lunes, 28 de abril de 2008

Diseñario (XV)

El comité de expertos de encajabaja encargado del Diseñario nos ofrece una nueva entrega de esta obra suya, fieles a su cita de los lunes. Sin ánimo de sentar cátedra y lejos de toda doctrina, siguen animando a ese número creciente y entusiasta de lectores a que participen en esta obra colectiva y abierta. En estas últimas semanas el comité ha recibido propuestas sobre voces que deberían haberse publicado antes (por su necesario orden alfabético), como autoedición, carácter o cuadratín, y que por consiguiente verán la luz en la versión revisada posterior; y hace unos días también se aportó el curioso término robapágina, que como no podía ser de otra manera será convenientemente tratado cuando le llegue el turno.




Gótica. El tipo de letra más ilegible y enrevesado que existe, diseñado en alguna de sus más radicales variantes con la firme intención de que nadie sea capaz de leerlo... a menos que seas alemán. Porque el tipo de letra gótica, o fractura (Fraktur) o letra quebrada, que de todas estas maneras también se llama (designando distintas variantes), quisieron y quieren algunos considerarlo no sólo como uno de los elementos de la cultura y los libros alemanes, sino como parte del espíritu y la esencia de ese pueblo. Algo así como una seña de identidad germánica... que al parecer de algunos alemanes no es tal, y al parecer de otros lo es, y mucho. Se trata de un curioso debate tipográfico que trascendió incluso hasta la política durante la primera mitad del siglo XX y que llegó hasta uno de sus parlamentos. El primer antecedente en favor de la claridad y facilidad de lectura de los alfabetos romanos para sustituir en Alemania a la omnipresente letra gótica fue de Jakob Grimm (el de los cuentos) en 1822, y un siglo después tomaron el relevo sectores progresistas, algunos de ellos en las vanguardias más creativas que han existido nunca, proponiendo tipos modernos que se pudieran leer; mientras que sectores nacionalistas y conservadores, lo más granado de la raza aria germánica, consideraban aquello rendirse a los "extranjeros". El debate corrió paralelo a las tensiones políticas llevando incluso a la cárcel y al exilio a algunos diseñadores y tipógrafos hasta que la gótica consiguió una victoria temporal convirtiéndose... en el tipo de letra del triunfante nazismo. Se diseñaron tipos góticos, nuevos y antiguos a la vez, interesantes algunos, como reflejo de lo que el nazismo era, algo revolucionario y a la vez arcaico, pero el triunfo de la fractura fue temporal, decíamos, porque el propio régimen nazi terminó prohibiéndola con la estrambótica excusa de ser una letra ¡judia!, precisamente cuando necesitaron que entendieran sus textos y notas oficiales y que se extendiera su "imperio" al ir invadiendo países. Parace que finalmente su papel ha quedado reservado para los souvenires turísticos alemanes o para la iconografía del rock duro.
No obstante, y antes de que la sinrazón política entrase en la tipografía, hay que mencionar que el considerado primer libro impreso de la historia occidental (sin contar a los chinos), la famosa biblia de Gutenberg de 42 líneas (es el primer incunable importante, no el primero, pero así ha pasado a la historia), se compuso en letra gótica; que la biblia que tradujo Lutero al alemán y que se considera punto de partida del idioma alemán moderno se compuso con caracteres góticos así como las obras de Goethe, y que se conocen alfabetos con estas características al menos desde el siglo XV, por cierto procedentes de zonas francesas, no alemanas (aunque el nacionalismo, alemán o del color que sea, siempre esté dispuesto a inventar o recrear tesis históricas adaptadas a sus creencias). Sin ir más lejos Le Monde, el diario de referencia de la prensa francesa, luce en su cabecera el tipo de letras más ilegible y enrevesado que existe.

Gráfico. O infografía. Visto de manera simplista, informar con dibujos. Pero la infografía es mucho más que hacer dibujitos. Es el conjunto de imágenes, ilustraciones y textos que desarrollan y clarifican una información escrita o que incluso conforman la información en sí misma. Puestos a hacer una división más sutil, podríamos decir que un gráfico es aquel recurso informativo que auna elementos gráficos y tipográficos y por infografía podríamos hablar de todo un género periodístico, un nuevo campo de periodismo visual que ha alcanzado amplias cotas de protagonismo pero aún en continuo desarrollo.
El recurso de juntar imágenes con textos en una sola pieza para contar una historia ha existido desde siempre en los periódicos. Los medios impresos siempre han hecho uso de los mapas, viñetas, fiebres, gráficos de barras o porcentajes, etc. para apoyarse en la narración. Con la explosión de la era de los ordenadores adquiere dimensión propia, hasta convertirse en un género periodístico en sí mismo. Los medios se diferencian por su tratamiento gráfico de la información. Incluso las posibilidades gráficas de la televisión (sonido, movimiento) son exportadas a los medios digitales. Surge la figura de un nuevo tipo de profesional, el periodista visual (o mutante, según lo bautizó nuestro querido Norberto Baruch) una suerte de pack de inquietudes en el que convergen textos, fotos, ilustraciones y 3D en una misma oferta. Lo que antes eran sencillas ilustraciones o completos mapas, pasan a ser hiperealistas recreaciones en 3D o gráficos con movimiento que explican con gran claridad los sucesos. Esto es así, porque la realización de una infografía (al igual que la maquetación) es periodismo puesto que de lo que se trata es de informar. Y es periodismo porque el lenguaje que utiliza es periodístico (claridad, concisión, brevedad, precisión); porque posee una gran carga didáctica para profundizar en la comprensión del mensaje aunando, para ello, el uso de todos los recursos gráficos disponibles con el, precisa un gran trabajo de documentación e investigación y siempre suele ir encabezada por un titular, puesto que adquiere rango de noticia en sí misma, sin necesidad de que el texto de la información que la acompaña abunde en lo mismo. De hecho, éste es uno de los grandes problemas de la incorporación de gráficos a las páginas de un periódico. Resulta muy común que en un alarde de comunicación y trabajo en equipo, el gráfico y el texto de la información terminen por contar lo mismo. Este absurdo debe evitarse a toda costa.

Grafiquero. Personaje de una redacción que hace gráficos y que se expresa en milímetros cuando todo el mundo se expresa en cíceros, columnas, módulos o como mucho en dedos… Suelen ser jóvenes, dinámicos, alegres de haberse conocido y sorprendentemente alérgicos a las medidas que se les indican desde maquetas. Fervientes defensores del gráfico a cinco columnas con recorridos, ese que no te deja titular y si te descuidas, casi ni escribir, son los grandes incomprendidos de una redacción. Lo normal es que se sitúen cerca de la sección de maquetación y que trabajen codo con codo junto a los maquetadores. Eso sería lo deseable y nos consta que en algún medio en el mundo se trabaja así. Pero lo normal, lo normal, es que te caiga el gráfico hecho y luego búscate la vida, que para eso lleva el gráfico encargado varios días antes. Pero aun así, las relacciones aunque tensas, llegan a buen puerto. También es cierto que los maquetas no ayudamos a suavizar el ambiente, porque claro, nos empeñamos en darles las medidas en cíceros, que hace falta ser malas personas...

Grotesca. Sinónimo de sans serif (sin serif) y de palo seco. El origen de la palabra es inglés, ya que en este país se denominó Grotesque a los tipos de letra aparecidos allí a comienzos del siglo XIX (1820-1830) y que resultan de una evolución de los tipos egipcios, rectos y a los que se les eliminaron los remates. Agrupa el término a todos los tipos de letras que carecen de esos remates (o serifs, de ahí el nombre de sans serif), sus líneas son rectas y sin contraste, es decir que mantienen en todo su recorrido el mismo ancho, o con variaciones imperceptibles, generalmente en las intersecciones. El término alemán es Grotesk, el francés Sans Serif (utilizado también por los anglosajones), y el español Palo Seco. En Estados Unidos se les llama Gothic, y no hay que confundirlo ni traducirlo por gótica, que es otro tipo de letras muy distinto, sino por grotesca o palo seco. Franklin Gothic, Helvética y Univers son los tipos de letra más representativos de las grotescas. Y los que más éxito han tenido.
Grotescas son también otras muchas cosas de esta profesión nuestra, como supongo que por otro lado sucederá con todas porque parece ser inherente a la condición humana, pero no tenemos espacio para hacer ni siquiera una mención de cada una de ellas. Ni ganas. Eso hay que vivirlo.

Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Je, je, je... veo que los grafiqueros son iguales en todos lados... :):):):)

Nico Sangrador dijo...

Para los que nos iniciamos en estas lides, este blog es una ayuda más que agradecida.

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Anónimo dijo...

Grotescas son sin serifas, vale... Entonces, ¿las "de rasgo" son las que tienen serifas?

Mario Benito dijo...

Pues sí, querido anónimo. Grotescas, sin serif o palo seco son la misma cosa (Helvética, por ejemplo). Y las "de rasgo" son letras con serif ("rasgo" o "remate" es "serif" o "serifas" como tú dices que todo son traducciones); Times o Garamond, por ejemplo, son letras de rasgo.
En España no se utiliza apenas el término grotesca, es más centroeuropeo y anglosajón, aquí se habla de letras de palo.
Un saludo