lunes, 27 de octubre de 2008

Diseñario (XXXIV)

Cuando se compuso "I don't like mondays" estamos seguros de que ni se le pasó por la cabeza a este británico tan solidario que los lunes tendrían, al menos, un motivo para existir e incluso para ser esperados con impaciencia como sucede desde hace treinta y cuatro semanas: las entregas de este Diseñario colectivo, irreverente y abierto, que nos ofrecen el comité de expertos de encajabaja.





Píxel. Bellísima palabra que define un punto de luz. Sustantivo de escritura y pronunciación luminosa. Medida relativa que nos informa de cúanto ocupan y de la calidad de las imágenes, de todas las imágenes digitales: fotografías, vídeos, gráficos e incluso las pantallas de los ordenadores.
Además de bella es una palabra muy joven, nació hacia el año 1963 aunque no existe partida de nacimiento y por tanto distintos padres la reclaman como hija, y es un acrónimo (unión de dos siglas o de partes de palabras) formado a partir de los términos ingleses Picture Element. Es decir, elemento de la imagen. Porque ya decíamos que son puntos de luz, en realidad son como los átomos, las unidades mínimas en las que se descompone una imagen digital. Alguno estará pensando que la palabra píxel tiene una "x" que no sale ni de "picture", ni de "element". Sucede porque en inglés existe una manera coloquial de decir y escribir "picture", acuñado en 1932 por la revista cinematográfica Variety Magazine para referirse a las películas y que es "pix", algo así como el "peli" de aquí. De ahí el pix-el.
La cantidad de píxeles que forman una imagen determina su calidad. Porque cuantos más tengan y por consiguiente más pequeños sean, menos podremos apreciarlos a simple vista o incluso no llegar a apreciarlos (que es lo ideal), dando así lugar a una ilusión óptica de tonos y transiciones continuas de color, así como a contornos definidos o bien degradados. Y es que las imágenes digitales se dedican a eso, a engañarnos, a hacernos creer que se representa la realidad tal como es utilizando un conjunto de puntos que en la realidad no existen, una enorme rejilla de celdas de píxeles. A igual tamaño de una imagen, si tenemos menos píxeles, más grande será cada uno de ellos, llegando incluso a darse el caso de que podamos verlos, con el consiguiente descenso de calidad en los detalles que muchos habréis notado y sufrido cuando necesitamos una foto que se pueda publicar.
En esta rejilla de píxeles que juntos forman la imagen, cada uno de ellos se puede codificar con mayor o menor información (la denominada profundidad de color). Puede utilizarse un byte (8 bits) para cada píxel, de manera que cada punto de luz tendrá 256 variaciones de tonalidad, en escala de grises o de colores (256 es igual a 2 elevado a 8, o sea dos valores posibles tomados de 8 en 8, nunca viene mal un repasillo a las variaciones y permutaciones); o se pueden dedicar 3 bytes (como sucede en las imágenes del sistema RGB, un byte para cada uno de sus tres colores: rojo, verde y azul) con lo cual el número de colores posibles es... a ver quién levanta la mano... 16.777.216, los famosos 16 millones de colores, que en realidad son 777.216 más, y que se obtienen al multiplicar 2 elevado a 8 por 2 elevado a 8 por 2 elevado a 8 (los tres bytes).
Finalmente, mencionaremos que existen los denominados píxeles muertos. Píxeles sin luz, estrellas que no llegaron a brillar en el firmamento de las pantallas de ordenador y que se quedan como diminutos puntos siempre apagados. Se trata de defectos en la construcción de las pantallas que la legislación permite a los fabricantes, siempre que suceda dentro de un límite.

Prensa. Máquina para aplastar. Mecanismo que mediante presión obtiene lo que merece la pena (incluso libertad destilada en ocasiones), así como lo que sobra (basura en otras) allí donde se aplica.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.

viernes, 24 de octubre de 2008

Rompiendo las reglas

Tal y como vimos en el tercer mandamiento de nuestro amigo Miguel Buckenmeyer, la repetición de elementos es una de las reglas básicas para conseguir una identidad propia. En el caso del suplemento Mercados de El Mundo, tiene, entre otras, dos señas de identidad características: las llamada de portada en la primera página y el friso superior en la sección A Fondo.

Llamadas de portada

Friso


Pero hay ocasiones en los que la superioridad te pide que "hagas algo diferente", "distinto", precisamente para romper ese código e indicar que ese número no es un número normal. Pero hay distinta formas de hacerlo. Una es adaptando lo que tenemos a una nueva forma, pero cumpliendo la misma función. Como pasar de este friso superior...


... a este otro lateral, que se empleó en un número especial en el que se analizaba la situación del sector aéreo. Misma función, distinta ubicación y forma.

Y otra es rompiendo del todo los esquemas establecidos, los códigos, que identifican la publicación. Como por ejemplo, pasando de portadas de este tipo...

... a una portada como esta otra. Eliminamos el friso, el índice y todo lo que hacía reconocible, a simple vista, la portada de Mercados, pero había que hacer algo "distinto". Tanto que convertimos a Gordon Brown en el nuevo Adam Smith.

Pero ahí siempre surge la duda. ¿Podemos romper las reglas?, ¿debemos romperlas?, ¿nuestros lectores seguirán viendo la publicación como antes?. El caso es que, en ocasiones, para poder cumplir las reglas antes hay que romperlas.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Obama

No podíamos permanecer en un timorato silencio, en un no querer mojarnos en el epicentro de un diluvio mundial, mucho menos después de que todos los medios de comunicación más importantes de los Estados Unidos, de izquierdas y ¡de derechas!, e incluso del resto del mundo, hubieran anunciado su apoyo al candidato Barack Obama para las próximas elecciones presidenciales norteamericanas del día 4 de noviembre. Era un clamor ante el que nos sentíamos abrumados: ¿por cuál de los dos candidatos se decantará encajabaja? Y, claro, no hemos podido permanecer callados por más tiempo. Y no sólo eso: es que además hemos desplazado hasta Nueva York como enviado especial de encajabaja a nuestro amigo Juan Fornieles, periodista de raza del que ya os hemos hablado antes, para que aportara a este nuestro y vuestro blog material de la campaña electoral del candidato al que hemos decidido apoyar:


Nuestro blog hermano al otro lado del Atlántico, el Visualmente del inigualable Baruch, ha estado ya analizando diversos aspectos de la campaña del que posiblemente sea el mejor político de los que se pasean actualmente por este planeta (¡qué sana envidia de debates!, comparado con la encorsetada pantomima que vivimos aquí, por no hablar de la altura política, la brillantez y la capacidad de comunicar de este "amigo americano"). Nos ha informado especialmente de la estupenda relación que mantienen Obama y la tipografía Cooper Black que tanto idolatra nuestro colega bonaerense, como también nos puso en alerta sobre el trabajo de Tim O'Brien para Rolling Stone o la portada de Newsweek eligiendo el blanco y negro para el senador afroamericano para hacerlo parecer menos negro... aunque a nosotros nos gusta tal y como es. Negro.

No ha sido el único de los blogs sobre diseño de la prensa que ha llevado a Obama hasta sus píxeles. El estupendo QuintaTinta de Diego Areso nos mostró las portadas de los periódicos norteamericanos cuando este elegido de los dioses resultó nominado, titulándolo Un momento para la historia. Y a los imprescindibles CuatroTipos tampoco les pasó por alto en varios de sus artículos, incluido uno sobre la tipografía corporativa de la campaña electoral: la elegante Gotham, letra norteamericana de palo seco.


No se utiliza el "irresistible poder de la Gotham" en este caso, sino diseños cutres y letras deformadas de colores espeluznantes, porque a nuestro enviado especial le costó bastante trabajo encontrar las chapitas. Según nos informa Fornieles, "la campaña electoral apenas se nota en las calles... y resulta imposible encontrar en el centro de Nueva York algún lugar donde vendan productos oficiales de Obama, o de McCain. Ni siquiera pudimos encontrar una delegación de alguno de los partidos políticos en Manhattan, o uno de esos chiringuitos electorales que vemos en la televisión". Y es que, ciertamente, la campaña se desarrolla por completo en los medios de comunicación: televisión principalmente, también periódicos e internet. NO hay carteles pegados en las calles (¡envidia de nuevo!). Lo de "chapitas" es también un decir, porque lo del tamaño tiene tela, la que hace falta para poder colgarte una de ellas. A mí, que no soy especialmente fornido, me falta pecho y es cierto que los norteamericanos son grandes, o al menos tienen fama de ello, pero tanto... En fin.

De vez en cuando es bonito, o alentador, o bonito y alentador, encontrar algo o alguien en quien poder poner nuestras esperanzas. Por eso apoyamos a Obama. Decir que Obama puede salvar el mundo puede parecer excesivo. Y lo es. Pero de lo que no cabe duda es de que si no es él quien puede hacerlo, entonces ¿quién puede? ¿Nadie? ¿Nadie puede hacer nada para que este asqueroso mundo sea un poco mejor? Tal vez no se trate de lo que pueda hacer Obama en persona, sino lo que nosotros podamos hacer, de que recuperemos la confianza (que es lo que hace falta en la crisis económica, por ejemplo), la confianza en valores que se dejaron de lado y que él quiere devolver a su país y, por extensión, al mundo entero. Cambiar.

Barack Obama ha llegado a decir en uno de los mítines cuando se enfrentaba a Hillary Clinton en las primarias demócratas que "soy el que estabais esperando". Ahora llegamos nosotros para darle nuestro apoyo, seguramente el que estaba esperando el propio Obama como espaldarazo definitivo en su campaña para llegar a presidir el mundo, queremos decir los EEUU. Si una vez en la Casa Blanca no puede hacer nada, entonces: yes we can.

lunes, 20 de octubre de 2008

Diseñario (XXXIII)

Siguen en la brecha, enfrascados incluso en arduos problemas matemáticos, todos y cada uno de los miembros de nuestro comité de expertos de encajabaja. De nuevo aparecen por aquí un lunes más con otra entrega (¡y van 33!, sí la edad de Cristo, ya) de su infinito Diseñario. Esa obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación (¡venga, ánimo!) sobre el diseño de las noticias, la prensa, las artes gráficos, o lo divino y lo inhumano, entre otras facetas.





Pi. Decimosexta letra del alfabeto griego. Conocida sobre todo por su uso matemático. Representa al número 3,1415965... Es el cociente entre la longitud de la circunferencia (periferia, en griego "περιφέρεια") y la longitud de su diámetro. Además de las matemáticas, también usan el símbolo π la pedagogía, la economía, la física, química y muchas otras ciencias. Hay una película de Darren Aronofky titulada "Pi: fe en el caos" e incluso en la película de Hitchcock, 'Cortina rasgada', Liv Ullman dibuja el símbolo de su organización secreta (π) en el suelo para ayudar a Paul Newman. Bandas de música, temas, cuadros, fotos, esculturas... en todos ellos se puede encontrar la letra Pi como parte de su título o nombre para rodearlos del misterio de este símbolo matemático.
Diálogo ficticio de cómo se decidió utilizar el símbolo pi en el diseño:
-Oye, ¿cómo llamamos a la familia de letras que corresponden a un símbolo cada una?
-¿Cómo?
-¿Que cómo llamamos a la familia en que cada letra corresponde a un símbolo? Sí, hombre, cuando pones una M y te sale un bolo (punto negro) o pones la V y sale un triangulillo blanco.
-!Ah¡ ¿Qué es de símbolos? Pues ponle PI. Familia PI.
Nuestros expertos aseguran a un 3,1416% que, ante los bastos conocimientos matemáticos que poseen las empresas que comercializan las fuentes, así se inició el uso de esta letra en todas las familias que llevan símbolos tales como bolos, triángulos, cuadratines, señales, casitas, cenefas, etc.
Las familias Pi de última generación más conocidas son: la Pi Standart, PI Newspaper y también, la Wedding, la Zapf Dingbats y todas las que lleven la palabra Ornaments.

Pica. La pica es chica, como el cícero es chico. Ambos son la misma cosa, unidades de medida en las artes gráficas. El cícero, además de masculino, se utiliza en Europa continental; la pica, femenina ella, está en los tipómetros americanos e ingleses. La pica tradicional medía 4,2177 milímetros, y la pica postscript que se ha normalizado en ordenadores y en la industria de la impresión mide 4,233 milímetros (1/72 pulgadas). Para todo lo demás, véase el cícero (4,51 mm.). La pica es igual pero... más chica.

Pie. Ese pequeño texto, generalmente en negrita y de cuerpo menor, en el que podmos leer: "Un coche", justo debajo de la fotografía de un coche. Bueno, en realidad deberíamos leer algo más. Así como en otras ocasiones lo suyo sería leer algo menos, porque un pie de foto no es algo en lo que podamos meter un zapato así como tampoco es un pequeño tratado metafísico; ni un poemita con imagen incorporada; algún dato que nos faltaba escribir en el texto principal de la noticia y que tiene algo que ver, más o menos, con la foto que debería explicar; ni palabras que manipulen la imagen para que los lectores vean lo que nosotros queremos que vean en vez de lo que allí se representa; o la típica simpleza de perogrullo que nos dice "dos hombres en una calle" sin especificar quiénes son, de qué calle se trata, o cuándo se tomó la fotografía... datos que SÍ forman parte de lo que en prensa se llama pie de foto, nombre completo de esta voz por cierto.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.

viernes, 17 de octubre de 2008

La retícula: usos y prácticas

Cuando se empieza en este mundillo del diseño, una de las primeras cosas que nos enseñan a respetar (en la teoría) es el orden que nace de la retícula, ese gran organizador sobre el que gira el diseño y que ha influido en la historia del mismo más de lo que nos imaginamos. Y precisamente de su uso, o no, de su rigidez, o no, de su flexibilidad o no, trata este libro: "Diseñar con y sin retícula" de Timothy Samara y editado por la prestigiosa editorial Gustavo Gili.

El libro está dividido en dos partes y una introducción. En esta última es donde el libro nos aclara el origen, sorprendenrte cuanto menos, de la retícula. Empleada inicialmente por William Morris, un joven estudiante, como un movimiento "revolucionario" en la arquitectura, es trasladada a la prensa por Mackmurdo y de ahí evoluciona a través de distintas fases y autores, como Lloyd Wright o Berhrens, hasta lo que conocemos hoy, amada y odiada a partes iguales. Y en esta historia también aparecen nombres tan insignes como Bauhaus o Tschichold, del que ya os hablamos aquí. Grandes nombres hasta que en las décadas de los 60-70 la escuala americana la abraza y se convierte en el dogma y estándar del diseño gráfico.


Pero si por algo se caracteriza este libro es por su parte práctica. ¿Cómo es una retícula?, ¿Cómo puedo usarla?, ¿qué modelos hay?, ¿es flexible?, ¿puedo trabajar sin ella? A todas estas preguntas, y más, intenta responder el libro.



En la primera parte se nos muestran ejemplos de retículas y sus usos y formas más comunes con una selección de proyectos para clarificarlo. En la segunda parte, todo lo contrario, ejemplos de diseños no reticulares, desconstrucciones de la misma y métodos alternativos para los amantes del "caos"y la composición alternativa. Un buen manual para todos aquellos que quieren acercarse a la retícula, esa gran desconocida.

martes, 14 de octubre de 2008

Tercer Mandamiento de todo rediseño

Tras las vacaciones estivales, Miguel Buckenmeyer nos trae el tercero de sus diez mandamientos sobre todo rediseño, coincidiendo, además, con su 37 cumpleaños, el cual, aunque sea sólo en parte, ha decidido celebrar con todos vosotros. Los protagonistas son TheLondonPaper y el heterogéneo paisaje urbanístico de Madrid.


Los diez mandamientos para rediseñar
un medio de comunicación (III)


Mandamiento 3. Crea un proyecto unificado a través de la repetición de elementos.

En las vacaciones de verano conocí un francés que había venido a España para dar un curso de verano. Había visitado Madrid de joven pero no se acordaba en absoluto de cómo era la ciudad en su viaje a los 13 años. Esto lo atribuyó a que justo en ese momento se estaba leyendo la trilogía del Señor de los Anillos. Así que se acordaba de la historia de Tolkien pero no se llevó una impresión de cómo era la capital de España.

Puede que tuviera tanto que ver con lo de haber estado enganchando a los magníficos libros de Tolkien, como con el peculiar desarrollo urbanístico y arquitectónico de la ciudad. Yo soy un amante de Madrid, el hogar de mis familiares españoles. A pesar de mi amor arraigado por la ciudad, veo que la ciudad carece de una armonía arquitectónica como la que se aprecia en París, Praga, y otras capitales europeas.

Con diseño a la izquierda y sin (o con muy poco) diseño a la derecha.

En las calles alrededor de mi despacho, por ejemplo, en pleno casco antiguo de la capital, hay algunos edificios del siglo XVIII, muchos del siglo XIX, y otros muchos de todas las décadas del siglo XX: los hay de los treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta y de los ochenta. Los hay muy bajos y muy altos. Reformados y sin reformar. De todos los colores imaginables. Con terrazas y sin terrazas. Barrocos, art deco, y modernos. Preciosos y feos. Lo que falta al conjunto es la armonía y una relación entre si.

Altos y bajos, gordos y flacos.

Supongo que algunos encontrarán algo de encanto en la disonancia visual que uno encuentra en la ciudad. Para muchos, en cambio, la falta de armonía de algunas zonas no deja en el observador una buena impresión y, en ocasiones como la del ejemplo, incluso ninguna impresión.

La armonía, entonces, es una cualidad clave de una estética atractiva. En el campo de diseño editorial, la armonía se consigue a través de la repetición y la sistematización de los elementos gráficos básicos que componen un producto como pueden ser la retícula, la tipografía, los colores, y otros elementos como filetes, corondeles y tramas. La dificultad está en encontrar un equilibrio visual entre las infinitas maneras de combinar los elementos gráficos y usar espacios blancos o negativos. Hay diseñadores que empiezan con el esqueleto de un diseño y lo van desarrollando poco a poco, añadiendo “ingredientes” -elementos o matices- gráficos gradualmente hasta llegar a este equilibrio visual. Hay otros diseñadores que utilizan todas las ideas o inspiraciones que en ese momento tienen para ese proyecto en concreto y van descartando elementos o aspectos visuales hasta quedarse con un diseño global que les parece terminado. El peligro del primer método es la falta de “tensión” o interés gráfico si el diseño carece de suficientes variables visuales; el peligro del segundo es el exceso de variables gráficas que compiten entre sí en vez de complementarse. Algo así como una comida con tantas especias que ya no sabe a nada.

Caso práctico: TheLondonPaper

Portada de TheLondonPaper.

En lo que se refiere a diseño de prensa, un magnífico ejemplo de la consistencia y la armonía gráfica es el diseño de TheLondonPaper, hecho por el español Alfredo Triviño. Hay otros ejemplos buenos de este principio sobre todo en el extraordinario cuerpo de trabajo de Cases i Associats. En cambio, TheLondonPaper destaca por su sencillez: mantiene la consistencia usando pocos variables pero consigue un resultado magnífico. Basado en los diseños tradicionales de los tabloides ingleses, el resultado final es nada menos la apoteosis del diseño de gratuitos y un resultado impecable dentro del diseño editorial.

Doble de deportes.

En concreto, el proyecto consigue esta armonía visual y equilibrio a través del uso de una paleta tipográfica amplia, pero de una manera disciplinada e impecable, y la repetición de a importante reseña gráfica.

Titular en Monitor Black con antetítulo en Zine Slab Regular.

El periódico emplea la familia san serif “ Monitor” de la casa belga Ourtype como tipografía principal. Una importante parte de la coherencia y armonía visual del proyecto se consigue gracias a que la inmensa mayoría de los titulares del periódico van en el peso más negrita de la tipografía, Monitor Black. Para evitar que esta repetición se convierta en una tiranía -algo demasiado disciplinado, plano y sin tensión- el diseñador crea un fuerte contraste en cada página con, al menos, otro titular en el peso Monitor “Light”. La repetición de este fuerte contraste entre Monitor Light y Monitor Black en cada página del periódico, en si mismo también ayuda a crear consistencia y armonía a lo largo del proyecto.

Zine Slab Médium para titulares de opinión.

Otro clásico truco en el diseño editorial que usa Triviño para evitar el aburrimiento tipográfico es la elección de una tipografía para poner un “acento” en lugares estratégicos. Para esto, él usa una tipografía serif que por la forma de usarla parece más una tipografía egipcia: Zine Slab de Ole Schäfer. Aunque el, proyecto también emplea la serif Capitolium News de Gerard Unger, ésta solo aparece como el cuerpo de texto. En los antetítulos, sumarios y las llamadas en la portada, por ejemplo, la Zine Slab en caja alta con algo de track entre las letras añade un toquecito más de interés y contraste tipográfico, complementando perfectamente y sin quitar protagonismo tanto a la Monitor Black como a la Light. La Zine Slab en este proyecto es –para seguir con el símil gastronómico- como la canela del capuchino.

El filetón redondeado: un toque magistral.

El toque magistral de este proyecto es el uso sistemático de un filetón redondeado con seña de identidad. La armonía y coherencia se consigue a través de la repetición de este recurso gráfico a lo largo del proyecto en varios contextos. Principalmente, aparece bajo texto calado sobre bloques rectangulares de color, para subrayar el nombre de las secciones o columnas del periódico. También aparece como encabezamiento de apoyos donde en el titular aparece (como no) en la Zine Slab en caja alta.

El filetón redondeado como epígrafe de sección.

El filetón redondeado calado en el friso de destacados en la portada.

Hay otros proyectos que también me han gustado mucho, pero que no son tan “perfectos”. Tal es el caso del rediseño reciente de Blick, el diario suizo con más difusión. Recientemente, la empresa editora creó un versión gratuita del diario de pago -- Blick am Abend-- aprovechando el mismo rediseño de Blick. Lo único que realmente cambia es el color corporativo: Blick va en rojo y Blick am Abend en púrpura. En las páginas interiores de ambos proyectos, se nota una fuerte influencia del diseño de TheLondonPaper. Por lo general, es un muy buen trabajo, salvo que a veces sobrecarga el diseño básico con demasiado filetes y variedad de elementos gráficos. Es decir, que peca de añadir demasiados ingredientes a la receta.

La portada del gratuito suizo Blick am Abend.

Para ser coherente, repito, hay que repetirse: la coherencia y la armonía se consiguen a través de la repetición. La coherencia y la armonía se consigue a través de la repetición…. Que no se te olvide.

Por cierto, este mensaje hay que repetírselo a las autoridades urbanísticas madrileñas encargadas de esa gran ciudad.

lunes, 13 de octubre de 2008

Diseñario (XXXII)

Exuberantes. Excesivos. Desbordantes. Un torrente de palabras que desprecian el más elemental de los principios periodísticos relativo a la claridad, concisión y, en especial, la brevedad. Porque les da la gana. Porque así son ellos, el sin par comité de expertos de encajabaja que un lunes más, fieles hasta el fundamentalismo militante con esta cita semanal, nos ofrecen generosos, nos entregan, expulsan de su ser y lanzan a los cuatro vientos, los siete mares y los millones de píxeles una nueva entrega del Diseñario. Ya sabéis...





Periódico. Sucesión de secciones repletas de informaciones, tanto escritas como visuales que conforman el compañero ideal del desayuno en la cafetería. Los hay tabloides y asabanados, los hay en elegante blanco y negro o en miles de colores, (que para eso los periódicos nos cuentan la realidad y, salvo que seas un perro, la realidad es en tecnicolor). Los hay incluso con unas grapas en el lomo y hay lectores capaces de matar a quien se le ocurra quitárselas. Los hay deportivos y de información general. Los hay económicos en un graso color salmón y económicos en papel blanco, blanquísimo. Los hay muy serios y respetables y los hay que podrían matarte de risa, o de miedo. Incluso los hubo que hasta hace muy poquito no tenían ni una imagen en portada, aunque claro, para sobrevivir a eso tienes que ser disciplinado e inmutable cual pastor alemán.
Y con tanta variedad, ¿hay algo que les caracteriza? Pues sí, su periodicidad. De ahí, claro, su rebuscado nombre. Un diario se precia de serlo porque sale todos los días. Ni siquiera los más graves contratiempos deben interrumpir la frecuencia de encuentro con los lectores, esos por los que un periódico existe. Si esto ocurriera, dejarían de ser periódicos, y entonces, ¿qué somos?
Un periódico es ese compañero de facultad que los alumnos de periodismo nunca consultan. Cuando se licencian, la relación con él cambia. Porque un periodista no tira los periódicos viejos. En lugar de eso, los almacena sin razón, preso de una extraña variante informativa del síndrome de Diógenes, hasta el punto de convertir los asientos traseros de sus coches en auténticas hemerotecas con ruedas y sus casas en secciones de documentación. Se conocen casos de periodistas que han propuesto a sus parejas mudarse a casas más grandes porque ya no tenían espacio para los números atrasados. Familias enteras se han roto por tan singular desorden...
Pero por encima de todo eso, un periódico es ese sueño al que muchos nos apuntamos cuando éramos jóvenes y del que no querríamos apearnos nunca. Un periódico es ese objeto de deseo que se devora con fruición y en zapatillas los fines de semana, por cuyos suplementos se pelean familias enteras y cuyas ideas permanecen en tu cabeza, surgiendo cuando menos te lo esperas, conformando eso tan poderoso e inquietante que se llama opinión pública. La radio puede tener la inmediatez, internet la globalidad, la televisión la comodidad y el espectáculo, pero un periódico tiene la magia de la palabra escrita. Esa que perdura y que queda ahí, para desenmascar a mentirosos, interesados y personajes sin escrúpulos. Para denunciar escándalos y ponerse de parte de los más debiles. Para en definitiva, servir a la sociedad. Ahora más que nunca, que estamos en época de cambios y novedades y jinetes del apocalípsis se empeñan en predecir el fin del papel para informar, los periódicos deben enarbolar, honrados, su principal virtud: trasmitir informaciones serias y trabajadas en las distancias cortas, algo que sólo se consiguen cuando se establece intimidad entre las dos partes, como cuando se comparte un desayuno, o un atasco, o un interminable viaje en metro...

Periodismo. Profesión. Negocio. Religión. Disciplina. Vocación. Maldición. Servicio. Santuario. Prostíbulo. Sacrifico. Enfermedad. Poder. Contrapoder. Cultura. Información. Política. Dinero. Libertad. Prensa. Radio. Televisión. Internet. Locura. Riesgo. Búsqueda. Relatos. Pasión. Escritura. Ideas. Vanidad. Imágenes. Desengaños. Industria. Licenciatura. Voz. Corporativismo. Participación. Fotografía. Polémica. Crítica. Tribu. Mensaje. Mensajero. Verdad. Mentira. Muerte. Vida.

Photoshop. Aplicación informática para la edición y el retoque fotográfico de la casa Adobe. Famoso en todo el mundo, la primera versión de Photoshop data del año 1990 y fue elaborada, ¡vaya sorpresa!, para los ordenadores Macintosh. No es hasta el año 1992, con la versión 2.5 cuando Windows puede cargar el programa.
De estas primeras versiones no queda casi nada, ya que se trabajaba en una sola capa (qué haríamos ahora sin las capas) y como mapa de bits. A medida que se ha ido avanzando en las versiones, las funciones del programa han mejorado hasta puntos insospechados y lo han convertido en el estándar de retoque y edición fotográfica. Lo que antes era una herramienta exclusiva para fotógrafos y diseñadores debido a su complejidad, ahora se ha vuelto moneda de uso común y, prácticamente cualquier persona, con unos mínimos conocimientos, puede editar sus propias fotografías. Gracias también a la fotografía digital y la sencillez en el "revelado" de la misma. Las posibilidades del programa son casi infinitas gracias a los plugins, efectos, pinceles, etc, con los que se trabaja. Es como un taller de pintura (de hecho algunos lo llaman así), pero en dimensiones descomunales.
Puede ser de gran utilidad para determinadas tareas, como el silueteado de imágenes o la corrección de fotografías. Pero como toda arma informativa, también es usada por lo malos para manipular, o por lo menos intentarlo. Son muchos los ejemplos de hábil manipulación, pero también son muchos los ejemplos de las chapuzas que se han llevado a cabo con él.
Sin embargo, también hay gente que lo utiliza como programa para crear imágenes a partir de cero, pero no es este su propósito inicial, ya que al trabajar con píxeles, y no con imagen vectorial, puede presentar problemas a la hora de ampliar determinadas imágenes. Este es, según muchos, el punto flaco de Photoshop, que para hacer más grande una imagen, tiene que "inventarse" los pixeles necesarios para ello ("interpolar" lo llaman), frente a otros programas, como el prácticamente desaparecido Freehand (desde que lo comprara precisamente Adobe y dejara de actualizarlo) o Ilustrator (el programa de "dibujo" inicial de Adobe, y que es el que han ido actualizando) que trabajan con imagen vectorial y no necesitan inventarse ninguna información.
La popularidad del programa ha llegado a cotas tan extremas que es usado por muchos/as famosos como el nuevo elixir de la juventud. Beben de él (Internet está lleno de ejemplos) como si fuera el maná que los va hacer inmortales, cuando lo que en realidad hacen es postergar el momento inevitable en el que Photoshop, esa mágica e infinita herramienta informática, no podrá ayudarles.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): Palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.