lunes, 9 de mayo de 2011

Una edición extra... sólo en Orbyt

No es la primera vez que nuestro periódico ha contado acontecimientos extraordinarios publicando una edición extraordinaria, pero sí es la primera vez que esas páginas especiales maquetadas y escritas con la fiebre de esas noticias aún calientes, noticias que se fijan en nuestra memoria y en la Historia, no fueron impresas en papel. De hecho, el número especial que publicó el diario El Mundo de Madrid el pasado lunes 2 de mayo con motivo de la "ejecución extrajudicial" de Bin Laden por tropas norteamericanas en su casa de Pakistán es el primer periódico en nuestro país, ¿y en el mundo?, del que tenemos constancia de que se ha distribuido únicamente en un soporte electrónico, a través de su quiosco digital Orbyt.









'Kiosko' de entrada a Orbyt, y algunas de las páginas del número especial sobre la muerte de Bin Laden del pasado 2 de mayo

Y es que el lunes pasado hicimos algo que no habíamos hecho nunca, pero lo hicimos exactamente de la misma manera a como hacemos todos los días el periódico. Porque Orbyt no es una página web informativa, Orbyt es el periódico en un soporte digital con sus páginas en la forma de "PDF enriquecido", como con su habitual inteligencia nos lo ha definido en un sólo término el corresponsal del periódico en Londes, Eduardo Suárez, cuando le hemos preguntado si en el Reino Unido existe algo parecido a esta plataforma de distribución y si en la fecha en cuestión los diarios británicos hicieron algo parecido. Sobre The Times nos cuenta que "ellos tienen una edición para iPad, una aplicación nativa con cosas pensadas para iPad. Salieron a media mañana [la edición extra de El Mundo subió a la red a las 15 horas, aproximadamente, algo tarde]. Pero salieron peor que nosotros. Eran solo dos páginas. Sin editorial y sin análisis ninguno. Los demás diarios actualizaron en sus webs pero ninguno hizo una edición especial".

El ejemplo de Orbyt nos sirve para ilustrar a la perfección la enorme diferencia entre lo que es un periódico y lo que es una página web informativa, por más que algún que otro gurú de análisis superficial o interesado se haya empeñado en pasarlas por alto, tal vez para evitar tener que admitir que se trata de medios de comunicación complementarios que no tienen que necesariamente competir entre sí. Por eso mismo, también es complementario Orbyt, que es el periódico, con la página web.

Diferentes sobre todo en la edición de sus contenidos, que es una de las funciones periodísticas más destacadas una vez que se han conseguido los contenidos, propios o de otras fuentes compartidas como agencias, organismos oficiales, ruedas de prensa, etc. Una edición de contenidos que viene determinada en el caso de las páginas web informativas por su enorme capacidad de actualización, mientras que en los periódicos (en papel o en Orbyt) por ser una "radiografía del momento", una visión de conjunto en la que se recoge y se valora todo lo que ha sucedido en un día de una manera jerarquizada, ordenada y analizada. Características que se diluyen en una página web —no en vano se las define como medio "líquido"— en favor de su inmediatez, de noticias que se sustituyen unas otras según van llegando. Rapidez frente a profundidad, maneras complementarias de informar y a las que no tenemos por qué cometer el error de renunciar. A ninguna.



El único papel que pudieron "disfrutar" estas páginas fueron los A3 de las impresoras en las que sacamos las pruebas para hacer correcciones y ver el resultado antes de ser enviadas a las "rotativas" de Orbyt (Foto: Luis Blasco).

Orbyt es el periódico y por eso diseñamos las páginas del especial sobre Bin Laden de la misma manera que diseñamos las páginas destinadas a ser impresas en el papel cada día, incluso utilizando el mismo software de autoedición (Quark). Después es un proceso técnico quien las convierte e inserta en el "quiosco digital" en el que participamos lo mismo que en las rotativas de papel. Si bien es cierto, como apunta mi colega de blog y sección en el periódico Luis Blasco, que la importancia de las páginas dobles es menor en Orbyt porque lo habitual es verlas de una en una, con el iPad en posición vertical. Pueden verse de dos en dos, cuando lo giramos a la posción horizontal, pero reduciéndose considerablemente su tamaño. Algo que habrá que tener en cuenta cuando se editen páginas exclusivamente para Orbyt, porque ahora para el papel concebimos y pensamos las páginas como "dobles", enfrentadas unas a otras, pares e impares. Ahora, el tamaño del papel abierto, con las dos páginas enfrentadas, es como cuatro veces el tamaño de un iPad en horizontal.




Página del número especial en un iPad en vertical, y la doble página en horizontal.

Orbyt es el periódico, y no es el periódico, evidentemente también. No es lo mismo leer en una pantalla que leer en un papel como ya hemos comentado en otras ocasiones y todavía existen muchos lectores que prefieren tocar lo que compran, tocar lo que leen y pasar unas páginas impresas que siguen teniendo esa fuerza de lo que "está por escrito en un papel", que además entra en todos los despachos del poder y que, todavía, es depositario del propio "poder" de la prensa que a las sociedades libres le interesa tener.

No obstante, Orbyt son sus mismas páginas con la posibilidad de llegar a muchos más a un precio mucho menor (si ampliáis la imagen donde aparece la portada de este número especial podréis ver un precio bastante más bajo que el que figura en las páginas de papel) porque se ahorran los enormes costes de impresión y distribución de los diarios en papel. No parece una mala idea a tenor de que más de un año después de El Mundo, El País anuncia ahora que también va a lanzar su "quiosco digital", tirando un poco los precios para intentar tal vez recuperar el terreno y el tiempo perdido, práctica ésta algo habitual en Prisa en lo que a internet se refiere. No es una mala idea, no, la de ofrecer una manera distinta, nueva, de leer el periódico de siempre.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Un antes y un después

Él estuvo allí. Conserva incluso el montaje a mano en papel fotográfico, guardado bajo siete llaves y oculto a la luz porque el fijador se preparaba para que durase unos días, de la primera página que nadie quiso, porque todos se llevaban los fotolitos o las planchas, del primer número del diario El País, hace ya... algunos años de un día 4 de mayo, como hoy. Por eso hoy nos escribe sobre ese acontecimiento que, para él y para muchos otros estudiosos del diseño periodístico, es "un antes y un después". Además, nos envía una auténtica joya con forma de anuncio a media página que el diario en cuestión publicó en los días posteriores a su salida. Él es Fermín Vílchez, maestro de maestros.



Juan Fermín Vílchez de Arribas es un periodista que ha dedicado su vida y su talento a la confección de periódicos, a trabajar en ellos por toda España y a la investigación académica sobre el diseño periodístico en los últimos años. Fue redactor en los diarios Sur, Diario de Barcelona y El País (en cuyo diseño original colaboró con Reinhard Gäde y Julio Alonso); director de arte en distintas publicaciones (Primera Plana, Reporter, Gaceta Ilustrada); redactor jefe de diseño en El Periódico de Catalunya, La Vanguardia, el Noticiero Universal, el Grupo Zeta (con trabajos para Interviú, Tiempo, Viajar...). Director de Panorama entre 1987 y 1988 y consultor independiente para unas cuantas publicaciones... unas cuantas. Como curiosidad, hay que añadir que fue el último director de La Codorniz, aquella publicación mítica de la que tanto nos han hablado, y de la que tanto habréis oído hablar.
Desde hace ya unos años está preparando una obra que la "comunidad española del diseño periodístico" espera con auténtica impaciencia, titulada
Historia gráfica de la prensa diaria española, cuyo primer volumen aparecerá posiblemente antes del verano, según nos anuncia públicamente en exclusiva para encajabaja, y del que os informaremos puntualmente.
Fermín Vílchez es un granadino amable, divertido en la manera de contar mil historias sobre periódicos, por los que siente una inagotable pasión, un sabio en lo que al diseño periodístico se refiere a quien no nos cansaremos de escuchar.



El País cumple 35 años

El 4 de mayo de 1976 es la fecha más destacada de la historia reciente del diseño de diarios en España. Ese día nace en Madrid El País, un título que marca el antes y el después en la forma de presentar los contenidos de nuestros medios de comunicación impresos cotidianos. Entonces comienza una época en la que los diseñadores periodísticos, los antiguos confeccionadores, nos convertimos en profesionales imprescindibles en el apasionante proceso de poner un rotativo en la calle.

El País cumple ahora 35 años, e independientemente de todo lo ocurrido durante este tiempo, justo es resaltar lo que aportó a la prensa diaria española:

—Una empresa con numerosos accionistas, de diferentes ideologías. Nunca había sucedido esto, pues los periódicos siempre estuvieron gestionados a lo largo de su existencia por partidos políticos, organismos oficiales, grupos familiares o propietarios únicos. El anuncio que aparece junto a este texto evidencia la afirmación.

—Un enfoque informativo y una línea editorial que pretendió corroborar su anunciada y primitiva independencia: informaciones publicadas sin sensacionalismos, presentadas de forma mesurada y compuestas en caracteres romanos que infundían credibilidad, y tribunas de opinión donde se exponían las distintas ideologías, además de editoriales escritos con un nuevo tono, defensores de la libertad de expresión recién estrenada.

—El diseño, que creó escuela y fue imitado por numerosos medios impresos. Su gran aportación fue la rejilla modular, la uniformidad tipográfica y la valoración de la fotografía. También la publicidad, por primera vez en España, se distribuyó en las páginas por módulos fijos, no por milímetros de alto como siempre había ocurrido.

Anuncio a media página que publicó El País durante junio de 1976

La puesta en marcha de El País estuvo llena de dificultades administrativas, políticas, técnicas y económicas. La gestación del proyecto duró casi cinco años. Todo lo cuento en uno de los capítulos de mi obra Historia gráfica de la prensa diaria española, de muy próxima aparición. Pero los trabajos realizados por Reinhard Gäde y Julio Alonso, en el aspecto visual y en las normas de estilo, respectivamente, sobresalieron por su funcionalidad, elegancia y legibilidad, aparte de los elementos estéticos. Hoy, 35 años más tarde, siguen siendo magníficos ejemplos del buen hacer en la concepción y realización de un periódico.

Juan Fermín Vílchez.
Redactor confeccionador fundador de
El País

lunes, 2 de mayo de 2011

Manuale Tipografico del Cavaliere Bodoni




Lo encontré en un reciente viaje a Milán. Había oído, e incluso había escrito, sobre él, pero no lo había visto nunca... hasta hace dos semanas, nada más y nada menos que en la librería Rizzoli de la Galleria Vittorio Emanuele II. Un lugar maravilloso para un libro maravilloso, el Manuale Tipografico del cavaliere Giambattista Bodoni.





Es fundamentalmente un catálogo de tipos de letra, los que ofrecía a sus clientes de toda Europa, reyes incluidos, en su imprenta y taller de fundición de tipos de la ciudad de Parma a finales del siglo XVIII, Giovanni Battista Bodoni, y es mucho más... Un libro lleno de armonía y belleza, 40 años de trabajo recogidos en dos volúmenes maravillosos que pudo publicar su viuda en Parma, en 1818, cinco años después de la muerte de este tipógrafo inmortal y universal.






Posiblemente el catálogo impreso más bello de la historia de la tipografía con 265 páginas de los que denomina caracteres latinos, 125 de letras mayúsculas, 181 de caracteres griegos y orientales, y además 1.036 frisos, 31 páginas de contornos con los elementos móviles y 20 páginas de signos, números y ejemplos musicales.

























En 1843, 30 años después de la muerte de Bodoni y 25 después de que se publicase el Manuale en 1813, la duquesa de Parma adquirió la imprenta con 22.168 punzones, 42.148 matrices de 289 tipos distintos que actualmente custodia el Museo Bodoniano de Parma. Una labor gigantesca, casi inhumana, porque cada uno de estos punzones fueron grabados a mano por este genial y prolífico tipógrafo para con ellos hacer las matrices de todos y cada uno de los caracteres latinos, mayúsculas, greco, ebraico, ebreo-tedesco, rabbinico, caldaico, siriaco, arabo, tartaro, persiano, etiopico, copto, armeno, etrusco, fenicio, giorgiano, bracmanico, o russo, como podéis admirar en las páginas que reproducimos; notas musicales, signos de todo tipo, adornos, frisos...



Esta edición de Taschen se complementa con un ensayo en un pequeño libreto aparte del alemán Stephan Füssel, director del Instituto de Historia del libro de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia, autor además de distintas obras sobre historia de la tipografía y la imprenta.




"La historia de la tipografía conoció un florecimiento en la época neoclásica", escribe Füssel y traduzco como puedo del italiano, "en coincidencia con el esplendor que tuvieron la literatura, el arte y la reflexión sobre el arte, la estética y la filosofía". Después cita el ya clásico prefacio de Bodoni a su Manuale (que por supuesto tenemos completo al comienzo en su versión íntegra original) con las palabras del propio cavaliere que tantas veces se han repetido: "Tanto más bello será un carácter, cuanta más regularidad, claridad (determinada por la perfección de los punzones), buen gusto y gracia tenga". Y no sólo eso, ya Bodoni señala también la "necesaria calidad" al componer las páginas, en las que debemos tener en cuenta la "simetría" con las páginas adyacentes.

El ensayo se centra en una perspectiva histórica que arranca con los folletos impresos publicitarios del siglo XV para la venta de libros y en "catálogos de caracteres" como los de Ratdolt (1486). El dualismo entre los caracteres góticos (Fraktur) y romanos (Antigua) con la consiguiente contraposición entre países latinos y germánicos: "si la imprenta se inventó en Alemania, la tipografía y el arte del libro se perfeccionaron en los países neolatinos en el siglo siguiente". Cita a Nicolas Jenson (francés asentado en Venecia) como tipógrafo de referencia del siglo XV junto a Aldo Manuzio, creador de unos caracteres que se utilizan hasta hoy con el nombre de Bembo.

En el siglo siguiente se acentúa el contraste entre los trazos gruesos y finos de los caracteres y se diferencian más los remates, con el francés Claude Garamond como figura destacada, y con el encargo en 1692 por parte de la Academia Francesa de Ciencias del Roman du Roi, un tipo de letra con "bases científicas", desarrollado a partir de figuras geométricas exactas.



Ya en el siglo XVIII, el siglo de Bodoni, se destaca la figura de tres de sus predecesores y maestros, el inglés John Basrkerville, "padre de la tipografía neoclásica" sin adornos, pura, con composiciones equilibradas en toda la página; Pierre Simon Fournier, editor a su vez de un Manual tipographique (1764-66); y de la familia Didot: François-Ambroise (1730-1803), y sus hijos Pierre (1761-1853) y Fermin (1764-1836), exponentes franceses de la tipografía neoclásica y creadores de un tipo evolucionado del Garamond, muy contrastado y preciso, de "proporciones perfectas". Bodoni aprende de todos ellos y lleva más allá los tipos de letras hasta lograr el que algunos consideran el tipo de letra más bello jamás diseñado. Entre su amplísima producción se puede destacar una obra maestra de la tipografía, L'Oratio dominica (1806), una edición del padrenuestro para la que tuvo que diseñar y hacer después a mano los punzones y caracteres de 155 lenguas distintas.



Caracteres de Bodoni, que al igual que los de los tipógrafos citados, llegan hasta nuestros días, digitalizados. Concluye el autor también queriendo llegar hasta lo último reseñando "la colección más conocida y amplia de caracteres actuales, denominada Unicode, que representa el intento de registrar y transmitir un sistema a través de una codificación digital internacional, de todos los caracteres y elementos del texto de todas las culturas escritas y de todos los sistemas de caracteres". La actual versión Unicode 5.2, representada en la última figura, contiene más de 100.000 signos y puede consultarse en internet (www.decodeunicode.org).



Libro asombroso, el Manuale Tipografico de Giambattista Bodoni de 1818, libro que en realidad no puede leerse pero al que se puede volver una y otra vez, que puede abrirse por cualquier de sus páginas, libro infinito que no se puede leer pero que nos habla de belleza, de armonía, de letras y símbolos que nos miran para que los miremos.