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lunes, 16 de febrero de 2009

Diseñario (XLVIII)

Hay quien supone que tenemos contacto directo con ellos. Que podemos hablarles, ver sus caras, estrechar sus manos. Pero no es así. Ni siquiera sabemos exactamente dónde están y por eso los imaginamos recluidos en lo alto de una inaccesible montaña cuya cúspide está rodeada por un anillo de nubes. Son ellos, el misterioso y docto comité de expertos, quienes se ponen en contacto con nosotros, rigurosamente una vez por semana, para enviarnos cada una de las entregas de este Diseñario, obra colectiva sobre el diseño periodístico y la prensa, irreverente y abierta a vuestra participación.




Texto. La madre del cordero, el núcleo de la historia, el corazón que hace latir los periódicos, la razón por la que estamos aquí.
Podríamos definirlo como un conjunto de letras que unidas unas detrás de otras, con sus espacios, sus cifras y sus signos de puntuación, conforman el cuerpo de la noticia, la base de nuestro trabajo, la razón de ser de los periódicos. Porque es precisamente ese texto el que, ensamblado con cierto rigor y sentido, conforman las noticias, los reportajes, las columnas de opinión, las crónicas deportivas e incluso los breves.
Con los distintos tipos de textos conseguimos transmitir alegría, tristeza, ironía, enfado, preocupación, esperanza, todo un conjuntos de sensaciones con el simple gesto (para algunos, no tanto para otros) de unir una letra tras otra, una palabra tras otra, un párrafo tras otro.
Como uno de los elementos más que forman el diseño de una página es my difícil de medir: o es muy poco, o resulta excesivo (convirtiendo entonces la página en "ladrillo", "tocho" o "tocho infumable", según su abundancia). Son muy pocos, pues, los redactores que se muestran contentos con la cantidad de texto asignada a sus noticias y lo normal es que pidan más o menos mientras que "así está bien" es una rareza de las que se comentan y los viejos del lugar cuentan que sucedió una vez.
El texto, en cualquiera de sus formas, es, como venimos repitiendo en este blog, lo que hace que la gente compre los periódicos. El diseño puede ayudar, sin duda, puede y debe hacerlo más atractivo, más ligero, más fácil de leer visualmente, pero son los textos, bien escritos principalmente, los contenidos, los que hacen que los periódicos se acaben en los kioscos.

Times. En 1932 tuvo lugar lo que podríamos llamar el primer rediseño periodístico de la historia. Suponemos que antes de tan señalada fecha ya se habían hecho cambios en todos los periódicos porque basta con echar un vistazo a los diarios en distintas épocas para comprobar algo que para nosotros resulta evidente: los periódicos siempre están cambiando, como si fueran organismos vivos sometidos a la implacable ley de la evolución. Pero a diferencia de las continuas y progresivas modificaciones de las que hablamos, el lunes 3 de octubre de 1932, ¿fecha inaugural del diseño periodístico?, The Times de Londres apareció con un nuevo diseño obra del mítico Stanley Morison (con una "r", please) compuesto por primera vez en Times New Roman, tipo de letra diseñado específicamente para el periódico y para esta ocasión, inaugurando así una manera de hacer rediseños que han emulado muchos proyectos posteriores. Una versión de los hechos nos dice que un artículo de Morison, de 1931, criticando el diseño del periódico motivó que lo contrataran para rediseñarlo, pero lo cierto es que trabajaba ya para el periódico desde 1929 como "consejero tipográfico" y desde esa fecha presentó tres informes sobre la remodelación que finalmente llevaron a cabo.
La nueva letra fue bautizada con el nombre del periódico, tradición también que muchos han querido seguir, aunque ya la tipografía anterior del diario se llamaba de un modo parecido: Times Old Roman. Por eso nuestra Times fue "new". Es el único tipo de letra diseñado por Morison y tuvo que contar con la ayuda del dibujante del departamento de publicidad de The Times Victor Lardent puesto que él no era grabador de tipos, aunque dirigió todo el trabajo y supervisó cada carácter hasta que lograron lo que este inglés tradicional, vestido siempre todo de negro (hasta la correa del reloj) buscaba. Partieron de un tipo de letra ya existente, la magnífica Plantin de 1914, llamada así por estar basada a su vez en los tipos de letra romanos que Robert Granjon diseñó para la imprenta de Christophe Plantin en Amberes en el siglo XVI. Caracteres cuyas mayúsculas podemos seguir buscando en el tiempo hasta encontrarlas en los monumentos de la antigua Roma.
El tipo diseñado por Morison para The Times en 1932 es, posiblemente, el alfabeto con serif de más exito de todos los tiempos. El más utilizado, el más legible, en el que se escriben los documentos oficiales de los Estados Unidos desde 2004, presente por defecto en los dos sistemas operativos Windows y MacOs a pesar de que algunos lo rechacen por no estar diseñado específicamente para estos tiempos digitales, por supuesto el más "periodístico" de todos no sólo por la cantidad de periódicos que lo han utilizado y utilizan desde entonces sino porque parece adaptarse a cualquier elemento propio de una página de periódico de una manera asombrosa: insuperable en los títulos porque a pesar de ser estrecho y permitir muchos caracteres en cada línea, su ojo de gran tamaño le otorga una gran facilidad de lectura; a la vez que el texo base de la misma noticia no podía componerse en caracteres mejores que estos romanos de aspecto sobrio, objetivos como quieren ser las noticias, con los adornos justos en sus remates para que podamos leerlos sin reparar en ellos, sin que nada estorbe o distraiga, de proporciones perfectas, "libres de frivolidad" como los definió su creador y por ello tal vez denostados en estos tiempos frívolos hasta el exceso, el hastío y el aburrimiento.

Tipo. Puede ser cualquiera persona a la que no conoces lo suficiente como para llamarla por su nombre o aquella línea insubordinada, que siempre cuesta mantener, y que tiende de trazo recto a curva oronda, sobre todo cuando van pasando los años y los vas pasando sentado delante de tu pantalla amiga, la del ordenador.
Pero hablando de lo que nos corresponde, la palabra tipo proviene del griego typos, cuyo significado sería, más o menos, golpe o huella. En la antigua escuela de impresión los tipos (móviles) eran aquellas cajas de plomo en las que iban grabados los caracteres que, combinados hábilmente por los cajistas, componían la base que impresionaba el papel en combinación con la tinta. Por lo tanto, la huella resultante era el fruto de ese proceso mágico consistente en dar forma al significado o dicho de otra manera, de convertir la inmensidad blanca del papel en información editada y lista para ser leída.
La ciencia que estudia, crea y ordena los distintos tipos se llama tipografía. En ella, un tipo de letra es uno o varias modelos de letra que mantienen unas características formales comunes (lo que se llama también familia) No confundir con fuente, como ya hemos explicado en las voces anteriores de esta obra. Un tipo de letra incluye no sólo los caracteres ortográficos, signos de puntación, etc., sino que incluye también signos, símbolos y todo bajo un patrón común que los hace reconocibles como parte de ese grupo, como pasa en las mejores familias (la familia Times, por ejemplo, o la insuperable Helvética).


Entregas anteriores del Diseñario:

Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
Diseñario (XXXIV): píxel-prototipo.
Diseñario (XXXV): publicidad-punto.
Diseñario (XXXVI): Quark.
Diseñario (XXXVII): rasgo-recuadro.
Diseñario (XXXVIII): redacción.
Diseñario (XXXIX): redactor-redonda.
Diseñario (XL): rejilla-resolución.
Diseñario (XLI): revista-ritmo.
Diseñario (XLII): robapágina-rotativa.
Diseñario (XLIII): sábana-sangría.
Diseñario (XLIV): sección-serif.
Diseñario (XLV): silueta-subtítulo.
Diseñario (XLVI): sumario-suplemento.
Diseñario (XLVII): tabla-teletipo.

lunes, 9 de febrero de 2009

Diseñario (XLVII)

Siempre es gratificante encontrar comentarios que nos dicen que un maquetador está "para dar forma periodística a un contenido periodístico. Para ayudar al que tiene el “qué” y mostrarle el “cómo”. El diseñador de prensa debe ser el primer lector y debe trabajar con contenidos y hacerlos atractivos. (...) Debe ser un editor de contenidos y debe aportar sus conocimientos formales con sentido periodístico antes que estético". El comité de expertos encargado de la elaboración del Diseñario no puede sino suscribir palabra por palabra este comentario de uno de nuestros lectores porque ésa es la filosofía de encajabaja. Esperanzados porque estas palabras nos demuestran que no todo está perdido, nos ofrecen además una nueva entrega de esta su obra irreverente, colectiva y abierta a vuestra participación, sobre el diseño periodístico y la prensa.




T


Tabla. Elemento textual (más bien numeral) que sirve de apoyo a las informaciones y que aporta una serie de datos relacionados entre sí. Dividido en celdas horizontales y verticales, muchas veces se usan las tablas como ídem de salvación para así intentar mejorar el aspecto de una página: "podemos dar una tablita aquí, así aligera la página", suelta el incauto de turno. Sin embargo, las tablas son feas por naturaleza (con honrosas excepciones) porque son simplemente una sucesión de datos adornados con filetes horizontales y verticales que los delimitan. Y hay que saber hacerlas bien, muy bien incluso, porque no hay nada peor que una tabla fallida en la que los datos no queden claros y no se pueda consultar con facilidad.

Tabloide. ¡Cómo!, exclamó con un combinado de indignación y asombro el alemán Reinhard Gäde al enterarse de que los responsables del proyecto de periódico que le habían contratado para que hiciera el prototipo habían comprado ya una rotativa ¡en formato tabloide! ¡No! ¡Es imposible! Era imposible hacer un diario de calidad en este formato, con este tamaño de papel, que es precisamente lo que este alemán de la escuela de La Bauhaus logró hacer con el diario madrileño El País en 1976... una vez que se le hubo pasado el cabreo germánico inicial.
¿Por qué se puso así este hombre, por otro lado cordial y divertido? Pues porque en la tradición de la prensa anglosajona y centroeuropea, en la que él se había educado, los tabloides se asociaban hasta tal punto con la prensa sensacionalista que a todos ellos se les llama de forma general así: tabloides. Los "periódicos de calidad" utilizaban el denominado formato sábana (broadsheet, en inglés, con unas medidas aproximadas de 600 x 380 mm), y todavía lo hacen en Alemania aunque no en inglaterra o Estados Unidos. Es el más grande de los tamaños de papel empleados para imprimir periódicos, casi el doble que nuestro querido tabloide (aproximadamente 410 x 300 mm). Existe un formato intermedio denominado berliner (470 x 315 mm), que es el que utiliza, por ejemplo, The Guardian, desde que dejó el formato sábana en 2005, o el diario francés Le Monde.
El genial Gäde se encontró pues ante lo que para él suponía una total contradicción: tabloide y de calidad. La necesidad le impulsó entonces a crear con este despreciado formato un modelo de periódico serio, de calidad, con una retícula de módulos horizontales y cinco columnas, separando de manera geométrica los temas, muy ordenado y jerarquizado... y lo consiguió. Logró encontrar una imagen de periódico totalmente distinta a la de los tabloides anglosajones, distinta también de los enormes sábanas, con personalidad propia y que ha servido como modelo desde entonces.
El tabloide es el vencedor en la "guerra de los formatos", si es que puede hablarse en estos términos, porque al hecho de que triunfasen periódicos de calidad en formato tabloide se añadió la crisis económica, y de la prensa en particular, que aconsejaban reducir el tamaño del papel debido al incremento continuo de su coste. Especialmente interesante resultó la "batalla de Londres", donde se publicaban los periódicos de calidad más tradicionales del mundo, en su tradicional formato sábana, y para un público y un país donde las tradiciones forman parte de su esencia. El primero en dar tan atrevido paso fue The Independent, a finales de 2003, con la precaución de ofrecer los dos formatos simultáneamente en el quiosco, el sábana de siempre junto al nuevo tabloide (en realidad lo llaman "compact" porque es ligeramente más pequeño que el tabloide, ya que al utilizar la misma rotativa tenían que imprimirlo a un tamaño exactamente la mitad del sábana, amén de que no quisieran utilizar el apestado calificativo tabloidal). No había terminado ese año cuando fue The Times, ¡si, The Times!, quien hacía lo propio. Aproximadamente un año después, ambos dejaron de imprimir en el tradicional sábana, los lectores decidieron, y una forma dejó de condicionar los contenidos.

Teletipo. Marcas o huellas, señales, caracteres grabados y enviados a distancia. Mensajes transmitidos. Manera de comunicarse de las agencias de noticias con sus clientes: periódicos, emisoras de radio, de televisión, internet, gobiernos, etc. Lo que nunca debe firmarse como si lo hubiéramos escrito nosotros... a pesar de que le hayamos cambiado cuatro palabras. De lo que se nutren en un altísimo porcentaje muchas de las páginas web periodísticas, debido principalmente al alto coste que supone elaborar información propia de calidad y a que su única vía de financiación son los ingresos publicitarios, escasos e insuficientes para hacer rentable a día de hoy un medio de comunicación en este soporte digital. El crecimiento exponencial de internet, y la posibilidad de que se pueda convencer a los internautas de que paguen por la información, es posible que nos obliguen a modificar esta última acepción de teletipo.


Entregas anteriores del Diseñario:

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lunes, 2 de febrero de 2009

Diseñario (XLVI)

A pesar de su reclusión y apartamiento del mundanal ruido, esa senda que ya sabéis que siguieron los pocos sabios que en el mundo han sido, los miembros del comité de expertos de encajabaja encargados del Diseñario han vivido esta semana con la preocupación propia de las noticias que sobre el mundo de la prensa, y el mundo en general, se vienen sucediendo. Nos encargan que transmitamos un saludo cariñoso a todos aquellos que viven las peores consecuencias de la cisis económica que padecemos en esta nueva entrega de su obra colectiva sobre el diseño periodístico y la prensa en general, irreverente, en absoluto académica y abierta a vuestra participación.




Sumario. De manera general, sumario es "breve, resumido, reducido a poca extensión". En el ámbito jurídico son el conjunto de actuaciones que lleva a cabo un juez para investigar un presunto delito y que se plasman en un escrito. Escritos que aparecen después con muchísima frecuencia impresos en los periódicos, en todo o en parte, breves, resumidos pues, reducidos a la extensión propia de una noticia en este caso generalmente filtrada por alguna de las partes del proceso judicial.
De manera particular, en lo referido al diseño periodístico, sumario es también algo breve, resumido, reducido a poca extensión. Y si en la voz anterior ya mencionamos los problemas que tienen algunos con conceptos tan autodefinidos como "subtítulo", imagínense los malentendidos que ocasiona algo tan etéreo y ambiguo como "algo breve". Porque el sumario se diría que está concebido para confundir a quienes se enfrentan con la ingrata labor de hacer páginas de un periódico. Con quien más se le confunde es precisamente con el subtítulo, pero tenemos constancia de que se ha llamado sumario a cualquier cosa que pueda aparecer en una página, folio y fotos incluidos. Tampoco existe consenso entre un periódico y otro en lo que se refiere a qué es un sumario, constituyendo este curioso fenómeno una guía para saber en cuál trabaja cada cual.
La variante más extendida y aceptada, aquella que nosotros definimos aquí, es la del elemento destacado en medio de las columnas de texto o bajo una fotografía, compuesto en un tipo de letra mayor que el texto base y que destaca una frase o una idea de manera "breve", claro, a la vez que aligera visualmente el "peso" de toda la masa de texto. Existen dos tipos fundamentalmente: el que podríamos denominar tipo "perro rabioso", porque "muerde" las columnas, y el que no las muerde. ¿Qué quiere decir esto?, porque dientes no se le concoen a ninguno de los elementos que conforman las páginas. Pues que estos pequeños bloques pueden situarse entre dos columnas, restándoles espacio a cada una de ellas ("mordiéndolas"), o bien pueden situarse sólo en una, interrumpiendo momentáneamente el flujo del texto (causando "saltos" en el texto). Estos dos tipos de sumarios se asocian cada uno de ellos a dos teorías sobre cómo deben fluir las columnas de texto en una página. La primera, racionalista, muy informativa, con aspiraciones a seriedad y rigor incluso formales y orientada casi hasta el fundamentalismo en no dificultar la lectura de ninguna manera, no colocaría nunca un sumario que obligara a esos "saltos" en el texto, posiblemente no colocaría nunca un sumario aun con el consiguiente riesgo de "ladrillo" que esto supone. La segunda, aparentemente libre de prejuicios, preocupada por valores estéticos añadidos que atraigan a los lectores con un supuesto dinamismo, totalmente imaginario pero no por eso efectivo en ocasiones, busca a toda costa lugares donde romper las columnas de texto y, si los anteriores decíamos que llegarían al extremo de no colocar un sumario, éstos puede que se atrevieran a no poner texto.
Un último aspecto en relación con los sumarios es su función "comodín" dentro de cada artículo. Porque el sumario, o la falta de él, suponen más o menos texto; y como sobre su colocación e incluso su existencia ha quedado ya claro que no existe consenso y quedan al amparo de lo aleatorio y subjetivo, nunca falta aquel sin ganas o tiempo de escribir que quiere mucho sumarios "donde sea"; y el contario, a quien de natural le falta siempre espacio que no dudará en pedir, suplicar o exigir que le quitemos esos sumarios "porque no hacen ninguna falta".

Suplemento. Producto que se vende conjuntamente con un diario, y se presenta bien encartado o bien acompañándolo, y que como su propio nombre indica, le aporta un plus que el periódico no puede ofrecer. Los suplementos abordan temas en los que al periódico le interesa incidir, ya sea por estrategia informativa o económica, o las dos, que también viajan juntas. Son una manera de abordar informaciones de manera mucho más concreta y diferenciada de la línea habitual del periódico. Porque aunque los suplementos dependen del periódico, es importante que se diferencien formalmente de él, para que no parezcan una sección interior más.
Si un periódico se construye desde un férreo control de la jerarquía, el orden y la unidad, un suplemento constituye un pequeño campo abierto en el que las cosas que parecen imposibles en el día a día tienen cabida. Los suplementos son entidades unitarias, con estilo propio, que deben recordar a la matriz a la que pertenecen pero no deben tener miedo de diferenciarse en la forma, a atreverse con cosas nuevas, ya que en un suplemento importa casi tanto lo que se cuenta como el cómo se cuenta. La gran apuesta de los suplementos ha sido siempre la imagen, el arrevistamiento, un atractivo diseño y en gran medida el color, que el periódico hasta hace bien poco no podía ofrecer.
Los periódicos de hoy poseen infinidad de suplementos. En una especie de enloquecida carrera por colapsar los quioscos de España, las editoras se han lanzado en estos últimos años a hacer suplementos de casi cualquier disciplina existente. Raro es el periódico que no tenga suplementos de casi todo: los hay de motor, de deportes, de salud, de ciencia, de informática, de viajes, de vivienda (incluso ahora, que la última casa se vendió prácticamente hace tres años...), de religión, de naturaleza, de trabajo... tantos como posibles inquietudes tengan los lectores y allá donde algún anunciante tenga a bien rascarse el (hoy maltrecho) bolsillo. Pero el rey de los suplementos, en el que todos pensamos cuando empleamos esta palabra es el suplemento dominical. Pensado inicialmente para que el periódico del domingo fuera igualmente demandado tanto por hombres como por mujeres, ha ido evolucionando hasta convertirse en una especie de contenedor de magníficos reportajes, grandes propuestas de ocio y también, grandes propuestas de diseño. De hecho, las mejores cosas que se han visto en los últimos diez años en el panorama diseñil patrio estaban en los suplementos. El dominical de El País, el magnífico País Semanal (aun con sus últimos altibajos), el apabullante Metrópoli de El Mundo del siempre sorprendente Rodrigo Sánchez, incluso suplementos ya desaparecidos y añorados como el antiguo País de las Tentaciones o La Luna, han hecho las delicias de muchos de los que nos dedicamos a esto.
Un suplemento es lo más parecido a una revista que un periódico, de momento, puede ofrecer (salvo que seas La Razón que, directamente, te regala revistas entre semana). Quizás por eso, algunos de los personajes que los maquetan están bordeando peligrosamente la línea que separa a los periodistas de los artistas, mientras que otros pasaron la línea hace años y están enclavados, tras sus gafas de pasta, en ese terreno alucinógeno, diseñil y creativísimo en el que todo vale siempre que seas muy original y diferente. Ese terreno del que no hay vuelta atrás, y en el que te miran por encima de la montura, como si les dieras pena, mientras defienden el equilibrio de los blancos de una página con argumentos tan peregrinos como la atracción de la madera, el factor de repulsa del cristal y cosas parecidas. Un mundo en el que cuanto más rara sea la excusa de la página, más aceptación tienes. Porque si maquetas un suplemento y haces cualquier barbaridad, con dar una explicación ininteligible solucionas el problema la mayor parte de las veces. Se te quedan mirando así, somo si quisieran comprobar que les estás tomando el pelo, y cuando tu o mueves un músculo de la cara tras haber dicho que esa página va así porque hay que respetar la periodicidad de las primeras cuatro páginas pares, te dicen: "Bueno, tú eres el que sabe..." Anda, intenta hacer lo mismo en un periódico, verás dónde te manda el responsable de una sección cuando intentes alguna triquiñuela parecida. Alguna ventaja tenía que tener estar rodeado de artistas, conceptos y abstracciones.


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lunes, 26 de enero de 2009

Diseñario (XLV)

Ni se han enterado de las polémicas. O si se han enterado, disimulan, porque aquí están de nuevo como si tal cosa el equipo de expertos de encajabaja a quienes encargamos hace ya la friolera de cuarenta y cinco entregas la redacción de este Diseñario, obra colectiva sobre el diseño periodístico y la prensa en general, irreverente y abierto a la participación de cuantos quieran aportar algo, amigos y críticos incluidos.




Silueta. Preocupación habitual en maquetadoras y en maquetadores metrosexuales. Se suele perder por pasar largas horas sentados ante el ordenador y por malcomer en la redacción, equipada como está de máquinas expendedoras de "comida".
En otro orden de cosas, la silueta es el recurso fácil para conseguir una página "bonita". La ejecución es la siguiente: se extrae de una foto al personaje que se quiere destacar. Se le deja sin contexto. Su figura aparece en la posición en la que le han pillado, rodeado de la nada. Flota en el aire, levita. En este etéreo estado se le sitúa en la página, a ser posible grande, derruyendo las columnas de texto con sus piernas, brazos o cualquier otra protuberancia. En numerosas ocasiones una silueta mal ubicada dificulta mucho la lectura y además la colocación del título, pie y demás elementos imprescindibles se convierte en una labor imposible, un puzzle diabólico.
Con esto no decimos que no haya habido grandes páginas elaboradas con una silueta como imagen gráfica protagonista, pero últimamente el uso y abuso de este recurso le está haciendo perder el valor que tenía. Mención aparte merece ese redactor que nos dice: "Hazme una página artística, ponme una silueta", mientras te entrega una foto de un medio plano de Madonna bailando en donde no se le ven las piernas. Si haces una silueta de esto, pareceras un mago cuando mete a alguien en una caja y divide su cuerpo en dos. Enhorabuena, tronco.

Símbolo. Es la forma que representa una idea o concepto abstracto. Un signo que da forma gráfica a un significado que todos hemos aceptado, por convención bien sociológica, cultural, etc. Dicho de otro modo, un símbolo es la manera de dar una forma a una imagen que valga, previo acuerdo, para todo el mundo.
Los símbolos dan formas simples a ideas complejas, aglutinan conceptos, identifican valores e incluso hacen que las personas nos identifiquemos en grupos (símbolos religiosos, o nacionales, por ejemplo). Hasta constituyen tipos de escrituras, como los jeroglíficos egipcios, o las runas nórdicas.
Con el auge de los ordenadores se fueron introduciendo tipografías de símbolos, es decir, tipografías formadas no por letras, sino por gráficos. No sirven por lo tanto para escribir textos, sino que incluyen imágenes, signos, ilustraciones y todo tipo de motivos gráficos o caracteres propios de lenguas extranjeras. Existen muchas y muy variadas, desde la clásica Symbol de Monotype, formada por símbolos matemáticos, de puntuación y caracteres griegos y que está instalada en prácticamente el 100% de los ordenadores del mundo, hasta tantas como la imaginación y la creatividad de los tipografistas puedan concebir.
Resultan muy útiles a la hora de introducir pequeños guiños gráficos en las páginas de los periódicos, por ejemplo. Os sorprendería la cantidad de caracteres de símbolos que se utilizan en una sóla página de periódico. Cada vez que vemos un bolito, un triángulo, una manita, un pequeño avioncito... estamos ante una tipografía de símbolos. Incluso hay rayas que en vez de pintarse están formadas por varios caracteres consecutivos de símbolos para poder manejarlo como si fuera un texto. Y es que al final, rindiéndonos a la evidencia, debemos constatar el tópico de que una imagen vale más que mil palabras, o trayéndonoslo a nuestro terreno, que un símbolo siempre destacará visualmente entre un mar de letras.

Subtítulo. ¿De verdad lo tenemos que explicar? Si llevas siguiendo este Diseñario habitualmente sabrás que es uno de los términos que se autodefinen ("sub" más "título", vamos, lo de debajo del título, concebido para leerse después del mismo y complementarlo aportando información). Insistamos, porque nos consta que hay periódicos que al antetítulo ("ante" más "título", lo de antes del título, la frase que se escribe encima del título) lo llaman subtítulo: el subtítulo es el elemento que dentro del bloque entero de titulación se sitúa inmediatamente debajo del título. Es posterior a él y, lo adecuado, es leerlo a continuación. Porque está concebido precisamente para complementarlo. En cambio, si eres un cultureta que sólo ve las películas en versión original y no tienes intención de dedicarte al diseño periodístico, subtítulo es la traducción de un título escrito en lengua foránea y la consiguiente traducción escrita que aparece en pantalla de todos los diálogos. Desajustada a veces, desincronizada, como también sucede a veces con algunos subtítulos en la prensa... que no se ajustan a lo que deben ser. En los títulos de reportaje, suele ser su función parecida a la cinematográfica porque se encargan de "traducir", o sea explicar, esas frases ingeniosas y cortas del título. Lo que no deben ser, en ningún caso, es una triste continuación de un mal título compuesto en una frase demasiado larga: pongo en el subtítulo lo que no me cabe en el título. Ambos elementos son complementarios, pero independientes.
Conviene aclarar que, a pesar del comienzo de nuestra definición, no todo lo que va debajo de un título debe denominarse por norma subtítulo. A veces, utilizando esquemas no demasiado ortodoxos ni generalmente aceptados en el diseño de periódicos se coloca una fotografía bajo el título, separándolo del texto. Pues bien, una imagen situada debajo de un título... no es un subtítulo.


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Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
Diseñario (XXXIV): píxel-prototipo.
Diseñario (XXXV): publicidad-punto.
Diseñario (XXXVI): Quark.
Diseñario (XXXVII): rasgo-recuadro.
Diseñario (XXXVIII): redacción.
Diseñario (XXXIX): redactor-redonda.
Diseñario (XL): rejilla-resolución.
Diseñario (XLI): revista-ritmo.
Diseñario (XLII): robapágina-rotativa.
Diseñario (XLIII): sábana-sangría.
Diseñario (XLIV): sección-serif.

lunes, 19 de enero de 2009

Diseñario (XLIV)

Todavía no se han apagado los ecos del criticadísimo rediseño del diario El Mundo, sobre el que encajabaja publicará mañana un artículo ofreciendo nuestro punto de vista, pero ese griterío no ha podido callar a nuestro asombroso equipo de expertos que un lunes más nos ofrecen una nueva entrega de su afamado Diseñario, obra colectiva e irreverente sobre el diseño periodístico y la prensa en general que, además, está abierta a vuestra participación.




Sección. División temática que se realiza en un periódico para distinguir entre sí los temas que lo conforman. Normalmente la división suele ser en ámbitos muy generales, tales como Nacional, Internacional, Local, Economía, Deportes, Cultura, Opinión. O sinónimos de los mismos: España, Mundo, Madrid (u otra ciudad cualesquiera, aquella en la que se imprime el diario), Dinero, Deportes (única sección que se llama igual en todos los periódicos), Arte y literatura, etcétera. Podríamos pensar que la nomenclatura de las secciones es baladí o que no tiene intención, pero nada más lejos de la realidad. Muchas veces la división en secciones de un medio puede marcar el tono en el que quiere tratar las noticias. No es lo mismo llamar a tu sección España (o Nacional) que Política. La primera es un contenedor de casi todo lo que pasa dentro de nuestras fronteras y la segunda está más centrada en la actividad política y sus consecuencias. Y no es lo mismo decir que trabajas en Programación, que en la sección de Comunicación.
También es muy importante el orden en el que se presentan, porque señala la jerarquía que cada medio establece entre los temas. Un medio puede dar más importancia a la política internacional o a la opinión que tenga el propio medio sobre los asuntos más importantes del día u optar por abrir siempre con un tema de actualidad, independientemente de la sección a la que pertenezca. En este aspecto, el orden de los factores sí altera el producto. Y mucho. Es una seña de identidad, y un cambio en esta ordenación de secciones puede, o no, suponer una pérdida de lectores importante.
Pero sección también es una división física que se establece en las redacciones. Todas están compartimentadas por secciones, encargadas de rellenar sus respectivas páginas y que no suelen mezclarse con las otras al menos que sea absolutamente imprescindible. Casi cuentan con sus propias fronteras y pasaportes. Porque pertenecer a una sección es como pertenecer a una tribu urbana y, como en Romeo y Julieta, los Capuleto no pueden juntarse con los Montesco. Cada una tiene sus manías, sus filias, sus fobias, sus modos de hacer... los cuales adquieres con el tiempo, gota a gota, día a día, marrón a marrón. Y cuando cambias de sección (ya sea a gusto o disgusto), e intentas traspasar todo lo aprendido, rápidamente te dirán: "lo siento, pero aquí no se hacen las cosas así, estás en otra sección".

Sensacionalismo. Desviación del ideal periodístico consistente en la divulgación de noticias por su valor emotivo en vez de por su valor informativo. La palabra deriva, evidentemente, de "sensación", o sea "impresión que las cosas producen por medio de lo sentidos", según nuestra docta Academia. Hablamos pues del escurridizo y manipulable ámbito de los sentimientos en vez del ámbito de lo racional, al que supuestamente pertenece el "interés general" que la mayor parte de los manuales de periodismo señalan como el legítimo fin de las noticias. Claro que no siempre los sentimientos son algo que debamos dejar de lado, tal vez no debamos hacerlo nunca, ni el "interés general" aparece definido en ningún sitio de manera que todos estén de acuerdo. En la práctica diaria del periodismo resulta todavía más difícil equilibrar ambos términos.
Sucede que como decíamos, el sensacionalismo es una desviación y, por tanto, es un desequilibrio deliberado en favor de lo "sensacional" con el fin de vender más. Periódicos o espacios publicitarios en televisión, radio o internet, que ningún soporte se escapa. Para Martínez de Souza esto se consigue "presentando materias que exploran las bajas pasiones y los inteses menos nobles del público", esos instintos irracionales relacionados sobre todo con el sexo y la violencia, vamos. Para conseguirlo se utilizan fundamentalmente dos recursos: la exageración y la dramatización. Y exagera el sensacionalismo hasta tal punto que llega a deformar la realidad, a inventarla y falsearla, a hacer un espectáculo con cualquier cosa, incluso con el dolor y la tragedia humana. Ejemplo clásico de este estilo periodístico es la "guerra inventada" de William Randolph Hearst entre EEUU y España para vender más periódicos en su dura competencia con Joseph Pulitzer, quien por esas ironías del destino (y del dinero con el que consigió lavar su imagen) da nombre ahora a los premios periodísticos más prestigiosos del mundo al periodismo de calidad... que nunca se practicó en sus sensacionalistas diarios norteamericanos.
El sensacionalismo necesita del diseño periodístico en los periódicos, en cuyas páginas va unido indisolublemente a una forma determinada, e incluso a una palabra concreta: "amarillismo". Aunque ahora ambos términos son sinónimos, en su origen el amarillismo se refería al aspecto formal del sensacionalismo. Como se puede imaginar, hablamos de una presentación espectacular, a técnicas donde también se exagera el tamaño de letra en los titulares, la edición fotográfica, portadas estilo "póster", colores llamativos... precisamente se asocia tradicionalmente el color amarillo con tan desprestigiada práctica por las tiras cómicas Yellow kid aparecidas en 1896 en The Journal, editado por Hearst.
Nada mejor que terminar con un pequeño caso práctico para entender del todo a qué nos referimos con sensacionalismo. Transcribimos a continuación una conversación entre el director del periódico The Examiner de Chicago, Walter Burns, con su periodista estrella Hildy Johnson:
Johnson: ...estafadores y gángsters... (tac, tac, tac de máquina de escribir) ciudad del pecado... (tac, tac, tac) sangre en los bajos fondos... (tac, tac, tac) una rapsodia en rojo... (tac, tac, tac)
Director: ¡Rojo!, ¡así es como lo pondremos! Los titulares en tinta roja.
Johnson: ¿Tipo de letra 180?
Director: ¡Nada de 180! ¡360!
Johnson: Como cuando Lindberg aterrizó en París...

Serif. Como "rasgo" pero en fino. Queriendo parecer que sabemos mucho, mucho más que los demás. Nada que ver con agentes de la autoridad con una estrella de latón prendida en el pecho.


Entregas anteriores del Diseñario:

Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
Diseñario (XXXIV): píxel-prototipo.
Diseñario (XXXV): publicidad-punto.
Diseñario (XXXVI): Quark.
Diseñario (XXXVII): rasgo-recuadro.
Diseñario (XXXVIII): redacción.
Diseñario (XXXIX): redactor-redonda.
Diseñario (XL): rejilla-resolución.
Diseñario (XLI): revista-ritmo.
Diseñario (XLII): robapágina-rotativa.
Diseñario (XLIII): sábana-sangría.

lunes, 12 de enero de 2009

Diseñario (XLIII)

Aquí están de nuevo los intrépidos miembros del comité de expertos de encajabaja con una nueva entrega de su Diseñario tras el pequeño paréntesis vacacional de las Navidades. Ni el cambio de año; ni los negros augurios de un 2009 que, a pesar de las dificultades, afrontamos dispuestos a que sea mejor que el año que dejamos atrás; ni el enorme revuelo de cierto rediseño criticado en ocasiones con cierto ventajismo, desde el anonimato algunos, o con tanta prisa como si se estuviera esperando a que saliera a la calle para disparar contra él, fuese como fuese, han podido distraer la labor de estos esforzados desentrañadores de los términos relacionados con el diseño periodístico y la prensa en general reunidos en esta obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación.




S


Sábana. Se denomina así al formato de página gigante, con 749x597mm de papel por cada doble página. Muy utilizado en la prensa anglosajona y en Estados Unidos, se ha ido retirando gradualmente a lo largo de los últimos años y se ha transformado en un periódico más pequeño y fácil de manejar, cosa que agradecen todos los ingleses que cogen el metro a la hora punta (no se dejen engañar por aquellos tradicionalistas británicos que hablaban maravillas de los dobleces de sus extensos periódicos). Hay otros formatos como el berlinés (bautizado así según cuenta la leyenda en honor al mismísimo Kennedy y su famosa frase "soy un ciudadano berlinés" cuando visitó Europa), más pequeño que el formato sábana; el tabloide, más pequeño que los anteriores. Quizá por un sentido ecológico en el gasto de papel por comodidad para los lectores, o por razones económicas, se utiliza el berlinés (sobre todo en el Reino Unido) y el tabloide (el más utilizado en España). Podríamos decir: ¡El periódico de formato sábana ha muerto! ¡Larga vida al formato pequeño!

Sangre. La que a veces cuesta (junto a sudor y lágrimas) resolver una maqueta o terminar un periódico. La que muchas veces te gustaría hacer correr por los suelos de la redacción, en pleno brote psicótico, cuando ves que tú vas en una dirección y parece que el resto de los mortales se empeñan en empujar hacia otra, repleta de fotitos, donde todos opinan sobre lo bonitas que son las páginas...
En artes gráficas, se denomina imprimir a sangre a imprimir el documento sin dejar ningún margen con restos de blanco. Esto se consigue desplazando la zona de impresión más allá del borde de la página, lo que hará que quede cortado (y por tanto, sangrando) por la guillotina. Para ello se establecen las marcas de sangrado, que suelen situarse a 3 o 4 mm. del borde del papel. El sobrante que resulta del afrancesado método de corte, que por lo general acaba en la papelera, se denomina sangre (bleed, en inglés). Y de este modo se garantiza una impresión en la que no existen ni zonas en blanco, ni posibles desajustes a la hora de cortar. A la sangre también se le conoce como "sangría" o "demasía", principalmente en América Latina, porque aquí en España "sangría" se denomina a lo que explicamos a continuación.

Sangría. No haremos más bromas con su significado alcohólico, tan sólo indicar que esa jarra fresquita a la hora de la comida y que después rezuma por las orejas es posiblemente el origen de muchos de los diseños concebidos de 16 a 19 horas, entre cabezadas veraniegas, modorra lo llaman. Sangría es también el espacio que hay entre el límite izquierdo de la columna y la primera letra de la primera línea del párrafo.
Hay dos tipos de sangría, la sangría de párrafo que es cuando sólo la primera línea de cada párrafo deja un espacio. Y la sangría francesa, que además de los fusilamientos del Dos de Mayo, consiste en que la primera línea no deja espacio y lo hacen todas las demás hasta la primera línea del siguiente párrafo, que se comporta igual. El párrafo que no tiene ninguna sangría se denomina párrafo alemán.


Entregas anteriores del Diseñario:

Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
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Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
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Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
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Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
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Diseñario (XXXV): publicidad-punto.
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Diseñario (XXXVII): rasgo-recuadro.
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Diseñario (XXXIX): redactor-redonda.
Diseñario (XL): rejilla-resolución.
Diseñario (XLI): revista-ritmo.
Diseñario (XLII): robapágina-rotativa.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Diseñario (XLII)

Esta es la última entrega del Diseñario de este año, que se acaba. Los miembros del equipo de expertos de encajabaja encargados de la redacción de tan magna obra se han dispersado con motivo de las vacaciones de Navidad como si quisieran alejarse unos de otros: Nueva York, Sevilla, Madrid... Desde los puntos más distantes de este planeta nuestro, que sufre pero aún vive, nos desean feliz navidad, un próspero año 2009 a pesar de los negros pronósticos de tanto gurú económico y periodístico empeñados en dejar corto al mismo Apocalipsis de San Juan, a la vez que prometen volver dentro de dos semanas con una nueva entrega de esta colección de términos sobre la prensa y el diseño periodístico llamada Diseñario, que como ya sabéis quiere ser irreverente, colectiva y abierta a vuestra participación. Feliz Navidad a todos.





Robapágina. Se le llama así al anuncio que ocupa la práctica totalidad de una página, dejando sólo una pequeña parte a la información. Paga, pues, una parte, pero de tal manera que parece quedarse con toda la página (como si la "robara" entera). También se le conoce como "siete por cuatro" en los tabloides a cinco columnas, debido a la división modular de la página para repartir la publicidad (en este caso, siete módulos del total de los nueve de altura, y cuatro columnas de las cinco en anchura) También se le conoce como rompepágina, debido a lo poco que puede hacer el sufrido maquetador con este esquema de documento.
El robapágina es ese modelo de publicidad que te mata cuando vas lanzado maquetando y de pronto ¡zas! aparece y no te deja hacer nada, pero que luego echas enormemente de menos cuando, por cosas de la crisis, la publicidad vuela a otros lugares. Suelen ser las páginas que se reservan a los becarios (y a los no tan becarios), para que se vayan fogueando con el Quark, que no plantean grandes problemas, pero que por sí mismas sirven para diferenciar al que vale para esto del que tiene un ojo en frente del otro. La inmensa mayoría de maquetadores ha empezado su carrera haciendo siete por cuatro. Y muchos los han mirado llenos de orgullo, una vez han estado editados e impresos. Algunos, incluso, los han enseñado a los demás, como diciendo, "ahí queda eso, para la eternidad". También es cierto que muchos no han pasado de ahí...
Dentro de los posibles casos de robapáginas hay uno que es especialmente demoledor para el resto de la página. El que sólo lleva texto, tipo anuncio de subasta pública o de publicación del BOE. En ese caso, el conjunto de textos, el de la publicidad más el de la información, provoca una sensación de sopa de letras a cinco columnas que directamente hace que, sin pensártelo dos veces, pases a la siguiente página. Por eso te la roba. O te la rompe. El caso es que esa página ya no te pertenece. Pertenece al anunciante. Siempre ha sido así. Y esperemos que siga siendo así por mucho tiempo más...

Rotativa. Dragón metálico que vomita periódicos. Máquina giratoria, de tamaño descomunal y descomunal estrépito, que se usa para imprimir y organizar gran cantidad de ejemplares de una publicación. Como todo, bueno como casi todo, han ido evolucionando con el tiempo y han pasado de imprimir en blanco y negro y pocos ejemplares a la hora, a la impresión en color en varios sistemas y con mucha mayor velocidad. También ha cambiado la forma de manejarlo: de aparatos puramente mecánicos controlados manualmente a aparatos mecánicos controlados totalmente por ordenador.
Las rotativas utilizan una técnica de impresión denominada offset, procedimiento "indirecto" que consiste en pasar las partes a imprimir desde una plancha metálica tratada con métodos físicoquímicos a un cilindro de caucho entintado que es quien impresiona el papel; de ahí lo de "indirecto", porque las planchas no entintan directamente el papel.
El proceso de impresión de un periódico comienza con la transmisión de las páginas cerradas desde la redacción hasta la sede de la rotativa (normalmente a las afueras de las ciudades), donde se plasman en cuatro planchas de aluminio, una por cada tinta. Esas planchas se colocan en la rotativa propiamente dicha, que es donde están ubicados los rollos de papel. El lugar donde se colocan las planchas comienza a girar a la vez que el rollo de papel va avanzando por las cuatro planchas y los consiguientes rodillos de caucho con los que entra en contacto. Una vez las páginas han pasado por las cuatro tintas, la propia rotativa se encarga de cortarlas y juntarlas en los pliegos que formarán el periódico, revista, etc. Eso, si alguien con poder no grita aquello de "¡paren máquinas!".


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
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Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
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Diseñario (XXXVII): rasgo-recuadro.
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Diseñario (XLI): revista-ritmo.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Diseñario (XLI)

Ateridos de frío, casi sepultados por la nieve que no deja de caer en esta España nuestra, pero emocionados y agradecidos por el trato recibido en su viaje relámpago a Salamanca, en cuya Universidad fueron invitados a participar esta semana dentro del Tercer Encuentro de Comunicación Visual (V'08), los miembros del comité de expertos de encajabaja nos ofrecen una nueva entrega de su laborioso, irreverente, colectivo y abierto a vuestra participación Diseñario. Diseño periodístico y prensa en forma de palabras.





Revista. Publicación de periodicidad semanal, quincenal, mensual, bimensual, semestral o anual (entre otras periodicidades) y, normalmente, especializada en un tema, aunque también las hay de información general. Las primeras revistas datan de finales del siglo XVIII y eran recopilaciones de datos meteorológicos, demográficos o económicos o de artículos edificantes y saludables para la moral, como gustaban de decir en la época. En la actualidad las revistas son un compendio de reportajes, noticias, opiniones, dibujos, fotografías e infografías presentadas de manera más o menos ordenada bajo una temática común o variada, según la materia que trate habitualmente.
En el kiosco podemos encontrar revistas de todo tipo: de loros, de cocina, de caza, de pesca, de esquí, de animales salvajes, de mascotas, de animales salvajes convertidos en mascotas, de coches clásicos, de coches tuneados, de coches a secas, de monovolúmenes, de todo-terrenos, de deportivos, de motos, de bicicletas, de historia moderna, científicas, de economía, de baloncesto, de fútbol, de fenómenos paranormales, de plantas, de marihuana, de tías en bolas, de tías casi en bolas, de tías a secas, de información aliñada con tías en bolas, de hombres, para los hombres, para las mujeres, para los niños, para las niñas, para los adolescentes, para los que están a caballo entre una y otra, para la tercera edad, para madres primerizas, para ricos, para los no tan ricos... Podríamos hacer una lista enorme, casi tan grande como las estanterías que alberga tal cantidad de información. De toda esta variedad podemos sacar dos conclusiones: que suelen ser rentables y que hay gente con gustos muy raros. Y sobre todo, que hay mercado para ello. Al menos hasta ahora, porque en los últimos tiempos los datos sobre las revistas no han hecho sino empeorar. Muchas de ellas tienen una vida efímera con muy poquitos números en el mercado.
Las revistas se distinguen de los periódicos en varias cosas: la periodicidad, el papel (lo hay de diversas calidades, pero el más empleado es el cuché), la temática (suelen centrarse en una), el número de páginas, el precio y el diseño. Su diseño también es periodístico, porque suministran información, pero es lo que en el argot de la profesión se denomina en un alarde de originalidad "arrevistado": más arriesgado, menos encosertado en el diseño modular y más visual. Un diseño ligeramente alejado del de los diarios pero que a veces imitan los periódicos que buscan un diseño un poco más "divertido".
Pero hay un requisito que toda revista tiene cumplir para poder llamarse así y que le diferenciará de un periódico, y es que en alguno de sus números, por lo menos en uno, tiene que regalar un póster, si no, no puede llamarse revista. Podrá llamarse diario de periodicidad mensual en papel cuché y sensiblemente más caro, pero no revista.

Ritmo. Lo que tenía James Brown. En diseño se refiere a dos aspectos distintos: el primero es a la relación de los elementos de una página entre sí, sobre todo a su disposición para crear estructuras equilibradas, así como también a evocar sensación estática o de movimiento; y el segundo se refiere a la relación de una página con las otras páginas de la publicación, lo que se denomina ritmo de lectura, y que determina que se mantenga la atención con picos de tensión y de reposo. Algo así, vamos, porque el ritmo es un término vaporoso, de difícil determinación y que permite a un director de arte elogiar lo mismo que poco antes o poco después rechaza. Hablamos, pues, de que la continuidad de las páginas mantenga una armonía en la cantidad de textos, fotos, sumarios, apoyos. Que no se sature el diseño, que no falten elementos, que no sobren elementos, que se lea bien, que esté claro, que esté oscuro, que tenga colores, que no los tenga... Un, dos, tres...


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
Diseñario (XXXIV): píxel-prototipo.
Diseñario (XXXV): publicidad-punto.
Diseñario (XXXVI): Quark.
Diseñario (XXXVII): rasgo-recuadro.
Diseñario (XXXVIII): redacción.
Diseñario (XXXIX): redactor-redonda.
Diseñario (XL): rejilla-resolución.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Diseñario (XL)

No es que se trate de un diseñario extralargo, como algunos podrían pensar por su título, es que alcanza más bien la madurez cumpliento cuarenta entregas. Hoy un poquito más tarde, como corresponde a una mañana no laborable en este "puente" de fiestas encadenadas aquí en España, vuelven nuestros escurridizos a la par que elegantes miembros del comité de expertos de encajabaja con su Diseñario, obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodístico y la prensa en general.





Rejilla. Al oír rejilla, siempre nos acordamos de la red de las naranjas o de la forma que tienen los goffres. En este caso, la rejilla es el esqueleto de la página. Elemento de gran importancia porque en él se indica el ancho de la página, el alto, los márgenes verticales y horizontales, la línea base, el número y ancho de columnas, la medida de los corondeles, los módulos de altura para encajar la publicidad, si la página es doble, sencilla, central, etc. Otra subsección de la rejilla se utilizaba antes de los programas de autoedición (como Quark o InDesign) cuando pintabas algún bloque; el sistema no te indicaba en qué coordenadas se encontraba y tenías que utilizar alguna fórmula matemática. Así cuando 'llamabas' a determinado bloque del catálogo (título, sumario, etc.), se situaba en el lugar exacto o saltaba a los lugares exactos en donde podía colocarse.

Reportaje. De "reportar" (reportare en latín): "traer" o "llevar". Traernos información en este caso, contarnos una historia relatándonos los hechos pero además interpretándolos, analizando en profundidad, e incluso aportando opiniones. Porque el reportaje es un género periodístico que como ya han señalado con acierto algunos autores "contiene en su texto -o puede contener- todos y cada uno de los demás géneros", informativos y de opinión. Es ya casi clásica la "teoría normativa" del catedrático de la Complutense José Luis Martínez Albertos (Redacción periodística, 1989) de distinguir tres grandes géneros que agrupan a todos: géneros informativos (información y reportaje objetivo), géneros interpretativos (reportaje interpretativo -el de toda la vida, del que hablamos aquí- y crónica) y géneros de opinión (artículo, editorial, columna, etc.). Así pues, la clave de lo que es un reportaje está en la palabra interpretación, así como también en su mayor extensión, necesaria para ello. Nuestro ilustre catedrático se dedicó después a estimular a sus alumnos con anotaciones en sus ejercicios del estilo de "¿quién le ha engañado para que quiera hacer periodismo?" o "dedíquese a otra cosa", entre otras que no tuvimos la suerte de recibir porque alumnos suyos nunca fuimos.
Desde el punto de vista del diseño periodístico, en la prensa española se han utilizado hasta ahora título centrados y cortos con subtítulos también centrados pero de larga extensión, con el fin de que los títulos sean frases de pocas palabras, ingeniosas y con "gancho" para atrapar al lector. No es necesario incluso que se entiendan del todo (a veces un título enigmático consigue mucho más en este género periodístico), porque para eso ya tenemos el subtítulo largo y explicativo. Este pequeño esquema parece fácil de entender pero no lo debe ser tanto a tenor de las múltiples veces que los redactores piden a los maquetadores más líneas en el título "porque no me caben todos los datos". Una vez explicado que para eso tiene el subtítulo, y aparentemente entendido, toda esta información se borrará de la memoria de determinados redactores, quienes una y otra vez volverán, los mismos, con el mismo motivo. "Dos líneas a cuatro columnas no son un título de reportaje", "¿por qué?", "pues porque un título así sería informativo", "entonces, ¿no las vas a poner?". Gritemos todos juntos otra vez: ¡NOOOOOOOO!
La edición gráfica debe cuidarse y potenciarse en los reportajes, y el texto, mucho más largo que en las informaciones o en las crónicas, suele aligerarse incluyendo sumarios, que además sirven para destacar elementos importantes del mismo, o bien con ladillos especiales de mayor rango y distinción tipográfica que los habituales.

Resolución. Es el número de píxeles que forman parte de un determinado trocito en una imagen digital (una pulgada, por ejemplo). Precisamente se suele medir así, como píxeles/pulgada o "ppp".
En lo referente a la publicación de imágenes, la resolución tiene que ser como regla general el doble que la lineatura (el número de líneas de la trama de impresión). Es necesario, pues, conocer este parámetro (que suele determinarse en función de la calidad del papel, y que nos proporcionará la imprenta), para saber la resolución mínima que necesitan nuestras fotos, teniendo simpre en cuenta el tamaño al que las vamos a dar. Si la foto es a tres columnas (150 mm de ancho, aproximadamente, en un periódico formato tabloide), entonces tiene que tener la resolución mínima requerida para la lineatura del periódico (80 es un valor más o menos estándar para el papel prensa, y por consiguiente como la resolución debe ser el doble, debería tener al menos 160 ppp) a ese tamaño de 150mm de ancho. Es evidente, pues, que cuanto mayor sea el tamaño al que queramos dar la foto, mayor resolución necesitaremos.
Para las pantallas de ordenador, internet en general, es suficiente con una resolución de 72 ppp, que es la resolución de las pantallas. No necesitamos más porque no se va a ver mejor y recordemos también que como cuanto mayor sea también tendremos un mayor tamaño del fichero informático, más difícil resultará moverlas, descargarlas, etc.
Resolución es también lo que se necesita para "resolver" una página, para dar soluciones, que en definitiva es nuestro cometido, porque resolución es la solución de un problema. Es una característica, pues, imprescindible para todo aquel que quiera dedicarse al diseño periodístico.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
Diseñario (XXXIV): píxel-prototipo.
Diseñario (XXXV): publicidad-punto.
Diseñario (XXXVI): Quark.
Diseñario (XXXVII): rasgo-recuadro.
Diseñario (XXXVIII): redacción.
Diseñario (XXXIX): redactor-redonda.