miércoles, 22 de junio de 2011

Las cosas tal como son


Las hemos visto colgadas en exposiciones, en artículos de periódicos, en reportajes de televisión, incluso como portadas de libros. Pero pocos han tenido la oportunidad de verlas tal y como vieron la luz por primera vez. Antes de que los mineros de Eugene W. Smith fueran el atractivo de PHE, antes de que Cassius Clay quedara estampado en pósters y camisetas, antes de que la Guerra de Vietnam se convirtiera en una recurrente película. Mucho antes de todo eso, esas fotos que se convirtieron en icono, se publicaron en una revista o en un periódico: Life, Sunday Times, El País, Look, Colors, Daily Telegraph, y así hasta llenar páginas y páginas. De periódicos y de revistas. De tinta y papel.



En "Las cosas tal como son" Blume y World Press Photograph recopilan la historia del fotoperiodismo en 120 reportajes (quizá no los mejores, como ellos mismos reconocen, aunque sí suficientemente representativos de un género) tal y como fueron publicados en su momento. Las fotografías puestas en página, con su título, su texto, sus pies de foto, sus columnas, sus blancos. Todo tal y como las concibieron fotógrafos, editores, diseñadores y directores de arte. Reportajes que unas veces salieron a la primera y otras costaron un poco más. Porque la relación entre fotografía y diseño nunca ha sido muy fluida, como reconoce Christian Caujolle en el epílogo. O si no que se lo digan a los editores de Eugene W. Smith.


Un género con múltiples definiciones, como reconoce Mary Panzer (Historiadora) en la introducción. Aunque quizá la mejor es que es un género para "contar una historia". Una historia con una ventaja, como dice Caujolle, sobre los demás medios: "el lector se puede parar todo el tiempo que quiera en ella". Y eso, ayer, hoy y mañana, es un lujo.


Además de ser una intensa introducción a la historia del fotoperiodismo desde 1959, cuando muchos lo daban ya por muerto, este libro es un homenaje a todos aquellos que intervienen en el proceso de llevar hasta los lectores una historia que merece la pena ser contada: editores, diseñadores, directores de arte, agencias, etc. Una cadena en la que todos los eslabones son útiles para el objetivo final: que con la puesta en página y el mensaje de fotografías y texto el lector tenga su historia lo mejor contada posible.

Y sirve, como dicen Michiel Munneke y Gerrit Jan Wolffensperger, director y presidente de World Press Photo respectivamente, para poner en contexto esta profesión, para ver su pasado, su presente y, sobre todo, su futuro. De cómo ha evolucionado el mundo desde mediados del siglo hasta hoy, donde un simple teléfono puede captar un hecho histórico y difundirlo en segundos. O de cómo los fotógrafos se jugaban la vida para sacar una instantánea que marcaría una época.


Historias de David Douglas Duncan, Robert Frank, Walker Evans, Dickey Chapelle, Ernest Cole, Richard Avedon, Don McCullin, Helmut Newton o Cristina García Rodero. Historias tal y como las vieron aquellos que se acercaron al kiosco para ver qué había pasado en el mundo. Historias que el fotoperiodismo de ayer, hoy y mañana, a pesar de las trabas que le quieran poner, seguirá contando tal y como son.

lunes, 13 de junio de 2011

Periodiquería 15-M

Terminó la acampada de Sol y nos dejó una Periodiquería distinta, comprometida, cívica, asamblearia, contradictoria, desafiante, organizada, conectada, pacífica, contestataria, política, culta, soñadora, inculta, despierta, online, libertaria, censora, divertida, burocrática, necesaria, inspirada, inspiradora, espontánea, contagiosa, local, internacional, global, perroflauta y madrileña.


Puerta del Sol, Madrid (España, 2011) / José María Muñoz Rosa



Banda Sonora del 15-M

Lamentan el tratamiento
y la desigual cobertura de los medios de comunicación, quisieran controlar la información cuando no les gusta el enfoque, pero lo cierto es que muy pocas iniciativas reciben tal cantidad de atención. Entre la ingente cantidad de información generada por el Movimiento 15-M en todos los formatos, destacamos también aquí el magnífico trabajo coordinado por Juan Fornieles para el elmundo.es con el título de "Banda sonora del 15-M". Gran selección de 24 imágenes acompañadas de textos explicativos y enlazadas cada una de ellas a un vídeo musical:




Enviadnos fotos de vuestras "periodiquerías" antes de que todas sean iguales y se llamen iPad. Fotografiad esos lugares en los que todavía se venden periódicos, y las publicaremos en esta serie. Si queréis.


Entregas anteriores de Periodiquerías:

Periodiquerías (I):
Madrid - Nueva York - Sevilla
Periodiquerías (II): Bilbao - Resistencia (Chaco-Argentina) - Múnich
Periodiquerías (III): Estambul - Praga - Nueva York
Periodiquerías (IV): Salamanca - Edimburgo - Tres Cantos (Madrid-España)
Periodiquerías (V): Lima - Bruselas - Mérida (España)
Periodiquerías (VI): Londres - París - Roma
Periodiquerías (VII): Las Vegas - Los Cristianos (Tenerife) - Alicante
Periodiquerías (VIII): Antigua (Guatemala)
Periodiquerías (IX): Berlín - Viena - Moscú
Periodiquerías (X): San Francisco - Puerto de Santa María (Cádiz) - Málaga - Newspaperman
Periodiquerías (XI): Lisboa
Periodiquerías (XII): Venecia - San Petersburgo - Osaka
Periodiquerías (XIII): Barcelona - Los Angeles - Buenos Aires
Periodiquerías (XIV): Kabale (Uganda) - Honolulu (Hawai) - Filadelfia
Periodiquerías (XV): Zaragoza - Gerona - Pamplona
Periodiquerías (XVI): Miami - Nueva Delhi - Lima
Periodiquerías (XVII): Hollywood (Los Ángeles - USA)
Periodiquerías (XVIII): Cagliari (Cerdeña - Italia) - São Paulo - Parlamento Europeo (Bruselas)
Periodiquerías (XIX): México DF - Salzburgo - Buenos Aires
Periodiquerías (XX): Milán - Punta Arenas (Chile) - Cannes
Periodiquerías (XXI): Londres
Periodiquerías (XXII): Xian (China) - Assilah (Marruecos) - Bergen (Noruega)
Periodiquerías (XXIII): Damasco - Washington - Turku (Finlandia) - ¿Monumento al lector de prensa? Tampere (Finlandia)
Periodiquerías (XXIV): El Vaticano - St. Ives (Reino Unido) - Harvard (Estados Unidos)
Periodiquerías (XXV): Denia (España) - Seúl - Nápoles
Periodiquería de la Paz (XXVI): Pekín
Periodiquerías (XXVII): Como (Italia) - Oporto - Plasencia (España)
Periodiquerías (XXVIII): Pretoria (Sudáfrica) - Manchester - Aeropuerto de Heathrow (Reino Unido)
Periodiquerías (XXIX): Guayaquil - Valladolid - Avilés
Periodiquerías (XXX): La Habana - Aeropuerto de Ezeiza (Argentina) - Getafe
Periodiquerías (XXXI): Algeciras - Zamora - Gijón
Periodiquerías (XXXII): Melbourne - Ágreda (Soria) - Oviedo
Periodiquerías (XXXIII): Maranello (Italia) - Llanes (España) - Antigua Venta de Almadrones (Km. 103 de la Autovía A-2 Madrid-Barcelona, España)
Periodiquerías (XXXIV): Oslo - Huesca - Ribadesella (España)

viernes, 10 de junio de 2011

Kurosawa



No había nadie. He tenido la misma sensación de la que no puedo librarme al ver sus películas japonesas de ser el único espectador. He mirado en soledad y un extraño silencio mezclado con voces japonesas de samuráis, señores feudales, bufones, maestros de escuela... gentes que viven en pantallas de cine y que se proyectaban en el Museo ABC del Dibujo y la Ilustración junto a los impactantes dibujos del maestro Akira Kurosawa:



"Storyboards", esos bocetos que se realizan para visualizar y planificar los planos de las películas antes de poder rodarlas y que en el caso del director japonés Akira Korosaw hacía él mismo. Porque antes que director de cine, quiso ser pintor y no logró serlo. "Es curioso que cuando de verdad intentaba pintar bien sólo producía una obra mediocre", comentó en cierta ocasión sobre sus dibujos, "mientras que cuando sólo me preocupaba de esbozar las ideas para mis películas fue cuando produje obras que la gente consideraba interesantes". Curiosamente quien para nosotros es uno de los máximos representantes del cine japonés resultaba ser en su país un director "occidentalizado", con dificultades para sacar adelante sus costosos proyectos. Por eso realizó también esos deslumbrantes dibujos con los que intentaba convencer a los productores.



La exposición que todavía estáis a tiempo de ver, porque termina este domingo día 12, muestra parte de las creaciones de Kurosawa para sus películas Kagemusha, la sobra del guerrero, Ran, Los sueños de Akira Kurosawa, Rapsodia en agosto, Espera un poco y El mar que nos mira. Los dibuos tienen tanta fuerza visual como antes hemos podido ver en sus películas... el uso del color en la pantalla que nos deslumbró en Ran, con ejércitos amarillos y azules que se mueven y se entremezclan tiñéndose de rojo. La delicadeza japonesa de los trazos en los dibujos para Kagemusha. La locura visual de los Sueños...





Además del contenido merece la pena también destacarse el continente: el Museo ABC del Dibujo y la Ilustración, un antiguo edificio, que no conocía hasta ahora, muy cercano al Cuartel del Conde Duque donde vivimos tantos conciertos inolvidables cuando hasta el año pasado se celebraban allí los Veranos de la Villa. La imagen que abre este post es precisamente de una de las fachadas de este espacio cultural que combina vanguardia y antiguo ladrillo rehabilitado de la primera fábrica de cerveza Mahou de la ciudad, tal y como nos cuentan en su página web y de cuyo exterior sí pude hacer alguna fotografía:









Antes de que algún quisquilloso vuelva con aquello de que "qué tiene que ver esto con el diseño", y para no tener que volver nosotros con aquello de que "el diseño tiene que ver con todo", conviene señalar que hacer un storyboard no deja de ser plasmar ideas visuales con un lápiz y colores, ordenar información en un papel —espero que este punto de vista sí les resulte algo más familiar a los excesivamente ortodoxos—, y que, además, algún pintor que otro me he encontrado diseñando páginas de un periódico, por no hablar de todos aquellos que las ilustran. El propio Kurosawa nos lo dice y con sus palabras terminamos: "Cuando dibujo los storyboards (...) concibo, materializo y plasmo la imagen de cada escena de la película antes de verla claramente. Hasta que llega ese momento no comienzo a rodar".

viernes, 3 de junio de 2011

Periodiquerías (XXXIV)






Oslo (Noruega, 2011) / Pablo Rodríguez Suanzes





Huesca (España, 2011) / Mario Benito





Ribadesella (España, 2011) / Luis Blasco




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Entregas anteriores de Periodiquerías:

Periodiquerías (I):
Madrid - Nueva York - Sevilla
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Periodiquerías (XIX): México DF - Salzburgo - Buenos Aires
Periodiquerías (XX): Milán - Punta Arenas (Chile) - Cannes
Periodiquerías (XXI): Londres
Periodiquerías (XXII): Xian (China) - Assilah (Marruecos) - Bergen (Noruega)
Periodiquerías (XXIII): Damasco - Washington - Turku (Finlandia) - ¿Monumento al lector de prensa? Tampere (Finlandia)
Periodiquerías (XXIV): El Vaticano - St. Ives (Reino Unido) - Harvard (Estados Unidos)
Periodiquerías (XXV): Denia (España) - Seúl - Nápoles
Periodiquería de la Paz (XXVI): Pekín
Periodiquerías (XXVII): Como (Italia) - Oporto - Plasencia (España)
Periodiquerías (XXVIII): Pretoria (Sudáfrica) - Manchester - Aeropuerto de Heathrow (Reino Unido)
Periodiquerías (XXIX): Guayaquil - Valladolid - Avilés
Periodiquerías (XXX): La Habana - Aeropuerto de Ezeiza (Argentina) - Getafe
Periodiquerías (XXXI): Algeciras - Zamora - Gijón
Periodiquerías (XXXII): Melbourne - Ágreda (Soria) - Oviedo
Periodiquerías (XXXIII): Maranello (Italia) - Llanes (España) - Antigua Venta de Almadrones (Km. 103 de la Autovía A-2 Madrid-Barcelona, España)

miércoles, 1 de junio de 2011

Sonría, por favor

















Sin quererlo, todo aquel que empuña una cámara de fotos es un retratista. Más involuntario que buscado, con más o menos calidad artística. Pero un retratista. Porque con ese retrato estamos intentando captar la esencia de la persona que está al otro lado de la cámara. Por eso es, según casi todos los profesionales, la disciplina más difícil, casi una pelea entre el fotógrafo y el fotografiado.

Esas peleas, en las que no siempre gana el que tiene el arma, son el punto de partida de PhotoEspaña 2011. Bajo el epígrafe Interfaces. Retrato y Comunicación, las salas de Madrid colgarán fotos de Carlos Endara, Fernell Franco o el mítico paparazzo Ron Galella. Además de esas exposiciones individuales, PHE11 también cuenta con algunas temáticas, como Face Contact (el retrato como elemento de comunicación), Una luz dura, sin compasión (Fotografía obrera 1926-1939), Cara al tiempo (la obsesión por ganar la partida al reloj), Construir la revolución (fotografía arquitectónica en Rusia 1915-1935), El Poder de la duda o Retratos de Fayum (los primeros retratos en el Egipto del Siglo I al IV después de Cristo).

Jack Nicholson, por Ron Galella.

Fuera de la sección principal, destacan Robert Mapplethorpe, con una serie de fotografías seleccionadas por Pedro Almodóvar, Cristina García Rodero, Ajo, micropoetisa y ex taquillera del Teatro Alfil o Javier Arcenillas, con las duras imágenes de su exposición Sicarios.

Y como viene siendo habitual, PHE11 fomenta la participación ciudadana. A través de charlas, talleres, maratones fotográficos o encuentros, en los que participarán, entre otros, Joan Fontcuberta, Soledad Puértolas o Concha Casajús. Todo un abanico de posibilidades para observar la mirada de otros.

Yoani Sánchez, Cazadores Cazados, de la Exposición Face Contact

Aprovechando este Festival, nuestros compañeros fotógrafos de El Mundo han iniciado una serie de entrevistas de Ángel Casaña, y editadas por Alberto Cuéllar, a grandes retratistas españoles. El primero de ellos es Chema Conesa. No os las perdáis. Y si vais a las exposiciones, no os olvidéis de llevar la cámara, nunca se sabe a quién vamos a poder retratar.

lunes, 30 de mayo de 2011

Una portada en blanco y negro

Había que poner una fotografía en color sí o sí... aunque significara tener que publicar en portada algo que no era la noticia que queríamos destacar, o que no era noticia destacada, o que no era noticia. Éramos el diario El Sol de Madrid en 1990, el "primer diario del mundo hecho completamente con un sistema de autoedición en ordenadores descentralizados en toda su fase de preimpresión, y también el primer periódico del mundo completamente digitalizado (texto e imágenes)", como nos recuerda Pedro Pérez Cuadrado en la entrega 21 de su imprescindible serie "El color en los diarios españoles", quien, como director de producción del diario mencionado, fue uno de los responsables de que aquel milagro tecnológico sucediera... día tras día.


Composición de una portada de El Sol, 1991. La imagen, curiosamente en blanco y negro cuando hablamos de la 'obligación' del color, está tomada del libro "El reto tecnológico de un diario 'de diseño'. El Sol, 1990-1992", de Pedro Pérez Cuadrado.

Tan sólo Miguel Ángel Aguilar, uno de los cinco directores que tuvo el diario El Sol en su cortísima vida (1990-1992, aunque no llegó a cumplir los dos años), cuestionó esta "obligación" de tener que dar una fotografía en color precisamente porque fuera en color como principal argumento, dejando en segundo plano consideraciones periodístias e informativas, tal y como nos explicó años después hablándonos sobre noticias "duras" (de interés periodístico) frente a noticias "blandas" (entretenimiento coloreado).

Me vino todo esto a la memoria a última hora del viernes 21 de mayo, pasada la medianoche, después de reflexionar y debatir sobre la "famosa" portada que el diario El País imprimía en ese momento con una fotografía de la que lo primero que se decía es que "es en blanco y negro" y que habían comenzado ya a distribuir por internet en las primeras horas de la madrugada del sábado, cuando comenzaba la controvertida Jornada de Reflexión, en el punto álgido de la #spanishrevolution.



Incontables miles de personas de todas las condiciones se congregaban en la Puerta del Sol de Madrid desafiando la esperpéntica resolución de la Junta Electoral Central de prohibir derechos constitucionales a los ciudadanos, que como se pudo comprobar no nos impidieron reflexionar, sino más bien lo contrario, y mucho menos votar un día después. Sucedía también en distintas plazas en muchas ciudades de toda España, pero según se acercaban las 12 de la noche el reloj de la Puerta del Sol, como en una nochevieja fuera del tiempo, veía cómo seguián llegando más y más personas que ya no cabían en la plaza agolpándose en las calles aledañas, Mayor, Montera, El Carmen... en uno de los actos cívicos y políticos, absolutamente espontáneo y pacífico, más emocionantes de cuantos se han vivido en la historia reciente de nuestro país. Hay que retroceder hasta los días de la Transición para encontrar algo así y... el primer diario de información general, con sede en Madrid, decidía abrir su portada con una enorme fotografía, en blanco y negro, ¿principalmente por ser en blanco y negro?, de varios jóvenes en una plaza de Valencia; una imagen tomada por la mañana. "Nos parecía la mejor foto del día". ¿La mejor? ¿Por qué?


Imagen de unos días antes que publicó en portada The Washington Post y que ha dado la vuelta al mundo informando sobre lo que sucedía en nuestro país... evidentemente, en color.

No he podido encontrar todavía una respuesta a ese por qué, me siento como un Mourinho incomprendido que pregunta algo que nadie responde, que ve o no ve lo que todos no ven o nadie ve. Mantuve una conversación a través de tuiter con algunos de los responsales de El País esa misma noche. Le pregunté el "por qué" de esta fotografía en blanco y negro a Borja Echevarría, buen amigo, muy buen periodista, ex compañero y ahora subdirector de El País, quien me desmintió que hubieran tenido como intención la de crear un icono, hacer una "portada histórica" o algo así. "Para nada", me contestó algo extrañado Borja, "sencillamente nos pareció la mejor foto del día, y en la reunión de portada no tuvimos ninguna duda". Me explicó además que la encontraron a través de tuiter, donde su autor, Jacobo Méndez, pedía ayuda para la difusión de la imagen (¡y vaya si la tuvo!) y que después se comunicaron con él través de facebook.

Borja Echevarría me pone en contacto, además de con el autor, con el editor gráfico de El País Moeh Atitar quien nos detalla las características técnicas: "Está hecha con una Canon 20-D, un 50 mm, f-4.0 y un blanco y negro esplendido en CS5". Nos da a entender, pues, que la imagen está hecha en color y después pasada a blanco y negro en Photoshop. Cuando le planteamos el "por qué" del blanco y negro y si no le parece que la foto es más estética que informativa nos responde que "es informativa y estética, pero para opiniones colores. Lo normal es disparar en color para no perder información". Colores, como los argumentos, ningunos en este caso. El autor de la imagen ni siquiera nos contestó.



Sin aportar ninguna tesis nueva, ni vieja porque hasta ahora sólo tenemos aquello de que nos gustó, o el socorrido de los colores, su suceden los elogios al "fotón", que lo es, durante todo el sábado, incluso por parte de gente con mucha autoridad cuyas opiones repeto muchísimo y suelo compartir. El fallo debe ser mío, pues. Pero no encuentro razones de peso más allá de elogios a su "aire retro que la hace todavía más icónica", en una imagen que para mí es muy buena pero me resulta algo anacrónica. Una foto al estilo del tambien valenciano Agustí Centelles, llego también a leer, lo cual confirma ese cierto anacronismo, porque siendo cierto que tiene ese estilo, el gran Centelles hacía durante la Guerra Civil española fotografías absolutamente nuevas y modernas que nada tenían que ver con imágenes de 50 años antes a su época. Nadie hubiera calificado las fotografías de Centelles como 'retro' cuando las hizo, sino todo lo contrario.

Podría haber leído, tal vez, que conviertiendo con software la fotografía a la escala de grises con la que se publicó se consigue un mayor contraste que le da más fuerza visual a la imagen. O entrar en el contenido para destacar el simbolismo de cómo unos jóvenes cambian el nombre a la principal plaza de la ciudad para darle el nombre del 15-M. O incluso destacar la composición piramidal en un formato vertical, que como ya hemos mencionado en otras ocasiones crea tensión, con los brazos de los jóvenes hacia arriba, ayudándose unos a otros... todos juntos, etc. Pero no leí nada de esto. Qué bonita, cómo me gusta, qué foton...

No puedo descartar que todos estos argumentos que echo en falta, y que hubiera querido rebatir con mayor o menor acierto, esa ausencia de profundidad en la explicación de las cosas, de análisis y pensamiento, se deba a la propia naturaleza del canal que utilizamos para hacerlo: tuiter. Pero es parte de su éxito, ¿no?, que precisamente podamos eludir la profundidad. Una vez más tengo que citar en este sentido al maestro Pedro G. Cuartango, uno de los más grandes "periodistas pensadores" en lengua castellana de estos tiempos, a quien tengo admiración, cariño y la enorme suerte de conocer desde hace ya unos pocos añitos —se da la feliz coincidencia de que también compartimos la redacción del diario El Sol que comienzo recordando en este artículo—, quien en algo más de los 140 caracteres de rigor —otro por qué sin respuesta, el de limitarnos el espacio en un soporte sin límite como internet— reflexiona sobre la falta de reflexión.

Plaza de Sant Jaume de Barcelona, 1936. Agustí Centelles


"Me ayudas a difundir esta foto hecha en la plaza del ayuntamiento de Valencia esta mañana?", pidió el autor de la famosa fotografía, Jacobo Méndez, en internet

Como a mí no me importa demasiado el límite de espacio, y teniendo en cuenta que los cuatro valientes que hayan llegado hasta aquí, para quienes mi agradecimiento y admiración son infinitos, seguro que están dispuestos a llegar un poquito más allá, les voy a explicar mi punto de vista al parecer a contracorriente de que por qué yo no hubiera publicado el sábado 21 de mayo de 2011 en primera página de un diario de tirada nacional esta magnífica fotografía. E insisto en lo de magnífica porque no critico la calidad de la fotografía, motivo por el que felicito sinceramente a su autor, sino porque me parece más que discutible la oportunidad de darla en primera página.

Es en realidadd, el argumento de siempre: porque se trata de hacer periodismo, de informar. De contar lo que sucede y cómo sucede. Y la realidad que contamos es en color. Es un debate que, además, ya está superado. No encuentro ninguna razón que esté por encima de ésta. Los periódicos no hacen arte, informan. Y aunque no dudo en ningún momento de la sinceridad de mis compañeros de El País cuando me comentaron que no buscaron una portada "histórica", realmente es la única razón por la que puedo entender esa foto en la portada. Una razón de poco peso, eso sí, porque los periódicos tampoco crean iconos para la historia bajo su cabecera, eso sólo puede suceder además de, como una recompensa no buscada a la labor de informar.

Un icono que, además y según mi punto de vista, difícilmente podría serlo para un acontecimiento del siglo XXI en "glorioso" y "artístico" blanco y negro. Un blanco y negro forzado, creado artificialmente en un ordenador a partir de una imagen en color. Un blanco y negro que a estas alturas tecnológicas sólo puede entenderse como una visión personal y artística de un fotógrafo, como opinión, pues, en vez del color de la información, como bien me señala mi compañero de blog y periódico Javier Vidal.

Y porque la noticia no era esa. Tal vez los periódicos tradicionales no han llegado a entender del todo lo que estaba sucediendo en las calles, con la excepción posiblemente del diario Público (cuya portada sobre mensajes escritos en la Puerta del Sol, además de parecerme la mejor de las que han hecho hasta ahora como ya comenté en un post anterior, sí refleja mucho mejor lo que he visto y vivido en las calles de Madrid), y mientras el resto de diarios han seguido haciendo portadas más para sus propios lectores que para los "indignados", El País quiso hacer algo a medio camino, para no quedarse descolgados. Tal vez. Algo que resulta todavía más complicado que el intentar crear un icono para la historia de espaldas a la información más relevante que en los mismos instantes en que esa gran fotografía en blanco y negro se imprimía en una rotativa de Madrid sucedía en una Puerta del Sol llena de gente, y de colores.