martes, 13 de mayo de 2008

Una de MacEros

¡Qué fácil! Es que es tan fácil, es todo tan sencillo. Ves, todo este trabajo en vídeo, fotografía, música o diseño gráfico de apariencia tan profesional y cuidada... pues es así de fácil de hacer. Y te hacen una demostración que llevan preparada y que a veces sale bien a la primera. "Es que es tan fácil", habremos oído esta mañana muchísimas más veces de las que estamos dispuestos a escribir aquí, porque encajabaja se ha desplazado hoy hasta la Ciudad de la Imagen de Madrid para asistir al seminario "Pro Series: la unión hace la fuerza" organizado por Apple para presentar sus nuevas versiones de los programas profesionales de fotografía (Aperture), y de vídeo (Final Cut Pro), aunque también hemos contado con demostraciones de otros programas de la casa, como Motion, Soundtrack Pro, Compress y DVD studio Pro y la integración de estos con Faialpro (Final Cut Pro según la pronunciación de los ponentes, léase muy rápido: faialpro), el programa estrella de edición de vídeo.

Colas para acceder al recinto. Fotos: Mario Benito.

Hemos de confesar que hace ya tiempo que alguno de nosotros dejamos de ser "maqueros" (aunque otros acaban de recoger nuestro testigo) hartos de que a veces nos tomaran por tontos con los precios de las maquinitas de la manzana y, sobre todo, con la incompatibilidad no sólo de sus ficheros informáticos sino también con multitud de periféricos (por ejemplo, tenemos un Mac de hace unos años del que resulta imposible sacar la información porque no es compatible con nada que sea USB, ni su procesador admite los sistemas operativos que permitirían actualizarlo. Sobre el resto de posibles conexiones... sería tan largo de explicar como inútil de intentar, de nuevo, porque todo se ha intentado ya).

No obstante, esta mañana Allan, un norteamericano calvo, como salido de una serie de dibujos animados de Matt Groening, casi nos ha vuelto al redil del que nunca deberíamos haber salido con su magnífica conferencia plagada de ejemplos prácticos a bordo de su "torre del poder" como ha llamado al flamante Mac Pro de 8 núcleos (y varios miles de euros, que no nos ha dicho, claro... si con un Ferrari corre cualquiera, ¿no? El caso es poder comprarlo). La exposición de dos horas, en inglés, ha sido muy divertida e ilustrativa y junto a Robert, un diseñador gráfico británico nos han mostrado todo el poderío Mac.

Detalle de las mesas del recinto. ¡Qué bonitooooo!

En ella nos ha contado cómo está cambiando la forma de trabajar. "Ya no vale especializarse en una cosa, hay que dominarlas todas." No vale con ser diseñador gráfico o diseñador web, tenemos que ser diseñadores. De todo: gráfico, web, podcast, vídeos, etc. Y todo ello, cómo no, lo podemos hacer con herramientas made in Mac. Pero que una cosa quede clara: "todo buen diseño empieza en lo impreso".


Aula donde se daba la "clase práctica". Todos los ordenadores a la venta.


Otra cosa muy distinta ha sido la clase práctica que nos han ofrecido en unos iMac muy baratitos (incluso tenían el precio puesto y se vendían de oferta sin especificar el IVA, como tiene por costumbre Apple, después de impartir en ellos los cursos) y, claro, ya la cosa corría menos y lo que es tan fácil, tan fácil... tannnnn sencillo, pues empieza a no serlo tanto, sobre todo si el profesor parece tan poco dotado para la comunicación y la pedagogía como el que nos ha tocado en suerte. "Parece que no me quiere abrir el efecto que hemos aplicado, pero, bueno, es así de fácil... y todo en tiempo real. Se abre este menú, se aplican estos criterios, pinchas aquí, tienes cuidado con la resolución de la imagen y su compatibilidad con el efecto para no liarla, luego pues tan sólo le das al ok... y, bueno, ahora no quiere abrirlo, pero, bueno, es así de fácil.... Es que es todo tannnnnn sencillo con Mac". O nos "regalaba" los oídos con frases tipo: "Si nos fijamos en el Real Time render veremos una barras para el workflow [...] pinchando en Sequence, Mark Clip, Add frame rate, toggle clip, etc." Y así, un sinfín de jerga técnica del programa que unos legos ya aburridos como nosotros no entendíamos muy bien, la verdad.

Interfaz del Final Cut Pro. Insistían en la resolución y el render... o algo así.

Todo esto se completó con una charla de Sergi, responsable de Dorna, la empresa que se dedica a llevar a nuestras casas las carreras de Moto GP. Muy interesante, pero de la Masterclass de Vídeo que nos prometieron no rozaron ni la tangente. Una pena. Sencillamente.

Y es cierto que tareas complicadas suelen ser más sencillas en la plataforma Macintosh y con los magníficos programas diseñados para ella; que el sistema operativo es absolutamente asombroso; que también la calidad hay que pagarla y que los precios han bajado en comparación con los PCs, pero sólo en los modelos básicos que llevan muy poca RAM, muy poco disco duro y escasas entradas y salidas (al completarlo se vuelven prácticamente a doblar los precios. Y si hablamos de los Mac Pro entonces empecemos por preparar unos 3.000 euros del ala para uno decente, sin contar pantalla ni periférico alguno); como también es cierto que parece condición de los usuarios volverse fundamentalistas de la marca de la manzana (lo fuimos y por eso hablamos con conocimiento de causa), sin ninguna actitud crítica hacia los productos que les venden a precios muy altos y a los que perdonan todo, algo que no sucede con los vilipendiados PCs.

Por eso, ahora, habiendo sido maqueros y peceros, lo más razonable nos parece tener un Mac (de los medianitos) y un PC (uno bueno costará lo que el medianito Mac), juntos, conectados en red, si es que nos lo podemos permitir... y no dejar que nadie piense y decida por nosotros... por muy bonito y fácil que nos lo pinten.

Mario Benito / Luis Blasco

lunes, 12 de mayo de 2008

Diseñario (XVII)

Fieles a la cita de cada comienzo de semana, el comité de expertos de encajabaja nos trae otra entrega más de esta labor sin fin, porque infinito parece el universo diseñístico periodístico del que nos ofrecen su visión irreverente, personal y colectiva: ya sabéis que el Diseñario está siempre abierto a la participación de todos a través de comentarios, correo electrónico o convencional, teléfono o personalmente si se tercia. Como en el caso de nuestro querido colaborador Nacho Arbalejo, quien nos propuso el término "incunable" así como redactarnos su visión del mismo, pero mucho nos tememos que o bien él tiene también una visión infinita del tiempo, o bien que para llevarla a cabo está empleando las mismas técnicas artesanales que se utilizaron entre 1453, año en el que se inventó la imprenta europea, y 1500 (los libros impresos con tipos móviles entre esas fechas, en la "cuna" del imprescindible invento, son los denominados con ese término), motivo por el cual esperemos que al final, para la versión posterior y revisada del Diseñario, haya podido concluirlo. Sabemos que es difícil, ánimo Nacho.





I


Ilustración. Dibujo de diferente tamaño y temática que se emplea en las publicaciones para ilustrar, como su propio nombre indica, una página. Su uso en los periódicos viene de tiempo atrás, cuando la fotografía era una entelequia y el dibujo informativo o caricaturesco era lo técnicamente posible de introducir en las páginas. Incluso, cuando la fotografía era el pan nuestro de cada día, había periódicos que, con un gran apego al dibujo, decidieron mantenerlo lo máximo posible (léase ABC, hasta hace prácticamente dos días).
El dibujo, o ilustración, puede ser abstracto o realista. El primero interpreta una realidad compleja de expresar, por ejemplo, ilustrar un tema del ahorro con una hucha. El dibujo realista es que el refleja la realidad de la manera más fiel posible a la misma, como un retrato.
No debemos confundir ilustración con infografía, aunque en algunas ocasiones van de la mano y las infografías se complementan con ilustraciones, muy útiles para "aligerar" una pesada información.
Sin embargo ambas tienen una curiosa virtud, la de no encajar en el hueco que previamente se les ha asignado. Si la ilustración tiene que "morder" un poco las columnas, se habrá hecho de tal manera que sea imposible que lo haga a no ser que se deforme. Pero ni se te ocurra hacer eso, a menos que quieras acabar tus días atravesado por los lápices de un dibujante. Porque deformar una ilustración es una de las peores cosas que les puedes hacer, casi peor que salir con su hermana o robarle la novia. Sacrilegio.
Las ilustraciones pueden ser grandes, pequeñas, enormes, etc. Pueden usarse como imagen principal de un tema o para complementarlo, como, por ejemplo, en forma de iconos.
Además suelen utilizarse como recurso cuando no sabes qué poner para ilustrar la página. Ahí es cuando el redactor de turno dice: "¿Y si ponemos una ilustración?", último recurso ante la falta de ideas.

Impacto. En diseño, la capacidad de llamar la atención de una imagen, de una maqueta o de una composición tipográfica. En teoría, todas las páginas deben tener un punto de impacto, algo que fije la atención del lector y que se constituya en el punto de partida del ritmo de lectura de la página. Lo más fácil es que el impacto resida en la imagen. Pero un buen titular, una buena edición en la maquetación de una página o sección, o un buen uso de la tipografía puede gritar tan alto como una imagen. La mejor definición de impacto se la oímos a El Norbi en el CEU (Madrid) cuando dijo: "Hay que conseguir pegarle una piña al lector, que se pare con nosotros".

Imprenta. ¡La que inventó Gutenberg!

Infografía. Manera fina de llamar a todo lo que ya definimos con el término gráfico. Periodismo puramente visual. Informar con dibujos.

Información. Seguro que a todos los que hemos estudiado periodismo, o a los que llevan a las espaldas años y años de este bendito oficio, se les podría preguntar una definición de información y cada uno daría una distinta. Igual, pero distinta. Porque el concepto de información es eso, algo que está ahí, pero en continuo movimiento. Como una especie de océano, siempre igual, pero cambiante e inabarcable. Todos hemos oído hablar del conjunto de datos procesados que componen un mensaje, de aquello que porporciona significado, incluso de esa capacidad característica del ser humano, la de almacenar y transmitir su conocimiento a lo largo de los tiempos. Podríamos profundizar en la teoría de la información, en canales, receptores y emisores, en la teoría de las 5W o pirámide invertida e incluso en la aldea global y Marshall Mcluhan (aunque sobre esto, mejor no, no sea que me lo encuentre un día en la cola del cine y me diga que en mi boca sus ideas suenan a falacia...). Así que para ceñirnos al campo que nos interesa, digamos que información es maquetación. Porque al diseñar una página, estamos editando y dando forma al contenido. Y eso, es informar. Cada elemento tiene un significado y una aplicación, incluso el orden y el ritmo son elementos informativos. La valoración es la herramienta fundamental del maquetador. Y para esto, hace falta criterio... informativo, claro. Todo en una composición debe obedecer a un algo, y la estética, aunque valiosa, no deja de ser una deseable virtud secundaria. Las imágenes se escogen por su carga informativa, y como tales, emiten un mensaje. Su tamaño, posición y valoración, dependerán directamente de la información que aporten. Incluso su color se convierte en información. Pero también las tipografías informan. El gran Reinhard Gäde explicó en muchas ocasiones la conveniencia de que EL PAÍS, en su génesis, titulara con la elegante Times y no con las clásicas familias grotescas de la prensa del movimiento, porque se trataba de sugerir y no de gritar, no fuera que el periódico durara tres días en la calle. La información es el clavo al que agarrarse en caso de duda, la que te hace decantarte por una u otra opción, la que te para los pies y la que te fuerza a apostar. Es la que marca el ritmo de un producto, la que traiciona a última hora de la jornada y la que te deja en evidencia al día siguiente, si no le has sido fiel. Y debe ser la gran lucha de los maquetadores, que, a codazos, deben recuperarla de algunos redactores que tradicionalmente la han pretendido monopolizar. Maquetar es algo más que tirar líneas y ocuparse de que quede bonito. Es contar una historia. Con espacios, imágenes, con manchas y tipografías. Valorando y editando. Es equilibrio, ritmo, coherencia y buen gusto. Como se puede ver, mucho más de lo que alcanza a ver el redactor simplón que pregunta: «¿Pero, a ti qué más te da de qué trata el tema?».

Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.

viernes, 9 de mayo de 2008

Segundo Mandamiento de todo rediseño

Nueva entrega de Firmas en Caja Alta. Miguel Buckenmeyer nos ofrece el segundo mandamiento sobre todo rediseño de un medio de comunicación, esta vez centrado en la evolución de las publicaciones.


Los diez mandamientos para rediseñar
un medio de comunicación (II)


Mandamiento 2. Crea a través de la evolución.

Recientemente tuve la oportunidad de hablar con el director general de un grupo editorial que publica cabeceras en todo el mundo. Habiendo rediseñado todas sus cabeceras en el último año, me dijo que habría que rediseñarlas otra vez este año. Según este editor, ¡la vida útil de un diseño periodístico hoy en día es de 18 meses!

Aunque me tienta la idea de reafirmar que hay que rediseñar un producto editorial cada 18 meses -sobre todo porque me garantizaría un estupendo negocio-, no estoy totalmente de acuerdo. Cada producto es un organismo en busca de su ser, su propio yo, su personalidad propia. Nuestro trabajo consiste en ayudar al producto a encontrar su ego visual. En la mayoría de los casos, esto significa que no tendríamos que proporcionar un rediseño completo sino enfocarnos en ayudar a evolucionar lo que ya existe.

El Ford Taurus de 1986.

La originalidad artística y las grandes innovaciones en el campo de diseño no es lo más común. De vez en cuando hay diseños o personas que cambian radicalmente las tendencias como el Ford Taurus que fue pionero en diseño automovilístico con su apariencia de 1986 o David Carson quien influenció toda una generación de diseñadores gráficos en los años noventa. Pero lo normal es que el diseño en cada sector avance a pequeños pasos. Los diseñadores suelen imitarse unos a otros y solo en ocasiones -idealmente- añaden algo nuevo. Solemos tomar los diseños que más nos gustan como modelos y los adaptamos. Por eso, los nuevos Volvo, Lexus y Jaguar se parecen a los BMWs pero con ligeras diferencias. Durante varios años, todos los coches de lujo se parecen hasta que llega el siguiente gran avance y de nuevo los demás tenderán a aproximarse a este nuevo modelo.

Es decir, la evolución suele ser la manera de crear, dado que la innovación es infrecuente. No solo eso, sino que muchas veces las grandes innovaciones o son accidentes no intencionados o también son evoluciones de un trabajo anterior. Ambos casos se reflejan en el cambio de The Guardian en 2005. Este trabajo añade una gran revolución -titulares en una tipografía egipcia en un peso “light”- pero realmente el conjunto del rediseño lo que representa es una evolución sobre el propio diseño anterior, además de recoger otras corrientes del diseño de prensa.

El rediseño mantuvo algunos conceptos gráficos del antiguo The Guardian, como los generosos espacios blancos debajo de lo titulares, la combinación de tipografías con colores primarios análogos (rojo con naranja, azul con turquesa, etc.), el uso de Zapf Dingbats, etc. Además, adaptó otros elementos gráficos característicos del diseño de prensa inglés. Por ejemplo, las bandas de color por detrás de los titulares de fotonoticias ya habían aparecido en otros trabajos como Valor Económico, el diario brasileño diseñado por Ally Palmer.

La gran innovación que supone el uso de un egipcio fue una casualidad tal y como cuenta Christian Schwartz (I, II, III). En principio, Schwartz y Paul Barnes solo iban a “redibujar” Neue Haas Grotesk (el nombre original de Helvética), la tipografía de titulación que empleaba entonces The Guardian. Mark Porter, el director creativo del periódico, quería complementar esta adaptación de Helvética con una serif elegante, Hacienda, que también estaba diseñado el equipo de Barnes y Schwartz. Las pruebas de la nueva Helvética no convencieron a Porter y este mismo les pidió que pensarán en hacer una sans original. (Curiosamente, la adaptación de Neue Haas Grotesk parece haberse rebautizado como Graphik en el último diseño de Lucie Lacava) Entonces, se les ocurrió la idea de crear una tipografía egipcia y cortarle las serifs para llegar a la nueva sans, igual como hacían los tipógrafos antiguamente. De esa manera, la egipcia serviría solo como guía entre la serif, Hacienda, y la nueva sans a la que querían llegar. Además, la egipcia se descartaría y no se usaría en el rediseño del periódico. Después de crear las tipografías, vieron que la tipografía que mejor reflejaba el deseo de Porter de que el nuevo diseño fuese “moderno y austero” era la egipcia. Así son los grandes pasos a veces, solo una casualidad.

Una muestra del antiguo The Guardian Grotesk Black y Helvética 95 Black.

Hacienda, la serif originalmente creado para el rediseño de The Guardian.

Guardian Egyptian: ¡una casualidad!

Que quede muy claro: no estoy en contra de la innovación o de las apuestas radicalmente diferentes. Simplemente, creo que en muchos casos o no hacen falta o no son intencionales. Algunos productos con una base de lectores estables y buenos resultados, no necesitan grandes cambios sino actualizaciones periódicas y mejoras continuas. Otros productos con una posición en el mercado más débil o sin una identidad gráfica desarrollada, sí que podrían necesitar cambios fuertes (sobre todo de contenidos). Por esta razón, El País intentó cambiar lo menos posible y la Gaceta de los Negocios -que se enfrenta con una situación competitiva más difícil- optó por un cambio radical.

Caso práctico: Puls Biznesu

Un buen ejemplo de la evolución en el diseño de prensa son los periódicos de Bonnier Business Press, una editora sueca con cabeceras de economía en los países nórdicos y Europa del este. Algunos de los más emblemáticos son Dagens Industri, Puls Biznesu que ganó el premio World’s Best-Designed Newspaper de la Society of News Design (SND) en 2004 y Äripäev que se llevó el mismo premio en 2006.

Algunas cabeceras de Bonnier Business Press: Dagens Industri (Suecia) y Äripäev (Estonia).

Todos los periódicos de Bonnier comparten una filosofía estética similar: cabeceras rojas, titulares en un san serif “black”, muchos despieces y breves, y fotos grandes de personas (no de objetos o sedes). El génesis de la actual línea gráfica fue business a.m. un diario de economía del mismo grupo que intentó hacerse un hueco en el competitivo mercado británico en el año 2000. El diario se cerró poco después de lanzarse pero el diseño construido por Ally Palmer fue fecundo, sirviendo de modelo para todos los futuros periódicos del grupo.

Business a.m., diseñado en 2000 por Ally Palmer.

Puls Biznesu, rediseñado en 2007 por Jacek Utko.

El diseño original de Puls Biznesu hecho por Jeff Mignon en 2003 que ganó el premio de la SND realmente fue una adaptación de business a.m. siendo Puls Biznesu casi idéntico gráficamente a su precursor. Se mantuvieron: la cabecera cuadrada aunque en rojo en vez de en azul, la retícula y maquetación, los folios “ingleses” típicos de Palmer, la tipografía de los titulares de la información general en HTF Knockout y los titulares de reportajes y opinión en FB Miller Display, el diseño de la infografía y despieces, etc.

Puls Biznesu portada, antes (arriba) y después (abajo).

Ya en 2007, en director de arte de Puls Biznesu, Jacek Utko, efectuó un rediseño del periódico que yo calificaría como una evolución natural. Mantuvo las señas de identidad típicas de los periódicos de Bonnier: la cabecera en rojo, titulares para la información general en un sans “black”, el uso generoso de apoyos, gráficos y fotos, etc.

El rediseño revela que la meta de Utko era crear un Puls Biznesu más moderno sin dejar de ser Puls Biznesu. Para los titulares generales empleó la Flama Black y Regular de Mario Feliciano. Para los demás titulares sustituyó la Miller Display por la Chronicle Display de Hoefler Frere Jones, una adaptación “moderna” de las tipografías “Scotch” como Miller Display. Utko también efectuó otros cambios sutiles que da al periódico ese aspecto tan moderno y elegante como el uso de la “L” de Toni Cases aplicado a la inversa en los apoyos e infografía.

Puls Biznesu tipografía, antes.

Puls Biznesu tipografía, después.

Puls Biznesu, infografía antes y después.

Sin duda, los cambios más importantes han sido el cambio del folio y la adición de un friso superior de breves tipo Politiken en casi todas las páginas. Desaparece el “folio inglés” compuesto de dos filetes horizontales, uno grueso y el otro no. Esto se sustituye con un folio vertical y sin filetes que ocupa la primera columna del friso de breves. El rediseño sustituye la tipografía egipcia black de la cabecera con una segunda tipografía sans para la imagen corporativa del periódico que se usa en la portada, en los folios, los epígrafes y cifras.

Puls Biznesu folio antes y después (con balcón superior de breves).

Puls Biznesu, apertura de sección a doble página.

La combinación de ligeros cambios efectuados por Utko, además de la adición del balcón superior de breves, dan al periódico un aspecto más desarrollado y moderno sin sacrificar su anterior identidad ni su legibilidad. Sin duda este es un ejemplo práctico de una evolución para mejor.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Maqueta interruptus

Es aquella que no llega a consumarse... porque aparece un mensajito que seguramente todos hemos sufrido en alguna infausta ocasión. Un mensajito hijodeputa con efecto hipertensor, potenciador de la ira, causa de desmayos y lipotimias porque además de subir baja también la tensión de manera simultánea debido al enorme esfuerzo por reprimir el descomunal puñetazo que le quieres dar a la pantalla del ordenador cuando lo ves:



Efectivamente, es éste. ¿A que da como cosa verlo? "Quark (en este asqueroso caso, pero podéis sustituirlo por cualquier otro, el que sea, porque con todos pasa) ha detectado un problema y debe cerrarse", una falacia barata, rastrera y deshonrosa como cualquier otra porque lo que debería poner es "Este programa, o el sistema operativo, o los dos, son una puta mierda y este es uno de sus muchos fallos". Pero no, no tienen lo que hay que tener para afrontar la verdad. "Si está en pleno proceso, puede perderse la información con la que esté trabajando", continúa el muy cobarde. ¿Pero, cómo que si está en pleno proceso?, ¡siempre sucede en pleno proceso! De no haber proceso suponemos que no habría error, aunque cosas peores se han visto. ¿Pero, cómo que PUEDE perderse la información? Pero, ¿quién es el impresentable temoroso y pusilánime que ha escrito tal cosa?, ¿pero cuándo no se ha perdido la información en semejantes situaciones? SIEMPRE se pierde, mire usted, ¡SIEMPRE! ¡SIEMPRE! SIEMPREEEEEEE! ¡Joder!
Después viene ya lo mejor. Que informemos a Microsoft del problema. No nos reímos porque cuando nos sucede tenemos la vista tan nublada que ni leemos el cartel, inyectados en sangre tenemos los ojos como para enviar nada a nadie, congestionados por ese puñetazo que ya hemos dicho que la pantalla no se suele llevar de milagro ya que en realidad nos lo llevamos nosotros. ¿Así que hay gente en Microsoft que recibe nuestros "problemas", si es que se los enviamos, y los leen, y hacen caso, y se ponen en contacto con los de Quark, o con los de Adobe, con quien sea, o con la madre del cordero si hace falta, y lo resuelven, y nos vuelven a contestar diciéndonos que ya se ha resuelto, y de paso nos hacen el trabajo que se nos estropeó, y nos indemnizan por los daños que nos ha causado su producto, y nos piden perdón, y hasta otro día? ¿No? Sucede algo así, ¿no? Pero es que el baboso impresentable del cartel nos toma por tontos, ¿o qué? Claro que conozco a quien asegura enviar esos mensajes a Microsoft, "para que se fastidien por lo menos", dice soltando una risilla como de supuesto pícaro, o algo así. Existe tal persona.

Bueno, ya vale. A ver si me calmo un poco... Ya parece que vuelvo a mi estado habitual dulce y sereno. Todo este pequeño berrinche viene a cuento de esta página de Nacional que en cuanto hube terminado de maquetar, con sus fotitos y todo, con sus textitos falsos, con su canesú, pues decidieron que no les valía y que había que rehacer.



Un típico 3/2. O sea, dividimos la página en un primer tema ocupando las dos primeras columnas y otro en las tres columnas restantes, agrupados ambos por un cintillo porque todos los contenidos, junto con los de las otras dos páginas anteriores, la primera y segunda de Nacional ya que la página en cuestión es la tercera, pertenecen a un mismo bloque temático bautizado en este caso como "Desafío nacionalista". En cuanto estuvo terminada, decíamos, pues ya no les vale porque el tema a dos resulta que ahora se enteran de que va en la portada del periódico y por lo tanto hay que darlo con más texto... pero sin llegar a tres columnas, como les propongo en primer lugar, "porque para tres columnas no tenemos". En fin, lo de siempre. Que algo parezca lo que no es. O que parezca lo que debería ser pero no tenemos, o no queremos hacer.

Entramos, pues, de nuevo en la página. Reducimos la foto de las dos primeras columnas para que crezca el texto dándola a una columna y "mordiendo" la segunda para que también parezca algo y porque además "queda muy bien, ¿no?" Si, hijo, sí. Tenemos que poner entonces la otra foto a tres en la parte superior para que los títulos no "cabeceen", que es otra que ya os explicaremos con más tiempo y mejor ánimo, pero que puede resumirse, más que en dar cabezadas, en evitar el enorme desequilibrio que supondría que tanto títulos como fotos queden agrupados en la parte superior; y además hacer esa imagen más grande porque "nos parece una gran foto" aunque en realidad es que mucho texto no tienen para llenar el hueco de texto que han decidido que sea más grande, todo lógico y al servicio de la información como puede verse, cuando de repente...



Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooo....

lunes, 5 de mayo de 2008

Diseñario (XVI)

Desde la misma plaza de la Cibeles de Madrid, celebrando como locos un nuevo título de Liga de nuestro querido Real Madrid (hay un miembro díscolo que se resiste pero ya volverá al redil del que salió hace años...) el comité de expertos de encajabaja ha sido capaz de elaborar una nueva entrega del Diseñario, porque no hay evento que les haga desistir de esta obra suya de carácter colectivo, irreverente, antiacadémica, elocuente, campeooooones, campeoooones, oé oé oé, y sobre todo abierta a vuestra participación.




Gutenberg. Johannes Gutenberg es, en gran parte, el culpable de que nos dediquemos a esto ahora, porque gracias a él, y a la evolución, claro, podemos imprimir periódicos, revistas, libros, folletos, etc. Por cierto, no lo habíamos dicho, es el inventor de la imprenta de tipos móviles en Europa a mediados del siglo XV, una combinación de distintos inventos anteriores como las prensas de vino, el papel o las técnicas de impresión. La suma de todo: la imprenta. Nacido hacia 1398, su verdadero apellido nombre era Gensfleisch. En su pueblo natal, Maguncia, desempeñó el papel de orfebre, lo que le ayudó en su legendaria y posterior creación. En 1434 residió en Estrasburgo, donde instaló una empresa de grabados en madera y se vio envuelto en asuntos turbios por una sociedad creada con Hanz Riffe.
A su vuelta a Maguncia, alrededor del año 1449, creó una sociedad con el banquero judío Juan Fust, que le otorgó un préstamo para que ese mismo año publicara Misal de Costanza, considerado el primer libro tipográfico del mundo. En 1454 edita la Biblia de 42 líneas, o Biblia de Gutenberg, una versión de la Vulgata con 42 líneas impresas por página y considerado como el libro que da comienzo a la "Edad de la imprenta".
Sin embargo esto no le aseguró la riqueza, al contrario, incapaz de devolver el préstamo a Fust, Gutenberg vivió en la penuria y se vio obligado a revelar el secreto de la imprenta al sobrino de Fust, que, a la sazón, era el aprendiz de Gutenberg a la vez que perro guardián de su tío banquero. Murió en 1468 totalmente arruinado, aunque con el honor de ser considerado el inventor de la imprenta moderna, con todo lo que ello conlleva. Aunque los chinos (qué raro) ya habían inventado una imprenta en la que se trabajaba con el texto y los dibujos en hueco sobre una tablilla de madera que se impregnaba de tinta y se le aplicaba un papel. Estas tablillas eran los precursores de los tipos móviles de metal, pero realizados con madera, lo que hacía que se rompieran con bastante asiduidad. Y a esto hay que añadirle otro hándicap para que este invento no triunfara como lo hizo en Europa: el alfabeto chino, que exige tener entre 2.000 y 40.000 caracteres diferentes, uno para cada palabra (ideogramas) en vez de nuestros signos fonéticos. Imaginaros la caja que tenían que tener para componer un texto, miles de tipos. Un follón, vamos. Y también tenían un invento parecido los babilonios, que ya imprimían con sellos de arcilla.
Aunque sí hay unanimidad en que Gutenberg fue el primero en usar los tipos móviles metálicos para imprimir.



H


Helvética. Se equivocaba Orson Welles en El Tercer Hombre cuando dijo aquello de que "quinientos años de democracia y paz en Suiza no han producido nada, excepto el reloj de cuco"; no sólo porque el reloj de cuco es una invención alemana y porque la apología de la guerra y del mal de la frase nos suenan repugnantes, sino porque los suizos son nada más y nada menos que los autores del tipo de letra por excelencia, el que para muchos es el mejor de entre todos los que se han diseñado, el más claro, el más legible, el más equilibrado y perfecto, el que además lleva su nombre, Helvética, de Suiza.
Y además es pertinente suponer que fue precisamente la neutralidad suiza en la II Guerra Mundial la que llevó hasta allí a prestigiosos diseñadores y tipógrafos exiliados (Jan Tschichold, Paul Renner, etc.) que junto a la propia escuela tipográfica suiza dieron origen al denominado Estilo Suizo de Diseño, que poco después pasó a llamarse Estilo Internacional por su difusión planetaria durante las décadas de los 60 y 70. Y en este contexto es en el que nace este tipo de letra.
En 1956 Max Miedinger, tipógrafo nacido en Zúrich en 1910, recibe el encargo del dueño de la fundición suiza Haas, Edouard Hoffmann, de rediseñar el tipo de letra grotesca que tenía la firma, denominado Haas Grotesk y que se basaba en el tipo Akzidenz Grotesk creado en 1896 por H. Berthold. Miedinger redibujó el alfabeto siguiendo indicaciones precisas de Hoffmann y así nació nuestra criatura, bautizada entonces como Neue Haas Grotesk (la nueva grotesca Haas -aquí la verdad, al ponerle el nombre, sí que hay que reconocer que dejaron salir toda la gracia y el ingenio suizos-). Hay quien hace notar el "enorme parecido" entre la Akzidenz y la Helvética, pero deberíamos recordarles que el trabajo de Miedinger fue precisamente un rediseño, y que las sutiles variantes son las que hacen que un tipo de letra sea lo que es, y si no que se lo pregunten a la vilipendiada Arial, famosa por ser una mala copia de nuestra querida Helvética, a pesar de su también "enorme parecedido".
Bien, estábamos en 1956 y hay que esperar hasta 1961 para que la fundición alemana Stempel, controlada por la también germana Linotype, compre la Fundición Haas y decida cambiar entonces el enrevesado y poco comercial nombre de la grotesta de Hoffmann y Miedinger (no debería nombrarse sólo a este último en este tema). Proponen primero Helvetia (Suiza, en latín), pero el propio Hoffmann no cree apropiado llamar a una letra como a un país, y la contrapropone bautizar Helvética (o sea, de Suiza), y para que no sostengamos que un nombre no tienen importancia y es sólo un nombre, a partir de ahí este alfabeto conquistó el mundo entero. La enorme variedad de pesos (desde ultralight hasta extrabold), con todas las condensaciones y expansiones posibles, y su magnífica capacidad para funcionar en todos los tamaños, también han sido factores determinantes en su éxito.
Todas las empresas que quisieron ser modernas en el nuevo mundo abierto y democrático de la postguerra cambiaron su imagen corporativa con la Helvética, y la publicidad pasó a ser limpia y directa con la Helvética y el Diseño Internacional, y las cabeceras de las revistas fueron en Helvética, y los carteles, las señales, los titulares de los periódicos... todo se compuso en Helvética, hasta el punto de que si hay que hablar de un tipo de letra representativo del siglo XX, ese honor le corresponde a ella, tan perfecta...
Tanto que incluso el gran tipógrafo Matthew Carter confiesa mirando los caracteres de la Helvética que "no sabría como hacerlos mejores" y que se alegra de que nadie la haya hecho un encargo así. Lo dice mirando a la cámara en el documental de Gary Hustwit protagonizado por la letra suiza; porque la Helvética es, además, el único tipo de letra del que tengamos noticia que ha protagonizado una película. Magnífica por cierto; se puede ver cómo la elogian y la vituperan grandes tipógrafos y diseñadores o escuchar los inspirados y apasionados argumentos de Mike Parker, director tipográfico de Linotype USA entre 1961 y 1981, cuando habla de fondo y forma: "es en este tipo donde realmente parece haberse diseñado más el fondo que la forma" (algo de lo que tanto se habla ahora, 50 años después); y añade: "los agujeros y el espacio entre caracteres sostienen las letras como un poderoso soporte. Muy firme".
Claro que tanto éxito también ha llevado a la sobreexplotación y, a partir de los 90, a una pose de rechazo por parte de quienes querían hacer algo nuevo y, sobre todo, que se notase su presencia, la del diseñador. Porque la Helvética tiene tanta personalidad que parece anular la mano del diseñador, es ella quien triunfa, no nuestro trabajo. Utilizas la Helvética... y todo queda bien. Y entonces comienzan los aburridos comentarios sobre lo "aburrida" que les parece la omnipresente letrita, sobre todo por parte de quienes más que buscar un gran trabajo o un buen resultado, buscan expresarse, ser ellos, no comunicar sino comunnicarse, protagonizar (y cuando está ella, la protagonista es ella), que se hable de él en vez del tipo de letra utilizado, sin querer reconocer que la Helvética les supera, que es ella quien hace el diseño. Tal vez por eso ser original, personal, profundo, utilizando Helvética esté al alcance de muy pocos, de los realmente buenos. Como si el último de los grandes tipos de letra diseñado, la Helvética, fuera la medida para los diseñadores, el reto que hay que superar.

Horizontal. Reposo. Eso, al parecer determina la denominada "sintaxis" de la imagen sobre la horizontalidad, sobre las estructuras horizontales, por oposición a la supuesta tensión de la verticalidad. Y razón no parece faltarles porque las páginas divididas horizontalmente por sus elementos sí parecen bastante más calmadas y con menos fuerza que aquellas en las que las divisiones son verticales. A no ser que en realidad ya estemos condicionados a verlo así por haber escuchado antes la teoría. Lo cierto es que la mayoría de las páginas de los periódicos siguen esquemas verticales, utilizando las columnas de la maqueta modelo (retícula) buscando esa tensión y dinamismo.
La horizontalidad supondría no sólo reposo sino también equilibrio, no todo iba a favorecer a su eterna rival vertical. Así que llama la atención que los periódicos no intenten buscar casi nunca el equilibrio... tal vez porque reflejan la sociedad desequilibrada en la que vivimos, o porque quieran desequilibrarla, si pensamos que más que reflejarla contribuyen a moldearla.

Huérfana. Es la primera línea de un párrafo que se queda aislada en la columna o página anterior. Se considera un error tipográfico grave y que debe ser evitado en cualquier caso, aunque para rasgarse las vestiduras ya están las líneas viudas, que son algo dramático e intolerable. Cierto es que ambas resultan dolorosas a la vista. Lo gracioso es que para ser un error tan visible y según los expertos, tan grave, nunca se ha visto a ningún corrector o redactor por la redacción con las manos en la cabeza, fuera de sí y gritando: ¡¡¡Una huérfana!!!, o peor, ¡¡¡una viudaaaaa!!!! No. Es más, la inmensa mayoría, ni las ve. O no les da importancia, vaya usted a saber. Las herramientas de control de líneas viudas y huérfanas de los editores de texto han hecho mucho daño y ahora parecen un problema extinto. Pero en un periódico aparecen, las muy pillinas, porque los blancos son los que son, y no se pueden estirar arbitrariamente. Entonces, siempre aparece algún listo que opina: "Eso con un poquito de tracking se arregla". "Y añadiendo texto al párrafo de arriba, también" suele contestar el simpático maquetador, guardián de la ortodoxia interletril. Y ya se ha liado. Pero, llegará un día en que el track sea desterrado de los ordenadores (del de los redactores, claro) y entonces no les quede otro remedio que añadir o cortar una o dos palabras de un párrafo para controlar estas líneas tan traviesas. Y ahí sí, tomarán conciencia de la gravedad del asunto, porque tendrán que trabajar más, y se pondrán manos a la obra para desterrar por siempre a estas líneas de texto insubordinadas, que se empeñan en figurar fuera de contexto, rebeldes e individualistas.

Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.

viernes, 2 de mayo de 2008

Forma y función (una de rayas)

Parece que están de moda, las rayas. A alguno se le debió ocurrir que les sientan bien a las páginas vestirse con rayas, y así lo hacen todas las que quieren estar a la última. Como también parece preocupación actual más la forma que la función en ese debate eterno entre la apariencia, la estética, y entre el uso o la función de los objetos, sobre todo si pertenecen al ámbito de lo visual. Claro que todo tiene un límite, hasta el número de rayas que caben en una página, y como las modas tienen por costumbre el ser efímeras hay ya quien se muestra cansado, por ejemplo, de los rayados rediseños del exitoso Casses.


Esta es una doble página en la que resulta difícil encontrar alguna raya, o filete si queremos ponernos profesionales, que cumpla con alguna función REAL. Pero como ya decíamos que entre forma y función, o estética frente a funcionalismo, todo parece haberse quedado en la forma, pues sólo escuchamos juicios del tipo de si esta página "queda bien" o "no queda bien". A no ser que alguno considere que adornar es una función... ¿Adornan las rayas? En caso afirmativo, ¿es eso cumplir una función? No, no lo es.

Pero nosotros a veces disimulamos y hacemos creer que sí, que nuestras rayitas adornan porque en la prensa de hoy la prioridad de algunos redactores jefe y responsables de la información da la impresión de estar más bien dirigida hacia el adorno, lo superfluo y accesorio. A que sus páginas, informen o no, "queden bien" como primer objetivo. Y les ponemos rayas...


.... que en este caso SÍ cumplen una función: separar dos temas que están relacionados, pero que son piezas distintas. Se trata de una página en la que dispusimos un reportaje sobre el horripilante caso descubierto en Austria esta semana acerca del "monstruo" que secuestró a su hija durante 24 años en el sótano de su propia casa, donde abusó sexualmente de ella con el resultado de siete hijos-nietos, además de los siete que tuvo con su esposa, que por lo visto no sabía nada. El reportaje está ilustrado con una foto en la que un manifestante se pregunta cómo pueden suceder estas cosas; y en la parte inferior hay un artículo de opinión del psicólogo Javier Urra acompañado de un gráfico que muestra las posibles secuelas que sufrirá Elisabeth, la hija y víctima.

Si os fijáis bien, el artículo inferior está enmarcado por rayas a izquierda y derecha. Cuando las ponemos se muestran muy contentos y nos dicen que "qué bien queda así", pero en realidad no lo hacemos por eso, lo hacemos para que no se confundan los textos del artículo superior con el del inferior. No podemos separarlos con una raya horizontal porque eso indicaría que son temas distintos y no es el caso. Así que utilizamos esas dos rayas verticales, esas tan monas, porque modifican el ancho de las columnas inferiores impidiendo así que el lector confunda los textos y continúe su lectura por ellos como si pertenecieran al mismo artículo. Por eso quedan bien las rayas, porque cumplen una función de una manera elegante. Unir forma y función es el difícil objetivo. Sin esas rayas, ni "queda bien", ni separamos los textos como podéis ver:


Y lo hacemos solo con DOS rayas. Las estrictamente necesarias. Pero como ya decíamos, llegan tiempos contrarrevolucionarios y es posible que las rayas dejen de estar de moda en las siguientes pasarelas pagineras. Entonces las páginas "quedarán bien" sin rayas, e incluso se eliminarán de donde sean necesarias... porque repetimos que lo triunfante es la forma y no la función. En el último caso que os mostramos, la página pertenece al nuevo suplemento Mercados que acompaña al diario El Mundo los domingos y que está concebido sin ninguna raya. Y tuvimos problemas. Nos vimos obligados a utilizar más blanco del habitual para separar noticias del mismo tema superiores e inferiores cuando las columnas coinciden y fotos y títulos no ayudan a separar... pero no es lo mismo, ¿verdad?


Tendremos que esperar a que cambie también la moda que prima la forma sobre la función para evitarnos problemas de este tipo, aunque mucho nos tememos que ese cambio resultará más difícil, porque sobre lo "bien que quedan" las cosas todo el mundo cree saber, mientras que para encontrar soluciones estéticas que se adapten a la función para la que se diseñan hay que saber realmente.