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viernes, 15 de enero de 2016

Acabar a lo grande








Esta es la cobertura que realizó nuestro periódico el lunes sobre la muerte de David Bowie: Los ojos 'bicolores' del genio británico del Pop mirándonos por encima de la cabecera de la portada, obra del gran Ulises Culebro. Una fabulosa ilustración de Ricardo Martínez, para quien se nos acaban ya los calificativos, abriendo la sección de Cultura (ilustración que, por cierto, y a pesar de su increíble complejidad técnica y tamaño, se tuvo que realizar en un tiempo récord por una de esas historias que no se pueden contar por formar parte de lo que puede denominarse "lo que pasa en el vestuario..."). Una primera página doble con la crónica de Darío Prieto y una opinión de Loquillo. Otra segunda página doble con opiniones de Tomás Fdo. Flores, Javier Menéndez Flores y Julián Ruiz. Otra tercera página doble con informaciones de José Manuel Gómez, la relación de Bowie en el cine escrita por el siempre brillantísimo Luis Martínez y con la moda, en un análisis de Leticia Blanco. Un friso en la parte superior de todas estas seis páginas con un completo trabajo de edición sobre la discografía de Bowie. Y, finalmente, otra página con un obituario escrito por Pablo Gil, especialista en música.

Posiblemente, la manera más apropiada para contar el final a lo grande que ha tenido de uno de los grandes. Porque no se puede morir de una manera más genial que ésta:




No tengo los datos, no quiero siquiera preguntar por ellos, pero me temo que todo este despliegue de talento en contenidos, diseño, edición... calidad periodística en suma, no ha supuesto que vendiéramos el martes un sólo periódico más. Posiblemente sucediera todo lo contrario, porque si la tendencia es que la difusión de los periódicos impresos sigue y seguirá cayendo, entonces este martes habremos vendido menos periódicos que el lunes, día en el que a su vez se habrán vendido menos que el domingo... Lo propio de una sociedad que ha decidido prescindir de un bien público informativo y cultural que hasta ahora la enriquecía. Una sociedad que decide empobrecerse día a día. Y es que ¿alguien puede señalarnos una cobertura sobre la muerte de David Bowie de una excelencia similar a ésta que os mostramos hoy realizada en una página web? ¿Algo que dentro de un tiempo pudiera recordarse?


lunes, 11 de mayo de 2015

Publicidad invasiva... publicidad caníbal

La publicidad invasiva no es desde hace ya varios años algo inusual. La publicidad invasiva casi ya ni nos llama la atención, que es lo que trata de hacer, la razón de que invada lugares que no debería profanar.




Por eso, el atrevimiento de la publicidad invasiva —como el de los antibióticos de los que se abusa hasta que dejan de tener efecto, y ya no nos curan— va a más en una huida hacia adelante que no sólo perjudica a la efectividad de la propia publicidad invasiva sino también a quien, obligado por la cuenta de resultados, la consiente. Pan para hoy... para ayer, en realidad...




La publicidad invasiva juega a todas las bazas, a lo que sea, incluso a no serlo y a esconderse ¿para que la busquemos?





La publicidad invasiva, que en la web es todo esto y más multiplicado por el infinito que es la propia web y creciendo de manera exponencial, en ese afán insaciable para que la mires a ella, y sólo a ella, aunque hayas pagado por contenidos que no son ella, está llegando incluso a invadir... ¡a la propia publicidad!



¿A supuesta publicidad en una impostura?



Publicidad invasiva... publicidad caníbal.



La publicidad invasiva no es un fenómeno de un sólo medio impreso, o de uno más que otros; afecta a todos. Los ejemplos mostrados en este artículo son del diario El País de ayer domingo, periódico que hoy, por cierto, estrena rediseño.

jueves, 12 de febrero de 2015

Jill Abramson, las historias y
el futuro del periodismo

Jill Abramson arrastra las últimas palabras de sus frases. Habla con aplomo y tranquilidad, sabiendo que su auditorio no sólo la oye, también la escucha. Más de 600 personas, muchas de ellas periodistas, que se han juntado en la tercera edición de Conversaciones con para escuchar a la ex directora del The New York Times

Abramson venía a transmitir el conocimiento que le aportó dirigir el periódico más importante del mundo. A dar la receta para el futuro del periodismo. Una receta conocida, tan vieja como la propia profesión, pero que muchos han olvidado, algunos incluso desterrado: el periodismo son historias, son su materia prima.

“La gente siempre ha tenido hambre de buenas historias, es algo muy antiguo”. La hubo con Dickens y la hay ahora con Serial, el podcast del millón de oyentes. La hubo con el Watergate y la hay ahora con el caso Snowden, la lista Falciani o Snow Fall




Pero Abramson también trajo el diagnóstico de dos enfermedades que puede postrar al periodismo en la UCI. Una del futuro y otra del presente, íntimamente relacionadas. De futuro porque las universidades se están quedando sin estudiantes de Humanidades, obsesionados “por tener un título que poner en el currículum”, presionados por el ambiente para obtener un empleo rápido, sin saber que las buenas historias “también dan trabajo” y que una buena historia “te acompaña durante toda la vida”. 

Y una de presente, la censura, ya sea de gobiernos democráticos, como la presión de la administración Obama a los periodistas o nada democráticos, como el chino y su apagón de la web del NYT. Censura impuesta o censura auto impuesta, sólo combatible desde la libertad de prensa, aquella que defiende la primera enmienda, “la más importante de todas”.

Jill Abramson durante la charla. Foto: conversacionescon.es


Continuaba Abramson con el diagnóstico del enfermo y sus achaques, herido de gravedad en su  modelo de negocio. “No podemos poner todos los huevos en la misma cesta”, decía refiriéndose a la publicidad y defendiendo el muro de pago, “la decisión más difícil durante su etapa en el diario neoyorquino”, según sus propias palabras. “El modelo de negocio no es la publicidad o los suscriptores, es el buen periodismo”, insistía. Porque la gente “seguirá pagando por buenas historias”. Ya lo hace la publicidad, crear buenas historias, grandes narrativas para vender sus productos.


No se trata de periodismo impreso sí o periodismo impreso no. “Hay que superar ese debate” del soporte. Se trata de periodismo, “hay que centrarse en la calidad del periodismo”. Todavía hay gente que quiere leer grandes historias, “la audiencia es global”, y se "puede seguir ganando dinero con ellas", recordaba Abramson, de 60 años. “Entrar en las historias con mente abierta y exponer a fondo la realidad” es la clave para contarlas. Encontrar la historia que nadie tiene y contarla es “el ticket hacia el éxito”. Es el camino para el futuro del periodismo.

lunes, 28 de julio de 2014

Empanadas

Una empanada, una buena empanada, es un cosa seria. Es también el estado en el que se encuentra la mente de alguno desde hace tiempo, no me excluyo. Y es a lo que se dedica Javier González y su familia, a la elaboración de empanadas gallegas de calidad para vendérselas a los vecinos de su barrio en La Coruña y, desde hace un tiempo, a todos aquellos que quieran comprárselas por internet desde... cualquier lugar de España, o desde Londres. Desde cualquier lugar del mundo.



Fabulosas empanadas de elaboración casera que fotografíe en la redacción.
Un gran detalle de nuestro encajabaja Javier Vidal  asumiendo parte de sus nuevas funciones al frente de la sección. (Véase mejor la nota final)


Lo contaba él mismo hace no mucho tiempo en el espacio dedicado a los 'emprendedores' —palabra ya gastada por el abuso de uso— del programa la Ventana de la Cadena Ser que tiene el gran Carles Francino junto al exótico economista Santiago Niño los jueves por la tarde (a partir del minuto 21:28, escuchen, escuchen... Yo lo escuchaba en el coche de camino al periódico):

Y lo contaban como todo un ejemplo de deslocalización, ya saben, ampliar exponencialmente el universo en el que tiene lugar su actividad económica y por tanto acceder a un mayor número de clientes gracias a la utilización de las nuevas tecnologías aplicadas en este caso a un hacer absolutamente tradicional que basa su valor añadido precisamente en el carácter artesano y no industrial del producto que ofrecen. ¿Les suena?

"¿Qué tal, Javier?", preguntaba Francino al comienzo. "Peleando...", contestaba él con una voz algo cansada, bueno algo más que algo porque el propio Francino se lo hacía notar. "Es que los tiempos están para trabajar el doble para llegar a lo mismo." Una pelea admirable en este caso y en la que sin duda merecen tener éxito para intentar que el negocio de empanadas que pusieron en marcha sus padres hace más de 40 años, basado en la calidad de sus productos, pueda seguir adelante. Repitan conmigo: ca-li-dad.

El secreto está en la cebolla. No en la calidad de los productos, eso ya se da por descontado y no es ningún secreto. Y más que en la calidad de la cebolla, en el tiempo en el que tiene que cocinarse a una determinada temperatura y muy lentamente: cuatro horas. Ni más, ni, sobre todo, menos. Esas cuatro horas son "el cuello de botella" que supone una producción máxima de unas 300 empanadas a la semana. Podrían vender muchas más, dado el éxito que están teniendo en internet. Pero no serían de esa calidad. Ca-li-dad.

Como Javier González y sus hermanos son inteligentes saben que su única posibilidad de supervivencia está en eso, en la calidad. Saben que desaparecerían si se convirtieran en un low cost —les suena también, ¿verdad?— de empanadas prefabricadas —esos ladrillos que venden en Mercadona y similares y que compramos para los cumpleaños en los que se acaba toda la comida... menos la empanada—. Desaparecerían porque una empresa como la suya no puede competir en ese sector. No es lo que son.


'Deliciosas' empanadas industriales que he fotografiado en un supermercado. Son muy baratas...


Aun así, Javier lamentaba la "falta de cultura" entre los clientes que, en general, comenzaron a dar la espalda a la calidad de sus productos. "Mis padres no merecieron esto, después de años y años trabajando para montar un negocio que valiera la pena. Nos insistían una y otra vez en que lo más importante era la calidad de lo que ofrecíamos a los clientes... y al final tuvieron que dejar el obrador en nuestras manos porque ellos ya no podían con un negocio que iba cada vez peor y que incluso les costó parte de su salud."

Apostar por la calidad no quiere decir desentenderse de las nuevas tecnologías. No. Ni mucho menos. Ellos no lo hacen, como hemos visto. Todo lo contrario. La aprovechan en la medida en que les resulta beneficiosa, pero sin que eso signifique que tengan que desatender el contenido, los contenidos, de su actividad. Las empanadas.

Yo estoy convencido de que lo conseguirán. ¿Saben por qué? Pues por todo lo que estamos repitiendo, porque apuestan por la calidad. Porque no están dispuestos a hacer una empanada más a la semana de la que pueden hacer ahora con el máximo nivel de calidad aunque pudieran venderla. No van a recortar. Sería pan para hoy, o empanada, y hambre para mañana.

Una empanada es una cosa seria. ¿Han probado una auténtica empanada gallega de pulpo elaborada artesanalmente?

Ya. Que qué tiene que ver todo esto con... Pues que si alguno de ustedes no ha llegado a asociar qué tiene que ver todo esto con el estado actual de la prensa... es que entonces está claro que soy de los que tienen una empanada mental. No lo descarto.



Actualización: Como la memoria es un mecanismo caprichoso, figura nuestro compañero de blog y periódico Javier Vidal como la persona que nos llevó a la redacción las fabulosas empanadas de elaboración casera, cuando la realidad es otra bien distinta. Y es que contamos también en el blog con la máxima autoridad mundial en esto del comer, Luis Blasco, quien oportunamente me corrige el dato para recordarme que fueron obra de la señora madre de Abel España, compañero nuestro también en la sección de Diseño, quien amablemente nos las trajo desde su Asturias natal. Así que aprovechamos la ocasión para felicitar y agradecer públicamente a su autora tan apetitoso detalle.

jueves, 15 de mayo de 2014

Periodismo comprometido, periodismo incómodo: una tarde de mayo con Joe Sacco, Paco Roca y Gervasio Sánchez

Gervasio, Joe y Paco, mano a mano.
Guerra. Exilio. Violación. Matanza. Víctima. Corrupción. Desamparo. Olvido.

El periodismo debe estar cerca de la verdad, de la gente que lo pasa mal, de las víctimas”, decía una vez el reportero Ramón Lobo. Nos viene a la mente el término “periodismo comprometido”, y uno se sorprende al razonar que todo periodismo debería ser comprometido; comprometido con esa verdad (¿quién la posee?), con esos que sufren, con los olvidados, con los marginados, con los perseguidos, con los incomprendidos. ¿Objetividad? Dejemos ese debate para otro día. Uno se pregunta si hoy en día existe periodismo que no sea comprometido, y la afirmación consiguiente es tan obvia y rotunda que uno entrevé un rictus amargado por el presente y futuro de nuestra profesión. Pero siempre habrá “quijotes” para luchar contra gigantes, o simplemente PERIODISTAS en el sentido más maximalista de la definición, aunque la Real Academia Española sea tan parca al afirmar que periodista es aquél que se dedica a informar a través de un medio de comunicación. Habría que añadir que “nada más y nada menos”.

Las últimas obras de los tres autores.
Entre la mediocridad refulgen los verdaderos profesionales. Y uno entiende rápidamente la diferencia. El martes 13 por la tarde se produjo uno de esos encuentros excepcionales en Madrid. En el Auditorio Sabatini del Museo Reina Sofía concurrieron el dibujante valenciano Paco Roca (Premio Nacional de Cómic 2008), el periodista y reportero gráfico cordobés Gervasio Sánchez (Premio Nacional de Fotografía 2009) y el que supondría un híbrido de ambos: el periodista y dibujante maltés Joe Sacco. La excusa era presentar las últimas obras de este último, tanto ese retablo encomiable sobre el primer día de la Batalla del Somme en la I Guerra Mundial que supone ‘La Gran Guerra’ (publicado por Reservoir Books) como ‘Srebrenica’, un cómic web para tabletas, financiado mediante micromecenazgo, realizado en exclusiva para Acuerdo y que suponía el retorno del autor a Bosnia 18 años después del infame genocidio.


The Great War by Joe Sacco from WW Norton on Vimeo.



Srebrenica, un cómic digital de Joe Sacco from Acuerdo on Vimeo.


Esa era la excusa, pero realmente no se presentó ninguna obra. Se habló. Se conversó. Se reflexionó. Y mucho. Periodismo. Guerra. Ética. Responsabilidad. Vida. Tanto Paco Roca como Gervasio Sánchez admiran a Sacco, y no lo ocultaron, pero el encuentro no se convirtió en un panegírico laudatorio del ilustre invitado, sino en un delicioso retrato a tres bandas sobre el estado de la profesión periodística, el poder de medios como la fotografía o la historieta para narrar realidades y el fracaso del género humano como civilización. Que Sánchez compartiera sus visiones como periodista y que hubiera visitado y documentado fotográficamente algunos de los lugares que Sacco transitara en la génesis de sus obras, y el hecho también de que Roca pudiera compartir con Sacco idéntica posición como dibujante de historias, enriquecieron sin duda la profundidad e interés del debate.

Tras un breve apunte inicial de Paco en el que certificaba que el mérito de Joe es ser fiel a la realidad y poder contar los hechos en base a dibujos, el “fuego amigo” lo abrió Gervasio para presentar a Joe con un texto en el que afirmó la honda impresión que causa el equilibrio entre honestidad y deber de sus obras. Lo vinculó con Francisco de Goya: “Si viviese hoy sería fotógrafo de conflicto o quizá un ilustrador como Joe Sacco”. Entre las principales características del trabajo de Joe, Gervasio señaló el dibujo, su maravillosa cadencia, la empatía con las víctimas y la huída de la comodidad. Joe baja al terreno de los muertos y los héroes anónimos con humildad, “pero sin objetividad, ese maldito dogma que equipara la equidistancia y la veracidad”. Aprovechó para dejar clara su opinión sobre determinados periodistas de conflicto incapaces de empatizar con las víctimas pese a sus conocimientos, sin apenas salir del “hotel para periodistas” y sin haberse implicado emocionalmente. Gervasio entonces citó ese monumental ‘La Gran Guerra’, un alucinante pliego de 26 páginas desplegable en acordeón, de 7,3 metros de largo, sin textos ni anotaciones, que funciona como una única ilustración continua. Al respecto, Gervasio indicó que Joe había vuelto a conseguir la esencia gráfica, convirtiendo a las víctimas en la única verdad incuestionable de las guerras: “Joe Sacco huye de la retórica e intenta comprender lo atroz sin negarlo, comprendiendo así la realidad”, y rescatando unas palabras del propio Joe de 2009 remató: “Las personas que viven debajo de los titulares son las que de verdad importan”.




'La Gran Guerra' (Sacco, 2014).
Recogiendo esa vinculación con Goya que adelantaba Gervasio en su presentación, Joe se mostró impresionado por 'Los fusilamientos del 3 de mayo' -del que precisamente se cumplen 200 años-, óleo que admiró en el Museo del Prado. “Hoy aún se repiten escenas de ese tipo, parece que la humanidad no aprende nunca”, azotó para escarnio de todos. Paco intervino para señalarle la relación entre cómic y prensa, pues existe un sentimiento de que el cómic -el vilipendiado tebeo- debe ser sólo entretenimiento, humor; aunque sí es cierto que el cómic periodístico empieza a coger valor y a recibir un cierto apoyo. Joe recogió el guante diciendo que con ‘Palestina’ le costaba mucho explicar lo que estaba haciendo: “Estoy dibujando tu sufrimiento”. En Sarajevo, por ejemplo, los lugareños estaban cansados de tanta entrevista con periodistas extranjeros, pero no se veía así a un dibujante. Cuando viajó a Gaza, “en vez de tener vergüenza por mi trabajo, me llevé ‘Palestina’ para que vieran lo que hacía. Lo entendían claramente, reconocían los hechos porque no eran textos en inglés, sino dibujos”. Es optimista porque los editores confían cada vez más en este tipo de obras, citando el sector en Francia como especialmente potente. Sobre la complicidad entre un dibujante y el protagonista que le planteó Paco, Joe afirmó que le interesa un periodismo de escaso impacto en la escena, acertando al describir que ante una cámara la gente cambia, mientras que un dibujante es noticia la primera semana, pero “luego eres aburrido y se olvidan de ti”.

Gervasio equiparó su modo de sumergirse con el de Joe, aclarando que, en su caso, las fotos buenas aparecían años después, cuando su presencia ya no era advertida. Su crítica más lacerante fue para determinados periodistas muy significados (citó sin nombrar a una reportera del Sunday Times y no pude dejar de pensar en la difunta Marie Colvin) que al buscar SU historia “son capaces de preguntar obscenamente a una chica, a bocajarro, cuántas veces la habían violado”. Eso provocaba que a periodistas como Gervasio les pudieran echar a patadas por culpa del trabajo previo de esos otros periodistas. Reflexionó sobre que el periodismo también actúa con violencia cuando usa su prestigio para desprestigiar. El fotógrafo le inquirió a Joe si se había sentido censurado en los medios de EE.UU., en concreto refiriéndose a posibles presiones del lobby judío ante obras como ‘Palestina’, y Joe negó haberlo sentido así. Explicó que sí era cierto que algunos medios estaban dispuestos a dar cobertura y hacerle una crítica a 'Notas al pie de Gaza', entre ellos The New York Times, pero determinadas organizaciones no; sin embargo, con ‘La Gran Guerra’, historia más lejana en el tiempo y en el espacio, las mismas organizaciones sí se mostraron interesadas. Joe empezó a dudar de la objetividad del periodismo realizando ‘Palestina’; de niño, sólo por ver la televisión, creía firmemente que los palestinos eran terroristas. Afirmó que el “periodismo objetivo americano” presenta los hechos, pero no el contexto, lo que redunda en ideas equivocadas, un camino que no le interesa. Él pretendía que el lector supiera de qué lado estaba él mismo, pero no por eso iba a presentar a las víctimas como ángeles sin defectos. 

Paco planteó la dificultad de combinar el rigor periodístico con el reto de enganchar al lector hasta el final. Joe sacó su vena más periodística al contestar que para él lo más importante es ser honesto (que no objetivo) y no tomar atajos, sacrificando la agilidad a cambio de ser preciso, sin cambiar hechos ni citas. “Quería llegar a la verdad. Soy una persona comprometida”, aseveró. Intenta que los dibujos no salgan de su imaginación, pergeñando bocetos in situ hasta que los testigos le confirman que así era o así sucedió todo. Aclaró, eso sí, que el dibujo no es una fotocopia de la realidad, sino su interpretación de la misma, ya que las ilustraciones son muy subjetivas por definición. Nótese ese fino límite y contraste entre subjetividad y ficción. El resto del proceso consiste en dibujar definitivamente partiendo de esos bocetos y fotografías.

'La Gran Guerra' (Sacco, 2014).
¿Qué motiva a alguien como Joe Sacco? ¿Cómo criba entre historias y las planifica? La duda de Gervasio la responde Joe recordando los 7 años de gestación de ‘Notas al pie de Gaza’, confesando: "Tienes que confiar en la persona que eras cuando tomaste la decisión, cuando te planteaste qué hechos te enfadaban". Y cuando se decanta, admite que no se quita el viaje de la cabeza. “Es como elegir una chica”, bromeó. También acertó Gervasio al preguntarle por su condición de emigrante como impedimento o ventaja a la hora de interpretar la realidad; Joe rememoró sus inicios, cuando odiaba el periodismo porque no había temas interesantes que destacasen, cuando primaba el negocio. Quería conocer la realidad por sí mismo, aprendiendo con cada viaje a comportarse sobre el terreno y “a descubrir lo que puedes y no puedes hacer”. Paco explicó con admiración cómo él tardó dos años en poner a punto su magnífica ‘Los surcos del azar’ (historia sobre La Nueve, la compañía del Ejército de la Francia Libre formada por exiliados republicanos españoles que lucharon contra el fascismo en la II Guerra Mundial y que fueron los primeros en entrar en París para su liberación), mientras el historiador que investiga sobre el mismo tema, que le sirvió de ayuda y soporte, lleva diez años y sin visos aún de concluir… Esto puso sobre el tapete el riesgo del dibujante de no saber cuándo parar. Joe admitió que es triste no poder narrar todas las historias que le contaban, pero que hay que tener al lector en mente. Inesperadamente, anunció que su próximo proyecto estará versado sobre Mesopotamia: “Los arqueólogos dedican su vida entera a piezas claves pero muy pequeñas del puzzle, por lo que ellos sí que deben de elegir bien el proyecto”.

Una de las características más reconocibles del estilo de Joe es la narración en primera persona, algo que puede verse desde sus primeros trabajos autobiográficos (por ejemplo, su periplo con una banda de rock y hasta alguna historia sentimental). “Hay cosas que ocurren que no podría contar si no saliera yo en los cómics”, relata como muestra de honestidad (una vez manifestó ser “el filtro y la lupa”), pero Joe admite que no piensa mucho en ello. Más adelante le dio un punto de vista periodístico a las historias porque era lo que había estudiado. Narró cómo había gente en Bosnia que le pedía que llevara cartas a sus seres queridos, experiencia por la que también pasó Gervasio. Y hablando de ese nuevo cómic web llamado ’Srebrenica’, Gervasio, conocedor del terreno, afirmó admirado que Joe había llegado a “la esencia del drama”, certificando que estaba muy bien documentado, y que había comparado imágenes suyas con los dibujos de Sacco sin encontrar fallos. Incidiendo en la precisión documental de ‘La Gran Guerra’, Joe explicó que había buceado especialmente en los archivos del Museo Imperial de la Guerra de Londres, donde recopiló cerca de 700 fotocopias sobre aspectos no presentes nunca en los libros de Historia, tal y como explica, por ejemplo, en este artículo traducido de The Guardian. “Como decimos en el periodismo, el detalle importa”, recalcó con acierto. Gervasio quiso recomendarle dos temas a Joe para próximas obras: la violencia contra la mujer o la violación como arma de guerra por un lado y la sempiterna Guerra Civil española por otro (“tienes tiempo hasta el centenario en 2036”, le bromeó Gervasio; “Es un tema terrible y muy interesante, la típica historia que le recomienda un periodista a otro”, contestó divertido Joe), ambos temas sugerentes y ambiciosos. 

'Srebrenica' (Sacco, 2014).
Cuando llegó el turno del público éste se interesó por la financiación de sus obras. Joe llegó a Palestina con apenas 1.200 dólares y compartía casa (nunca hotel) con otras personas mientras él trataba de hacer su trabajo. Esta convivencia facilitaba la inmersión en la situación de los palestinos. Esta integración practicada también por otros periodistas como Gervasio permite al profesional conocer la realidad que quiere retratar de primera mano. Para su trabajo en Bosnia, tras un mes intentando encontrar financiación de alguna revista o editorial neoyorquina sin obtener éxito, se trasladó a Berlín, reducto de historietistas, donde mediante pequeños trabajos y la venta de originales consiguió los fondos necesarios. La fama que fue consiguiendo trabajo tras trabajo le permitió preparar mejor los viajes y pagar las facturas con mayor comodidad. 

Joe aplica a nivel visual perspectivas profundas, panorámicas, intentando mostrar la mayor información posible en sus fondos y desplegando el mayor ruido disponible (puso como referencia ‘El jardín de las delicias’ de El Bosco, también presente en El Prado). 

Los referentes ideológicos que Joe nombró fueron George Orwell (’Homenaje a Cataluña’), Edward Said y Noah Chomsky: “Me abrían avenidas que no transitaba leyendo periódicos americanos”. Además dejó caer que se sitúa entre el marxismo y el anarquismo, “sin creer en sus soluciones, pero paseando entre ambas según el día”. Aún no le han acusado de ser proterrorismo en EE.UU.: “Todo llegará, pues cada vez los gobiernos son más autoritarios”, bromeó. La idea de Joe es cuestionar al poder desde el periodismo y ser su opuesto, pero reconoció que en EE.UU. si quieres acercarte al poder tienes que ser amable con él o seguir su ideario.

Es interesante reseñar el papel del cómic como herramienta pedagógica, y Joe Sacco tiene la suerte de que muchas universidades estadounidenses adquieren sus cómics. Como Gervasio señaló, Joe no pudo pagar las facturas relajadamente hasta cumplir los 40 años: “Ser pobre es una suerte, porque cuesta más salir adelante y hay mayores obstáculos, pero tu trabajo te lo agradece”, explicó Gervasio,Joe estuvo de acuerdo: “Agradezco los sacrificios pasados”. La motivación de estos profesionales es un tema crucial; Joe contó que al preparar ‘Palestina’ constató que el trabajo de los periodistas americanos había sido erróneo. “La ira es un sentimiento infravalorado, pero es un sentimiento válido”, sentenció sobre lo que le movía a realizar su labor. Gervasio, por su parte, añadió que una sociedad sin (buen) periodismo supone un triunfo del poder, siendo el periodismo tan necesario como la sanidad o la educación. Lamentó que, en su opinión, en España no haya buen periodismo actualmente y, tal y como hizo hace unas semanas en el Matadero de Madrid en la presentación del documental homónimo sobre su trabajo, se mostró descreído: “Nadie va a cambiar nada ya. Yo, sinceramente, trabajo sólo para salvaguardar mi propia conciencia”. A esas alturas, a Paco Roca le habían requerido otros compromisos, por lo que no pudimos oír su opinión al respecto. 

Rostros y gestos en 'La Gran Guerra'.
Para rematar, Joe afirmó que intenta ayudar a la gente a ver y que trata de ser lo más fiel posible a la realidad, para evitar así el patetismo o lo gracioso a la hora de plasmar un dibujo, aunque le resulta difícil decir si en verdad lo consigue. Al fin y al cabo, lleva al lector a un lugar en el que solo están el torturador y su víctima. ¿Cómo dibujas a una persona normal -su cara-, que en su día también era un civil, matando a otra persona normal, a otro civil, sin saber lo que piensa? Eso le resultaba confuso y confesó que le costó especialmente dibujar las caras de soldados matando en Palestina. “Supongo que sólo puedo pintar a una persona cualquiera, alguien que únicamente cumple órdenes, pero que no puedo llegar a comprender”. Joe admite que aún debe reflexionar y profundizar sobre ese aspecto de la Naturaleza Humana. Gervasio concluyó recordando una vez más cómo la guerra lo desfigura todo y que ahí aparece el lado inhumano de las personas, ese que impele a quienes no habrían matado “ni a una mosca tiempo atrás” a asesinar a sus semejantes al considerarlos enemigos de su supervivencia.

Seguimos anhelando que encuentros así sigan prodigandose. Gracias Joe. Gracias Gervasio. Gracias Paco. Por la cultura. Por el periodismo. Por la honestidad. Por la vida.

Autorretrato made in Sacco.

jueves, 8 de mayo de 2014

Antiperiodiquería







La semana pasada, en este Barnes&Noble del centro comercial Sunset de South Miami, aluciné al ver el stand kilométrico de Periodicals. Encontré revistas de todo tipo, incluso una de  Planes para retirarse (ver foto), pero ni un solo diario a la venta. En el estado de Florida (EEUU), la distribución de periódicos se ve reducida a las suscripciones, los Starbucks y los expositores callejeros. Los quioscos, prácticamente, son una reliquia y las tabletas y smartphones siguen empujando con fuerza.


Los periódicos debemos adaptarnos a los nuevos tiempos, y rápido. Tenemos que mejorar el producto, dar más exclusivas, ahondar en los nuevos canales de distribución on line y mimar, aún más, a los lectores y suscriptores del soporte papel. / JUAN FORNIELES





Enviadnos fotos de vuestras "periodiquerías" antes de que todas sean iguales y se llamen iPad. Fotografiad esos lugares en los que todavía se venden periódicos, y las publicaremos en esta serie. Si queréis.



Entregas anteriores de Periodiquerías:

Periodiquerías (I):
Madrid - Nueva York - Sevilla
Periodiquerías (II): Bilbao - Resistencia (Chaco-Argentina) - Múnich
Periodiquerías (III): Estambul - Praga - Nueva York
Periodiquerías (IV): Salamanca - Edimburgo - Tres Cantos (Madrid-España)
Periodiquerías (V): Lima - Bruselas - Mérida (España)
Periodiquerías (VI): Londres - París - Roma
Periodiquerías (VII): Las Vegas - Los Cristianos (Tenerife) - Alicante
Periodiquerías (VIII): Antigua (Guatemala)
Periodiquerías (IX): Berlín - Viena - Moscú
Periodiquerías (X): San Francisco - Puerto de Santa María (Cádiz) - Málaga - Newspaperman
Periodiquerías (XI): Lisboa
Periodiquerías (XII): Venecia - San Petersburgo - Osaka
Periodiquerías (XIII): Barcelona - Los Angeles - Buenos Aires
Periodiquerías (XIV): Kabale (Uganda) - Honolulu (Hawai) - Filadelfia
Periodiquerías (XV): Zaragoza - Gerona - Pamplona
Periodiquerías (XVI): Miami - Nueva Delhi - Lima
Periodiquerías (XVII): Hollywood (Los Ángeles - USA)
Periodiquerías (XVIII): Cagliari (Cerdeña - Italia) - São Paulo - Parlamento Europeo (Bruselas)
Periodiquerías (XIX): México DF - Salzburgo - Buenos Aires
Periodiquerías (XX): Milán - Punta Arenas (Chile) - Cannes
Periodiquerías (XXI): Londres
Periodiquerías (XXII): Xian (China) - Assilah (Marruecos) - Bergen (Noruega)
Periodiquerías (XXIII): Damasco - Washington - Turku (Finlandia) - ¿Monumento al lector de prensa? Tampere (Finlandia)
Periodiquerías (XXIV): El Vaticano - St. Ives (Reino Unido) - Harvard (Estados Unidos)
Periodiquerías (XXV): Denia (España) - Seúl - Nápoles
Periodiquería de la Paz (XXVI): Pekín
Periodiquerías (XXVII): Como (Italia) - Oporto - Plasencia (España)
Periodiquerías (XXVIII): Pretoria (Sudáfrica) - Manchester - Aeropuerto de Heathrow (Reino Unido)
Periodiquerías (XXIX): Guayaquil - Valladolid - Avilés
Periodiquerías (XXX): La Habana - Aeropuerto de Ezeiza (Argentina) - Getafe
Periodiquerías (XXXI): Algeciras - Zamora - Gijón
Periodiquerías (XXXII): Melbourne - Ágreda (Soria) - Oviedo
Periodiquerías (XXXIII): Maranello (Italia) - Llanes (España) - Antigua Venta de Almadrones (Km. 103 de la Autovía A-2 Madrid-Barcelona, España)
Periodiquerías (XXXIV): Oslo - Huesca - Ribadesella (España)
Periodiquería del 15-M: Periodiquería 15-M (Puerta del Sol, Madrid, España)
Periodiquerías (XXXV): Atenas - Puerto de Mazarrón (España) - Aínsa (España)
Periodiquerías (XXXVI): Béjar (España) - Valencia - Jávea (España)
Periodiquerías (XXXVII): Montegordo (Portugal)
Periodiquerías (XXXVIII): Florencia - Split (Croacia) - Kaunas (Lituania)
Periodiquerías (XXXIX): Penang (Malasia) - Liverpool - Cancún
Periodiquerías (XL): Volterra (Italia) - Son Bou (Menorca) - 'El Molino' (Albacete)
Periodiquerías (XLI): Rovinj (Croacia) - Sanlúcar de Barrameda (España) - San Juan de Alicante (España)
Periodiquerías (XLII): Teherán - Bolonia - Monza (Italia)
Periodiquerías (XLIII): Santiago de Compostela (España)
Periodiquerías (XLIV): Pola de Laviana (España) - Pisa (Italia) - Pula (Croacia)
Periodiquerías (XLV): Rangún (Birmania) - Soria - Coca (España)
Periodiquerías (XLVI): Varsovia - Praia (Cabo Verde) - Copacabana (Río de Janeiro
Periodiquerías (XLVII): Chichén Itzá (México) - Cuzco - Vitoria-Gasteiz
Periodiquerías (XLVIII): Turín - São Paulo - Arequipa (Perú)
Periodiquería especial Huracán 'Sandy' (XLIX): Nueva York.
Periodiquerías (L): Valladolid (Yucatán, México) - Montevideo - Santander
Periodiquerías (LI): Taipei (Taiwán) - Colonia (Uruguay) - Viena
Periodiquerías (LII): Auckland (Nueva Zelanda) - Sigüenza (España) - Orozko (España)
Periodiquerías (LIII): Córdoba (España) - Lugo - San Vicente de la Barquera (España)
Periodiquerías (LIV): Especial Buenos Aires.
Periodiquerías (LV): Hoi An (Vietnam) - Marrakech (Marruecos) - Sidney
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lunes, 13 de enero de 2014

El destrozapáginas (el retorno)

¿Pensabais que lo habías visto todo, verdad? ¿Que el más difícil todavía se superó hace mucho? ¿Pensabais que el 'destrozapáginas' que os mostramos hace unos días, justo en el post anterior a éste, era la peor manera en que la publicidad se cargaba una página, a que sí? Si hasta lo pensábamos nosotros, que no dejamos de sorprendernos estando convencidos de que ya nada nos sorprende, en lo relativo al diseño periodístico, y en la vida en general.



Pues en esas estábamos, convencidos de haber encontrado al auténtico 'destrozapáginas', cuando nuestro insigne compañero de redacción, el gran Ferran Boiza, nos envió esta auténtica quintaesencia del disparate publicada, nada más y nada menos, que en La Vanguardia de Barcelona el mismo día que el destrozapáginas anterior, el 5 de enero de 2014. Por cierto, lo de 'gran' no es palmadita en el hombro al amiguete y para quedar bien con un responsable de la sección de Nacional y tal, no; es que estamos hablando de una persona que reúne la asombrosa capacidad de siendo redactor, 'plumilla', de los que escriben, ser capaz de ¡ver las páginas casi como nosotros! ¡Un redactor, y encima jefe, con sentido del diseño! ¡Que dialoga! ¡Que acepta en ocasiones, y no pocas, nuestros puntos de vista! ¡Que no es capaz de cualquier cosa con tal de que le quepa todo en las páginas! En fin... no sé dónde vamos a ir a parar.

Destacamos la página en cuestión, la página par de esta gloriosa doble, y, bueno... ... .... .... .... .... .... ....  .... .... .... ..... .... .... .... .... .... ....  .... .... .... ..... .... .... (rellénese con los comentarios que cada cual considere más apropiados).



Porque, además, insistimos, es una página de La Vanguardia, el diario más serio y respetable de cuantos han querido serlo.

Venga,  a ver si alguien más se anima y es capaz de encontrar algo que supere esto.

miércoles, 8 de enero de 2014

El destrozapáginas

Ya os hemos hablado en alguna ocasión del famoso 'robapáginas'. Esa publicidad que no paga una página entera pero que tanto por su tamaño como por donde está ubicada tiene casi tanta importancia y eficacia como si lo fuera, y por eso la 'roba'.

En un tabloide de diseño clásico con cinco columnas y una división de nueve módulos de alto, nuestro querido robapágina corresponde con el denominado 7x4 (siete módulos de alto a cuatro columnas, en la nomenclatura que utilizamos para la publicidad en los periódicos) y va siempre situado en la zona de 'salida' de la página, en la parte izquierda de las páginas pares, y en la derecha de las impares, por ser la zona con más impacto visual.





Pues bien, en estos tiempos cambiantes, difíciles, crisísticos y de publicidad menguante hemos descubierto hace poco un nuevo espécimen paginístico publicitario al que podríanos denominar, más que robapáginas, destrozapáginas.


 Robarla también la roba, la página, como podéis comprobar. Pero es que, además, la destroza, echando por tierra y limitando cualquiera de las posibles combinaciones que nos ofrece el diseño modular. Poco se puede hacer ante este... ¿cómo podríamos denominarlo técnicamente? 4X3+2x1+1x1. Dejémoslo mejor en destrozapáginas y terminamos antes.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Diseña tu periódico y Newspaper Club te lo imprime

En 2009 Ben Terret, Tom Taylor y Russell Davis querían hacer un regalo especial a sus amigos, algo original y que pudieran guardar para siempre. Se les ocurrió hacer un periódico con los textos y fotos que sus amigos habían colgado en Internet durante el año 2008. Al proyecto le llamaron "Things our friends have written on the Internet 2008" (Cosas que nuestros amigos han escrito en Internet en 2008). Nada más emotivo y personal que ver tu trabajo impreso en papel "porque a la gente le sigue gustando el objeto físico, quieren seguir viendo sus textos impresos", reconocen los creadores en una entrevista con Wired.

Con esta idea en la cabeza, y una vez diseñado el periódico (un proceso, el de crear un periódico de cero, que llamaron "reducir los enemigos"), acudieron a una imprenta con la intención de obtener 50 ejemplares. Sin embargo, en la rotativa les dijeron que vale, que podían usar sus máquinas entre las impresiones de grandes tiradas (así evitaban parar las máquinas y volver a encenderlas, un proceso muy costoso), pero que la tirada mínima tenía que ser de 1.000 ejemplares. Lejos de achantarse por el número de copias tiraron para delante, al fin y al cabo tenían sus 50 copias; el resto las regalaron a todo el que la solicitara a través de su web.

Pero de esta [costosa] frustación nació un proyecto: que cada persona pudiera tener su propio periódico, desde 1 ejemplar hasta 10.000; desde una pequeña tirada para la familia a un más grande que abarcara un barrio entero o una distribución más ambiciosa. Era un proyecto que, a priori, parecía una locura. "Todo el mundo está corriendo en una misma dirección, así que alguien tenía que mirar en la dirección contraria", confiesan sus fundadores. "Los editores se vuelven locos con maquillar sus cuentas de resultados con productos digitales, mientras abandonan una experiencia de cientos de años imprimiendo", reflexionan, "aún cuando puede haber un punto de integración entre el papel y lo digital". Bajo esta premisa, con el mantra de que algunos están matando [antes de tiempo; o sin razón] al papel, nació Newspaper Club, un club con el soporte de la fundación 4iP.

Periódico impreso en newspaper club

Los inicios, como casi siempre, no fueron fáciles. Los requerimientos técnicos de los impresores suponían una traba para un proceso que ellos querían que fuera lo más rápido y sencillo posible.

Poco a poco consiguieron sortear los obstáculos. El primero de ellos lo han solventado desarrollando su propia herramienta de edición, ARTHR, que hace el proceso más sencillo y rápido a través de plantillas prediseñadas (o en blanco). Aunque también ofrecen plantillas en blanco para programas de edición profesional como Indesign o Scribus.


Solucionado el problema técnico, había que saltar al problema de la impresión. La solución fue agrupar los pedidos en el tiempo para optimizar la impresión y así conseguir un precio más económico. Al principio aprovechaban las ventanas de impresión entre dos grandes tiradas (así las rotativas evitaban el costoso proceso de parar y volver a encender la rotativoa), pero los pedidos fueron creciendo y ya tienen su propia ventana asignada. "Incluso alguna rotativa ha invertido en nosotros", dicen. Actualmente imprimen en digital (desde una copia) o tradicional (mínimo 300 ejemplares).

Un ejemplar impreso en newspaper club

Y por si hubiera alguna duda de la calidad de sus impresiones, Newspaper Club te manda una muestra del producto en el que estés pensando imprimir para que veas cómo quedaría la distinta gamas de colores, en distintos porcentajes y en distintos tipos y gramaje de papel. También con material impreso en blanco y negro o en color, fotografías y textos. Un periódico como el que tú quieres imprimir.

Wired impreso


Desde su creación han impreso más de cuatro millones de ejemplares de periódicos de todo tipo (algunos muy trabajados): recuerdos familiares, experimentos para la administración local como Data.gov.uk, o periódicos para medios como Wired. También diarios fotográficos o catálogos. Todo lo que quiera uno imprimir en papel prensa. Y por esto han sido premiados con el Design of the Year for Graphics en 2010 y por BIMA como avance tecnológico.


Pero hay un proyecto que requiere especial mención y es la colaboración entre Newspaper Club y The Guardian. Entre ambos han creado un periódico impreso con la sección The Long Good Read de la web de The Guardian. Este periódico se nutre sólo de artículos de esa sección (una especie de repositorio de grandes artículos que merecen una lectura reposada) seleccionados a través de una aplicación creada ad-hoc para la ocasión y editados en una versión adaptada de su herramienta ARTHR con las características tipográficas y de diseño de The Guardian.

El resultado es un periódico impreso de 24 páginas con 14 historias que sólo se distribuye en el #guardiancoffee, una cafetería creada a medias entre el periódico y la empresa de telecomunicaciones EE, donde se mezcla lo tradicional con las nueves tecnologías.

Un lugar donde poder disfrutar de un café y un periódico impreso en maravilloso papel prensa.

Larga vida al papel.