jueves, 13 de marzo de 2014

Así fueron las XVII Jornadas de Fotografía, Edición y Diseño del CEU (2)

Vamos ahora con las ponencias de la tarde del jueves 6, dedicadas por entero a diseño y maquetación.

Revista Don: Así se hace una publicación para tablets en el siglo XXI.




Teníamos ganas de que Javi Moya, periodista (Vocento, Recoletos, Prisa, Spain Media Magazines, prodigiosovolcan.com), presumiera de Revista Don, uno de esos nuevos y arriesgados productos que por sus características (digital, interactiva, gratuita) se merecen triunfar y salir adelante, igual que los chicos pioneros de Vis-à-Vis y muchos otros que tímidamente, en diversos sectores, van dando el salto. Contenido de calidad con aspecto creativo. Solo falta fidelizar al usuario.

Para el que se perdiera nuestro post sobre Don, lo tiene aquí.

El contenido de Revista Don -Cultura popular para mayorías selectas-, disponible tanto para iPad como para Android, no es estático sino interactivo y tremendamente creativo. Moya comenzó con un repaso a sus inicios y una reivindicación por mantener un diseño digital pausado. Hablando de dispositivos, indicó que cada vez disponemos de tabletas más grandes, sofisticadas y baratas. Los medios ponen pues el foco en ellas. La reducción de costes (especialmente en impresión y distribución) que ya habíamos comentado genera el nacimiento de revistas digitales adaptadas (o sea, con versión en papel previa).

Pero tal y como hizo Vis-à-Vis, Don se arriesga y nace en noviembre de 2013, de cero y sin respaldo detrás como revista mensual de estilo. Y les susurran muchos la locura que supone lanzar una revista que no existiera antes en papel, desde una editorial pequeña y considerando además que el público no está preparado aún. ¿Pero quién dijo miedo?

Primer (1) y último número (5) de Revista Don.

Ya desde la portada, la revista está viva y es interactiva, pues comienza con un vídeo que acaba conformando finalmente la portada (véase ese número 1 con Paco León de protagonista), por lo que las fronteras se diluyen. De hecho se efectuó un verdadero rodaje profesional para captar los movimientos del actor. Esto implica mezcla de formatos artísticos y nuevos retos, amén de pensar en varias dimensiones y no solo en una, creativamente hablando.

Las apuestas de Don desde el principio quieren ser: textos reposados y de calidad, tipografía cuidada y buen gusto visual. Según Moya, "la diferencia no está en el contenido sino en la forma en que tratamos y servimos ese contenido". Por ejemplo, en la siguiente imagen apreciamos cómo un traje de croma permitirá posteriormente eliminar en postproducción al actor que lleva estos pantalones y dar un toque distinto y visual a la página. ¿Son meros fuegos de artificio (igual que el que determinados elementos se muevan y permitan juegos con el lector) o suponen un enganche válido? En el equilibrio estará la virtud.



Un aspecto a tener en cuenta con estos nuevos productos es que hay que preocuparse por el hecho de que la gente poco iniciada sepa dónde pulsar, dónde deslizar, dónde rascar... según sea el efecto o animación que se use en la página, sin que dichas indicaciones o "pistas" sean demasiado invasivas y aunque sean obvias para "techies" de primera hora.

Moya nos explicó que el método consiste en repensar los temas y hacer storyboards (más que esquemas) de cada uno de ellos, precisamente porque no son páginas estáticas sino que mezclan formatos. Otro concepto que aporta es el muy bien denominado "interacción y toqueteo", básico en estas revistas y que supone motivar al lector para que juegue y experimente, no solo que lea. El ejemplo es la sección "El Maletín", un cómic de Mauro Entrialgo al modo de los libros de antaño tipo "elige tu propia aventura" (¿alguien en la sala nos mira como marcianos?) en el que la página va cambiando según el lector va pulsando y tomando decisiones en base a lo que se le cuenta.

Pero Moya sale al quite y recalca que el juego audiovisual no debe ocultar el buen periodismo, que es el verdadero contenido del producto. Por lo tanto, incidir una vez más en el equilibro entre periodismo de calidad con presentación que deslumbre. De momento, el camino está siendo abonado. Esperemos que el esfuerzo se vea recompensado.

Sobre cómo obtener rentabilidad de un producto gratuito como Don, Moya afirma que es imprescindible la austeridad (redacción pequeña o trabajo en red y es obvio que no hay impresión ni distribución) más un retorno fijo muy necesario en publicidad. Aún así, sin tener la cruz del papel encima es más fácil que salgan las cuentas. Pone el ejemplo de que los costes de un ejemplar de una revista mensual al uso en papel rondan los 100.000 euros/mes mientras que en Don se pasan a unos 15.000 euros/mes (sufragando sueldos y gastos audiovisuales). Pero la publicidad no debe faltar.

De izquierda a derecha, Javi Moya, Ángel Sopeña y Laura González.
Al hilo de esta cuestión, Moya confirmó que hasta que el producto despegue y se alcance el punto de equilibrio, es necesario realizar trabajos audiovisuales para terceros para cubrir la supervivencia de la empresa editora. Igualmente, nos confesó sus anhelos de generar un producto similar adaptado a smartphones a la par que lamentaba la cultura española del "todo gratis", pese a defender la gratuidad de la revista como algo obvio y evidente... o quizás por eso, haciendo hincapié en que en nuestro país no solo es que el usuario no esté preparado sino que no valora el contenido de calidad en estos nuevos medios como para contemplar el pago por él, como si sucede en otros países. Aunque sobre esto hay opiniones muy diversas.

Es muy interesante volver la mirada a las posibilidades que estas revistas digitales proporcionan al mundo de la publicidad. Estos nuevos medios dependen también de ese retorno publicitario, pero es que las marcas pueden beneficiarse de tener, en un solo soporte, anuncios estáticos, anuncios animados y vídeos de campañas. Bien combinado, eso se traduce en que el usuario pase más tiempo contemplando un anuncio en estas revistas que el que se pasaría en un revista en papel o incluso en televisión (mayor retentiva cognitiva), lo cual es fabuloso. E incluso se puede seguir en qué zonas de los anuncios prestan más atención y cómo actúan.

Esa información es oro para las compañías de consumo y deberían aprovecharlo. Por lo tanto, los comerciales de márketing y publicidad de los medios (especialmente de los tradicionales) tienen también que cambiar el chip y esforzarse en vender el valor añadido y la posibilidad de retorno de las inserciones publicitarias en las nuevas revistas digitales sin considerarlo algo menor.

Estrategia y creatividad en equipo, bienvenidos a una Agencia Digital.



El cierre del primer día lo puso Ángel Sopeña, que estuvo muy cerca de Javi Moya todo el rato, pues como director de la agencia Bluecell (desarrollo de aplicaciones móviles, contenidos para web y redes sociales, virales y estrategias de márketing digitales) ha colaborado con los chicos de Don en la puesta en marcha del proyecto.

Sopeña venía a ilustrarnos, básicamente, sobre el trabajo en una agencia digital, cuyo recorrido puede concretarse en la siguiente imagen y que desgranamos así:

CLIENTE-->Comercial-->Cuentas-->Creativo-->Diseñador-->Copy-->Producción/Maquetación-->Programador-->Director de cuentas-->Facturación-->CLIENTE



Según Sopeña, un buen diseñador comunica: posee formación periodística en el mejor de los casos y debe manejar bien tanto papel-digital como web (¿os suena de algo?). Fue sintomático oírle referirse a cómo, muchas veces, el producto se pervierte y lo que has diseñado y mimado en agencia luego lo emplea y actualiza gente no preparada. Y aquí vemos un ejemplo claro de una web con lo que pudo ser y en lo que al final quedó por exigencias del cliente.

Lo que pudo ser...

...y lo que finalmente quedó.

En el caso concreto de Don, cuya web facturó Blucell, vemos ejemplos de cómo la complicidad con el cliente ayuda a que el trabajo fluya y sea más fácil.

Javi Moya le mandó a Ángel Sopeña este boceto...



...y éste otro boceto...



...con lo que la mitad del trabajo estaba hecho.



Resumiremos que en agencia el trabajo en equipo es clave y muchas veces el cliente no sabe usar el diseño inicial o lo empobrece.

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