miércoles, 2 de junio de 2010

Escrito a tres manos

Hace unas semanas la gente de la revista digital El Bombín Cuadrado tuvieron la amabilidad de proponernos que escribiésemos un artículo para el segundo número de esta iniciativa cultural de calidad. Y como no se dirigieron a ninguno de nosotros en concreto, y a más de uno nos apetecía la idea, pues no se nos ocurrió otra cosa más que escribirlo entre tres miembros del equipo de encajabaja: Luis Blasco, Mario Benito y Javier Vidal. Grupo que se pasó a autodenominar colectivo encajabaja, que es como finalmente ha aparecido firmado el artículo titulado "Hablan de mí".
Artículo que convendría leer antes de seguir con este post, porque lo destriparemos un poco:




¿Cómo se escribe un artículo a tres manos? Pues ni siquiera después de haberlo hecho estamos del todo seguros de cómo hacerlo. Comenzamos buscando una idea relacionada con el tema que nos habían propuesto y que es el eje de todo este número de la revista: Ego. ¿El ego de los periodistas? ¿El ego de los redactores, de los maquetadores? ¿La lucha de estos egos?... "¿Por qué no mejor el ego imaginario de una página de periódico?" "Sí." "Cojonudo." "Yo empiezo a escribir."

El primer miembro del colectivo comienza pues a escribir y redacta una primerísima versión con ideas más o menos comunes que supone ya una estructura del artículo. Debe tratarse de una página de periódico que "nos cuenta" como en una confidencia privada cómo hablan de ella sus "compañeras" digitales. Mal, claro. Una manera distinta de ver la criris de la prensa impresa, amenazada por el emergente periodismo (¿?) en internet. No debe desvelarse que se trata de una página hasta el final del artículo, es la pequeña sorpresa, el suspense de saber qué "señora" nos está diciendo estas cosas. Y por eso os pedimos que lo leyérais antes.

El segundo miembro del colectivo se hace cargo entonces del artículo. Introduce pequeñas modificaciones y busca un tono algo más acorde con el supuesto "personaje". Añade un párrafo nuevo y sugiere eliminar otro. La extensión del artículo supera en un 20%, aproximadamente, lo que nos habían pedido, unos 4.000 caracteres. Entra en escena el tercero que está también de acuerdo en eliminar esa misma parte, lo hace, pero además unifica todo el escrito con innumerables ajustes en el estilo, pequeños detalles pero de gran importancia que, pensamos, le dan unidad. Entre estas modificaciones se incluye eliminar una imagen al comienzo del artículo que nos parece muy buena, "píxeles como lentejuelas", pero que podría desvelar el "misterio" antes de tiempo. La labor de poda del tercer miembro del colectivo logra, además de unificar el estilo, la extensión pactada.

Parece que el artículo está terminado: lo enviamos. Y nada más hacerlo... detectamos varias erratas, alguna de bulto. Lo habíamos leído como mínimo tres veces cada uno de nosotros, pero hasta que no lo enviamos no empezamos a verlas crecer como setas por todo el texto. Aprovechando las correcciones, el segundo miembro encuentra la manera de incluir la imagen que nos gustaba al final del artículo para que así no desvele nada antes de tiempo. Y... ¡ya está!

Por cierto, este post algo distinto a los habituales, está también escrito a tres manos, exactamente las mismas. ¿Se nota mucho?

4 comentarios:

ANTONIO CUESTA dijo...

Gran artículo, sobre todo si está escrito a tres manos, eso no es nada fácil.
Felicidades y gracias por aportar ese gran grano de arena en la revista. Contamos con vosotros para el siguiente número!
Salud y rocanrol!

[Moth] dijo...

Un placer contar con vosotros en el Bombín, además con un trabajo fino!

Un abrazo y os esperamos para el próximo!!

Samuel Ciprés dijo...

A tres manos y a tres cerebros, no se podía esperar menos. Un pequeño artículo con el gusto de los cajabajistas. Esperemos se repita pronto esta colaboración. Un abrazo

Mario Benito dijo...

Gracias a vosotros, amigos bombinistas por invitarnos a participar en una iniciativa de este nivel. Pondremos nuestros cerebros a pensar al unísono para estar en el próximo número... a ver qué sale

Un abrazo a tres brazos, o seis