lunes, 5 de octubre de 2009

Diseñario 2.0 (V)

Entre las 18 y las 19 horas del pasado viernes, 2 de octubre, la frenética actividad en distintas redes sociales internáuticas de los miembros del comité de expertos encargados de la redaccion del Diseñario 2.0 nos hizo temer que desatendieran esta entrega. Más aún cuando ,finalmente, el presidente del Comité Olímpico Internacional anunció que Madrid, nuestra ciudad, no era la designada para organizar los Juegos Olímpicos de 2016. Pero aquí nos traen de nuevo el producto de sus reflexiones, de sus sesudos estudios sociodiseñísticos. Y aunque no hayamos conseguido los Juegos, esta vez, esa tarde emocionante en la que todo pudo pasar nos sirvió al menos para renovar nuestro amor por esta ciudad nuestra, tan viva, brutal y bella a pesar de las heridas que su incompetente alcalde y recaudador mayor se empeña cada día más en abrir en sus calles con picos y palas. Una ciudad colectiva, irreverente y abierta a todos. Ya sabéis...





Bobina. Es un rollo. Siempre de papel.


Bold. Voz inglesa que en su acepción del mundo del diseño hace referencia a un estilo de la tipografía en el que el trazo es más grueso si lo comparamos con el resto de estilos de una misma tipografía. A este aspecto, a bold, o negrita como lo conocemos aquí, se le conoce como una de las partes de una familia tipográfica. Por lo tanto, bold, sería uno de los miembros que cada familia de una tipografía tiene (regular, light, bold, etc.).
Sin embargo, y aunque lo correcto es que cada fuente tenga su versión bold como miembro activo de la familia, también se puede convertir una fuente normal en una negrita a través del botón negrita de cualquier editor de texto. De esta manera, el programa interpreta la fuente original y le añade negro para hacerla más gruesa, al igual que curva las letras si pulsamos el botón cursiva.
Traducida esta voz literalmente al castellano, quiere decir fuerte o llamativo, y así es porque una tipografía con apellido bold suele ser una letra gruesa, de trazo obeso y con negro, mucho negro. Es casi como un grito en medio del texto, un "eh, que estoy aquí, mírame, léeme que te voy a contar algo importante".


Bolo. En este caso no se trata de alguien de Toledo. Tampoco de las actuaciones de algún grupo musical o de teatro durante el verano a lo largo de nuestras tierras. Claro está, también, que aquí no hablamos de uno de los 10 pirulos que se derriban al final de una pista de parqué súper pulida en donde habita el 'chulo de bolera'. Ni vulgarmente lo que se suele tocar ese compañero disoluto que pasa el día mirando a Babia ('tocarse el bolo') mientras tú trabajas como un chino.
En nuestro contexto se trata de un punto. Pero no un punto cualquiera; un señor punto. Vamos un puntazo. Sería a las letras lo que la bandera de Japón a los pendones (entiéndase pendón como banderola, divisa o distintivo).
El bolo es un punto que se reivindica. Deja de estar a los pies de las letras para tomar conciencia de sí mismo y crecer hasta la misma altura que los caracteres que acompaña o un poquito menos. Se revela y junto a sus hermanos ocupa el principio de los párrafos para llamar la atención sobre éstos. O entre frases, para remarcar la importancia de éstas, sobre todo en los subtítulos.
Algunos les quieren quitar importancia y los llaman 'bolitos', pero debéis pensar que los bolos son asteriscos con gomina. Habitan en familias muy especiales de nuestro ordenador (Weeding, Pi, Newspaper elements, o en la entrañable Zapf Dingbats) en feliz armonía rodeados de cuadratines, triangulitos, flechas, deditos que señalan, etc.
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Breves. Si bueno, dos veces. Pieza informativa que destaca por su economía de caracteres. Sin llegar a la oriental fugacidad del haiku, ni al Stop-línea-Stop de un telegrama, el breve resume en apenas unas líneas esas otras informaciones menores que sin duda completan el panorama informativo diario. Aportan agilidad al ritmo del periódico, y son uno de los últimos eslabones en la jerarquía de títulos en una sección. Se colocan generalmente al final de las secciones, cuando el flujo informativo ha decaído y la menor extensión de las otras informaciones favorecen la inclusión de estos pequeños elementos informativos.
Por su reducida dimensión y habitual diferenciación tipográfica con el resto de noticias, los breves resultan utilísimos para salir de mil atolladeros al maquetar una página, como cuando una mezcla de publicidades caprichosas convierten las columnas en una pantalla del tetris. Ahí cobran dimensión estos pequeñines, que lo mismo se colocan en vertical, horizontal, haciendo eles... Rellenan columnas que no terminan de llenar, casan perfectamente con imágenes, separan informaciones... Su polivalencia formal les convierte es auténticos salvavidas a los que agarrarse cuando, a veces, no ves la solución de la página. Nervioso, y a punto de entregarte voluntariamente, de pronto un fogonazo de luz atraviesa la pantalla: ¿Y si ponemos aquí unos breves? Suele ser mano de santo.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.

viernes, 2 de octubre de 2009

I Jornadas de Diseño en la Sociedad de la Información


La Universidad Rey Juan Carlos ha convocado para los próximos días 12 y 13 de noviembre las I Jornadas de Diseño en la Sociedad de la Información. Bajo el lema ¿Cómo se configura el mercado laboral?, las Jornadas, organizadas por el Profesor Pedro Pérez Cuadrado (co-organizador de las clásicas jornadas del CEU), están enfocadas a que todos los presentes, aunque en especial los alumnos, recaben información práctica y útil sobre el tan complicado mercado laboral periodístico.

El punto de vista de profesionales de disciplinas tan variadas como Diseño periodístico, Publicidad o Comunicación audiovisual es uno de los atractivos de este encuentro. Saber qué se cuece en los distintos medios, cómo se adaptan a las nuevas tecnologías o cómo orientar su formación hacia un lado u otro, son algunos de los objetivos de las distintas conferencias.



Para ello, entre los ponentes figuran el imprescindible Chiqui Esteban y los siempre interesantes Angel Sopeña, Toya Legido y Manuel Durán, entre otros. Además, encajabaja tiene el honor de haber sido también invitado a participar en estas I Jornadas, a través de Mario Benito, que abrirá el programa con una ponencia titulada "Maquetar es Informar". Tenéis más información y el programa completo en el blog Diseño In[forma] y en la página web oficial. Os esperamos los próximos días 12 y 13 en la Facultad de Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos. Venid, que os dan un crédito si sois alumnos, y si ya dejásteis de serlo seguro que podemos pasarlo bien y seguir aprendiendo cosas.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Bakchich, un nuevo desafío

"Puede resultar paradójico. Salimos a la calle cuando se anuncia la muerte del papel. Y, sin embargo, nuestra impresión es que no hay vida en la web. Aceptamos el reto. Sabemos que es una especie de última oportunidad, pero creemos que es posible". Quien así habla es Xavier Monnier, director de 'Bakchich info', una página web satírica que aireó el embarazo de Rachida Dati y con importantes contactos con el Elíseo francés, en declaraciones a Rubén Amon (El Mundo). "La investigación periodística no sólo requiere una profundidad, también necesita un soporte adecuado. La información rápida vale para internet, pero el papel es mucho más sensible a la reflexión, a la opinión, al periodismo de fondo. De ahí nuestra aventura", apunta el director de la publicación parisina.


La edición on line de esta página ha mantenido el tipo desde mayo de 2006, pero la crisis publicitaria que también se ceba con internet ha 'provocado' esta iniciativa. "El mantenimiento de la web para una pequeña plantilla se elevaba a 50.000 euros y los ingresos en internet nos daban 7.000". El periódico semanal costará 1,80 euros y comienzan con una tirada de 100.000 ejemplares, aunque se espera su consolidación con 30.000 copias. Su protagonismo en la red continuará pero el peso de la información recaerá en su edición impresa. En su página web hay un video de la creación de su edición en papel.

En unos tiempos en los que a los agoreros del papel y de la red parecen preocuparles más quién es el mejor, resulta gratificante ver que hay gente que utiliza lo mejor de cada soporte. La red es una de los mejores inventos del pasado siglo. Gracias a él es posible tener ventanas como esta u otras para poder mostrar todo tipo de opiniones, ideas, creaciones, arte y expresiones de todo tipo pero sería absurdo renunciar a todo lo demás.

De todas formas, siempre nos quedará París.

martes, 29 de septiembre de 2009

A sangre con Madrid 2016

Tranquilos, no queremos decir que llevemos nuestro apoyo a Madrid hasta esos límites. La apoyamos, sí, pero dejamos la hemoglobina para otros asuntos.

Con esta manida frase me refiero a la portada que ofrecimos ayer a los lectores de M2, la revista diaria de Madrid. Como podéis ver un poco más abajo, utilizamos todo el papel de la primera página (y porque no había más) para dar una enorme foto del mosaico en apoyo a la candidatura olímpica de nuestra ciudad. La idea surgió de las altas esferas, como suele ser habitual en estos casos. El tema "lo merece" comentaron, por lo que no nos sorprendió cuando Antonio García, redactor jefe del suplemento el domingo, nos lo propuso, aunque antes lo había consultado con la jefatura, se apresuró a aclarar. Donde hay patrón...



Ningún problema. El resultado, en la línea de arriba. Pero la miga viene un poco después, cuando surge un pequeño debate, casi minúsculo comparado con nuestro apoyo a Madrid, sobre la conveniencia o no de usar este tipo de portadas. Si la usamos ahora, ¿qué haremos cuando nos den los Juegos?, ¿Gastamos el cartucho ahora en previsión de una mala noticia o repetimos si vienen bien dadas?. Nosotros, como siempre, insistiendo en todas esas cosas que defendemos aquí: el contenido es lo primero, no el diseño sobre el contenido. Si es un tema importante, impactante, que lo requiere, se da. El recurso facilón, no.

Incluso hay algún redactor, al que guardamos un enorme afecto, que se apresura a establecer, cual posología farmacológica, un número mínimo de portadas de este tipo: "Tres", se atreve a recetar. Y ni corto ni perezoso se dirige al departamento de documentación para buscar en la hemeroteca otros ejemplos.

"Mira qué bien ha quedado esta portada" nos señala en el grosísimo tomo de hace un tiempo. "Aunque con esta hubo un problema porque salió bastante parte en blanco", admite. Hay que tener cuidado con el envase del medicamento. Pero debería "haber tres por lo menos en un año: crímenes, alguna exclusiva que tengamos". Podría estar bien, le comento, porque el suplemento se presta mucho a ello, pero es un recurso que agotaríamos enseguida y provocaría, como efecto secundario, un claro síntoma de inmunidad al medicamento: "otra vez este tipo de portada, qué pesados".

¿Y vosotros qué creéis?


lunes, 28 de septiembre de 2009

Diseñario 2.0 (IV)

Extraña semana ésta en la que una revista digital satírica francesa ha decidido comenzar a editarse en papel, dejando su web como un lugar testimonial, para intentar así ser rentables, sobrevivir. Camino inverso del que proclaman tantos gurús y del que no se ha hecho eco ninguna web ni blog de los especializados en ir anunciado periódicos muertos, no porque les guste hacerlo sino porque "nosotros contamos lo que pasa". Algunas de las cosas que pasan, pues, igual que los medios tradicionales. Los miembros de comité de expertos encargados del Diseñario, ya sabéis: obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodístico y la prensa en general, no tienen el menor prejuicio o preferencia para que sus voces se publiquen en papel, grabados en piedra, madera o bronce, o en los píxeles de esta nueva entrega que os ofrecemos.





B


Background. Hay voces inglesas que no se traducen por puro esnobismo, como aquellos ridículos que te piden una línea más para el "lead" incapaces de editar su entradilla; y otras que tampoco porque tenemos que reconocer, humildes, que nuestra amada lengua no cuenta con una que exprese adecuadamente lo que nos dice el término original. O todo lo que nos dice. En esta última categoría encuadramos nosotros background.
Y es que background no es exactamente antecedentes de lo que queremos contar, o no del todo. Porque son antecedentes o datos que además de suceder antes, explican, ayudan a entender, enriquecen; "material subyacente o circunstancial relacionado con la noticia" o "infraestructura del análisis", lo han llamado distintos autores. De entre las múltiples acepciones de su traducción literal ("fondo", "segundo plano", "antecedente", y unas cuantas más) no podemos quedarnos con una sóla palabra, pues, porque ya apuntábamos que ninguna recoge todo lo que incluye este término.
Desde el punto de vista formal, del diseño periodístico queremos decir, el background puede tener un tratamiento diferenciado si esos datos no están incorporados en la propia crónica, imbricados en cada una de sus líneas, enriqueciendo cada argumento en los géneros periodísticos más interpretativos (reportajes, crónicas, incluso entrevistas y, por supuesto, en toda opinión que quiera sustentarse y aportar algo más que pajas mentales). Cuando no es así existen destacados o apoyos en los que se pueden editar estos datos complementarios, con fondos de color, tipografía distinta, ancho de columna falso, entre otros elementos combinados o por separado, para aligerar la mancha de texto a veces excesiva, el plomazo de un artículo que demasiado largo pudiera asustar al lector, a la vez que valoramos más el background. Es, además, uno de los puntales de la infografía, puesto que es precisamente background lo que aportan en muchísimas ocasiones los gráficos.
Hay voces inglesas que no tienen traducción, decíamos, como hay expresiones puramente nuestras que traducidas, o translatadas, dicen mucho de quien las traduce: como background a esta voz podemos añadir que hemos llegado a contemplar en una redacción, asombrados, sujetando la risa en las tripas, a cierto caballero español golpeando una impresora atascada mientras gritaba "¡the fucking printer!" Sí, aquí, en Madrid.


Becarios. No son lo que eran. Hablan de seres a nuestro servicio cargados de deberes y despojados de derechos, dedicados en cuerpo e incluso alma a nuestro bienestar, dispuestos a traernos café a su cargo, y bollos, a llevar a cabo con una sonrisa juvenil en los labios cualquier tarea tediosa que en la redacción hubiera que sacar adelante para ya mismo, marrón los llaman a estos encargos que se diría hechos a la medida de estos esforzados estudiantes (de periodismo en el caso que nos ocupa) que al parecer, en esa época de oro mítica que ninguno de nosotros, ni de quienes conocemos, ha vivido en persona, dedicaban sus hasta entonces aburridos veranos a divertirse deleitándonos a cambio de un jugoso salario que pagaban sus universidades, y pagan eso no ha cambiado, mientras hacían méritos para llegar a ser redactores a quienes nuevos becarios agasajarían tanto como hubieran ellos agasajado.
En otro tiempo, claro, no ahora. Que nadie se lleve a engaño ni se frote las manos cuando se anuncia que vienen, a comienzos de cada verano, porque no son lo que eran. Incluso llegamos a oír de otros países lejanos en los que alguna becaria de buen ver, apellido eslavo y poco dada a lavar sus vestidos, se arrodilló con las mejores intenciones del mundo para mayor placer, disgusto y merecido escándalo posterior por mentiroso del beneficiario de sus atenciones orales. En otros países, lejanos, en otros tiempos tal vez en los que hermosas mujeres jovencísimas, a la manera de las cien huríes del paraíso islamita, ¿o ya son menos?, se desvivían y te admiraban, y montaban fiestas a las que estabas invitado, farras donde los límites los ponías tú, sin que te importase la belleza y simpatía de los jóvenes becarios masculinos que también estarían allí sirviendo copas, y lo que hiciera falta, a quien reclamara sus infinitos servicios.
En otros tiempos que pudieron no haber sido nunca porque nunca vivimos, decíamos. Ahora, ya no son lo que eran. Ahora son un proyecto estival de redactor, o maqueta, y lo que fueron la mayor parte de los redactores, o maquetas, hace no tanto tiempo. O sí, dependiendo de la edad de cada uno.

Billete. El significado más conocido de esta palabra casi siempre se refiere a ciertos tipos de documentos con algún valor; así podemos decir 'billete de tren', que es la tarjeta o cédula que nos da derecho a ocupar un asiento en dicho medio de transporte; billete de lotería, que acredita nuestra participación en una rifa y en el que volcamos nuestra ira rompiéndolo en mil pedazos cuando verificamos que no nos ha tocado. Además de estos y otros significados más mafiosos ('le dieron billete') descubrimos en el diccionario de la Real Academia Española una acepción que lo denomina 'carta, breve por lo común'. En diseño cuando alguien te dice que le metas un billete en una página no te está pidiendo que lo sobornes sino que le coloques un pequeño apoyo a la información. ¿Por qué no llamarlo apoyo entonces? Los 'billetitos' (ya de por sí pequeños además solemos ponerle diminutivo cuando nos referimos a ellos) tienen un ancho igual o un poco más grande que la columna general de la publicación y son utilizados para expresar una opinión breve. Muchos de ellos van dentro de pequeños recuadros de distinto color, entre filetes, recuadrados, etc. para resaltar dentro del texto general, como una especie de pequeño guiño.

Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Periodiquerías (IX)




Berlín (Alemania, 2009) / Mario Benito





Viena (Austria, 2009) / Alba Godino






Moscú (Rusia, 2009) / Luis Miguel Montero




Entregas anteriores de Periodiquerías:

Periodiquerías (I):
Madrid - Nueva York - Sevilla
Periodiquerías (II): Bilbao - Resistencia (Chaco-Argentina) - Múnich
Periodiquerías (III): Estambul - Praga - Nueva York
Periodiquerías (IV): Salamanca - Edimburgo - Tres Cantos (Madrid-España)
Periodiquerías (V): Lima - Bruselas - Mérida (España)
Periodiquerías (VI): Londres - París - Roma
Periodiquerías (VII): Las Vegas - Los Cristianos (Tenerife) - Alicante
Periodiquerías (VIII): Antigua (Guatemala)

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Maestro de maquetadores

A algunos nos enseñó a maquetar trabajando en el diario El Sol de Madrid, a otros muchos, muchísimos más, en las aulas de las universidades en las que ha trabajado y trabaja ahora como profesor. Le pedimos que nos escribiera un artículo porque faltaba su firma entre las que ya hemos tenido la suerte y satisfacción de poder traer aquí, todas ellas muy importantes para nosotros, y que así esta sección pudiera llamarse como se llama: Firmas en Caja Alta. Y como además de enseñarnos nos quiere mucho, más que uno nos ha enviado el primero de una serie de artículos que será bautizada con el contradictorio nombre de "Centrado a la derecha", petición real de un redactor a nuestra sección de diseño en el periódico, para que todos sigamos aprendiendo.




Faltaba el nombre de Pedro Pérez Cuadrado porque la labor de este periodista en lo que se refiere al diseño periodístico es inmensa, muy importante. Especialmente en una ciudad como Madrid, que ha dejado bastante de lado esta disciplina desde... siempre. Las Jornadas sobre Diseño Periodístico que ha organizado en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid desde 1996 con un tesón y un esfuerzo nunca reconocido, o no como mereciera, fueron durante todos estos años prácticamente lo único que tuvimos y por las que han pasado infinidad de diseñadores, fotógrafos, infografistas, periodistas de todo tipo. Antes de ello fue profesor asociado en la Universidad Complutense, y ahora es profesor en la Universidad pública Juan Carlos I, en el sur de Madrid, donde nos consta que ya está organizando y movilizando gentes y medios para desde allí generar nuevos debates, compartir conocimientos y experiencias, mostrar trabajos, convocarnos a todos...
Pedro Pérez ha trabajado en los diarios
Pueblo, La Verdad de Murcia, Canarias 7, La Información de Alicante, o Cinco Días; fue jefe de producción del Diario El Sol (imprescindible su tesis doctoral sobre aquel enorme desafío técnico) y posteriormente de La Información de Madrid (del que ya hablaremos...). Es el autor de los diseños originales de Canarias 7 (1982), del deportivo gallego Deporte Campeón (1994) en el que alguno le echamos una mano, y Tribuna de Salamanca (1995), realizados desde su estudio Zona Impresa, del que es director.
Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, es autor de varios libros sobre diseño de la información:
Principios Básicos de Diseño Periodístico (2001), junto a la profesora Laura González; El reto tecnológico de un diario de diseño. El Sol, 1990-1992, (2004), premio de la Fundación José Antonio Artigas; Tipos a diario: Prensa y texto fuera de contexto (2006); Cabeceras, cabezotes, rótulos, logotipos y manchetas (2007); o 30 años de diseño periodístico en España: 1976-2006 (2007), entre otros, además de infinidad de artículos especializados.
Es, además, columnista destacadísimo y de lujo en nuestro querido Visualmente (blog de referencia en lengua castellana en lo referido al diseño periodístico, en el que sus series de artículos sobre "El color en la prensa española" o "La homogeneización tipográfica en los diarios", son sencillamente para coleccionarlos).
Decíamos que a algunos nos enseñó a maquetar, y a quererlo, haciendo páginas en los periódicos de Madrid. Para encajabaja es todo un honor y el mayor de los privilegios tener hoy aquí a Pedro Pérez Cuadrado, periodista, maqueta, y maestro de periodistas y maquetas.




Centrado a la derecha (I)

La idea del ‘diseñario’ que viene publicando En Caja Baja desde hace tiempo es, cuando menos, loable. Incluida la puntita de humor que hace que leerlo resulte, amén de interesante, divertido.

Particularmente me seduce la idea de establecer la correcta nomenclatura a acciones, efectos y elementos que manejamos quienes nos dedicamos al diseño, ya sea en papel o en pantalla y que, como fácilmente se entiende, provienen de las artes gráficas de toda la vida y que ahora se entremezclan con otros términos, fundamentalmente de origen angloparlante.

Me refiero, claro es, a los términos ingleses que aparecen, sobre todo, en los diferentes programas (software). Es el caso más evidente para los que nos dedicamos a maquetar páginas de la palabra ‘corondel’ –no coronel–, palabra desconocida para la mayoría de los mortales y, desgraciadamente, también para muchos de los que se dedican a esta actividad que tiene mucho que ver con la tipografía. El ‘diseñario’ la define perfectamente.

La primera y segunda definiciones de ‘corondel’ en la vigésima segunda edición del diccionario de la Real Academia Española de la lengua dicen:
1. m. Impr. Regleta o listón, de madera o metal, que ponen los impresores en el molde, de alto a bajo, para dividir la plana en columnas.
2. m. Impr. Blanco producido por el uso de esta regleta.

Parece bastante obvio lo que explican las acepciones: Se llama corondel al espacio que, a la hora de armar una página, dejamos entre las columnas. Se conforma así una división horizontal de la caja o mancha que alterna columnas y corondeles y que nos sirve de guía para la distribución posterior de elementos textuales, gráficos y ornamentales.

¿Por qué entonces en los programas de maquetación al uso (Quark X Press e In Design fundamentalmente) se empeñan en llamarlo ‘medianil’?

Una de mis primera experiencias en diseño de periódicos tiene que ver con este tema. Cuando llegué al diario La Verdad de Murcia en 1980 el periódico se fabricaba aun en tipografía y tuve la ocasión de ver ‘in situ’ cómo se armaba la composición de texto en un tabloide de cinco columnas con unas rayas muy visibles entre cada una de ellas. Yo entonces ya sabía que aquellas líneas (‘column rules’ en inglés) se denominaban ‘corondel visto’ porque me lo había enseñado el profesor de Tecnología de la Información Impresa, doctor Francisco Martín González, maestro de periodistas, con quien, además, había hecho prácticas en el diario Pueblo de Madrid, también de elaboración tipográfica.

Una de las primera decisiones que tomé sobre la imagen de aquel periódico fue sustituir los ‘corondeles vistos’ por ‘corondeles ciegos’, es decir, eliminar las rayas y dejar el espacio en blanco (segunda acepción que ofrece la RAE) con la intención primera de descargar el aspecto plúmbeo del rotativo en aquel entonces. Aquello debió parecer una buena idea a quienes entonces dirigían el diario murciano y quedaron abolidas las rayas verticales. Muchas veces me he cuestionado la oportunidad de aquella decisión, máxime cuando en otras publicaciones posteriores en las que he participado he optado por la solución inversa, y he llegado a la conclusión de que los corondeles vistos son elegantes y ayudan a ‘vestir’ la página. Y lo que es mejor, bien utilizados, son útiles y sirven para valorar y ordenar la información, que es lo más importante.

Pues bien, como todo el mundo sabe, al corondel nos lo han rebautizado como medianil. ¿Qué es en realidad el medianil? Volvemos a la RAE, quien en su tercera acepción escribe:
3. m. Impr. Crucero más angosto de la forma o molde, que deja el espacio blanco de las márgenes interiores.

Está claro. Medianil es la suma de los márgenes interiores (márgenes de lomo dicen algunos) de una publicación. ¿Entonces? Dan ganas de empezar una campaña a ver si, entre todos, somos capaces de que Quark Inc. y Adobe apliquen la nomenclatura correcta a cada cosa.

Pero no echemos la culpa sólo a los programas. Hay infinidad de profesores y profesionales del diseño, de la maquetación, de Quark X Press y de InDesign que ni se molestan en indicar a sus alumnos el trastoque de términos (suponiendo que le otorguen alguna importancia) y así las nomenclaturas del idioma se van olvidando. Hay cientos de páginas webs donde consideran que el medianil es el espacio entre columnas y el corondel la raya que mancha justo al centro. He llegado a encontrar foros sesudos dedicados exclusivamente a dilucidar cómo situar “el corondel justo en el centro del medianil” ¿?

A este respecto me gustaría apuntar un detalle que –estoy seguro– muchos saben y utilizan: la raya del corondel no siempre aparece centrada respecto al espacio blanco o calle. En algunas ocasiones el maquetador, si quiere hacer énfasis en alguna de las informaciones (normalmente la más importante) deja una mayor espacio vacío de su lado con la finalidad de que éste dé resalte a la noticia.
Este recurso ni es nuevo ni supone error alguno. Ciertas publicaciones lo utilizan y punto. Muchos lo recordarán como de uso recurrente en las páginas de El Sol, entre 1990 y 1992, pero hay muchos más ejemplos.



Como en el caso de la controversia corondel-medianil, hay más casos en nuestro ámbito de actuación respecto a la denominación de los elementos, las acciones y los efectos. He formado parte de equipos de trabajo donde he escuchado, al definir las características formales de cierta revista, que utilizaba ‘filetes sangrados’ ¿?

Vuelta al diccionario de la RAE, que define sangrado como:
1. m. Impr. Acción y efecto de sangrar.
Y cuando acudimos a la opción de ‘sangrar’ nos dice en su quinta acepción:
5. tr. Impr. Empezar un renglón más adentro que los otros de la plana, como se hace con el primero de cada párrafo.

Es decir, primero, que el sangrado se aplica al texto; segundo, que tiene que ver con la posición donde comienzan las líneas (renglones), normalmente la primera (lo que se conoce como sangría de primera línea). Pero también he oído y utilizado el término sangrado para un número indeterminado de líneas dentro de un párrafo o columna. Así, decimos que un texto está sangrado cuando otro elemento de la página –sumario, fotografía, etc.– interfiere en su ancho de composición y efectúa un recorrido en el texto (otra forma de decirlo) con el que sangra un determinado número de líneas.

Total, que los filetes no pueden ser objetos de sangría ni pueden ir sangrados. Lo que nuestro interlocutor quería decir es que la revista llevaba filetes a sangre, es decir hasta el corte del papel (que es una cosa muy diferente). El ‘diseñarío’ lo explica muy bien e incluso ofrece una disculpa al protagonista de nuestra historia cuando dice:

“A la sangre también se le conoce como "sangría" o "demasía", principalmente en América Latina…” pero no era el caso.

Al hilo de lo que estamos comentando se me ocurre si no sería una excelente iniciativa (la idea no es mía) que, desde la plataforma inmejorable que nos brinda En Caja Baja, pudiéramos establecer un foro de reflexiones en torno al lenguaje utilizado en cada una de nuestras especialidades (maquetación, imprenta, infografía, fotogafía, periodismo, artes gráficas, etc.) y así poder concretar, desde una perspectiva más amplia, los usos que otorgamos a nuestros vocablos. Que seguramente no serán únicos ni cerrados y siempre nos ayudarán a tener una mayor visión del concepto.