiores, "Pellicules", está realizado a mano. En la otra página, una apertura de deportes, además del equilibrio en la composición hay que señalar sobre todo el nombre de la sección destacando precisamente que es una apertura como innovación de entonces... pero que llega hasta hoy


Nos encontramos en una cafetería del centro de Madrid, entre su barrio de Chamberí y Cuatro Caminos. Me esperaba leyendo un diario deportivo —"es el único que compro ahora, de vez en cuando", me dice con su onmipresente sonrisa— y enseguida comenzamos a hablar de periódicos, su gran pasión. Cuando le pregunto quién ha sido para él el mejor diseñador de prensa en España, Vílchez hace primero una necesaria división por épocas históricas, "sobre todo por los condicionantes técnicos", en cada una de ellas. Es complicado comparar trabajos realizados con tecnologías tan distintas e imposible saber qué hubieran hecho unos con los medios de otros. "Pero si tengo que decir uno", arriesga Vílchez, "posiblemente sería José Escuder". Periodista que tuvo que exiliarse a los Estados Unidos en los años 20 del siglo pasado "y que luego trajo de allí ideas que aplicó a la prensa española en la época de la II República haciendo que avanzara y cambiara todo el diseño, la confección decían entonces, de los periódicos". Años de la II República que Vílchez califica "sin ninguna duda", y junto a la posterior etapa de los años 80, como "la época dorada de la prensa española. Para que te hagas una idea", me cuenta con entusiasmo, "en las Cortes de entonces había ¡47 periodistas!", y más de 80 periódicos sólo en las ciudades más importantes (¡30 en Madrid y 27 en Barcelona!). "Había tiradas superiores a 200.000 ejemplares en los diarios más importantes, y todo eso en un país que por desgracia tenía unos índices de alfabetización bajísimos".

Sobre las distintas etapas en la confección de diarios, Fermín Vílchez sostiene que "hay que hablar de unos ocho grandes periodistas confeccionadores, a los que ahora se llamaría diseñadores", para poder entender la historia de esta disciplina. El primero de todos, muy importante y un auténtico pionero, fue Suárez de Figueroa, curiosamente el último periodista que murió a consecuncia de un duelo en España. Y es que "en esa época el derecho de rectificación se ejercía con espada".
—Pero... ¿cuándo sucedió esto? —le pregunto asombrado.
—Pues en 1904. Es que los duelos no se prohibieron en España hasta bien entrado el siglo XX.
—Pero sería con pistolas, ¿no?
—No, no, no... con espadas.

Páginas de El Resumen, dirigido y confeccionado por Augusto Suárez de Figueroa, auténtico pionero en España del diseño periodístico. Son del año 1889, se rompe la 'verticalidad' de los diarios y se pasó del formato 'estándar' al 'sábana' (una tendencia que siguieron todos los demás). Se hacen eco de famoso "crimen de la calle de Fuencarral", suceso que conmocionó a la sociedad y que marcó un antes y un después en la prensa, dándole un impulso hasta convertirla en un auténtico medio de comunicación popular de masas, a lo que contribuyó el nuevo diseño que permitía titulares a cinco columnas ('horizontalidad') y algunas ilustraciones

Portada de Heraldo de Madrid de 1927 compuesta por Manuel Fontdevilla en la que redujo el formato del 'sábana' al 'estándar', y en la que incluso podemos apreciar una infografía. El equilibrio en la composición es perfecto, así como la jerarquía y el orden


Hasta la llegada de la II República además del citado Suárez de Figueroa, Vílchez destaca a Manuel Fontdevilla y al también mencionado José Escuder como las tres figuras más importantes en la confección de diarios. La Guerra Civil supuso un "terrible paréntesis" para todo el país del que la prensa y consiguientemente el diseño periodístico no podían escapar; "todos los buenos periodistas o bien tuvieron que dejar el país, perdieron la vida o fueron encarcelados". Hay que esperar hasta las décadas de los 60-70 para encontrar lo que Vílchez denomina un "esplendor, sobre todo, de la prensa vespertina de Madrid", con figuras destacadas como José Asensi (en el diario Pueblo), Fernández de la Cancela (figura importantísima en el diseño periodístico español que desarrolló su labor en El Alcázar, Nuevo Diario —el primer periódico español que incorporó el denominado 'diseño modular' y no El País como muchos creíamos; modelo modular creado por Peter Palazzo en 1963 para la edición dominical del New York Herald Tribune—), y al alumno de Cancela Luis Infante, director y diseñador de la etapa fundamental del diario Marca que lo llevó a lo que es ahora, el primer periódico en número de lectores de España, y que antes fue un pionero de lo que ahora se llama "rediseño", aplicando todo lo que permitía el offset y la fotocomposición en diarios de toda España ("algo así como el Cases de los últimos años", resume Vílchez).

Portada del Nuevo Diario, confección de Fernández de la Cancela del año 1967 en formato 'sábana' en la que se aplica por primera vez en nuestro país el denominado 'diseño modular'

Espectacular número especial de El Alcázar de 1963 con motivo del asesinato del presidente norteamericano Kennedy en formato 'tabolide', impreso en huecograbado y diseñado por Fernández de la Cancela, uno de los más grandes diseñadores de prensa de nuestra historia

Página arrevistada en formato 'estándar' para suplemento del diario Pueblo, 1970, obra de José Asensi. "Algo" sensacionalista pero muy compleja de hacer en tipografía

Diario vespertino Pueblo, 1970, formato 'estándar'. El trabajo de Asensi —con tantos detractores como entusiastas— no dejó indiferente a nadie. Pueblo llegó a ser el diario más popular de esta época, cercano a los 'tabloides' ingleses, con el diseño sensacionalista en función de los contenidos y del enfoque de la información. Llegó a ser el periódico más vendido del país con un promedio de 200.000 ejemplares

Diario Regional, 1975, con el rediseño de Luis Infante en formato 'tabloide', en el que aplicó como en tantos otros periódicos que pasaron por sus manos todo lo que permitía el offset y la fotocomposición


El último lugar de este primer tomo de la historia gráfica de la prensa española está dedicado al alemán Reinhard Gäde, autor junto a Julio Alonso del diseño del diario El País en 1976, y en el que participó el propio Vílchez. En último lugar, pero por puro orden cronológico ya que además de ser el único periódico que ocupa todo un capítulo, lo titula como "un diario para una nueva época". Por si fuera poco, si cuando le pregunté quién era el mejor diseñador Fermín Vílchez estableció diferencias y mencionó varias personas, cuando le pregunto a bocajarro "¿cuál es el periódico mejor diseñado en España en toda su historia?", a quemarropa me contesta de inmediato: "El País. Sin ninguna duda. El diseño que hizo Gäde para El País es el mejor de los que se han hecho nunca en España. Sin duda alguna, es el mejor". Un diseño que creó una escuela que no sólo han seguido en mayor o menor medida todos los diarios españoles desde entonces (habrá que esperar al segundo tomo), sino también parte de la prensa europea de calidad.

"La época más brillante de la historia de la prensa diaria española se inició con la aparición de El País", termina escribiendo Fermín Vílchez en este primer volumen. "A partir de entonces surgieron numerosos rotativos en casi todas las ciudades, editados en modernas imprentas de offset, y los que ya existían renovaron totalmente sus tecnologías de producción. El diseño periodístico se convirtió en uno de los ejes principales de los cotidianos". Pero concluye el autor que "sin embargo, esa época duró pocos años, comparada con todas las vividas desde que nació en Madrid, en 1758, Diario noticioso... Una crisis progresiva se apoderó del llamado cuarto poder por culpa, sobre todo, de los nuevos medios de comunicación surgidos a finales del siglo XX".

Primera página del primer número del diario El País, formato 'tabloide', 4 de mayo de 1976. El libro reproduce la plantilla de montaje con papel fotográfico (texto de fotocomposición montado después a mano) que el propio autor conserva y que el tiempo y la luz deterioran porque se fijaba para un tiempo pequeño de duración (debe conservarse en total oscuridad para evitar que se ennegrezca del todo). En ambas páginas destaca el estilo sobrio, el formato 'tabloide' en cinco columnas, la implantación de la modularidad incluso para la publicidad ('modularidad total', podríamos llamar y que este diario sí fue el primero en hacerlo), la uniformidad tipográfica, la cursiva en opinión... todo esa racionalidad que tantas veces hemos denominado "modelo que creó escuela"


Y hay más, mucho más que podréis encontrar en este libro absolutamente imprescindible del que sólo os hemos mostrado una pequeña muestra representativa. Periodismo 'visual' desde comienzos del siglo XX, portadas póster incluidas (aunque ahora a todo ello lo llamemos viewspaper con la pretensión de que así hablamos de algo 'nuevo'), siluetas, fondos de color, juegos tipográficos, portadas 'escritas a mano' en 1920... La historia del diseño periodístico español es un antídoto contra cierta arrogancia actual que supone que inventa cosas que ya están inventadas. Hay que tener cuidado, humildad y conocer lo que hicieron otros antes porque no vive precisamente el diseño periodístico una de sus mejores épocas... como no la vive en realidad la prensa impresa en general sobre cuyo futuro es pesimista Fermín Vílchez. "Escribí un artículo para Noticias de la Comunicación, ¡en 1980!", y recalca la fecha dos o tres veces, "titulado: '¿El fin de los periódicos impresos?... y creo que ahora le quitaría los interrogantes al título".

Cuando le pregunto para terminar por el diseño periodístico de nuestros días, sonríe Vílchez con ojos pícaros, de niño listo y travieso, y sin entrar en demasiados detalles ni mencionar periódicos concretos me confiesa que "no se trata de poner rayitas por todos lados. Si es que no es eso... o fondos de color así porque sí. El diseño tiene sentido si refleja la estructura de una redacción y, sobre todo, si está al servicio de los contenidos, del enfoque periodístico, de lo que se quiere contar. Y hacer lo más simple, lo más sencillo... eso es lo más difícil".

Nos despedimos ya en la calle, él sigue sonriendo y yo pesadísimo le repito mil veces que gracias. Gracias, Fermín, porque todos aquellos que como tú amamos los periódicos sólo podemos agradecerte el que hayas sacado adelante un libro así.

miércoles, 22 de junio de 2011

Las cosas tal como son


Las hemos visto colgadas en exposiciones, en artículos de periódicos, en reportajes de televisión, incluso como portadas de libros. Pero pocos han tenido la oportunidad de verlas tal y como vieron la luz por primera vez. Antes de que los mineros de Eugene W. Smith fueran el atractivo de PHE, antes de que Cassius Clay quedara estampado en pósters y camisetas, antes de que la Guerra de Vietnam se convirtiera en una recurrente película. Mucho antes de todo eso, esas fotos que se convirtieron en icono, se publicaron en una revista o en un periódico: Life, Sunday Times, El País, Look, Colors, Daily Telegraph, y así hasta llenar páginas y páginas. De periódicos y de revistas. De tinta y papel.



En "Las cosas tal como son" Blume y World Press Photograph recopilan la historia del fotoperiodismo en 120 reportajes (quizá no los mejores, como ellos mismos reconocen, aunque sí suficientemente representativos de un género) tal y como fueron publicados en su momento. Las fotografías puestas en página, con su título, su texto, sus pies de foto, sus columnas, sus blancos. Todo tal y como las concibieron fotógrafos, editores, diseñadores y directores de arte. Reportajes que unas veces salieron a la primera y otras costaron un poco más. Porque la relación entre fotografía y diseño nunca ha sido muy fluida, como reconoce Christian Caujolle en el epílogo. O si no que se lo digan a los editores de Eugene W. Smith.


Un género con múltiples definiciones, como reconoce Mary Panzer (Historiadora) en la introducción. Aunque quizá la mejor es que es un género para "contar una historia". Una historia con una ventaja, como dice Caujolle, sobre los demás medios: "el lector se puede parar todo el tiempo que quiera en ella". Y eso, ayer, hoy y mañana, es un lujo.


Además de ser una intensa introducción a la historia del fotoperiodismo desde 1959, cuando muchos lo daban ya por muerto, este libro es un homenaje a todos aquellos que intervienen en el proceso de llevar hasta los lectores una historia que merece la pena ser contada: editores, diseñadores, directores de arte, agencias, etc. Una cadena en la que todos los eslabones son útiles para el objetivo final: que con la puesta en página y el mensaje de fotografías y texto el lector tenga su historia lo mejor contada posible.

Y sirve, como dicen Michiel Munneke y Gerrit Jan Wolffensperger, director y presidente de World Press Photo respectivamente, para poner en contexto esta profesión, para ver su pasado, su presente y, sobre todo, su futuro. De cómo ha evolucionado el mundo desde mediados del siglo hasta hoy, donde un simple teléfono puede captar un hecho histórico y difundirlo en segundos. O de cómo los fotógrafos se jugaban la vida para sacar una instantánea que marcaría una época.


Historias de David Douglas Duncan, Robert Frank, Walker Evans, Dickey Chapelle, Ernest Cole, Richard Avedon, Don McCullin, Helmut Newton o Cristina García Rodero. Historias tal y como las vieron aquellos que se acercaron al kiosco para ver qué había pasado en el mundo. Historias que el fotoperiodismo de ayer, hoy y mañana, a pesar de las trabas que le quieran poner, seguirá contando tal y como son.

lunes, 2 de mayo de 2011

Manuale Tipografico del Cavaliere Bodoni




Lo encontré en un reciente viaje a Milán. Había oído, e incluso había escrito, sobre él, pero no lo había visto nunca... hasta hace dos semanas, nada más y nada menos que en la librería Rizzoli de la Galleria Vittorio Emanuele II. Un lugar maravilloso para un libro maravilloso, el Manuale Tipografico del cavaliere Giambattista Bodoni.





Es fundamentalmente un catálogo de tipos de letra, los que ofrecía a sus clientes de toda Europa, reyes incluidos, en su imprenta y taller de fundición de tipos de la ciudad de Parma a finales del siglo XVIII, Giovanni Battista Bodoni, y es mucho más... Un libro lleno de armonía y belleza, 40 años de trabajo recogidos en dos volúmenes maravillosos que pudo publicar su viuda en Parma, en 1818, cinco años después de la muerte de este tipógrafo inmortal y universal.






Posiblemente el catálogo impreso más bello de la historia de la tipografía con 265 páginas de los que denomina caracteres latinos, 125 de letras mayúsculas, 181 de caracteres griegos y orientales, y además 1.036 frisos, 31 páginas de contornos con los elementos móviles y 20 páginas de signos, números y ejemplos musicales.

























En 1843, 30 años después de la muerte de Bodoni y 25 después de que se publicase el Manuale en 1813, la duquesa de Parma adquirió la imprenta con 22.168 punzones, 42.148 matrices de 289 tipos distintos que actualmente custodia el Museo Bodoniano de Parma. Una labor gigantesca, casi inhumana, porque cada uno de estos punzones fueron grabados a mano por este genial y prolífico tipógrafo para con ellos hacer las matrices de todos y cada uno de los caracteres latinos, mayúsculas, greco, ebraico, ebreo-tedesco, rabbinico, caldaico, siriaco, arabo, tartaro, persiano, etiopico, copto, armeno, etrusco, fenicio, giorgiano, bracmanico, o russo, como podéis admirar en las páginas que reproducimos; notas musicales, signos de todo tipo, adornos, frisos...



Esta edición de Taschen se complementa con un ensayo en un pequeño libreto aparte del alemán Stephan Füssel, director del Instituto de Historia del libro de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia, autor además de distintas obras sobre historia de la tipografía y la imprenta.




"La historia de la tipografía conoció un florecimiento en la época neoclásica", escribe Füssel y traduzco como puedo del italiano, "en coincidencia con el esplendor que tuvieron la literatura, el arte y la reflexión sobre el arte, la estética y la filosofía". Después cita el ya clásico prefacio de Bodoni a su Manuale (que por supuesto tenemos completo al comienzo en su versión íntegra original) con las palabras del propio cavaliere que tantas veces se han repetido: "Tanto más bello será un carácter, cuanta más regularidad, claridad (determinada por la perfección de los punzones), buen gusto y gracia tenga". Y no sólo eso, ya Bodoni señala también la "necesaria calidad" al componer las páginas, en las que debemos tener en cuenta la "simetría" con las páginas adyacentes.

El ensayo se centra en una perspectiva histórica que arranca con los folletos impresos publicitarios del siglo XV para la venta de libros y en "catálogos de caracteres" como los de Ratdolt (1486). El dualismo entre los caracteres góticos (Fraktur) y romanos (Antigua) con la consiguiente contraposición entre países latinos y germánicos: "si la imprenta se inventó en Alemania, la tipografía y el arte del libro se perfeccionaron en los países neolatinos en el siglo siguiente". Cita a Nicolas Jenson (francés asentado en Venecia) como tipógrafo de referencia del siglo XV junto a Aldo Manuzio, creador de unos caracteres que se utilizan hasta hoy con el nombre de Bembo.

En el siglo siguiente se acentúa el contraste entre los trazos gruesos y finos de los caracteres y se diferencian más los remates, con el francés Claude Garamond como figura destacada, y con el encargo en 1692 por parte de la Academia Francesa de Ciencias del Roman du Roi, un tipo de letra con "bases científicas", desarrollado a partir de figuras geométricas exactas.



Ya en el siglo XVIII, el siglo de Bodoni, se destaca la figura de tres de sus predecesores y maestros, el inglés John Basrkerville, "padre de la tipografía neoclásica" sin adornos, pura, con composiciones equilibradas en toda la página; Pierre Simon Fournier, editor a su vez de un Manual tipographique (1764-66); y de la familia Didot: François-Ambroise (1730-1803), y sus hijos Pierre (1761-1853) y Fermin (1764-1836), exponentes franceses de la tipografía neoclásica y creadores de un tipo evolucionado del Garamond, muy contrastado y preciso, de "proporciones perfectas". Bodoni aprende de todos ellos y lleva más allá los tipos de letras hasta lograr el que algunos consideran el tipo de letra más bello jamás diseñado. Entre su amplísima producción se puede destacar una obra maestra de la tipografía, L'Oratio dominica (1806), una edición del padrenuestro para la que tuvo que diseñar y hacer después a mano los punzones y caracteres de 155 lenguas distintas.



Caracteres de Bodoni, que al igual que los de los tipógrafos citados, llegan hasta nuestros días, digitalizados. Concluye el autor también queriendo llegar hasta lo último reseñando "la colección más conocida y amplia de caracteres actuales, denominada Unicode, que representa el intento de registrar y transmitir un sistema a través de una codificación digital internacional, de todos los caracteres y elementos del texto de todas las culturas escritas y de todos los sistemas de caracteres". La actual versión Unicode 5.2, representada en la última figura, contiene más de 100.000 signos y puede consultarse en internet (www.decodeunicode.org).



Libro asombroso, el Manuale Tipografico de Giambattista Bodoni de 1818, libro que en realidad no puede leerse pero al que se puede volver una y otra vez, que puede abrirse por cualquier de sus páginas, libro infinito que no se puede leer pero que nos habla de belleza, de armonía, de letras y símbolos que nos miran para que los miremos.