lunes, 21 de septiembre de 2009

Diseñario 2.0 (III)

No ha sido fácil dar con los términos que hoy traemos, acostumbrados como están los enigmáticos miembros del comité de expertos a que su docta y bastísima base de datos mental les proporcione definiciones como otros hacen churros. Tras una ardua labor de investigación periodísica que ya quisieran para sí algunos suecos fornicadores y suertudos, redactores de una revista con nombre de sistema informático redaccional, con todos ustedes una nueva entrega del Diseñario 2.0, obra colectiva, irreverente y abierta a la participación de todos, suecos incluidos, sobre el diseño periodístico y la prensa.





Aspirina. Nos ha supuesto un auténtico dolor de cabeza encontrar alguien en la redacción que supiera de alguna acepción de la aspirina más allá de la de combatir el auténtico dolor de cabeza que nos ha supuesto encontrar a alguien en la redacción que supiera de alguna acepción de la aspirina más allá de... ¡¡¡ahhggghhh!!!...mi cabeza...necesito una aspirina...
Pues existe. Aparte del famoso comprimido compuesto de ácido acetilsalicílico, que se consume a containers en las redacciones y cuyo uso a gran escala desterraría los problemas de alcoba de tantas parejas en el mundo, las aspirinas existen en las rotativas. La aspirina es el nombre con el que se conoce al rodillo donde se almacenan los ejemplares preimpresos. De ahí, pasarán al tambor, donde se unen al periódico junto con los encartes si los hubiese. Hay publicaciones que se imprimen unos días antes de su fecha de salida. Generalmente son suplementos o especiales, productos que llevan un ritmo de trabajo distinto del frenético sinvivir diario del periódico. En estos casos, el hecho de disponer de unas semanas de margen supone un auténtico lujo asiático. Con la preimpresión se busca un plus de control en la calidad del producto. Permite ver las copias del mismo días antes de su salida, con lo que se podría, en teoría, corregir algo en el caso de que fuera necesario. (Siempre en teoría, estos casos mejor que no se den... cuestan mucho dinero y seguramente más de una vida...)
Aparte de un mayor control del producto, preimprimir te permite que el suplemento o especial se elabore fuera del planillo del periódico (con lo que no depende de la paginación ni de la publicidad del mismo) y segundo, garantiza un estándar de calidad en todas las ediciones (por ejemplo el color, ya que algunas rotativas provinciales no soportan toda una tirada a todo color, y algunos pliegos se imprimen en blanco y negro. Si esto te pilla en uno que componga el suplemento, el resultado final desmerece un poco...) Así que en estos casos, se preimprime y listo. Esto en cuanto a los pros. En la columa de los contras, la preimpresión supone un gasto considerable, amén de la posterior manipulación de los suplementos para que figuren en el periódico. Esta gestión de los preimpresos puede ser manual (carísima) o bien mediante la dichosa aspirina, que los almacena hasta que pasan al tambor que los colocará sabiamente arropados por las páginas de la edición del día.
Pues dicho queda... No pocos dolores de cabeza nos ha provocado esta voz, que debemos reconocer, ninguno de los expertos del diseñario conocíamos. Nos ha desconcertado. Nos ha hecho desconfiar de su veracidad. Incluso, en una experiencia catárquica, nos ha hecho recordar los ya lejanos años de facultad en los que nos insistían en que no importaba tanto saber las cosas como saber dónde buscar las respuestas. Nos ha hecho renovar los votos que hicimos hace ya tropecientos años, nos ha sacudido de encima toneladas de excepticismo maquetil, nos ha devuelto el ímpetu de la juventud ansiosa de conocimiento... y sobre todo, nos ha provocado un insoportable dolor de cabeza. A ver si con una aspirina se nos pasa...


Autoedición. Acción que permiten aquellos programas informáticos (Quark, Indesign, PageMaker, entre otros) para la edición de documentos impresos en los que están presentes una combinación de los siguientes elementos: fotografías, dibujos, gráficos, textos. Con estos programas de autoedición, se pasó de los viejos sistemas de composición manual con tipos móviles, monos manchados de tinta, tipómetros y rotuladores rojos, linotipias (composición en caliente) y los primeros ordenadores de la fotocomposición (composición en frío) a sistemas informáticos que permiten a todo el mundo editar su propia revista o confeccionar su propio tríptico. Aunque no por saber manejar el programa el resultado va a ser mejor. No sólo hay que saber cómo, si no también qué, por qué y para qué.
El prefijo auto se refiere a que lo haces tú mismo, no a que lo haga la propia máquina, porque tú pones las cajas de texto, tú pones las cajas de imagen, tú creas los estilos, le das sangría a un párrafo, pones una capitular a un texto o guardas algún elemento en el catálogo. Y sobre todo tú cocinas todo eso para que tenga un aspecto digno y deseable para la lectura. Lo único que hace automáticamente el ordenador es colgarse, sin previo aviso.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Quinto mandamiento de todo resideño (II)

Segunda entrega del quinto mandamiento de todo rediseño que nos trae Miguel Buckenmeyer. Si queréis consultar la primera entrega podéis hacerlo aquí.


Los diez mandamientos para rediseñar
un medio de comunicación (V)


Mandamiento 5. Ve un paso más allá; usa la tipografía como un arma secreta (II)

La segunda estrategia: el punto medio

Se puede emplear la misma técnica de usar la tipografía como herramienta visual pero sin ser tan minimalista.

Esta estrategia del “equilibrio gráfico”, por así llamarlo, demuestra la misma capacidad de convertir la tipografía en un recurso gráfico principal pero sin renunciar a una gama tipográfica más amplia o al empleo de otros recursos gráficos como filetes, una paleta de color más amplia, etc. En cambio, una vez encontrada una combinación de recursos visuales adecuada, esta estrategia sí que mantiene un orden a través de la repetición de esos elementos.

Las portadas de Esquire en la última etapa de Robert Priest como director de arte cuando efectuó su rediseño usando la Vectora de Linotype.


Portadas de la época de John Korpics que amplían considerablemente el volumen tipográfico. Sobre todo, se nota una “densidad” en la tipografía y una renuncia al espacio negativo alrededor de ella. Pincha para ver las imágenes más grandes.

El mejor ejemplo del uso de la tipografía en este sentido viene de la revista americana Esquire entre los años 1999-2005 y su director de arte de entonces, John Korpics.

Aunque la mayoría de los diseñadores asociamos el diseño heroico de Esquire basado en la Mercury (que apareció por primera vez en Esquire en 1996) de Jonathan Hoefler y la Vectora de Linotype con Korpics, en realidad éste heredó un rediseño de la revista hecho por su director de arte anterior Robert Priest en 1998 que ya empleaba estas tipografías.

Korpics no solo respetó el diseño de Priest sino que lo mejoró considerablemente. Por su prodigioso cuerpo de trabajo en Esquire, Korpics ha ganado casi todos los premios más prestigiosos del sector.


Algunos reportajes de la era de Korpics empleando la Mercury de Jonathan Hoefler. Imágenes cortesía de John Korpics. Pincha para ver las imágenes más grandes.

El Esquire de Korpics era la versión “turbo” del rediseño de Priest; una versión que tomaba esteroides; mucho más llamativa y energética que la versión inicial de Priest.

Lo más notable del diseño de este dúo dinámico fue la concentración visual de la tipografía. Priest empezó a reducir el interlineado de los titulares hasta que las líneas de la tipografía se tocasen. Korpics adoptó este estilo y además empezó a apostar por un mayor contraste tipográfico además de crear masas concentradas de tipografía. Aplicó este método a casi toda la tipografía “display” (grande, de titulares, subtítulos y cabeceras) de la revista.

Además empezó a mezclar la paleta tipográfica entre serif, sans y egipcias de una manera mucho más notable. Mezcló colores vivos pero elegantes –naranjas, colores calabaza, verdes pastel, amarillos oscuros, marrones, grises azulados, etc.- y apostó por el uso liberal de filetes y cajas de varios grosores y colores además de numerosos iconos.

En suma, aplicó más diseño. En las imágenes que siguen se aprecia un estilo claro y contundente y muy consistente.


Páginas interiores del libro American Photography 18 diseñado por Korpics que emplean el estilo tipográfico y visual desarrollado por Korpics en Esquire. (Imágenes por cortesía de John Korpics.)

La tercera estrategia: barroco al máximo

Si Baron, Sánchez y Korpics son capaces de utilizar la tipografía como un arma secreta, Fred Woodward hace de ella una bomba atómica.

Portada de Rolling Stone durante la dirección de arte de Fred Woodward. (Imágenes de Rolling Stone cortesía de la AIGA.)

Woodward fue director de arte de la mítica revista americana Rolling Stone en los años 1987-2001 y es el actual director creativo de la edición americana de GQ. El trabajo de Woodward en Rolling Stone era “expresivo y ecléctico”, inspirado tanto en el modernismo como en el “vernáculo americano”, según la Asociación Profesional para el Diseño en Estados Unidos.

En su dirección de arte de Rolling Stone, buscó referencias en la propia de historia del diseño de la revista y devolvió algunos elementos característicos de su diseño original como, por ejemplo, el encuadernado de cada página con una caja “Oxford” para distinguir las páginas con contenidos editoriales de las de la publicidad.



Algunas dobles aperturas de Rolling Stone durante la época de Fred Woodward como director de arte. (Imágenes cortesía de la AIGA.)


Dobles aperturas de GQ -donde Fred Woodward es actualmente director de arte- en las que desarrolla su estilo centrado en el ajuste perfecto de tipografía y fotografía. (Imágenes cortesía de la AIGA.)


Más que cualquier otro atributo, la Rolling Stone de Woodward destaca por la fuerza de las combinaciones geniales de tipografía y fotos o ilustraciones. En muchos casos, la tipografía y la dirección de arte de los reportajes, recurrían visualmente a contextos visuales culturales e históricos. La ejecución del matrimonio entre tipografía e imagen además de la imitación de ese “vernáculo” histórico y cultural del diseño gráfico era perfecta y asombrosa. En muchos casos, contrataban a Jonathan Hoefler – a quien si no—para crear tipografías ad hoc para el reportaje en cuestión con claras referencias a tipografías históricas.

En cualquier otra revista, el uso de tantas tipografías diferentes y de maneras tan barrocas, resultaría ofensivo para el lector y llevaría a la falta de coherencia gráfica. En la Rolling Stone de Woodward, la consistencia y la perfección con que lo ejecutaba, se consolidó como el distintivo de marca de la revista.

Último consejo

Woodward dijo una vez que hay un uso apropiado para cada tipografía que se haya diseñado jamás y que su meta personal es buscarlos hasta el final de su carrera personal.

¿Cuál es el uso perfecto de tipografía para tu proyecto? Encuéntralo.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Periodiquerías (VIII)


Cuando abrimos la foto al instante decidimos darle una periodiquería para ella sola. Nos la manda Marta, compañera del Diario de Burgos que ha pasado una temporada de voluntariado en Antigua, Guatemala. Es un auténtico fotón digno de premio. Mil gracias, Marta.

Entregas anteriores de Periodiquerías:

Periodiquerías (I):
Madrid - Nueva York - Sevilla
Periodiquerías (II): Bilbao - Resistencia (Chaco-Argentina) - Múnich
Periodiquerías (III): Estambul - Praga - Nueva York
Periodiquerías (IV): Salamanca - Edimburgo - Tres Cantos (Madrid-España)
Periodiquerías (V): Lima - Bruselas - Mérida (España)
Periodiquerías (VI): Londres - París - Roma
Periodiquerías (VII): Las Vegas - Los Cristianos (Tenerife) - Alicante

martes, 15 de septiembre de 2009

Una mala página

Hemos sabido que el 9-9-09 es una fecha de buena suerte para los chinos, hasta el punto de que se casaron en masa y adelantaron muchos partos para hacerlo todo coincidir con el 9 de septiembre de 2009. Y lo hemos sabido porque precisamente vivimos tan insigne día, cargado de buenos augurios, la semana pasada. Buenos augurios para los chinos, claro, no para mí. Porque vaya página putapénica que pinté aquel día, la página 9 de la sección de España para más inri.

No quiero ni mirarla...

Cada vez que la miro me salen granos por el cuerpo, me convierto en el hombre sarpullido, o en el mediocre maquetador que no quisiera ser y al parecer soy, al menos en ocasiones como ésta. Debí sufrir un ataque del temible síndrome rancio que siempre sobrevuela, amenazador, sobre nuestras cabezas esperando a que bajemos la guardia... porque no puedo culpar a nadie, ni quiero, de algo que fue absolutamente responsabilidad mía. Yo maqueté la página, yo se la propuse al redactor jefe de Nacional, e incluso habiendo podido dar marcha atrás no lo hice, incapaz del mínimo de firmeza siempre necesario en nuestra labor: era muy tarde cuando la pinté pero podía haberla modificado y cedí al primer "es ya muy tarde, está bien así" cuando yo sabía que no estaba bien así; además pude cambiarla para segunda edición y tampoco la cambié. No puedo llorar, pues, con el socorrido "intenté evitarlo pero no pude" que incluso mi jefe al día siguiente supuso que había sucedido con el periódico cayéndosele de las manos, sobre todo cuando reconocí que no, que "ha sido cosa mía", "pero hombre, Mario, menuda cagada...". Sí, todo un prodigio de desequilibrio, un ladrillo sin jerarquía alguna, ni valoración, ni facilidad de lectura, seña de identidad vaya usted a saber de qué pero no de nuestro periódico... una auténtica chapuza.

Existen otras posiblidaddes que pasan, fundamentalmente por no complicarse la vida, por hacer las cosas sencillas, que es lo que suelo repetir cuando alguien con menos experiencia (generalmente a nuestros siempre esforzados becarios) me pregunta sobre cómo hacer una página. Con no tener porqué poner los breves como un faldón a cinco columnas como punto de partida, que fue lo que sucedió en principio; o con no tener porqué hacer siempre algo distinto, o no hacer al menos algo distinto cuando las circunstancias no se prestan a ello como me obcequé después. Ayuda el no tener que trabajar con mucha prisa o que te insistan en que lo dejes así, pero eso no puede ser nunca una excusa para quienes somos precisamente profesionales de hacer páginas buenas y eficaces en el tiempo del que se disponga, sea mucho o sea poco.





Cualquiera de estas variantes hubiera sido una página eficaz, correcta, equlibrada, me hubiera llevado muy poco tiempo y ninguna duda hacerlas. Y existen todavía algunas variantes más que no muestro, todas ellas (las que muestro y las que no), con una característica común: son mejores que la que hice. En realidad se me ocurren muy pocas, por no decir ninguna, que sean peores.

Sólo me queda como consuelo el tópico de que de los errores se aprende, en este caso a no repetirlos, a no confiarse, a no dar por hecho que toda tu experiencia bastará por sí sola aunque bajes la guardia, a que pueda serviros a alguien como muestra de página fallida.. y a constatar que cualquiera, incluso uno mismo, puede tener una mala página.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Diseñario 2.0 (II)

Para esta segunda entrega del Diseñario 2.0 los enigmáticos miembros del comité de expertos de encajajaba encargados de su redacción han contado con la inestimable ayuda de los proyesores de la Universidad CEU de Madrid Pedro Pérez (actualmente en otra Universidad de Madrid y de quien tendremos noticias en breve aquí, en el blog) y Laura González, a quienes les damos las gracias una vez más por cederles tan amablemente el término "Arte final", extraído del Glosario que han realizado para sus clases de diseño. El Diseñario es más que nunca una obra abierta a la participación de todos, obra colectiva e irreverente sobre el diseño periodístico y la prensa en general, ya sabéis.






Apaisado. Formato en que la anchura es mayor que la altura. Usado en fotografía o maquetación, el formato horizontal es un formato que potencia el espacio y sugiere reposo y tranquilidad en contraposición al formato vertical, que provoca desequilibrio y tensión. Esto se debe a la norma de composición conocida como la regla de tercios. Consiste en dividir el área en tres partes iguales tanto en vertical como en horizontal. A los puntos donde las líneas intersectan se les denomina puntos de impacto o interés. En estos puntos debe estar situada la información en una composición equilibrada (aunque no debamos hacer de esto un dogma de fe, que el desequilibrio también aporta información, y sensaciones como violencia, inquietud o extrañeza. El plano holandés -inclinado el eje horizontal entre 25 y 45 grados-, por ejemplo, se ha ido haciendo insufriblemente con un hueco en el lenguaje audiovisual del que aún no nos hemos recuperado...). Pero, si convenimos en que el ojo humano recoge la información visual de izquierda a derecha y de arriba a abajo, en un formato apaisado el punto de impacto se encuentra más alejado del inicio (en la parte inferior derecha) , lo que provoca un mayor tiempo de lectura (en una imagen, por ejemplo) que en una foto vertical (en el ángulo superior derecho). Este detenerse en la imagen hace que se registre más información, lo que provoca esa sensación de quietud. Sin embargo en las verticales el centro de impacto es casi inmediato, lo que provoca que la lectura de la imagen sea vertiginosa. De ahí la tensión del espectador, que es atraído al centro de interés de manera casi automática, impidiendo una lectura mayor del resto del contenido.
El formato más horizontal por lo tanto es preferible tanto para paisajes (de ahí el término) como para composiciones de grupo, ya que potencia la lectura en detalle, de la misma manera que la composición en horizontal favorece el permanecer más tiempo en la página, ya que obliga al ojo a hacer un recorrido más lento por el área impresa que la vertical.
Cuando se habla de apaisar las imágenes se refiere a forzar el formato horizontal, recortando en vertical. Esto potencia el detalle, ya que trae más a primer plano el fondo que en el formato original, y muchas veces es un recurso de edición necesario en imágenes que en su composición primigenia no resaltan la información de la manera adecuada. Generalmente, cuando una buena foto horizontal se apaisa suele ir acompañada de la frase: "Qué chula queda". Cuando en realidad tú piensas: "no, es que ahora te estás fijando en lo que yo quería que te fijaras, y el formato anterior diluía eso entre la cantidad de información de la foto". Eso cuando no te piden que les "apaisajes" la imagen, que les queda más "bonita". ¡Qué tendrán que ver los términos "bonito" e "información"!...

Arañar. Espacio, caracteres, frases, etc. Dícese de cualquier método (habitualmente "ilegal" y generalmente el track) que un redactor emplea para intentar tener más espacio para su texto, normalmente en el título. En algún caso se han llegado a montar unas letras sobre otras. En ese momento el maquetador araña la mesa con la intención de que se le quiten las ganas de arañarle la cara al redactor y decirle que si quiere que se lean sus textos deje de arañar tanto espacio y resuma mejor las cosas.
Y no sólo con los textos, porque en en lo relativo al diseño periodístico, arañar equivale a encontrar espacios donde generalmente no los hay, utilizar lo que debería ser blanco o lo que está ocupado por partes imprescindibles de una imagen, para meter elementos que lo mires como lo mires, no caben. Como suele suceder cuando arañas cualquier cosa, o cuando llenas una maleta más allá de lo que permiten las leyes físicas... el resultado no es bueno.

Arte final. Texto e imágenes dispuestos exactamente como deben quedar para su reproducción impresa. Puede obtenerse directamente desde el sistema de autoedición, a partir de una impresora láser o de una máquina de componer láser, o bien como copia en papel e imágenes con adiciones manuales (por ejemplo, hojas superpuestas, muestras de color, etc.). Prototipo en el que el diseñador presenta, para su aprobación definitiva, el encargo tal y como quedaría después de la impresión.
No es un término frecuente en los periódicos donde la rapidez prima sobre la calidad técnica; es más propio de las artes gráficas, pero tampoco es ajeno al mundo periodístico ya que la publicidad o los suplementos en forma de revista elaboran artes finales de sus páginas, sobre todo de sus portadas.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Algo económico y... divertido


Nos pone sobre la pista nuestra compañera y amiga Rocio Galván, inagotable miembro de la sección de Economía. Emocionada, compartía a través de su perfil en facebook un enlace a un gráfico de Financial Times sobre cómo ha afectado la crisis a los sueldos de los banqueros. No tiene desperdicio, aunque tengamos que registrarnos. Pinchad sobre cada ejecutivo y...

jueves, 10 de septiembre de 2009

Quinto mandamiento de todo resideño (I)

La tipografía puede ser el arma secreta que lleve tu proyecto a buen puerto. Miguel Buckenmeyer nos lo demuestra a través de tres estrategias diferentes y mostrando el trabajo de varios directores de Arte que han dejado (y dejan) huella por la calidad de sus trabajos. Debido a su extensión os lo traemos en dos entregas. Aquí va la primera.


Los diez mandamientos para rediseñar
un medio de comunicación (V)


Mandamiento 5. Ve un paso más allá; usa la tipografía como un arma secreta (I)


La tipografía tiene poder y prueba de este valor es que necesita dos mandamientos al respecto.

Es un poco como Dios; está en todas partes. De verás es tan importante como cualquier otra disciplina de la vida. Según varios pensadores -citados arriba- la tipografía es un ser con su propia existencia ontológica, que es capaz de destruir y construir pueblos y que incluso te puede hacer feliz en el matrimonio.

La tipografía es parecida a la arquitectura en cuanto que representa un nexo perfecto entre su forma y su función. Puede ser apreciada por su belleza como un cuadro de Velázquez o una escultura de Miguel Ángel, pero a la vez es sumamente funcional porque tiene que leerse y comunicar ideas. Una tipografía que no se lee ya no es tipografía. Que la tipografía esté ligada a la estética implica que –como el arte en general- es capaz de transmitir y enfatizar fuertes emociones aportando sentido a las cosas.

Este Mandamiento nos ayudará a usar la tipografía para que se la reconozca como un elemento gráfico principal en sí mismo, como la fotografía o la ilustración. A continuación analizaremos las tres estrategias básicas que los grandes diseñadores han empleado para cumplirlo: la minimalista, la barroca y la equilibrada entre ambos extremos.

(Es un poco largo, pero garantizo que os va a gustar)

La primera estrategia: el “Minimalismo Expresivo”.

Este concepto, que me acabo de sacar de la manga, se resume en la maximización de la tipografía acompañada fundamentalmente por espacio blanco. Para entender esta estrategia, hablemos de Alexey Brodovitch, Fabien Baron y Rodrigo Sánchez.

Se puede decir que el padre del diseño editorial es Alexey Brodovitch, diseñador gráfico ruso que revolucionó el diseño de revistas entre los años 1938-1958 durante su etapa como director de arte de Harper’s Bazaar en Nueva York. El estilo elegante de Brodovitch de usar enormes espacios blancos, dar cortes asimétricos, inesperados y radicales a las fotos, y buscar “sorprender” siempre al lector además de a si mismo, ha sido imitado por los diseñadores contemporáneos hasta el infinito.

Aunque el trabajo tipográfico del cuerpo de Brodovitch es mucho más sutil que el de los directores de arte contemporáneos, su trabajo estableció las bases para los que después hicieron que la tipografía fuese mucho más llamativa e ilustrativa. Aun así, en algunas muestras de su trabajo se empieza ya a notar que Brodovitch concebía los textos como posible herramienta visual, como por ejemplo cuando jugaba con las formas de las columnas de los textos.


Ejemplos de portadas de Harper’s Bazaar en la era de Brodovitch.


Ejemplos de páginas interiores Harper’s Bazaar donde Brodovitch jugaba con la yuxtaposición y la composición de formas en las fotografías.


Ejemplos de páginas interiores de Brodavitch donde trabaja con los textos como recurso gráfico.

Fabien Baron fue el heredero por excelencia de Brodovitch cuando fue nombrado director de arte de Harper’s Bazar en 1991 después de varios años trabajando en la revistas GQ e Interview.

He de confesar que Baron es uno de mis ídolos dentro del campo del diseño. Este francés es uno de los primeros en jugar con letras grandes en las aperturas de los reportajes, una técnica que empezó a emplear desde principios de los 90 en las edición italiana de Vogue, en Interview y en Harper’s Bazaar y que ha sido imitadísima desde entonces.

Al igual que el de Brodovitch, el trabajo de Baron se caracteriza por una estética elegantísima y minimalista. Baron también se basó en la fotografía sorprendente, bien pensada y editada además de los excesivos espacios en blanco. Pero además añadió a estas técnicas el toque magistral del uso de la tipografía como elemento gráfico ilustrativo en si mismo.



Ejemplos de páginas interiores Interview de Fabien Baron como Director de Arte, 1990.


El legendario rediseño de Harper’s Bazaar hecho por Baron en 1992 tuvo el mismo efecto sobre el diseño editorial que el trabajo de Brodovitch en su época. La Sociedad Americana de Editores de Revistas (ASME) elogió su rediseño como “uno de las reinvenciones más espectaculares en la historia de la revista”. El proyecto se basó en la conceptualización de una tipografía hiperelegante que tuviese unas serifs ultrafinas y que estas serifs se mantuviesen en cualquier tamaño. El proyecto de diseñar esta tipografía se puso en las manos del tipógrafo neoyorquino Jonathan Hoefler (el resto del relato ha entrado en la historia del diseño editorial). Hoefler creó una obra maestra, Didot, una superfamilia con seis estilos distintos hechos para siete tamaños diferentes: 42 tipografías en total.

El rediseño de Harper’s Bazaar destacó por la belleza de la forma de la Didot a través de un minimalismo precioso y extremo. Muchos reportajes yuxtaponían una sola inicial o palabra en negro con una fotografía provocativa. En otros, se jugaba con el tamaño y colores de las letras de una sola palabra destacada. Esta última técnica ha quedado grabada como el estilo de la imagen de marca de Harper’s Bazaar.

La portada más emblemática del Harper’s Bazaar en la época de Baron.


Páginas interiores de Harper’s Bazaar como ejemplos del minimalismo de Baron.



Ejemplos del juego de letras y color que han quedado como la imagen de marca de Harper’s Bazaar.


En España, hay buenos ejemplos de empleo de la tipografía en esta forma minimalista que consiste en la reducción de las variables gráficas, como es el uso de una sola familia tipográfica. Quizás el más notable en este área ha sido el director de arte de las revistas de Unidad Editorial, Rodrigo Sánchez. Antes de llegar a sus magníficas portadas más barrocas del actual Metrópoli, el camaleónico Sánchez había pasado ya por el minimalismo con La Luna -un suplemento de ocio para jóvenes- e incluso antes, destacaba con el diseño del Magazine de El Mundo.


Portadas La Luna diseñada por Rodrigo Sánchez.


Sumario de La Luna donde mejor se ve la mezcla de los múltiples grosores de la Knockout. Imágenes por cortesía de Rodrigo Sánchez.

Este brillante proyecto de Sánchez destaca por su sencillez, minimalismo y expresividad. Igual que Baron trabajó con una tipografía de Hoefler, Sánchez trabajó con la Champion Gothic y su complemento más completo, la Knockout. Igual que la Didot, la Knockout se compone de un amplio número de versiones, 32 en total, en distintos pesos y grosores. Quizás no hubo ninguna de estas versiones de la Knockout que La Luna no llegó a usar.

La mezcla de grosores de la Knockout a lo largo del proyecto le aportó una gran expresividad. Esta energía visual que existe en todo el cuerpo de trabajo de Sánchez, se complementaba con una gran sobriedad y minimalismo. Por un lado, recurre a la tipografía como elemento gráfico fundamental, y a una sola familia (solo usa otra tipografía serif para los textos). Por el otro, hay poco color que no sea negro y cuando lo hay, es un solo color que complementa a la ilustración como es el caso del sumario. Si una foto iba en color, los titulares iban en negro.


Ejemplos de entrevistas de La Luna que usan letras de otros nombres como si fuesen letras iniciales.

Ejemplos de entrevistas de La Luna que usan la tipografía como puro elemento gráfico.

Reportaje sobre Catherine Z. Jones que recuerda al Harper’s Bazaar de Brodavitch.

También se ha de destacar las diversas subestrategias que se aprecian en La Luna. En algunos casos, la tipografía se usa de una forma densa y concentrada para masas de información como los sumarios. En otros casos, los titulares aparecen como letras iniciales enormes (fíjate en el reportaje destacado sobre B.B. King). Y en otros casos, aparece como una ilustración en si misma, como en los ejemplos de las entrevistas a Penélope Cruz y Catherine Z. Jones.

Próxima entrega: Segunda estrategia: el punto medio y Tercera estrategia: barroco al máximo.