sábado, 24 de noviembre de 2007

A veces no hay que hacerles caso

A los redactores nos referimos, por supuesto. Y hay que decirles que no. Porque en su afán de tener la sección pintada (qué bonito símil) cuanto antes, no tienen en cuenta el ritmo del que hablamos en anteriores artículos. Se enfrentan al folio en blanco y se obcecan, se atoran, se bloquean. Y no están nada inspirados, la verdad. Para muestra un botón.


Esto es lo que nos traían el otro día para pintar varias páginas de M2 la revista de Madrid (hablaremos de ella y sus peculiaridades un día de estos). ¿Cuál es el fallo?. Fácil. Todo titulado de la misma manera: a cuatro por arriba, excepto la primera, que va a cinco por abajo. En definitiva, todos los títulos similares, parecidos, miméticos. En este caso lo atribuimos a las prisas porque conocemos al [gran] redactor que nos trajo el "paginero" (bonita palabra, también) y sabemos que se preocupa por estas cosas de que "no quede todo igual".

Total, que hubo que rehacerlo todo para que tuviera una estructura un poco más elaborada, con un poco más de ritmo, a lo "Rehab", de la tan polémica y poliadicta Amy Whinehouse.

Pero cuando pinten sus secciones, por favor, tengan en cuenta las páginas como un todo, no como estructuras independientes. Las páginas, al igual que la Historia, no son departamentos estanco, todas tienen una relación entre sí.

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