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miércoles, 25 de abril de 2012

Valentina

Pocos de los que van a leer estas líneas han tenido la oportunidad de conocer a Valentina, una zaragozana de Asín, un pequeño pueblo cercano a Ejea de los Caballeros. Pero muchos conocemos a Valentina, tipografía homónima que ha creado Pedro Arilla, diseñador gráfico y nieto de Valentina, y que es un sentido homenaje a su abuela, que se marchó hace unos cuantos años.



Para los que todavía no la conozcan, Valentina, la tipo, es fruto de un empujón creativo que supuso para Pedro tener que hacer un proyecto de fin de Diplomatura en la Escuela de Diseño de Aragón. Este empujón sacó del cajón un experimento que Pedro tenía entre manos y que a la vez era un reto personal al que quería enfrentarse desde hace tiempo: intentar hacer una Bodoni pero con el condicionante de que el tipógrafo italiano hubiera nacido en Castilla en lugar de en Saluzzo (Italia). Es decir, españolizar una tipografía de marcado acento italiano, porque según Pedro, los tipos "están claramente influenciados por el lugar y la época en que se hacen".



Con estos ingredientes, y bebiendo a sorbos del Quijote que realizó el impresor maño Joaquín Ibarra en 1780, nació Valentina, una didoni esbelta, con ligaduras elegantes, un fuerte contraste entre trazo fino y grueso y muy vertical, como el ingenioso Hidalgo.






Hasta llegar aquí, más de 700 horas de trabajo para trasladar de la mente al ordenador, con el paso en papel intermedio, todos los caracteres de Valentina. En el proceso de documentación, Pedro llegó a bucear hasta en las "firmas en papel y bordados en sábanas" de su abuela. Pero en Valentina no hay nada de Valentina. El material que recopiló Pedro no daba para este proyecto, aunque sí para otros. Todavía no está muy claro cuáles, porque entre las manos y cabeza de Pedro está hacer una tipografía de palo, "algo totalmente distinto a Valentina" aunque sin dejar de lado a su primera criatura tipográfica. Está en proyecto, futuro, muy futuro, hacer una bold y una itálica que acompañen a Valentina en esta "familia" que acaba de nacer.





Mientras tanto, más de 3.000 7.500 personas han descargado ya Valentina, concebida para "titulares de prensa escrita, logotipos y carteles", porque en tamaños menores a 36 puntos no funciona tan bien como el propósito original para la que está concebida.




Pedro ha recogido en un cuidado libro todos los tipos que componen Valentina, además de varios pangramas.


No sabemos si Valentina sería capaz de distinguir esta tipografía se la hubiera llegado a ver impresa en, por ejemplo, el Heraldo de Aragón. Imaginamos que sí. Lo que sí sabemos seguro es que su memoria perdurará cada vez que alguien pinche en su nombre en el selector de fuentes.

lunes, 26 de marzo de 2012

"La moda está de moda"
(XV Jornadas de Fotografía, Edición y Diseño del CEU)

Tenemos la sospecha de que hace ya quince largos años que han pasado en un brevísimo instante los entonces organizadores de las Jornadas de Fotografía, Edición y Diseño de la Universidad San Pablo CEU de Madrid, nuestros muy queridos Pedro Pérez Cuadrado y Laura González, no imaginaban que quince larguísimos años después transcurridos en un breve instante su iniciativa se iba a convertir en todo un clásico por el que pasarían los más importantes profesionales del diseño periodístico, la infografía y el fotoperiodismo. Los eventos, e incluso los estudios universitarios en relación al diseño periodístico eran prácticamente inexistentes entonces en Madrid, y en aquella privamera de 1986 participaron, atención, Mario Tascón, Javier Bauluz, Ricardo Curtis y Rodrigo Sánchez, entre otros... Así, hasta hoy, hasta la semana pasada. Por eso, una vez más, ¡enhorabuena al CEU y especialmente a Laura González (ahora al frente una vez que Pedro Pérez ha pasado a labores parecidas desde la Universidad Rey Juan Carlos del sur de Madrid)!, y, sobre todo, gracias. Por todo lo mencionado, y por contar desde hace tiempo también con nosotros.





Esta es la segunda edición dedicada al mundo de la moda (es muy oportuno recordar la espectacular producción en vivo que organizaron en 2008 con dos modelos, el gran fotógrafo Luis Malibrán y la reputada estilista Patricia Oliver), sector que resiste la crisis de la prensa mejor que la mayoría y por el que muchísimos alumnos de periodismo tienen un especial interés (las inscripciones superaron en mucho las plazas disponibles para estas jornadas y el salón de actos estaba a tope), porque, como muy bien dijo Laura González en la presentación, "la moda está de moda"



Luis Blasco (La moda en los períodicos versus la moda en las revistas)

Nuestro compañero de blog, periodista en la sección de diseño del diario El Mundo y profesor durante varios años de cursos de diseño periodístico en la Complutense, Luis Blasco, tuvo el honor de abrir estas Jornadas con una actualización de su conferencia en la que de manera muy ingeniosa y didáctica 'enfrenta' a periódicos y revistas.




Con numerosos ejemplos de distintas revistas (Esquire, Harpers Bazaar, Telva, Yo Dona) y páginas de la desaparecida sección 'Mujer en el Mundo' de nuestro periódico, su conferencia abordó las diferencias entre estructuras de páginas: rejillas modulares rígidas o flotantes, simetría frente a esquemas asimétricos o fragmentación; tipografía, con un análisis acertado sobre la identidad y jerarquía de la tipografía en los diarios frente a la experimentación y a cierta anarquía en las revistas; y el color, con un fin exclusivamente utilitario en la prensa diaria (identificación de secciones, "pocos colores pero muy bien utilizados", según Blasco), que en las revistas además de práctica se permite una vertiente puramente estética.




Para los diarios, la legibilidad "debe ser máxima, es una prioridad absoluta, mientras que las revistas se pueden permitir el lujo de sacrificar esa legibilidad para conseguir un mayor impacto visual o para crear determinados efectos", nos explicaba Luis Blasco cuando el flamante Mac decidió desobedecer sus órdenes para volverse loco con la cuidada presentación, unos breves momentos de pánico que solventó con sentido del humor: "Desde que ha muerto Jobs, esto ya no es lo mismo". Enseguida volvió a controlar la situación para señalar con imágenes las diferencias en lo que se refiere a la fotografía, informativa y rítmica en los diarios, estética y arrítmica en las revistas, según su análisis.








Las "revistas que quieren ser periódicos y los periódicos que quieren ser revistas" fueron el punto final de una conferencia que, antes, en esta actualización de "Periódicos versus revistas", nos presentó el caso práctico de la nueva sección de EM2 del diario El Mundo: numerosos ejemplos de páginas sobre la Pasarela Cibeles en distintas versiones del mismo material diseñadas para primera y segunda edición con las variantes que la actividad diaria de un periódico obliga a introducir: publicidades que entran sólo para una versión, material que de dos páginas pasa a ocupar una sola o al revés y que debe rediseñarse en un cortísimo espacio de tiempo... vicisitudes que la moda sólo padece en las páginas de un diario.


Natalia Bajo (La revista Telva del papel al iPad)

En apenas dos años Natalia Bajo ha pasado de diseñar en papel los contenidos de la que posiblemente es la revista de moda más importante de nuestro país a tener que llevar a cabo un proceso de reflexión ("pero reflexiona deprisa, me dijeron", nos contó Natalia, "porque en apenas dos meses salimos") para conseguir "meter" todos esos contenidos en la pantalla de un iPad; con contenidos multimedia añadidos y "no de cualquier manera, había que hacerlo con el nivel de excelencia que se le exige siempre a nuestra revista".


Y ha llegado hasta aquí, para desde aquí seguir experimentado hacia... porque, según su introducción histórica, desde el 2008 vivimos una crisis de publicidad, subidas del precio del papel, un cambio en los hábitos de lectura hacia lo digital e internet, donde aparecen nuevos competidores. "Vivimos una época de cambios a gran velocidad", comentó al auditorio, "que no es que vayan a llegar, es que ya han llegado y en los que todos estamos participando".

En 2009 se puso en marcha en Unidad Editorial el proyecto de Orbyt, un 'kiosko digital' que comenzó a comercializarse a partir de marzo de 2010. Natalia Bajo explicó que se creó entonces un departamento de producción multimedia para dar cobertura a las distintas publicaciones del grupo (El Mundo, Marca, Expansión, Telva, etc.) "y los periodistas tuvieron que comenzar también a pensar de una manera multimedia". En su revista, en Telva, se creó un equipo de trabajo ("una becaria y yo", nos confesó Natalia) para trasladarla al iPad y "según íbamos haciendo la revista se iba desarrollando el software para poder hacerlo". Buscaron modelos ("'Wired' fueron los primeros y es de lo mejor"), pero teniendo siempre presente que "no queríamos hacer en el iPad un Telva que no fuera Telva".




El proceso de trabajo de Telva para iPad comienza cuando ha terminado de hacerse la revista en papel. "Entonces tenemos unos 20 días para rediseñar todos esos contenidos para la nueva aplicación". El problema es que Telva "tiene muchas páginas, muchísimo contenido y no sólo gráfico, porque somos la revista que más texto tiene del sector", a lo que hay que añadir el contenido extra multimedia. Además, incluso a veces "podemos actualizar" alguno de esos contenidos si la actualidad lo exige. Natalia Bajo señaló que todavía no hay cultura en la publicidad para el iPad, no se ha desarrollado nada específicamente para este soporte a pesar de que ofrece infinitas posibilidades y terminó destacando algo que nos parece muy importante en su labor: "Reestructuramos la información, pero sin perder nunca de vista el sentido periodístico".


Clara Montagut ('Esquire', las claves de su diseño)

Ver nacer un medio siempre es un privilegio, y ver nacer la versión española de un medio como Esquire lo es mucho más. Por eso la conferencia de Clara Montagut (o Ladicash en su alter ego tuitero) tenía mucha miga: ver cómo la edición de Esquire se parece a la edición madre, la americana, pero sin ser una copia de la misma, con personalidad propia. Empezando porque la redacción, en sí misma, no tiene nada que ver. La española es pequeña, cabe toda en una mesa grande, lo que "influye de manera natural y hace la información accesible desde todos los niveles", nos contó Clara, pese a su patente cuasi afonía. Eso implica una frescura en los contenidos. Contenidos totalmente autoeditados. Del total de la revista el máximo de reportajes que vienen de la revista madre no sobrepasa el 8-10%. Y eso es mucho contenido propio.

Para conseguir todo eso, el diseño de esta revista se basa en cuatro pilares fundamentales: fotografía, tipografía, ilustración y humor.





La fotografía en Esquire es fundamental "porque la revista tiene una carga gráfica muy grande". "Queríamos hacer una revista distinta a lo que hay en el kiosco, con una gráfica atractiva y un gusto por la fotografía [...] que la gente conservara la revista." Como el contenido más pegado a la actualidad se escapa en las páginas de la revista, la fotografía tiene que intentar encontrar ese equilibrio entre actual e histórico, algo más vintage. Eso lo han conseguido con el retrato, tanto que ellos reconocen que han conseguido una especie de subgénero, el "retrato Esquire", un retrato sin artificio, identificado ya como un lenguaje propio. Y siempre en portada "porque la portada es la página más importante de una revista, y quien diga lo contrario miente", afirmó rotunda Clara. Y en Esquire usan la portada para vender una sola idea, nada de portadas sumario.





Al igual que con el retrato, en el resto de páginas busca que "los hombres se vean reflejados, que los modelos hagan cosas que se hacen en la realidad", y que la fotografía publicitaria no sea simplemente eso, publicitaria, sino darle un toque distinto, jugar con los objetos que se fotografían.

La tipografía es otro de los pilares de la revista, en el que Clara pone especial atención porque es "es como una ilustración". En la revista se buscan referencias a publicaciones de los años 50 y 60, la época dorada de Esquire con George Lois al mando, algo que puede parecer fácil pero que no lo es tanto si se tiene en cuenta que la revista se rediseña todos los años. Sí, todos los años. Para trabajar la tipografía de cada reportaje, confiesa Clara, necesita tener todo el material antes, tanto textos como fotografía, y a partir de ahí construir combinando familias. Siempre huyendo del uso de la tipografía de manera gratuita. "Cada texto tiene su tipografía".







En la ilustración, y la propia Clara es ilustradora, Esquire juega mucho con un estilo propio, vintage, algo que diferencia a la revista del resto. Al igual que con la enseñanza del paso a paso, evitando la fotografía aburrida, como por ejemplo a la hora de enseñar cómo se hacen unos abdominales.

El último pilar, y casi nos atreveríamos decir que el más importante porque abarca el resto, es el humor. "El tono de la revista es de un humor inteligente, queremos dar a la gráfica un tono de humor, contar a los personajes de otra manera". Al igual que hacen con el código de barras con sus moscas personalizadas, un guiño más a los hombres en su mejor momento, como reza siempre su portada.


Javier Moya (Del papel a internet)

A pesar de que Esquire lleva ya más de 50 números en nuestro país, su versión web sólo tiene un año. Esto es por la concepción de la web como un medio más, tal y como nos contó Javier Moya.

Según nos explicó el propio Javier, lo más complicado fue prever el comienzo, buscar la forma ideal de navegación en la web, las secciones, la salida de los artículos, etc. Querían cuidar "hasta el más mínimo detalle", no dejar nada al azar, como hacen en los pies de página. Por las peculiaridades de Esquire y Esquire.es decidieron que lo mejor era buscar una estructura de tres columnas, lo que les permitía evitar los molestos banners y popups de publicidad sin que los visitantes de la web dejaran de perder de vista los temas de portada y alguna dosis de publicidad menos invasiva.




Para ello es fundamental el equipo de diseño y desarrollo. "Nosotros dependemos más de ellos que ellos de nosotros", confesó Javier, muy contento con la navegabilidad que han conseguido gracias a la rejilla de tres columnas.

El uso de webfonts y de la tipografía integrada dentro de la fotografía es una de las señas de identidad de la web, lo que permite el juego de familias y cuerpos dentro de la misma. Para ello, insiste Javier, no hace falta tener muchos conocimientos técnicos, para eso están los técnicos.




Con estos elementos, además de, por ejemplo los dobles marcadores de páginas, las "miguitas de pan" que indican al lector dónde están, etc. intentan transmitir la misma sensación y mensajes que la revista de papel. A lo que hay que sumar la nueva experiencia que permite la red, como el uso de las redes sociales y la interacción con los lectores, fundamental para Javier como forma de enriquecer la propia web de una manera ágil y directa.

Además, hay que intentar trasladar los contenidos y juegos del papel a la web, cosa que no siempre se consigue aunque por lo menos se intenta. Para ello, como en el caso de la portada de Ferrán Adriá que olía a El Bulli, se puede recurrir a trucos como la ilustración que intenten evocar esa experiencia sensorial que sí ha conseguido el papel pero que todavía se le resiste a la red.



Pero lo más importante, según palabras de Javier, y que corroboró Clara, sentada a su lado, es "divertirse". Divertirse durante el trabajo permite hacer las cosas mejor, y si se puede hacer con los lectores, mucho mejor.

lunes, 30 de enero de 2012

El museo de la imprenta de El Puig



Es un gran museo, el primero de España dedicado a la Imprenta y —según sus responsables— el segundo en importancia de Europa tras el de Maguncia, situado en varias salas del soberbio Real Monasterio de El Puig de Santa María, en una pequeña localidad valenciana a muy pocos kilómetros de la capital, el Puig. Es el Museu de la Impremta i de les Arts Gràfiques.



Se inauguró en 1985, pero entre 2007 y 2008 se remodelaron y ampliaron sus instalaciones pasando de los 250 metros cuadrados originales a los actuales 1.800 de sus seis salas, con un presupuesto de unos 800.000 euros —inversión en cultura, que no todo ha sido derroche y despilfarro absurdo en la Comunidad Valenciana—, en los que hay más de 60 máquinas de impresión además de máquinas de composición de textos e incluso de fundición de tipos, junto a una importante colección de obra gráfica.

El recorrido histórico que nos propone el museo comienza en la denominada "Sala Gútenberg", en la que se representa fielmente un taller de impresión del siglo XV, con facsímiles impresos entre los que destaca la famosa Biblia de 42 líneas obra del propio Gútenberg editada en 1454 o los primeros libros impresos en Valencia (Obres e trobes en lahors de la Verge María, impreso por Lambert Palmar en Valencia en 1474 está considerada la primera obra literaria salida de una imprenta en nuestro país) además del Tirant lo Blanc (1490), todo ello junto a una réplica exacta de la prensa de madera que utilizó el maestro alemán, la "auténtica joya del museo", nos dicen.





Biblia de 42 líneas de Gútenberg (facsímil)

También hay en esta primera sala cajas de imprenta y chivaletes con tipos móviles de distintas familias y cuerpos, junto con el resto de útiles para la llamada composición manual, porque los textos se creaban carácter a carácter...











La segunda sala, junto a la entrada, es donde se exponen las denominadas Minerva, esa especie de máquinas de imprimir "portátiles", manuales, de pedales otras y las últimas con motor, impresoras del siglo XIX que tanto éxito tuvieron hasta el extremo de que incluso alguna sigue utilizándose:



Inmediatamente después, la tercera sala denominada "Historia de la imprenta", muestra en grandes paneles esta historia junto a la evolución tecnológica con la exhibición de las propias máquinas, desde las mencionadas Minervas tipográficas, las Boston de tintaje de plato o cilíndrico, pasando por las plano cilíndricas, hasta llegar a las máquinas automáticas, de las que podemos ver una Heidelberg (número 1763, de las 180.000 que se llegaron a producir en todo el mundo).






En la siguiente sala de las "Artes gráficas" los paneles describen la evolución de la tipografía, los más importantes tipos de letra junto a los tipógrafos que los crearon y se muestran máquinas que abarcaron todo el proceso de fundición en España, desde los principios del siglo XIX hasta la actualidad: fundidoras de tipo, linotipias, ordenadores de fotocomposición hasta llegar a autoedición de los Mac...




Diversas máquinas para fundir tipos de metal, de más antigua a más moderna






Linotipia, con varios detalles. El antepasado directo de nuestros teclados. De la composición manual se pasó a la mecánica, con la denominada composición en caliente, porque fundía líneas de texto en plomo según se iban componiendo




Evolución de la denominada composición en frío posterior a la linotipia: la fotocomposición, procedimiento que utilizaba fotografía controlada por ordenador y la posterior digitalización absoluta de los actuales sistemas de autoedición representadas por un Mac


La sala termina con la muestra de un escáner cilíndrico y de una máquina de offset, una de las piezas más emblemáticas de las creadas en España, una Oris de cuatro colores. A continuación la sala de "Artes Impresas" se centra en los procedimientos finales de xilografía, grabado y encuadernación de los libros, además de un gran espacio dedicado a la muestra de más de 60 incunables impresos en nuestro país. Finalmente, terminamos en la sala de "Difusión", en la que se incluye un espacio dedicado a la prensa valenciana desde sus orígenes: periódicos, máquinas rotocilíndricas... hasta una camioneta de reparto de 1902.






Completísimo recorrido, pues, a través de toda la historia de la imprenta desde Gútenberg hasta hoy el que nos ofrece el Museo de la Impremta i de les Arts Gràfiques del Puig en un edificio renacentista, además, absolutamente impresionante pero que ese día estaba cerrado. Claro que no nos importó porque, al final, el guía y portero se encargó durante la mañana de ir formando un grupo con los visitantes del museo con los que quedó en la puerta para, una vez cerradas sus salas, comenzar una visita guiada bajo cuerda y a cambio de "la voluntad" que él mismo fijó en varios euros por persona. Recorrimos diversas estancias en voz baja, asomando primero la cabeza antes de entrar "por si hay moros en la costa", el magnífico y luminoso claustro, la muestra de incunables... shsss!



Y si hasta el momento el Museo de la Imprenta de El Puig era el primero y ¿único? de España, ahora al menos tenemos un segundo porque acaba de abrir sus puertas al público en Madrid la Imprenta Municipal - Artes del libro... de la que muy pronto os contaremos todo.