lunes, 23 de noviembre de 2009

Diseñario 2.0 (XI)

En esta semana donde seguimos viviendo convulsiones en el mundo de los medios de comunicación, sufriendo más despidos, con el anuncio de nuevos medios digitales o la remodelación de todos los diarios regionales del grupo Vocento, el comité de expertos de encajabaja encargados de la redacción del Diseñario nos ofrecen una entrega dual con términos que casi pueden considerarse antónimos. Obra irrevente, no académica, colectiva, abierta a vuestra participación...





Columpiarse. Tenía una historia. Cojonuda. No era exclusiva, pero tan buena que escribiría el mejor artículo de los que había firmado hasta ahora. No muchos, llevaba poco más de un año trabajando en el periódico. Y desde luego, el mejor texto de cuantos redactaran esa tarde todos aquellos periodistas que junto a él salían de la rueda de prensa organizada por la Fundación Telefónica para contarles que, durante los años de la "guerra fría", en 1968, la nave Soyuz 2 en la que orbitaba la Tierra el cosmonauta ruso Ivan Istochnikov sufrió el brutal impacto de un meteorito. Lograron traerla de vuelta, pero al abrir la compuerta de la nave... no había nadie en su interior. Qué historia. Y todavía quedaba lo mejor, la famosa glásnost (transparencia, apertura) impulsada por el líder soviético Mijaíl Gorbachov permitía conocer ahora que las autoridades comunistas rusas decidieron entonces ofrecer una versión oficial del incidente espeluznante: la nave no estaba tripulada y su cosmonauta nunca existió. Se borraron sistemáticamente todos los documentos del coronel Istochnikov, su partida de nacimiento, las notas del colegio, el certificado de su boda con Irina... desapareció también de todas las fotografías suyas que encontraron, según iban traduciendo con fuerte acento ruso a aquella mujer de la Fundación Suptnik, Olga Kondakova, en la rueda de prensa. Y tenía las fotos del antes y el después manipulado.
Llegó excitadísimo a la redacción, deseando trasladar las pulsaciones aceleradas de su corazón al teclado del ordenador. La redactora jefe de Sociedad nos pidió una gran página para una gran historia. Y la hicimos. Y se publicó.
Lo peor no fue que la Embajada rusa en Madrid llamara al periódico cuando fue publicado al día siguiente exigiendo una rectificación ante las "mentiras" que nos atrevíamos a poner por escrito. Lo más sangrante de aquella enorme, escalofriante columpiada fue leer en todos los demás periódicos que el fotógrafo Joan Fontcuberta (Ivan Istochnikov si traduces literalmente su nombre al ruso) había organizado otra de sus "travesuras" con la exposición titulada "Sputnik" (que pudimos ver asombrados después en la Fundación Telefónica) dentro de su proyecto para cuestionar la supuesta veracidad del acto fotográfico. La primera vez, hacía ya unos años, había logrado engañar a otros con su proyecto "Faunia", donde mostraba las "pruebas" fotográficas de nuevos animales descubiertos en un paraje lejano. El rostro del propio Fontcuberta era el que se utilizaba ahora en los montajes donde se decía que era el coronel Istochnikov, cosmonauta ruso desaparecido.
No apareció por la redacción en unos días, aunque no perdió su pueso de trabajo. La culpa no fue sólo suya. Ahora es corresponsal en Asia. Y de los buenos.

Comerse. Acto de engullir algo, generalmente para tu propio beneficio. En pos de la supervivencia, un periodista es capaz de comerse cualquier cosa. Desde ensaladas a complejos vitamínicos, desde cosas que harían vomitar a una cabra a mantenerse durante semanas únicamente a base de gominolas de la máquina. Los hay que fotografían todo lo que comen y luego lo suben a internet, no sabemos exactamente con qué oscuras intenciones, ni bajo los síntomas de que extraño desorden del comportamiento. Los hay, incluso, que se comen otras cosas, ansiosos ellos, en búsqueda desaforada de promoción profesional. No se trata de afearles el gesto aquí, que cada uno hace lo que puede y bien sabemos que por estas tierras no sólo se arrastran los reptiles. Además, y no seamos hipócritas, que levante la mano el que no haya tenido que abrir la boca más de lo previsto en alguna ocasión...
Pero en una redacción estás siempre expuesto a comerte muchas más cosas, siempre en función de la responsabilidad que asumas. Te puedes comer una noticia importante, o un alcance de última hora, y en directa relación causa-efecto, al día siguiente te comerás una bronca de padre y muy señor mío, sin pan para empujar, ni nada. Hay veces que pones mucho empeño y energías en defender páginas, fotos o textos y luego llega la actualidad, caprichosa ella, y todo cambia. Y te comes todo lo que estaba hecho, claro. Pero además, si ocupas la parte de debajo de la pirámide laboral prepárate para comerte todo tipo de marrones que te lloverán desde todas las direcciones. Ni siquiera te molestes en lamentarte, estás ahí para eso. Tu función consiste en tragarte todo tipo de problemas que tus jefes te pasarán sin pudor y de las que claro está, no quieren ni oír hablar... que han quedado para comer en un sitio fino y ya llegan tarde.
Y tú, que resignado asumes que hoy, de nuevo, no sales a almorzar, sólo puedes, pese al empacho de tanto tragar a desgana, comerte una vez más tu maltrecho orgullo y volver al tajo... mientras observas cómo otros que yantan a dos carrillos sin disimulo ascienden meteóricamente, premiados por su enorme capacidad de absorber... trabajo.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Henry la lía en Libération

Absolutamente magistral el número de hoy del recién diseñado Libération. Con la excusa de la mano de Henry en el partido contra Irlanda, se han marcado un número entero (sí, entero) centrado en las manos de los protagonistas. Desde la portada hasta las últimas páginas, hay manos de políticos, de artistas, de deportistas... Pero si hay manos ¡hasta en la publicidad! Un trabajo de edición impresionante. Sobre todo porque hay que implicar a toda la redacción para conseguir un número que se degusta... con las manos.












jueves, 19 de noviembre de 2009

Periodiquerías (XIII)





Barcelona (España, 2007) / Mario Benito





Los Angeles (Estados Unidos, 2009) / Luis Blasco





Buenos Aires (Argentina, 2009) / Mariví García-Miguel



Entregas anteriores de Periodiquerías:

Periodiquerías (I):
Madrid - Nueva York - Sevilla
Periodiquerías (II): Bilbao - Resistencia (Chaco-Argentina) - Múnich
Periodiquerías (III): Estambul - Praga - Nueva York
Periodiquerías (IV): Salamanca - Edimburgo - Tres Cantos (Madrid-España)
Periodiquerías (V): Lima - Bruselas - Mérida (España)
Periodiquerías (VI): Londres - París - Roma
Periodiquerías (VII): Las Vegas - Los Cristianos (Tenerife) - Alicante
Periodiquerías (VIII): Antigua (Guatemala)
Periodiquerías (IX): Berlín - Viena - Moscú
Periodiquerías (X): San Francisco - Puerto de Santa María (Cádiz) - Málaga - Newspaperman
Periodiquerías (XI): Lisboa
Periodiquerías (XII): Venecia - San Petersburgo - Osaka

martes, 17 de noviembre de 2009

Horizontal de moda

El diseño de alta página tiene actualmente al ubicuo, genial e incansable Javier Errea (Innovations) creando en absoluto estado de gracia y generando tendencias. Y eso con el mérito añadido de que no se trata de un diseñador-decorador de páginas sino de alguien que busca informar al hacerlas, a pesar de lo cual, o precisamente por eso mismo, tampoco le falta atrevimiento formal en sus elegantes propuestas. Audacia para romper incluso con uno de los tabúes más arraigados en el subconsciente colectivo directivo artístico de tabloides.



Aquí tenéis una muestra a proporción de los dos formatos más comunes en la prensa del siglo XX, en este nuevo siglo casi podéis olvidaros del primero. Por razones que saltan a la vista, nuestro tabloide siempre ha padecido un pequeño complejo de inferioridad, o de pequeñidad, que ha intentado solventar estiráaaaaannnnndose en vertical.



Era impensable, o al menos muy raro, partir una página de un tabloide en horizontal hasta hace muy poco. "Tiende a verticalizar", era la frase más común de todo director de arte. Hasta hace muy poco o hasta que hace muy poco el diseñador de referencia se preguntó por qué no hacerlo, si así podía aprovecharse una página para repartir el espacio entre distintos temas de una manera equilibrada.



Y nos sorprendió con esta primera página el día del anunciadísimo y comentadísimo rediseño del diario francés "Liberation".




Como anteriormente nos había ya sorprendido con esta otra manera de dividir páginas, en esta ocasión en el premiado diario portugués "i" (ayer mismo conocíamos el último de los galardones obtenidos por este jovencísimo e innovador periódico, el premio al periódico europeo mejor diseñado). Muy espectacular desde el punto de visto del impacto visual aunque algo menos "ordenada" y sobre todo con menor jerarquía en los temas, un reflejo tal vez del mundo caótico y confuso que nos rodea. Y se supone que los periódicos deberían reflejar la realidad...



Tendencia que recogen también algunos diarios españoles. Os mostramos una portada reciente del diario "Público", quienes parecen haber abandonado su idea inicial de la portada póster dedicada a una sola noticia como "elemento diferenciador en el kiosquo", tal y como nos comentó su creador, Toni Cases, para incluir más temas en sus primeras páginas. En esta ocasión, el resultado es magnífico, porque no podría repartirse el espacio de la página de una manera tan eficaz, aquí con absoluto orden, jerarquía y un gran impacto visual logrado con un título poderoso y un arriesgado corte de las fotos, algo que no suele resultar nada fácil.

Estad atentos, poned los ojos en horizontal, porque seguiremos viendo muchas más. Cuando algo funciona...

lunes, 16 de noviembre de 2009

Diseñario 2.0 (X)

Después de saltarse una entrega con motivo de no sabemos bien qué festividad madrileña, los miembros del comité de expertos encargados del Diseñario han sido localizados esta semana, al parecer, en las I Jornadas de Diseño en la sociedad de la Información organizadas por el incansable Pedro Pérez en la Universidad Rey Juan Carlos del sur de Madrid que, por cierto, han sido todo un éxito. Se escabulleron cuando alguien parecía haberlos reconocido, tal vez para terminar a tiempo esta nueva entrega de su obra irreverente, colectiva y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodístico y la prensa en general.





Clavo. Te la.

CMYK. Es un modelo de colores sustractivo que se utiliza en la impresión a colores. Este modelo utiliza la mezcla de pigmentos de los siguientes colores para crear todos los demás: Cyan (C), un tipo de azul; Magenta (M), una especie de rojo-rosa; Yellow (Y), amarillo; y Black ó Key (K), que es el negro.
La mezcla de estos colores es sustractiva porque cuando se imprimen juntos sobre un fondo blanco el resultado es negro. El color de un objeto corresponde a la parte de la luz que incide sobre éste y que no es absorbida por el objeto.
En cambio, el modelo de color RGB (Red, Green, Blue; o sea, rojo, verde y azul) hace referencia a la composición del color en términos de la intensidad de los colores primarios. Los colores primarios son los que se clasifican según los conos que nuestros ojos pueden captar. Hay uno para el rojo, otro para el amarillo y otro para el azul. De la mezcla de éstos salen los colores primarios de la pigmentación siempre que se utilicen dos, ya que la unión de los tres colores en proporciones iguales, en contraposición al modelo CMYK, forma el blanco y la ausencia de los mismos, el negro.
Las pantallas de ordenador utilizan el modelo aditivo RGB. En cambio, en las impresiones esta combinación no puede ser reproducida directamente por lo que las imágenes de nuestro ordenador las tendremos que convertir a su equivalente en CMYK que es el adecuado para el uso de tintas. Distintos programas de edición fotográfica (como Photoshop) se encargan de hacer esta conversión, aunque los colores resultantes no son exactos al pasar de un sistema a otro. También los programas de autoedición (como Quark) pueden hacer estas conversiones y generar planchas en ambos sistemas, aunque lo más habitual es hacerlo en CMYK porque los trabajos hechos en un programa de autoedición suelen ser para la imprenta. Las máquinas offset de cuatro colores utilizarán después cada una de estas planchas para entintar el papel con cada uno de estos colores en cuatro pasadas sucesivas y así conseguir el efecto del color total.
Llama la atención que en CMYK al negro se le llame Key ('K') por ser un nombre corto del término 'key plate' que corresponde a una placa maestra que imprimía el detalle artístico de una imagen, usualmente en tinta negra. Aunque en teoría no se necesitaría esta última plancha negra porque con los tres restantes sumados se obtiene el negro (CMY), es necesario para conseguir mucho mayor contraste añadir tinta negra a casi todos los colores, y más aún al negro puro de los caracteres de texto.

Colchón. Superficie blandita sobre la que generalmente se descansa. Los antiguos lo colocaban encima de los ahorros, para luego descansar a pierna suelta, práctica ésta que vuelve a estar de moda, teniendo en cuenta la que está cayendo. Tener un colchón es algo fundamental para un periodista. Porque también se conoce como colchón a esa remesa de temas, maquetas o material que hace que te vayas a casa tranquilo el fin de semana, sabiendo que todavía no le ves el fondo a los cajones. El colchón evita que trabajes al día, con la presión que eso conlleva. Te vas preparando tranquilamente temas, o maquetas, y así, ya tienes dónde recostarte tranquilito.
Decía un querido compañero que estaba pensando en comprarse uno de estos colchones autohinchables que anuncian en las trasnochadas teletiendas de la televisión. Lo decía porque la falta de personal hace habitual que cierres una edición a las tantas de la madrugada y que te toque también abrir la siguiente, a primera hora de la mañana. Con tan poca diferencia de horas, te compensaría dormir ahí, en la redacción. Normalmente, algún otro pobre desgraciado, que ha tenido la misma suerte que tú, que vio cómo te ibas y ahora te ve llegar por la mañana suele preguntar "¿hombre, has dormido aquí?" a lo que sólo puedes responder: "Sí, hombre, tenemos un colchón debajo de la mesa, así estamos aquí para vosotros a cualquier hora que se os ponga en los... colchones".


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Periodiquerías (XII)

Venecia (Italia, 2009) / Mariví García-Miguel





San Petersburgo (Rusia, 2009) / Eduardo Suárez





Osaka (Japón, 2009) / Pedro Cáceres



Entregas anteriores de Periodiquerías:

Periodiquerías (I):
Madrid - Nueva York - Sevilla
Periodiquerías (II): Bilbao - Resistencia (Chaco-Argentina) - Múnich
Periodiquerías (III): Estambul - Praga - Nueva York
Periodiquerías (IV): Salamanca - Edimburgo - Tres Cantos (Madrid-España)
Periodiquerías (V): Lima - Bruselas - Mérida (España)
Periodiquerías (VI): Londres - París - Roma
Periodiquerías (VII): Las Vegas - Los Cristianos (Tenerife) - Alicante
Periodiquerías (VIII): Antigua (Guatemala)
Periodiquerías (IX): Berlín - Viena - Moscú
Periodiquerías (X): San Francisco - Puerto de Santa María (Cádiz) - Málaga - Newspaperman
Periodiquerías (XI): Lisboa

martes, 10 de noviembre de 2009

Hawaii [no] es un paraíso


Fragmento de matrícula del Estado de Hawaii, o Aloha State


Y no me entiendan mal. Las playas son preciosas, con sus palmeras, su arena blanca y fina, su agua cristalina, su leve brisa y su bellísima puesta de sol. También tiene sus turistas, muchos, demasiados incluso, la mayoría de origen japonés; y su paseo marítimo, tachonado de tiendas de lujo para desenfreno y jolgorio de los nipones, que gastan dinero como si no hubiera un mañana.

También tiene restaurantes con comida de todo tipo: hawaiana, europea, americana, rápida, de autor, vegetariana, batidos, helados, cafeterías. Vamos, que si no comes bien es porque no quieres (o no tienes suficiente presupuesto).


Hamburguesería típica de Hawaii.

Pero lo que no hay son cocos, porque el ayuntamiento de Honolulú los retira de los árboles y así evita posibles demandas de viandantes afectados por la Ley de la Gravedad de Newton en su versión tropical.

Y tampoco tiene kioscos. Sí, como lo oyen. Ni un solo kiosco de prensa en toda la ciudad de Honolulú, ni siquiera en Waikiki, su barrio más turístico y una de las dos zonas donde se pueden edificar hoteles en toda la isla. Vista la cantidad de súbditos del Imperio del Sol Naciente, se me hizo la boca agua con la posibilidad de añadir un periódico nipón a mi modestísima colección de diarios de todo el mundo. Una pequeña pero extraña adquisición para mi pequeña afición.


Vistas de Waikiki desde el Hotel Prince Sheraton Kaiulani

Le pregunté a Antonio, colombiano afincado en la isla desde hace 25 años y, a la sazón, mi guía durante la estancia, dónde podía encontrar un kiosco para gastarme unos buenos dólares en auténtica prensa nipona. "No Luisitoooo", me dijo esparciendo la o por la húmeda mañana, "aquí no hay kioscos, lo único los dealers de las calles".



Dealers en las calles de Honolulu, entre ellos el del The Honolulu Advertiser.

Ya había visitado esos famosos dealers, presentes en Hawaii y en todo Estados Unidos. Vamos, los típicos dispensadores que podemos ver en películas y en nuestra serie de periodiquerías. Pero ni un solo kiosquero, ni un solo hawaiano somnoliento por el madrugón típico de todos los kiosqueros, ni un sólo paquete de periódicos esperando a ser colocado en la estantería correspondiente, ni un sólo toldo con la cabecera de un periódico impresa en él. La n con la a. Na´. Debió ver mi cara de decepción, porque se apresuró a decir que igual podía pedir uno en la recepción del hotel. Pero eso era lo fácil.

Durante todo mi estancia en la isla tenía un ojo puesto en las playas y otro en las calles, buscando un leve atisbo de una estructura parecida a un kiosco. Pero nada, no vi absolutamente nada, ni siquiera en mi recorrido por la parte norte de la isla, ni siquiera en la zona donde graban Perdidos. Qué pasa, que Jack y Kate no leen periódicos. ¡Qué desesperación!


La isla del sombrero china, en el norte de la isla y cerca de donde se rueda la serie Perdidos.

Cuando ya creí darme por vencido, visité Ala Moana, el centro comercial al aire libre más grande del mundo. Y me dije "aquí tiene que haber un kiosco fijo". Entre 290 tiendas muy mal se tenía que dar para no encontrar un kiosco. Fue lo primero que busqué y, entre la decepción y la esperanza, vi que en la planta baja, enfrente del hormigueante parking, había un Barnes & Noble, la mayor distribuidora de literatura de EEUU, vamos la Fnac americana, pero a lo bestia. Tras una hábil maniobra de distracción consigo llevar a mi chica hasta ahí. Al entrar localizo a la derecha las revistas, de casi, casi cualquier temática, pero no veo los periódicos por ningún lado. Arrrgghhhh. Tranquilo, respira hondo. Uno, dos, uno dos. Será cuestión de preguntar.

Oficinas de The Honolulu Advertiser, el periódico más antiguo de la isla



Asalto al primer dependiente que veo: "Do you have newspapers?". "Oh yes, in the cash desk", me responde con una amplia sonrisa mientras coloca libros en un cajón de oferta. Ahí me dirijo, no hay nadie, no hay cola, increíble, lo voy a conseguir... Le pregunto a la cajera si tiene prensa extranjera. "No", glups. ¿Y americana?. "No", glups, again. Bueno, pues por lo menos tendrán el USA Today. "No". ¿Again?, pienso yo. Ni siquiera el USA Today, ni el The New York Times, pero qué clase de isla es esta. Por lo menos tendrán los periódicos locales. "Yes", dice. Bueno, pues "give me two", uno de cada. Así que me voy con el Honolulu Advertiser y el Honolulu Star-Bulletin, que visto lo visto, no es poco.

El párking para supervivientes de Pearl Harbor, donde fallecieron más de 1.300 soldados americanos, muchos de ellos formando familias enteras.

Pero uno tienes genes maños y no me iba a rendir tan fácilmente. Al día siguiente nos acercamos con Antonio a Pearl Harbor, visita obligada, tanto por historia como por significado. Impresionante y sobrecogedor. Un monumento flota en la Bahía de Pearl City, donde patriotismo y tragedia se dan la mano bajo un sobrecogedor y respetuoso silencio. Aquí está todo dedicado a los veteranos de la guerra, testigo del horror de la guerra. Y el párking y la tienda no iba a ser menos. Y en la tienda fue donde encontré otras de las joyas que me llevé para España y que no esperaba encontrar vista la escasez de papel prensa en la isla: un par de facsímiles de periódicos de la época. Titulares extrabold para gritar que Pearl Harbor ardía bajo las bombas niponas. Una pequeña joya.

El monumento a los fallecidos en Pearl Harbor, justo encima del USS Arizona.

Pero no me di por vencido y seguí buscando mi "arca perdida". Tuve que rendirme, así que esta vez mi objetivo era la recepción del hotel, último cartucho antes de volver a España. Ahí me encuentro con un amable y florido recepcionista que, lejos de extrañarse por mi interés en coleccionar periódicos, se metió en un cuartucho y salió con un periódico en la mano. Era el Nikkei, periódico económico japonés. Pero a mi me daba igual porque no lo iba a entender de todas formas. "It´s for you" me silbó con una sonrisa en sus labios. Debió ver mi cara de felicidad porque enseguida se le iluminó el rostro y me preguntó si ya lo tenía. Obviamente dije que no y me fui "leyendo" y exhibiendo el periódico como un trofeo de caza. Lo tenía, lo había conseguido. Objetivo cumplido. A pesar de no haber ni un solo kiosco en el paraíso...



Todos los ejemplares que conseguí para mi pequeña colección de periódicos. Hay periódicos de Dallas, San Francisco, Los Ángeles, Hawaii y Las Vegas.

Gracias, en hawaiano.