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viernes, 2 de mayo de 2014

Typo Lego

Si te gustan los Lego y te gusta la tipografía hay un evento el próximo lunes 5 de mayo que no te puedes perder.

La Universidad San Pablo CEU, en su inagotable agenda de actos relacionados con el diseño, han creado una jornada para realizar logos y tipografías con las famosas piezas de construcción. Porque no solo los más pequeños pueden divertirse creando castillos, coches, etc.

Si te apetece pasarte para crear tu propio logo o tipografía con piezas amarillas, rojas, negras, azules, etc. puedes hacerlo el próximo lunes 5 a partir de las 11 en el Patio de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comuncación (Paseo Juan XIII, 6).


miércoles, 23 de abril de 2014

¿Demasiada belleza? En analógico y en digital

Tenía que haber esperado antes de opinar sobre la última obra del actual maestro de la fotografía Sebastião Salgado, ¿verdad, Concha? Aunque lo cierto es que cuando planteé ciertas dudas en tuiter sobre 'Génesis' me cubrí la espalda con la consabida fórmula de que "no obstante tengo primero que verlo para poder opinar".



Y tenía que haberla visto antes de objetar que, en esta ocasión, tal vez la apabullante técnica de este fotógrafo, hasta la excelencia y más allá, fuese tal que superase los contenidos de sus imágenes. Que sobrara belleza, si tal cosa fuese posible, como llegó a reflexionar Susan Sontag sobre la obra de Salgado. ¿Una estética por encima de cualquier otra cosa, una técnica tal que anulase hasta el alma de sus fotografías? Pues no es así. Es incluso todo lo contrario.



Porque estamos ante una de esas exposiciones de las que se hablará durante... ¿siempre? Y porque es más que posible que asistamos a la culminación de la obra de uno de los más grandes fotógrafos de todos los tiempos. Aunque, me temo, que de nuevo pudiera estar hablando con cierta precipitación. Y es que si me ha sorprendido esta vez superándose a sí mismo, quién dice que no pueda volver a hacerlo.

Fácil no va a ser. Posiblemente, imposible. Hablamos de una obra ambiciosa, ¿la más ambiciosa de cuantas pudieran emprenderse?, la búsqueda del Génesis, de lo primordial, de la Naturaleza y de lo trascendente, realizada durante un período de casi ¡diez años! con un despliegue de medios abrumador en viajes por todos los confines del planeta. Obra de obras.




No menos interesante es la parte técnica del asunto, incluso puede que más para quienes pudieran considerar algo grandilocuentes los contenidos, no a mí. Para mí ambas facetas, forma y contenido van siempre inextricablemente unidas en lo que al arte se refiere, o en el diseño periodístico, como tantas veces repetimos.

Sebastião Salgado es un hombre analógico, podríamos decir. Principalmente porque en su época de formación y durante la mayor parte de su trayectoria profesional no existía más que lo analógico. Puede que le llegara algo tarde lo digital y no quiso entrar a representar su visión del mundo con píxeles sino con granos de plata. Además, alcanzó la excelencia sobre el maravilloso formato del papel fotográfico baritado... algo que es insuperable, o completamente distinto, y que quienes hayan copiado negativos sobre papel con una ampliadora sabrá de lo que estoy hablando.

Comenzó, pues, su megaproyecto cambiando su Leica de siempre por una Pentax 645 de formato medio cargada con película de formato medio para lograr copias de paisajes a un tamaño poderoso. Como hablamos de varios años de trabajo, en ese intervalo tan largo, sucedieron dos acontecimientos que estuvieron a punto de malograr no sólo la culminación del mismo sino de poner fin a la carrera de este fotógrafo: los fabricantes más importantes dejaron de comercializar distintos materiales fotográficos tradicionales y, sobre todo, le velaron unos ¡80 carretes! en un aeropuerto. Como consecuencia de los atentados del 11-S, se incrementaron las medidas de seguridad en los aeropuertos, y las implacables máquinas de rayos-X por las que nos obligan a pasar todo lo que llevamos destrozaron la emulsión de sus negativos.

Fue un golpe de tal magnitud para Salgado que llegó a plantearse su retirada. Hasta aquí había llegado. Pero sus colaboradores le convencieron de que podía seguir adelante utilizando cámaras digitales. Probó con la Pentax 645D (lleva un sensor digital) y una Canon EOS 1DS MarkIII. La calidad en la toma era incluso superior, no había problema. O sí. Cómo lograr después esas copias en papel fotográfico propias de Salgado, copias únicas —que el maestro, además, vende muy caras—. Pues poniendo en práctica ese mantra que tanto oímos en los últimos tiempos en las redacciones de los medios tradicionales de que "lo que la tecnología estropea, la tecnología arreglará" —y a ver si es verdad, porque está tardando el asunto en "arreglarse"...— y con grandes dosis de ingenio y talento, lograron ¡crear negativos! a partir de los archivos digitales de la cámara, como nos cuentan con todo detalle Philippe Bachelier, fotógrafo que ha colaborado con el propio Salgado en 'Génesis'. Una vez obtenido el negativo, pues a copiar con la misma técnica exquisita en el exquisito papel fotográfico.







Si están en Madrid, o pasan por nuestra ciudad, tienen tiempo hasta el próximo 4 de mayo para ver esta maravillosa exposición en el fabuloso lugar del CaixaForum. Vayan a verla. No se lo pierdan. Merece muchísimo la pena, incluso aunque luego no salgan tan convencidos como salí yo. El libro es menos recomendable, aunque parezca increíble, porque no está tan bien editado como los trabajos anteriores. Además, claro está, la tinta impresa no puede ni siquiera acercarse a la calidad de los negativos copiados sobre papel de fibra. Por no hablar del tamaño de las imágenes. O una maquetación que corta muchas de ellas con el lomo, destrozándolas.

Ah, por cierto, se preguntarán —si es que han tenido el coraje, el ánimo o la insensatez de haber llegado leyendo hasta aquí, gracias a los valientes— quién es Concha. Pues Concha Fernández es una de las mejores editoras gráficas de la prensa española. Compañera nuestra en la redacción, se sienta a unas pocas mesas de distancia de la locura que suele ser la sección de Diseño. Nos dice con la humildad de los que saben que ella no sabe hacer una buena fotografía, que no podría fotografiar a nivel profesional, a lo que nosotros le contestamos que lo que admiramos de su saber es que sabe ver las fotos que hacen los demás. Las que merecen la pena en función de un tema determinado, en función de la información y del mensaje que se quiere transmitir... y, sobre todo, en función del espacio del que disponemos para hacerlo.

Sabe cómo cortar una imagen con criterios periodísticos; reencuadrarla para destacar el elemento que la información demanda. Sabe que una foto vale para una página determinada y para un tamaño determinado; y sabe que esa misma imagen, "tan buena", no sirve para la página de al lado, donde hay otro tamaño, otro corte, una publicidad... En definitiva, sabe EDITAR. Y en eso, su nivel profesional alcanza la excelencia. Sin peloteos. Es así.

El editor gráfico es una especialización profesional absolutamente imprescindible, fundamental en una redacción periodística, digital o papelerial; en el soporte que sea si se están publicando imágenes. Fun-da-men-tal... y desconocido para el público profano y, nos tememos, que hasta para algunos editores y empresarios que comienzan recortando lo que no saben que recortan. La calidad.

Por todo esto, sobre Sebastião Salgado y su 'Génesis', Concha, claro está, una vez más... tenías razón.



lunes, 27 de enero de 2014

'News',
cuando el periodismo se transforma en arte

"Es por todos vosotros", me dijo Julio Rey sobre el título de su exposición de pintura, en su inauguración. El subtítulo se lo he puesto yo porque seguramente la humildad de Julio le impediría definirlo así, aunque así fuese, aunque así es. Mi muy querido amigo y compañero (nos sentamos cada día a muy poquitos metros el uno del otro) Julio Rey es la mitad de 'Gallego&Rey' —humoristas gráficos en la prensa española que no necesitan presentación—, y no es precisamente Julio la mitad que dibuja. Pero ahora nos muestra a todos con su habitual generosidad su obra pictórica, personal, llena de verdad, vida y periodismo. Y como sería una temeridad por mi parte escribir algo sobre ello después de la página que sobre ello publicó el pasado día 15 nuestro periódico, escrita por el genial Antonio Lucas, amigo y compañero también, pues mejor os cuento con un pequeño 'plano secuencia' —por llamarlo de alguna manera— que grabé ese día lo que podéis ver si os acercáis hasta la galería de arte Cano Estudio en la calle Alameda, 3, de Madrid, hasta el próximo día 15 de febrero.



Pero antes, tan sólo quiero destacar que además del interés y la calidad de cada una de las obras por sí misma, resulta especialmente acertado cómo las ha dispuesto unidas sobre una gran pared formando todas ellas una obra global y colectiva... como un periódico. 'News"...



Además del sonido ambiente, suena una versión del clásico de Pink Floyd 'Breath', de su álbum 'The Dark Side of the Moon' (1973), que mi guitarra y yo nos hemos atrevido a incluir  en el vídeo —y que los dioses de la música y todos ustedes nos perdonen— por estar relacionado también con la obra de Julio.

Las imágenes dan una idea aproximada de lo que podéis ver, pero sólo aproximada porque las texturas y las distintas técnicas utilizadas, la madera... Hay que ir hasta allí.














¡Enhorabuena y gracias!, Julio.



miércoles, 15 de enero de 2014

La primera vez de Magnum

Fue la primera exposición que organizó la agencia fotográfica Magnum (por favor, que no se insista con el tópico de la "mítica agencia Magnum"...), ya sabéis, la cooperativa que pusieron en marcha un grupo de fotógrafos entre los que estaban Robert Capa y Henri Cartier-Breson en París en 1947 para gestionar ellos directamente los derechos de sus imágenes. Y como vías alternativas para rentabilizar su trabajo, el propio Cartier-Bresson ya señaló la posibilidad de organizar exposiciones además de publicar sus trabajos en las principales revistas ilustradas del mundo. Pero aquella primera exposición colectiva que organizaron, denominada 'Gesicht der Zeit' ('El rostro del tiempo', un título en alemán porque estaba destinada a Alemania y Austria) se perdió incomprensiblemente después de su paso por tres ciudades.


Hasta el reciente hallazgo en los almacenes del Institut Français de Innsbrück de todo el material de aquella primera exposición de Magnun en unas grandes cajas de madera en las que se transportaban las fotografías ya montadas, tal y como las podemos ver ahora en esta muestra denominada, por este motivo, Magnum's First. Este vídeo de hoyesarte nos muestra en imágenes el contenido de la exposición:




Además de la curiosa peripecia, la muestra tiene el interés añadido de que fueron los propios fotógrafos de la Agencia quienes seleccionaron el material "para poner de manifiesto los nuevos fudamentos bajo los que se fundó la agencia". Las fotografías de Inge Morath que podemos ver son fantásticas, o las de Werner Bischof; algo más decepcionantes las tres fotos de Capa sobre una fiesta de Biarritz, y muy interesante toda la serie de Cartier-Breson sobre el asesinato de Gandhi (el famoso fotógrafo estaba allí cuando sucedió el asesinato) en las que además podemos apreciar lo que hace el paso del tiempo con las copias fotográficas cuando no están perfectamente fijadas. Porque todas las copias son originales de aquel 1955 en el que, incomprensiblemente, se perdieron.



La mala noticia es que sólo hay tiempo hasta este domingo, 19 de enero, para poder ver esta exposición en las salas de la Fundación Canal de la Plaza de Castilla, junto al mítico —este sí— depósito de agua del Canal de Isabel II (en el que, de paso, hay otra exposición sobre Fernando Alonso en la que están todos sus coches, todos, desde el primer kart hasta el Ferrari de la última temporada, junto a la ropa, cascos, etc... Muy recomendable y en la que, curiosamente, tuvimos la suerte de encontrarnos con nuestro muy querido Jaime Rodríguez, el periodista del periódico especializado en Fórmula 1 y gran colaborador de encajabaja en la sección de 'Periodiquerías').




martes, 24 de septiembre de 2013

TypoMad, sobredosis de tipografía

Este fin de semana llega a Madrid el acontecimiento tipográfico por excelencia. Si eres un enfermo de la tipografía, de eso que algunos llaman "las letritas", pero que todos los que lo disfrutamos sabemos que va más allá, tienes que estar este fin de semana en Typomad.


Dos días cargados de conferencias, talleres, exposiciones... un frenesí tipográfico que no podía tener otra sede más que el Matadero (Central de Diseño) y en la que participarán alguno de los mejores de este mundillo. Y de otros.

 Los chicos de Boa Mistura



Las sesiones comienzan el viernes a las 17.00 y terminan el sábado a las 21.00. Entre medias, charlas de Yorokobu, Clara Prieto, Diego Areso, Tipo-e, Familia Plomez, Pedro Arilla, Boa Mistura o Andreu Balius. De muchos os hemos hablado aquí, así que no os descubrimos nada si os decimos que son de lo mejorcito en este campo. Vamos, que es una ocasión que no podéis dejar escapar.


Pero Typomad extiende sus actividades más allá del sábado 28 con talleres, safaris tipográficos, exposiciones (desde el 29 de septiembre hasta el 15 de noviembre). Tenéis el extenso programa disponible en la web del evento (PDF). 


lunes, 17 de septiembre de 2012

Hockney y el iPad

La primera vez que oí hablar de David Hockney, bueno la primera vez que me interesé realmente en él porque su nombre ya me 'sonaba' como 'pintor pop', fue hace unos diez años, con la publicación de su obra El conocimiento secreto, uno de los más apasionantes y controvertidos libros sobre arte, en el que argumenta nada más y nada menos que desde el siglo XV los grandes maestros de la pintura utilizaron diversas tecnologías (principalmente ópticas, como la cámara clara y la cámara oscura) para 'calcar' la realidad. Un libro maravilloso editado sin escatimar medios, ni precio, que merece un artículo por sí sólo... como mínimo, y que por supuesto haremos.


Ahora es una exposición, "Una visión más amplia", en la que se muestra la obra reciente de Hockney la que vuelve a reclamar mi atención. Porque resulta que Hockney, a sus más de 70 años, ha vuelto a su Inglaterra natal (tengo que confesar que no pocos habíamos supuesto que se trataba de un pintor norteamericano porque después de haber conseguido cierto renombre en Londres siendo ya estudiante, su reconocimiento internacional llegó cuando en los años 60 se instaló en Los Ángeles con sus cuadros 'pop' de brillantes colores saturados), y a su regresó a Inglaterra, decíamos, al condado de Yorkshire en 2006, se interesó por la naturaleza de su lugar de nacimiento como antes lo había hecho con los grandes espacios abiertos del oeste norteamericano. En especial, por los cambios que la naturaleza sufre con las estaciones, con la luz, que en esta comarca de la nubosa Inglaterra implica distintos paisajes en apenas horas, o incluso menos. Con una energía no ya impropia de un hombre de 70 años sino para cualquiera, empezó a pintar esa naturaleza utilizando todo tipo de técnicas: al óleo, con acuarelas, carboncillos, cuadernos de bocetos, fotografías (tomadas con nueve cámaras montadas en un vehículo porque así considera que logra una imagen más cercana a lo que vemos), vídeo, Photoshop en ordenador, iPhone, iPad... hasta lograr en unos cinco años, aproximadamente, lo que parece la obra de toda una vida. Unas doscientas obras, algunas de inmenso tamaño, que llenan toda la segunda planta del monumental Museo Guggenheim de Bilbao.



Sí, iPad. Y aunque a primera oída, que no vista, pueda parecernos una 'modernidad' vacía, apuntarse a lo más avanzado para llamar la atención o incluso un querer luchar en vano contra el paso del tiempo estando a la última porque sí, nada más lejos de la realidad tratándose de un absoluto maestro que, además, ha investigado durante toda su vida todas las tecnologías del arte pictórico, poniéndolas en práctica. Su mencionado libro El conocimiento secreto no es sino una investigación de la tecnología de la pintura desde el siglo XV, por no mencionar sus impresionantes collages del cañón del Colorado realizados con cientos de fotografías polaroid en la década de los 80 y que también pueden verse en esta exposición, o sus trabajos posteriores con el fax, o con sus sistema de nueve cámaras y después con Photoshop.


Collages fotográficos de The Grand Canyon (1982) y La Autopista de Pearblossom (1986)

En 2009 comenzó a dibujar con un iPhone y en 2010 con un iPad (afirma que fue uno de los primeros en comprarse uno). Utiliza la aplicación Brushes (5,99 euros), un sencillísimo y potente software de dibujo que permite controlar trazos, colores, transparencias, ampliaciones de hasta el 3200% para acceder hasta el más mínimo detalle e incluso cinco capas que se mezclan entre ellas a la manera de Photoshop. Una de tantas apps que a pesar de su simplicidad posibilita, sobre todo en manos de un absoluto maestro de la pintura y el dibujo como Hockney, un resultado asombroso. Cuesta trabajo creer que muchos de los innumerables ¿cuadros? colgados en la sala denominada La llegada de la primavera en Woldgate, East Yorkshire, en 2011 (dos mil once), unas 70 imágenes de un metro y medio de altura cada una colgadas en dos filas, estén realizadas con la famosa tableta de Apple, porque captan la luz, los colores, texturas y hasta la atmósfera cambiante como la mejor de las técnicas tradicionales. Es increíble. Como increíble le pareció a Hockney en 2011 la posibilidad de imprimir las imágenes del iPad a ese enorme tamaño sin que se 'pixelicen' lo más mínimo. "Entonces descubrí que podía llenar paredes y paredes con mis dibujos", reconoce. La sala está 'presidida', además, por la que posiblemente sea la obra más importante de todo este período del autor, un óleo en este caso, un inmenso óleo lleno de árboles, hojas de los árboles y colores de más de nueve metros de largo y 3,6 de altura, formado por 32 lienzos, y que es la imagen que da imagen a toda la exposición, portada del magnífico catálogo incluida.

The Arrival of Spring in Woldgate, East Yorkshire in 2011 (twenty eleven). Óleo sobre 32 lienzos
365,8 x 975 cm; (91,4 x 121,9 cm, cada uno); parte de una obra de 52 piezas


Dos de la serie de 70 dibujos realizados en iPad e impresos en papel a un tamaño de 144,1 x 108 cm, que forman parte de la serie de La llegada de la primavera en Woldgate, East Yorkshire, en 2011 (dos mil once)




Es la "inmediatez" la característica más poderosa del iPad, según Hockney. Puede tomar apuntes del natural a una velocidad asombrosa con sus dedos sobre una "libreta cuyas hojas no se acaban nunca". Un dibujo, otro, otro... según avanza en el asiento del copiloto del coche por el condado de Yorkshire. Envía muchos de esos dibujos espontáneos a sus amigos desde la propia tableta por email, pero la mayor parte de los bocetos se quedan almacenados en la memoria digital hasta que llega a su estudio donde sigue trabajando en ellos para darles el acabado final, en el que además de los dedos utiliza un puntero. Logra así 'atrapar' la luz cambiante, o casi.







En la muestra hay también varios iPads en los que se ve la 'película' de sus dibujos en la tableta. Porque Brushes tiene además esta posibilidad, la de crear un vídeo con todos los pasos del dibujo que hemos ido realizando. Los trazos, la vuelta atrás, el borrado, nuestros titubeos —y los del maestro Hockney, por supuesto—, los distintos caminos de nuestros dedos sobre la pantalla de cristal. Diría que es una aplicación tan fácil de usar (tan fácil y potente que me recuerda, salvando las distancias, a nuestro querido Quark) que incluso un niño aprende a manejarla de manera intuitiva él solo, pero creo que en esto los niños nos llevan ventaja, así que diremos que es tan fácil usarla que incluso un adulto aprende en muy poco tiempo a utilizarla. Luego el resultado... pues como siempre decimos, incluso en maquetación y diseño. Que una cosa es la herramienta, y otra nuestros conocimientos, nuestro talento, lo que queremos hacer... todo eso que ningún ordenador ni software puede emular porque es pura actividad humana.





Primer dibujo realizado por Javier en Brushes con  los menús principales que ofrece el programa (colores, pinceles, capas). Finalmente, vídeo que realiza el propio software con el 'historial' del dibujo (que es exactamente lo que se puede ver en la exposición de Hockney con su autorretrato y varios trabajos más).

La exposición "Una visión más amplia" puede verse en el Museo Guggenheim de Bilbao hasta el 30 de septiembre. Todavía tenéis tiempo para hacerlo si tenéis la suerte de estar por estas fechas en esta gran ciudad. Y si a alguno de estos 'afortunados' no les gusta la exposición de Hockney, que todo puede suceder, siempre le quedan las instalaciones de hierro oxidado de Richard Serra de la planta baja del museo, el propio museo en sí, o incluso una muestra, nada más y nada menos, que de toda la serie de los grabados de Goya (tecnología sobre el grabado y el aguafuerte incluida en la propia exposición, porque también el genial, y brutal, Francisco de Goya fue un avanzado y curioso explorador de todas las posibilidades gráficas del momento) en el Museo de Bellas Artes, 'Goya, estampas de invención', unas calles más arriba en este Bilbao antiguo y vanguardista, lleno de contrastes, de vida y de cultura.




jueves, 26 de julio de 2012

Hopper, Hopper...

Ningún método de impresión reproduce fielmente los originales. Ni siquiera las fotografías por muchos millones de píxeles y procesadores ultrapotentes o moléculas de plata pigmentadas que gasten, consiguen exactamente los mismos colores que retratan, cuanto más un medio de impresión con tintas que intentan después en vano —aunque con crecientes mejoras— llevar al papel esas fotografías que previamente habían fracasado. La impresión y la fotografía son un fracaso... siendo un éxito porque, a pesar de todo, consiguen la ilusión de representar la realidad. Logran que nos lo creamos. Pero con Hopper.... hay que ver sus cuadros originales, expuestos este verano en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid para constatar mucho más que en otros casos esta derrota de las reproducciones.



Imágenes de pantalla (vuestras pantallas) de fotografías de impresiones de fotografías de los cuadros de Hopper.

María Benito nos espera en la puerta del museo y nos hace un breve y certero resumen de lo que vamos a ver: "Primero tenéis las obras de formación; después, en una pantalla se proyectan las ilustraciones que hizo para las portadas de revistas antes de ser famoso; luego están los grabados, que merecen mucho la pena, y las acuarelas, que son buenísimas y con las que empezó a ser reconocido, y al final, está el Hopper, Hopper...".










Y así fue. Y efectivamente, cuando llegas al Hopper, Hopper... sólo puedes pronunciar puntos suspensivos. Te quedas sin palabras ante la fuerza, el magnetismo y el poder de las imágenes de un auténtico maestro. Imágenes que nada, o muy poco, tienen que ver con las fotografías que antes habíamos visto de sus cuadros y que ya admirábamos sin sospechar que las originales sí que son admirables. Porque los colores... Porque la luz... Porque los encuadres... Nada que ver con esa soledad algo lúgubre de las fotografías de su obra. Es una ¿soledad luminosa?, la luz sale de los cuadros. Es una composición 'cinematográfica', llena de los famosos 'planos americanos', como fotogramas aislados de una película norteamericana... pero no del todo. Los 'planos' cortan las figuras humanas más abajo que en el cine, casi por encima de los pies, dejando mucho espacio por encima y 'aplastando' así a sus personajes; los encuadres son inverosímiles a veces (¿por qué se termina ahí lo que vemos?, ¿falta algo que nuestra imaginación debe completar?); los colores no son los de la realidad, tan brillantes, pero crean una realidad real, o soñada... En la página web de The New York Times, The Original Edward Hopper compara de manera muy interesante los lugares reales con lo que Hopper vio. El Hopper, Hopper...

Vamos a dejarlo mejor todo en puntos suspensivos y si tenéis la oportunidad, visitad esta fantástica exposición de Edward Hopper (1882-1967) en Madrid. Hasta el 16 de septiembre en el Thyssen, junto a las alambradas que la policía antidisturbios tiene colocadas de forma casi permanente en torno al Congreso de los Diputados, otra realidad paralela.